La piel brilla y abre sus poros mientras el aceite se
desliza con suavidad y tonifica los sentidos dispuestos a comprender los misterios de la pasión.
Es esencia de escaramujo, de frutos de rosas silvestres recolectadas en las mañanas escarchadas
del invierno, cuando los racimos rojos de Rosa canina destacan sobre el gris que impera en días
sin sol, propensos al intimismo y al abandono del pudor, tiempos para dejarse mecer en brazos
del amor y el deseo.
El sedoso tacto de las orquídeas mediterráneas, el vigor de las raíces de brujas, los efluvios
de infusiones de mandrágoras, la languidez del aroma de trufas y el relax de los jazmines, son
sensaciones aportadas por elementos que la naturaleza crea para cumplir con su objetivo
primordial, perpetuar la vida de las especies, y que el hombre ha sabido utilizar a lo
largo de milenios, en los que el culto al erotismo ha sido siempre una constante que ha
implicado a todas las ciencias. La celebración de días para el amor y los enamorados es un buen
momento para dejarse llevar por el deseo, pero también para rememorar ritos y tradiciones al
servicio de la líbido.
Las propiedades de estimulación de la pasión de algunas especies de flora que crecen en
bosques y campos cercanos a las ciudades, en sus riberas y caminos, forman parte de las leyendas
del Olimpo griego, donde Medéa y Circe, hijas de Hécate, la diosa del Infierno, se consagraron
al cuidado y desarrollo de las propiedades eróticas de plantas tan habituales como la madrágora,
belladona, cantueso, mentas y camomilas.
Las culturas que poblaron el sur de la península Ibérica, fenicios, íberos, romanos y árabes,
incrementaron el conocimiento de plantas de estos territorios para usos sexuales, que aún forman
parte de códigos ocultos y rituales inconfesables. La botánica erótica no es una ciencia, pero
sí el reflejo de incontables experiencias continuadas en el tiempo y la historia.
Abrir el fruto de la higuera en presencia de una mujer siempre fue una proposición de amor
directa y sin atajos, al menos es lo que indica la sabiduría popular, que asegura que la imagen
de un aguacate, el fruto del ‘árbol de los testículos’, unida a la suavidad de su tacto y sabor
aceitoso, lo convierte en un poderoso estimulante, al que ayuda el hecho de poseer grandes dosis
de vitaminas C y E, que aportan energía a quien lo consume, y por tanto mayor poder sexual. Lo
mismo ocurre con las zanahorias, que además de su explícito componente erótico visual, poseen
similitudes químicas con las feromonas, por lo que incitan al contacto.
Y el pepino, cuya carga erótica no está en la forma, sino en su aroma y textura, que genera un
claro incremento de la líbido en la mujer, lo que en el hombre ocurre con la flor de la pasión,
la Passiflora o maracuyá. La pulpa del su fruto abierto es una imagen incuestionable, flores,
pulpa y zumo tienen propiedades relajantes ideales para las fases previas., en las que el aroma
del jazmín juega un papel primordial, con una especial influencia en el ánimo sexual de la
mujer. Una flor que tiene su máximo poder en el crepúsculo, la hora del amor. En el
interior del bosque, las peonías, dejan caer sus pétalos para mostrar frutos ‘testiculares’ y en
su interior, la forma de las semillas dibuja un genital femenino.
Ejemplos que dejan ver que el erotismo de las plantas y su efecto afrodisíaco viene dado tanto
por sus propiedades químicas como por la imagen y sensaciones de olor y sabor que transmiten. La
unión de todas estas cualidades hacen que determinadas especies estén situadas en la cúspide de
la pirámide de las más deseadas.
Rosa canina
Milagros de amor
El bosque mediterráneo está cargado de especies a las que se atribuyen milagros afrodisíacos, y
algunas de ellas, como los rosales silvestres, se utilizan en todas sus fases: las flores por la
suavidad de los pétalos y sugerente olor que aromatiza estancias, bebidas, e incluso aporta
imágenes relajantes, y sus frutos, los escaramujos, de los que se extraen aceites esenciales con
efectos relajantes.
Mentas, lavandas y plantas de té, forman parte de la tradición erótica del sur peninsular. Las
primeras de ellas, con una gran variedad de especies, son estimulantes del sistema nervioso, por
lo que se ha dicho que potencian el deseo sexual en personas de mediana edad, sobre todo la
especie
Mentha piperita, que se ha considerado siempre como la primera planta medicinal
a la que se reconocieron propiedades libidinosas sobre todo para hombres, a los que estimulan
para permanecer activos el mayor tiempo posible. Para la mujer, otra especie: menta-poleo (
Mentha
pulegium), con capacidad para ayudar en la producción de hormonas femeninas, y de la misma
familia, la tradicional Hierbabuena
(Mentha spicata) que actúa como potente agente
erótico para los dos sexos, pero más que por sus propiedades químicas, gracias a la fragancia
que emana al mezclarse con bebidas y alimentos, y cuando se manipula.
Las lavandas, como el cantueso, y las plantas de té, al igual que romeros, tomillos y multitud
de especies de flora autóctona mediterránea, se consideran medicinales y aromáticas, por lo que
cada una de ellas puede ser utilizadas para multitud de aplicaciones, pero en todos los casos,
la aromatización de esencias, comidas y estancias, las han convertido históricamente en plantas
eróticas.
Usos de amor
En todas las civilizaciones han tenido presente que la bondad o maldad de las plantas depende de
su uso y medida, por lo que las más peligrosas, especies tóxicas e incluso letales para el
hombre, pueden convertirse en parte fundamental en la elaboración de pócimas de amor, y fórmulas
magistrales para el arte de la pasión. Las especies alucinógenas, anestésicas, e incluso
estimulantes cardiovasculares son catalogadas como estimulantes para la pasión y el amor. Todo
depende de su uso. De hecho una de las especies más letales, la Belladona (Atropa belladona) es
un poderoso narcótico que puede llegar a matar, pero en pequeñas dosis era utilizada en la
antigua Roma para incrementar la duración de las orgías al generar efectos de euforia.
El poder de la mandrágora está en sus grandes raíces, que utilizaban las brujas para crear
pócimas y bebedizos que provocaban sensaciones de euforia psicológica mientras el cuerpo se
dejaba llevar a un estado de sopor, ideal para determinadas prácticas sexuales. Pero la
mandrágora puede ser mortal.
Orquídeas misteriosas
La estrella del mundo de las flores eróticas es sin duda la orquídea, pero no se trata de las
especies importadas de selvas tropicales, sino de las pequeñas y sugestivas ‘Orchis’
mediterráneas, que desde hace milenios eran consideradas como potentes agentes afrodisíacos por
parte de poetas, médicos y escritores de la Grecia clásica que las llamaron ‘Orchis’, testículo
en griego, por la forma de los bulbos subterráneos de los que nace la planta y en los que se
encuentran parte de sus características de estimulación erógena, y por la imagen sensual de sus
flores, que examinadas con atención reproducen genitales masculinos y femeninos, voluptuosos en
las formas, e incluso en el olor, en ocasiones semejante a los aromas genitales e incluso, a
veces, fétido.
En el bosque mediterráneo ibérico crecen algo más de medio centenar de especies de orquídeas, de
las que no se conocen propiedades que puedan considerarse científicamente eróticas, pero a pesar
de ello, tradicionalmente se han consumido sus bulbos de forma directa, como si fuesen patatas y
se han hecho infusiones con los tallos y hojas, pero lo más extendido, e incluso referido por
historiadores de la antigua Grecia y Roma, es frotar los órganos sexuales con las flores,
especialmente suaves, algunas pelosas y en general, porosas.
Con nombre de amor
Las denominación populares, los nombres vernáculos de las especies muestran, en muchos casos,
sus propiedades eróticas o su relación con el amor y la pasión:
Bidens pilosa (Amor seco)
Centranthus ruber (Milamores)
Cercis siliquastrum (Arbol del amor)
Cestrum nocturnum (Galán de noche)
Chlorophytum comosum (Cinta, lazo de amor)
Galium aparine (Amor de hortelano)
Catananche caerulea (Hierba cupido)
Scandix pecten-veneris (Peine de Venus)
Caesalpinia gilliesii Espiga de amor
Asperula arvensis Amor celoso
Phallus impudicus (Falo impudico, Falo
hediondo)
Especies de flora a las que se atribuyen propiedades amorosas
No está demostrado que las plantas tengan efectos sobre la líbido y el amor, pero sus
características químicas, además de sus aromas y texturas pueden provocar sensaciones
sensuales y agradables para el amor... (Click en los nombres para ir a fichas e imágenes)
Allium sativum (Ajo)
Apium graveolens (Apio silvestre)
Atropa belladonna
Bauhinia variegata (Ärbol orquídea)
Citrullus lanatus (sandía)
Cucumis sativus (Pepino o pepinillo)
Cucurbita pepo (semillas de Calabaza)
Cyclamen
Ficus carica (Higuera)
Fragaria vesca (Fresa)
Jasminum officinale (Jazmín)
Lavandula stoechas (Cantueso)
Lycopersicon esculentum (Tomate)
Mandragora autumnalis
Matricaria chamomilla
Mentha piperita
Mentha pulegium (Poleo)
Musa sp (Platano)
Orquídeas mediterráneas
Passiflora sp (Pasionaria, flor de la pasíon,
maracuyá, fruto de la pasión)
Persea americana (Aguacate)
Prunus dulcis (Almendra)
Punica granatum (Granada)
Rosa
Rosa canina (Escaramujo)
Rosmarinus officinalis (Romero)
Smilax aspera.(Zarzaparrilla)
Solanum nigrum
Trufas
Umbilicus rupestris (Ombligo de Venus)
Valeriana officinalis (Valeriana)
Peonía
Está claro que la reacción fisiológica y química que conlleva la actividad sexual no necesita de
aditamentos exteriores, y que únicamente se debe a estímulos internos, derivados de la acciones
hormonales que obtienen su reflejo en otros individuos de la especie, pero la naturaleza pone al
alcance de las especies una gran cantidad de agentes exteriores dispuestos a garantizar el mejor
de los contactos.
Comer, la antesala de la pasión
El juego del amor está directamente unido al placer de la comida. El consumo de determinados
productos naturales favorece el contacto sexual, incita a ello, e incluso se convierte en la
antesala de la pasión.
Comer fresas, chocolate, trufas y miel, incluso apio y ajos, se convierten en una ayuda
significativa en las relaciones amorosas. Las fresas no solo tienen una imagen erótica sino que
poseen vitamina C que estimula el apetito sexual, mientras que el cacao revitaliza el sistema
nervioso y ayuda a respirar, lo que se asocia con un mayor rendimiento en el sexo, y de hecho se
le califica como un sensual apoyo en la práctica erótica, ya que además libera el mismo
compuesto que se produce cuando se tiene un orgasmo, y si es con leche, el calcio incrementa la
sensibilidad al tacto.
Las trufas no solo se comen, se frotan por la piel y generan exquisitas sensaciones. Apios y
ajos aportan vigor y energía. Son valores apreciados desde épocas remotas que las tradiciones
mezclan con condimentos alimenticios como canelas y vainillas. Una y otra, tienen poderes
relajantes y aromatizantes. El aceite de canela hace a la mujer más seductora y activa en las
lides del amor. Y para el hombre, la nuez moscada, que retrasa la eyaculación.
Las ostras son la estrella de las comidas eróticas no solo por su tacto y sabor, sino porque son
realmente efectivas en la producción de hormonas sexuales. Si al consumo de ostras se añade el
de gambas, la reacción sexual puede dispararse ya que incrementan la líbido gracias a un
aminoácido que mejora el apetito sexual.
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