ALREDEDOR DE LA ALHAMBRA

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PUENTES PERDIDOS DEL DARRO

Un recorrido para conocer los 14 pasos que salvaban el cauce del río de oro, desde los Tristes al Genil
Solo quedan cinco de los puentes que durante un milenio comunicaron las riberas del Dauro, los otros nueve perviven entre la historia y las piedras del subsuelo de la ciudad

JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * TEXTO Y FOTOS - WASTE MAGAZINE

Son tableros de roca caliza, de colores amarillos y rojos, situados unos encima de otros para conseguir dar forma a un arco de herradura, una compleja construcción que tenía la misión de salvar el cauce del viejo río Dauro y sustentar una ancha calzada por la que era posible caminar desde el Albaicín hasta la puerta de Armas, el acceso a la alcazaba de la Alhambra. Desde que a mediados del siglo XI -hace más de novecientos años- el rey Habus, de la dinastía Zirí, encargase su construcción, las enormes placas del que se llamó puente del Cadí y de los tableros, aún se mantienen sobre la ladera del tajo de San Pedro, al otro lado de los baños populares del Bañuelo, en el lugar que ocupó la conexión de la muralla Zirí, el límite oriental de la ciudad, con la colina de la Sabika. Fue el primero de los 14 puentes que a lo largo de un milenio sirvieron a los granadinos, para conectar las orillas de un río que cruza la ciudad de Granada de este a suroeste, cuyas aguas bajaron siempre impregnadas de historia y leyendas, y aún hoy despiertan el interés de decenas de miles de turistas que contemplan su paso por una de las calles más bellas del mundo.  (...)

(...) Un cauce que se oculta en el subsuelo de la ciudad para recorrer el centro neurálgico de Granada, bajo un embovedado construido a final del XIX (entre los años 1854 y 1884) desde Plaza Nueva a las Batallas, y en la década de los treinta del siglo XX hasta el Genil. Las obras de este encauzamiento subterráneo convirtieron en cascotes los nueve puentes que durante siglos comunicaron Elvira con la Churra, la Catedral y Bibrambla con el Realejo, mesones, alhóndigas y mancebías, y vertebraron la ciudad de las dos riberas.

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Desde la confluencia de la cuesta del Chapiz con el Rey Chico hasta el Genil hay 1,8 kilómetros. Es el recorrido que realiza el río Darro hasta fundir sus aguas con las que bajan desde las cumbres de Sierra Nevada, un cauce que solo discurre en superficie durante 600 metros, el espacio en el que se encuentran los únicos cinco puentes que aún se conservan. Aguas abajo, el del Algibillo todavía actúa de conexión entre los Tristes, la cuesta de los Chinos y el Avellano. Llamado Qantarat al-Harratin, puente de los labradores y de Guadix, es el primero de los puentes musulmanes de un recorrido que al otro lado de los Tristes se encuentra, semiescondido, junto al viejo hotel Reúma, el de las Chirimías, -llamado del hijo de Raxiq- y hacia la ciudad, tras la iglesia de San Pedro, los restos del puente del Cadí que se alzan hacia la Alhambra y muestran la tipología árabe en contraste, 100 metros más abajo, con los puentes cristianos de Espinosa y Cabrera, los primeros construidos tras la caída del reino nazarí. Llevan el nombre del propietario del huerto del Almez, Cristóbal de Espinosa, situado en la ribera izquierda del río, y del comendador de Ocaña, Pedro Cabrera, que fue teniente del Generalife.

Puente de los Barberos, inicio del subterráneo

El Darro se oculta en el subsuelo en Plaza Nueva. La boca del subterráneo se abre donde estaba el puente de los Barberos, destruido en 1880 cuando se construyó Plaza Nueva.
Solo mediante un ejercicio de imaginación es posible entender que desde este punto hasta el Genil, en 1,2 kilómetros, había nueve puentes, donde ahora están las calzadas de las calles Reyes Católicos, Puerta Real, las Batallas y la Acera del Darro, de los que seis fueron levantados a lo largo de los últimos tres siglos de presencia árabe. El del Baño de la Corona estaba algo más abajo de Gomerez, junto a al desembocadura de la Acequia Real, y en la plaza de Isabel la Católica, el de los Zapateros, y el que comunicaba el Corral del Carbón y la calle Lepanto con la Alcaicería y la Catedral. Estructuras de las que es posible encontrar vestigios a lo largo de un recorrido por el interior del embovedado, donde algunas aberturas recuerdan su existencia. Los saltos de agua se ubicaron donde estaban los pilares de los viejos puentes, y donde las rejas de los imbornales de Puerta Real, dejan pasar la luz donde estaba el llamado de la Paja y el Rastro. Desde allí, bajo tierra, es posible imaginar la fuente de las Batallas, con el puente de Castañeda, el de la Virgen y al llegar a su altura, a 300 metros del final, esperar la luz que se abre al fondo del canal, cuando el Darro aflora en el Genil.

Puente de Las Chirimías en el Paseo de los Tristes

Grabado que plasma el río Darro a su paso por Puerta Real

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BIODIVERSIDAD

Especies presentes en este espacio

Truchas en el río Darro, dentro del tramo urbano a su paso por la ciudad de Granada. Fotos: J. E. GÓMEZ

Sauco

Majuelo

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