(..) A un centenar de metros, en la ladera contraria de este
estrecho valle situado junto a una de las localidades del cinturón
de Granada, Francisco Javier Contreras Parody, un especialista en
mamíferos carnívoros, celador forestal del Parque Natural de
Sierra Nevada, era testigo de un comportamiento desconocido y
hasta ahora no detallado en la literatura científica. Es parte de
los descubrimientos en cuanto a hábitos e interacción social que
este naturalista granadino ha logrado desvelar después de tres
años de seguimiento de cinco familias de zorros y la observación
de la vida en una docena de zorreras situadas en dos ecosistemas
diferenciados: zonas agrícolas de secano con cultivos de cereal y
una nutrida población de conejos, y otras situadas en las
estribaciones suroeste de Sierra Nevada, con una mayor precariedad
de presas. «Fue a lo largo de una serie de esperas para
fotografiar la vida de los zorros cuando comprobé que se daban
ciertas situaciones que no se encontraban refrendadas en los
estudios conocidos sobre esta especie, lo que me llevó a
incrementar el ámbito de investigación y los territorios».
FOTOGALERÍA, ZORROS EN FAMILIA. FOTOS: FRANCISCO CONTRERAS
PARODY
En la zorrera
El estudio realizado por Contreras Parody, que ya cuenta con
reconocidos trabajos sobre lince y lobo ibérico, ha desvelado
facetas de interacción familiar con las que espera poder dar una
nueva imagen a una de las especies más perseguidas por el hombre,
tanto en territorio ibérico como en el resto de Europa, una
especie que aún tiene consideración de cinegética y que en algunos
ámbitos se califica en la categoría de ‘alimaña’. «He querido
observar la vida más íntima, sencilla y familiar de los zorros, lo
que se produce en las puertas de las zorreras», afirma este
celador forestal apasionado de la vida animal, que tuvo que
realizar una decena de esperas (periodos de tiempo observando a
larga distancia) hasta comenzar a conocer a los miembros de las
familias y entender ciertos comportamientos. La presencia de
hembras no reproductoras como ‘niñeras’ de las camadas de
cachorros cuando no está su madre, es un elemento tan novedoso que
implica la existencia de una organización jerárquica y práctica en
la tarea de cuidado y mantenimiento familiar. También se ha
desvelado la posibilidad de que haya varios machos en una misma
zorrea, además de que, en muchos casos, son capaces de atraer el
peligro sobre si mismos para salvar al resto de la unidad
familiar, compartir camadas y acoger a los huérfanos. «De hecho en
algunas observaciones pude comprobar camadas con zorrillos de
diferente edad y desarrollo», dice este investigador que ha
observado la vida de los zorros al amanecer y al atardecer.
Francisco Contreras Parody
Ante el peligro
«Nunca creí que una hembra de zorro pudiese amamantar a cachorros
ajenos, y hacerlo a la vez que a los suyos, e incluso que otras
hembras que hacen el papel de ‘niñeras’ cacen y lleven sus presas
para alimentar a los zorrillos que cuidan», afirma Francisco
Contreras, que cuenta como una tarde, cuando la ‘niñera’ se
percató de la presencia de una pareja de cazadores a una distancia
peligrosa, lanzó un seco y potente ladrido, que hizo que los
cachorros se escondiesen de inmediato en el interior de la zorrera
y, ella misma se dejó ver para alejar el peligro.
La interacción familiar ha sido demostrada con las observaciones
realizadas en este trabajo, en el que ha quedado también claro que
algunos machos participan activamente en el cuidado de la camada.
«Pude observar y fotografiar como dos machos, del mismo núcleo
familiar, llevaban alimento a los mismos cachorros», y la
aceptación de individuos que por problemas genéticos o de
enfermedades son diferentes o se encuentran en situación de
debilidad, como el caso de un extraño zorro de color negro y sin
pelo que interaccionaba con total normalidad entre sus congéneres.
Cada año, más de un millar de zorros caen bajo los disparos de los
cazadores o en los cepos contra alimañas situados en los
territorios donde viven. A pesar de que su caza está limitada a un
corto periodo de tiempo en el que supuestamente no están en época
de cría, (de mediados de octubre a principios de enero), sí está
permitido que se les mate durante las cacerías de cualquier otra
especie cinegética si los planes técnicos lo contemplan. «De esta
forma entre agosto y marzo pueden matarse zorros sin problema
alguno, lo que provoca la muerte de decenas de individuos cuando
aún están alimentando a sus cachorros», afirma Francisco
Contreras, que espera que al igual que ha ocurrido con el lobo y
el lince, la sociedad tome conciencia de la protección de un
animal que es de los pocos depredadores que aún quedan en
territorio ibérico.
Sobre las aristas de los roquedos del piedemonte, se dibuja la
silueta de dos zorrillos jóvenes que se dirigen al abrigo de su
zorrera. Al fondo, en la oscuridad, brillan las luces de la
cercana ciudad.
Reportaje publicado en IDEAL 22-02-2017
TEMAS RELACIONADOS
Una serie de reportajes para mostrar la riqueza natural
que nos rodea, sus ecosistemas y a sus singulares
habitantes.
Granada y las tierras del sureste de Andalucía poseen la
mayor diversidad biológica de Europa, parajes únicos para
vivir en tiempos de estío