PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
LOS ACANTILADOS DE LOS VIENTOS
El escarpado litoral rocoso entre Calahonda y Castell de Ferro
muestra la belleza de una quebrada linea litoral
Su incómoda orografía y el azote del mar mantienen esta zona del
la costa granadina como una isla ecológica que logró salvarse del
acoso inmobiliario
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Entre sus rocas anidan las gaviotas, descansan las pardelas en sus
migraciones y las cabras monteses buscan brotes para alimentarse.
En los rompientes, una legión de invertebrados, algunos de ellos
catalogados y en peligro de extinción, reciben el embite del agua
del mar. Bajo la superficie, decenas de especies marinas utilizan
los roquedos para sobrevivir. Muy cerca, a menos de un kilómetro,
los pisos, los bloques de cemento, han sustituido los espacios
naturales situados junto a las playas, pero los acantilados
situados entre dos localidades de veraneo, Calahonda y Castell de
Ferro, mantienen sus valores naturales casi inalterados, como una
isla ecológica que logró eludir la expansión inmobiliaria y que,
con tímidas normativas de conservación, espera resoluciones
políticas que la conviertan, de verdad, en un espacio natural
protegido.
Se les conocen como los acantilados del Melonar. Están calificados
con la figura de Lugar de Importancia Comunitaria, tanto los
acantilados como los fondos marinos. Según los expertos que han
elaborado el Libro Rojo de los Invertebrados Amenazados de
Andalucía, indican que los acantilados, tanto en la parte emergida
como la sumergida en el mar, tienen muchas similitudes con un
espacio catalogado, el Paraje Natural de Maro-Cerro Gordo y
también los territorios terrestres y marítimos de la Punta de la
Mona, pero mucho más desconocidos y casi sin atención por parte de
las administraciones.
Son acantilados calizos en
los que el viento azota con fuerza tanto cuando sopla de poniente
(oeste) como de levante (este), lo que provoca que en días de mar
gruesa las olas impactan contra las rocas y el viento corre con
fuerza, por lo que tanto animales como vegetales han tenido que
adaptarse a condiciones ambientales de gran dureza, aunque las
temperaturas se mantienen bastante más estables que en otros
puntos de la provincia de Granada.
Un recorrido en coche desde
Calahonda a Castell de Ferro, despacio, con paradas en algunos
puntos donde existen explanadas que coinciden con la antigua
carretera de la costa en desuso, es una forma de contemplar la
belleza paisajística y natural de los acantilados del Melonar.
Tras salir de Calahonda en dirección Almería, la parte más alta
del acantilado, posee un mirador desde el que se contempla la
totalidad de la playa, al oeste, y los cortados al este. Un punto
ideal para la observación del paso de aves marinas en las épocas
de las migraciones. Más adelante, hay una gran explanada en la que
se puede parar para internarnos por veredas que bajan hacia las
calas y que utilizan los pescadores para acercarse a las rocas y
pasar la jornada de pesca. Y la Rijana, la playa estrella de este
paraje, a la que no se puede acceder en coche. Una maravillosa
cala de aguas transparentes y una riqueza biológica sin igual en
todo el litoral de Andalucía Oriental. Para llegar hay que dejar
el coche en un aparcamiento situado en la carretera nacional y
bajar por un camino de tierra que atraviesa un largo túnel por el
que pasa una barranquera que recoge las aguas de la lluvia y las
lleva hacia el mar.
Playa de la Rijana
La otra forma de conocer de cerca las maravillas de los
acantilados es desde el mar. En pequeñas embarcaciones y piragua
desde Calahonda. Algunos lo hacen, incluso, en patinete, debido a
la corta distancia que hay desde el pequeño puerto pesquero de
esta localidad. Un paseo cerca de las rocas, que únicamente puede
hacerse en días con el mar en calma, lleva hacia puntos de verdaro
interés ecológico como la Cueva del Agua, una cavidad con sus
rocas rodeadas de tomates de mar, anémonas, algas, e incluso los
amenazados Astroides callicularis, unos cnidarios similares al
coral, de hecho les llaman coral amarillo, endémicos de estas
aguas, que forman comunidades de miles de individuos y que, como
en el mar de coral, tapizan las rocas, bajo el agua, a escasos
centímetros de la superficie. El espacio comprendido entre la
Cueva del Agua y la punta del Grajo, tiene un aspecto desértico en
el exterior y todo un universo de vida bajo el mar. Fredis (peces
de colores semitropicales), gobios, alevines de castañuelas,
doncellas, e incluso crustáceos similares a las cigalas, los
santiaguiños, pasean entre las rocas. En las rocas de todo
el litoral entre Calahonda y Castell, se pueden ver dos especies
endémicas y en peligro, una lapa, la Patella ferruginea, más
grande que las lapas habituales y con su concha mucho más rugosa,
y otro molusco, en este caso bivalvo, Pinna nobilis, que es como
un enorme mejillón que vive en las escasas praderas de posidonias
que aún se mantienen, y que en estos fondos marinos están en buen
estado y en su límite más meridional. Es también el lugar ideal
para poder observar, grupos de mamíferos marinos, de cetáceos,
delfines que llegan a acercarse hasta puntos en los que con
prismáticos, pueden verse con gran facilidad. La especie más
habitual es el delfín mular, además de delfines listados y otro de
gran tamaño, el Calderón común, llamado también ballena piloto.
Desde los acantilados, a lo lejos, en alta mar, puede verse en
algunas ocasiones el paso de cachalotes, aunque no es nada
frecuente. En ocasiones, junto a las rocas, se puede ver el paso
de algún ejemplar de tortuga boba, una especie en peligro de
extinción.
Las aves marinas son el grupo animal que realmente abunda en los
acantilados no sumergidos. En las horas del crepúsculo se ven
llegar cientos de ejemplares de gaviotas, sobre todo patiamarillas
y sombrías, que comparte territorios con otras aves marinas mucho
más selectivas, como los alcatraces, que protagonizan sesiones de
pesca con zambullidas en picado desde gran altura. También se ven
cormoranes, que utilizan las rocas como dormideros, y aves típicas
de cortados rocosos de esta zona del litoral, pardillos, roqueros
solitarios y currucas rabilargas y rapaces, sobre todo halcón
peregrino. Fijarse en las grietas y espacios terroros entre
las rocas es contemplar especies vegetales tan especiales como
Maytenus senegalensis, un endemismo norteafricano que tambien está
en la zona de Maro y en los cortados del azud de Vélez, y un
romero endémico de Málaga y Granada, desde la Herradura a Castell,
Rosmarinus tomentosus, el romero blanco, incluido en la lista de
flora amenazada de España con la categoría de en peligro de
extinción. Los acantilados entre Calahonda y Castell de Ferro
forman parte del territorio que se ha incluido en el proyecto de
creación de Parque Natural de la Sierra de Lújar, que se encuentra
en estudio por parte de la Junta de Andalucía. Para los promotores
del futuro parque, los ayuntamientos de toda la zona, desde Órgiva
a la costa, y asociaciones naturalistas como Buxus, la existencia
de tres territorios catalogados como Lugar de Interés Comunitario:
los acantilados, Calahonda, y la sierra de Castell, no debe
impedir que estos espacios sean incluidos en el parque natural.
Alcatraz atlántico
¿Como llegar?
Accesos: En coche es el recorrido entre Calahonda
y Castell de Ferro por la N-340. Dos puntos de observación se
encuentran en el primer peñón de Calahonda, a un kilómetro de la
salida de esta localidad, donde hay un mirador y un punto
excepcional de observación. Otro punto de observación está a 2
kilómetros, una gran explanada a la derecha del recorrido. El
aparcamiento para bajar a La Rijana se encuentra tras recorrer 2,7
kilómetros. Por mar: Desde el acantilado de Calahonda,
la Atalaya con la torre del Zambullón, junto al puerto pesquero,
en barca o piragua, con solo navegar 300 metros es posible
internarse en la zona natural. Coordenadas: Del acantilado
de la Atalaya, Calahonda: 36°42'9.01''N – 3°24'36.71''O. Punto de
observación: 36°42'29.88''N- 3°24'9.00''O. La Rijana,
aparcamiento: 36°42'35.87''N - 3°23'34.01''O
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural
Arisarum vulgare
FLORA
Arisarum vulgare
Aristolochia baetica (Aristoloquia)
Arundo donax
Asparagus albus (Esparragos trigueros)
Asteriscus maritimus
Atriplex halinus
Buxus balearica
Cakile maritima
Carthamus arborescens (Cardo cuco)
Ceratonia siliqua (Algarrobo)
Chamaerops humilis (Palmito)
Crithmum maritimum
Fagonia cretica
Foeniculum vulgare (Hinojo)
Glaucium corniculatus
Glaucium flavum
Genista umbellata (Bolina)
Heliotropium europaeum
Lafuentea rotundifolia (Orejilla de roca)
Lavandula multifida
Limoniun sinuatum
Lobularia marítima
Lycium intrincatum.
Maytenus senegalensis subsp europaeus (Arto negro, espino
casmbrón)
Medicago marina
Mesembryanthemum nodiflorum
Nerium oleander (Adelfa)
Nicotiana glauca
Olea europaea var. sylvestris (Acebuche)
Ononis natrix
Otanthus maritimus (Algodonosa)
Pennisetum setaceum
Quercus coccifera (Coscoja)
Rhamnus alaternus (Aladierno)
Ricinus communis
Rhodalsine geniculata (Hierba de las golondrinas)
Rosmarinus officinalis (Romero)
Rosmarinus tomentosus
Rubia peregrina
Salsola oppositifolia
Satureja obovata (Ajedrea fina)
Silene littorea
Tamarix gallica
Thymelaea hirsuta
Ulex parviflora
Withania frutescens
FAUNA
Vertebrados
Capra pyrenaica hispanica (Cabra montés) Cetáceos
Delphinus delphis (Delfín común)
Stenella coeruleoalba (Delfín listado)
Globicephala melas (Calderón común, ballena piloto de aleta larga)
Physeter macrocephalus (Cachalote)
Tursiops truncatus (Delfín mular) Caretta caretta (Tortuga boba)
Rosmarinus tomentosus
Aves
Larus michahellis (Gaviota
patiamarilla)
Carduelis
cannabina (Pardillo común)
Falco peregrinus brookei (Halcón
Peregrino)
Larus michahellis (Gaviota
patiamarilla)
Monticola solitarius (Roquero
solitario)
Morus bassanus (Alcatraz atlántico)
Oenanthe leucura (Collalba negra)
Phalacrocorax carbo (Cormorán
grande)
Thalasseus sandvicensis /Sterna
sandvicensis (Charrán patinegro)
Especies amenazadas
Astroides
calycularis (Falso Coral, Coral anaranjado)
Centrostephanus longispinus (Puercoespín marino)
Charonia lampas (Caracola)
Cribinopsis crassa (Anémona)
Dendrophyllia ramea (Candelabro, candelero, ramo, coral de anís,
coralina)
Erosaria spurca (Porcelana)
Eunicella verrucosa (Gorgonia
blanca)
Hacelia attenuata
Leptogorgia lusitanica
Luria lurida (Porcelana mediterránea)
Lithophaga lithophaga (Dàtil De
Mar)
Ophidiaster ophidianus
Patella ferruginea
Pentapora fascialis (Cuerno de alce)
Phyllangia mouchezii
Phylomanthus pulcher (Anémona de disco)
Pinna nobilis (Abanico)
Scyllarides latus (Cigarra de mar)
Scyllarus arctus (Santiaguiño)
Tethya aurantium (Esponja Naranja de mar)