GIF ANIMADO: Un cormorán
realiza fuertes y rápidos movimientos de las alas contra el agua
para desparasitarse.
Posición de alas extendidas
para secarlas en habitual en los lugares elegidos como
dormideros y áreas de descanso
Emparentados con los dinosaurios
Los cormoranes son una de las aves, que según
Juan Francisco Jiménez, tienen su línea evolutiva marcada desde
los dinosaurios. Se aprecia en su pico de punta curva, rugoso y
poderoso, y por el hecho de que sus alas se mojan, al contrario de
lo que ocurre con otras aves, por lo que tienen que secarlas de
vez en cuando. Ese es el motivo de que una de los movimientos
habituales del Phalacrocorax carbo, sea un continuo batir de alas
y mantenerse en el suelo con las alas desplegadas. Una imagen
realmente impresionante, pero fácil de contemplar si nos acercamos
a los lugares adecuados. En invierno se pueden ver ejemplares con
el pecho con el plumaje blanco, son jóvenes que nacieron el año
anterior.las casetas de observación.
CORMORANES A LA VISTA,
CENSO EN EL DORMIDERO
SEO Birdlife completa
en Granada el censo nacional de una especie que tiene en Almuñécar
uno de sus mayores dormideros
Los peñones de San
Cristóbal, ríos, pantanos y parques, se convierten en
hábitat de una de las aves de más grandes de Europa
Por Juan Enrique
Gómez y Merche S. Calle / IDEAL y Waste Magazine
Sorprenden a quienes les ven sobrevolar las playas y las cercanías
de cursos de agua. Un ave que tiene más de metro y medio de
envergadura de alas y una perfecta aerodinamia no pasa
desapercibida, sobre todo si se le ve evolucionar, con vuelos en
círculo, sobre aguas en las que puede lanzarse a pescar sin
importarle demasiado la presencia humana. Son cormoranes,
ejemplares de Cormorán grande (Phalacrocorax carbo), que en las
dos últimas décadas ha multiplicado por diez su presencia en la
provincia de Granada y que desde 2003 hasta ahora, triplica sus
poblaciones. Los pantanos y zonas húmedas del sur de la península
Ibérica han dejado de ser territorios en los que únicamente
pasaban el invierno, a espacios donde se encuentran durante todo
el año, nidifican y se reproducen.
Los Peñones de San Cristóbal, en la localidad
de Almuñécar, son uno de los lugares donde se produce, en la
actualidad, una mayor concentración de cormoranes. El peñón más
alejado de la playa es uno de los dormideros de esta especie más
concurridos del litoral de Andalucía Oriental. «Cuando realizamos
censos poblacionales en el año 2003, en el peñón se podían
contabilizar entre 50 y 70 ejemplares cada tarde-noche, ahora,
diez años después, las cifras pueden llegar a 500 en una sola
noche», dice Juan Francisco Jiménez López, responsable en Granada
de la Sociedad Española de Ornitología (SEO Birdlife Sierra
Nevada) y coordinador regional de censos y seguimientos de esta
misma organización, que junto con uno de sus colaboradores,
Mariano Sevilla Flores, recogen en Almuñécar y otros puntos de la
provincia de Granada, datos para la elaboración del tercer censo
nacional de Cormorán grande. «Se hace cada diez años para conocer
la evolución de la especie y el estado de sus poblaciones», dice
Juan Francisco, que considera que en la provincia de Granada el
crecimiento ha sido «realmente impresionante. Se podría decir que
hace diez años había alrededor de 200 ejemplares en toda la
provincia, y ahora superan los 600, de los que la gran mayoría se
mueven por la costa y en los dormideros de Almuñécar y Motril,
donde algunos pasan la noche en la Charca de Suárez».
Phalacrocorax carbo es una de las aves de mayor tamaño de la
penínsual ibérica.
Por la tarde
Desde la playa se les ve llegar al caer la
tarde. Siguen la línea de la costa desde poniente y levante.
Vuelan rápido pero atentos a todo lo que se mueve en el agua, con
la intención de lanzarse al mar y atrapar algún pez con el que
culminar la dieta de la jornada. Tienen un objetivo, llegar al
Peñón de Fuera (que así se llama el tercero de los arrecifes que
junto al de Enmedio y el de El Santo forman el Monumento Natural
Peñones de San Cristóbal). En la playa, y sobre todo desde la
placeta de la cruz, que se encuentra en la parte más alta de este
conjunto natural, se puede observar como las rocas están cubiertas
de un manto blanco y grisáceo. Es el color de los excrementos de
los cormoranes, que han llegado a cubrir las piedras, lo que
demuestra la gran cantidad de individuos que se dan cita en ese
punto cada día. Un dormidero que comparten con algunos ejemplares
de gaviotas patiamarillas, sombrías y reidoras, aunque la mayor
densidad de aves que se reúnen cada noche la forman los
cormoranes.
«A pesar del tamaño que poseen, con un metro de
longitud y entre 1,30 y 1,60 metros de envergadura con las alas
abiertas, son magníficos nadadores. Pasan gran parte del día en
pantanos y en los puertos, y se les ve posados en el agua como las
gaviotas», dice Juan Francisco Jiménez, que recomienda un curioso
ejercicio de observación: cuando se ven posados en el agua hay que
estar atentos porque en cualquier momento se sumergen mediante una
zanpullida, y se perderán de vista. Lo difícil será saber
por dónde saldrán del agua, y comprobar el mucho tiempo que pueden
estar buceando. En muchas de esas inmersiones volverán a la
superficie con un pez en el pico.
Agitan sus alas de forma muy fuerte para eliminar las gotas
de agua que se han quedado adheridas a las alas, lo que genera
una fina lluvia de gotas de agua.
Más pesca
Los cormoranes se alimentan de peces de tamaño
pequeño y medio, tanto marinos como de agua dulce. La búsqueda de
ese alimento es la causa de su presencia en las costas, lagunas y
pantanos. Si hay cormoranes, hay peces. Pero también es la causa
de que sufran una persecución sin tregua por parte de pescadores,
tanto industriales como deportivos. Según los datos de SEO
Birdlife, Hace un tiempo se detectó que una población importante
de esa especie prefería utilizar el peñón de Salobreña como
dormidero, y como espacio en el que pasar el día y desde el que
realizar sus incursiones en busca de peces. Desaparecieron de ese
punto. Fueron echados a pedradas y mediante métodos más drásticos,
por parte de pescadores que consideraban que eran la causa de una
merma importante en los niveles de pesca en esa zona del litoral.
De hecho en algunas costas del norte de España
donde el número de cormoranes es muy superior al que habita en el
sur, se han puesto en marcha controles poblacionales por parte de
las administraciones medioambientales, que han acabado con miles
de ejemplares de esta especie, que estaba protegida por la
normativa de 1980, como en peligro de extinción, y que
posteriormente ha sido descatalogada debido al incremento de sus
poblaciones.
Grupo de cormoranes en la bocana del puerto de Adra a la espera
de la llegada de barcos.
No son un problema
«Los cormoranes no son un problema serio para
los pescadores. La pesca en el litoral granadino se surte, sobre
todo, de peces de tamaño medio y grande, capturados en zonas de
alta mar, o al menos no tan cerca de la costa. Es increíble que
puedan considerar a estas aves como un peligro para su industria»,
dicen los especialistas de SEO. A quienes sí pueden molestar es a
los pescadores que llamamos deportivos, a los que se dedican a
realizar capturas con pequeñas barcas y con caña desde la playa,
además de a los pescadores de ríos y pantanos, pero habría que
preguntarse quién es el agraviado, si el cormorán que busca
alimento en sus territorios naturales, o el hombre que acude a
ellos para realizar pesca deportiva. En el caso de personas que
pescan para comer (que también las hay) practican un uso
tradicional de la naturaleza y, por tanto, son solo una
competencia mutua.
A los cormoranes se les puede observar con gran
facilidad, además de en los peñones de Almuñécar, en la cola del
pantano de los Bermejales, donde se concentran en decenas, sobre
todo en las últimas semanas del invierno cuando se concentran para
buscar pareja y reproducirse. Los grandes pinares de esa zona se
han convertido en espacios de nidificación y cría, además de
acantilados de la costa. También se les puede observar con
facilidad en el humedal de Padul, en la zona de la laguna de la
turbera. Es habitual verles sobre los grandes árboles que
sobresalen de las aguas, y sobrevolando los carrizales. En el
pantano de Cubillas, en la cola del pantano.
El mejor lugar para su observación, igual que
ocurre con otras muchas especies de aves acuáticas, es la Charca
de Suárez de Motril, tanto por la cantidad de ejemplares que se
concentran como por la cercanía a los observatorios.
Se concentran para anidar entre los árboles próximos a espacios
pantanosos. En la imagen dos individuos adultos a albos lados de
al foto, un juvenil en el centro y dos adultos en celo abajo.