PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
VIVIR EN EL PUERTO
Diversas especies de gaviotas, cormoranes, y garcetas esperan,
cada día, la llegada de los pesqueros para aprovechar
descartes y restos de las
redes
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Vuelan con las primeras luces del alba desde sus dormideros en los
cañaverales y los bosquetes de tarajes de los humedales de Motril,
las charcas de Suárez y Vinuesa. Son grupos de garcetas, aves
grandes, de plumaje blanco y largos picos preparados para atrapar
peces y anfibios. Cada mañana se desplazan hacia la dársena
pesquera del puerto a esperar a las embarcaciones que con artes de
cerco acuden a descargar sus capturas antes de la subasta de las
siete y media en la lonja motrileña. Se unirán a otras aves de
gran tamaño, cormoranes, que acuden desde los peñones de Almuñécar
donde han pasado la noche. Compiten con bandos de gaviotas
patiamarillas, sombrías, las exclusivas de adouini e incluso
algunas reidoras, garzas reales… toda una legión de aves acuáticas
que esperan conseguir en la dársena el alimento que necesitan para
sobrevivir.
Egretta
garzeta. Garceta común
El incremento de los espacios urbanos en las costas del litoral
granadino y la masiva presencia humana en las playas, incluidas
las calas más recónditas, han mermado considerablemente las
posibilidades de conseguir alimento para numerosas especies de
aves acuáticas que pescan en zonas de aguas poco profundas. La
escasez ha provocado que la mayoría de las especies de gaviotas,
charranes y cormoranes se conviertan en oportunistas, hayan hecho
del seguimiento de los barcos pesqueros, mientras faenan en aguas
cercanas a la costa, y los puertos, una de sus principales fuentes
de alimentación. Las dársenas se han convertido en las últimas
décadas en un nuevo ecosistema inducido en el que numerosas
especies de fauna, tanto terrestre como submarina, logran
sobrevivir a las condiciones, cada días más difíciles, que les
impone la presencia humana en el litoral.
Garza
real junto a gaviotas y cormoranes
Los puertos, en particular el de Motril, son espacios perfectos
para la observación de numerosas especies de aves y conocer sus
pautas de comportamiento. Las gaviotas, en grupos numerosos,
descansan sobre la superficie del agua a la espera de la llegada
de los barcos. Saben a qué embarcaciones han de seguir (en
ocasiones llegan a un insistente acoso) porque son las que llevan
las redes a la vista o han comenzado la tarea de descarte de
capturas que no les interesan, por lo que las devuelven al mar.
Las gaviotas atrapan esas piezas al vuelo y en la superficie antes
de que logren escapar a aguas de mediana profundidad, donde sí
pueden capturarles los cormoranes, que bucean hasta varios metros
de profundidad para dar con la pieza que se les pone a su alcance.
Las garcetas, mientras tanto, buscan entre las artes de pesca
depositadas en el muelloe, entre los aparejos, y aprovechan lo que
los pescadores arrojan a tierra. También pescan en la lámina de
agua, pero no se posan a la espera del paso de peces, los ensartan
o capturan con su largo pico en vuelo a centímetros de la
superficie.
Tras las subastas, la presencia de avifauna en el puerto
desaparece de forma drástica. Gaviotas y cormoranes se marchan a
seguir barcos en el mar, a descansar en las playas y pescar entre
los acantilados. Los cormoranes vuelan hacia las lagunas litorales
de Suárez, Punta Entinas y pantanos de interior. En el puerto,
mientras algunas gaviotas, sobre todo sombrías, ocupan las farolas
como atalayas para divisar el movimiento de las embarcaciones, los
gorriones recorren las artes de pesca depositadas en tierra en
busca de todo tipo de restos comestibles y elementos para sus
nidos. Una tarea en la que compiten con colirrojos y estorninos
que se acercan desde las vegas cercanas.
Alevines
en las aguas de la dársena
Sumergidos
Bajo la superficie se extiende otro universo. Las aguas tranquilas
de la dársena, a pesar del alto índice de contaminación por
hidrocarburos y basuras arrojadas por algunos pescadores, se
convierten en un hervidero de actividad. Hay especies de peces que
también forman parte de la fauna oportunista, que aprovecha la
presencia de restos orgánicos para alimentarse. Las lisas son los
peces más habituales en la dársena, pero también se ven salpas
rayadas de amarillo entre las rocas y las quillas de los barcos,
donde nadan bancos de alevines de especies tan conocidas como
boquerones y jureles. Obtienen alimento de forma fácil y refugio
en tiempos de mala mar, aunque en ocasiones se convierten en presa
de las aves acuáticas, sobre todo de las garcetas que apoyadas en
maromas y barcas pueden lanzar su pico hacia el agua para
capturarles.
Bajo la superficie, en los muros que delimitan los muelles, se
observan manchas de color rojo. Son estrellas marinas que
aferradas al hormigón filtran el agua cargada de plancton y
microorganismos. Junto a ellas, erizos y moluscos que como los
mejillones, aprovechan los detritos orgánicos. Las numerosas
cuerdas, cadenas y elementos de anclaje que nadan y fondean en el
puerto, se ven colonizados por crustáceos que como balanus y lepas
aprovechan esos agarres para sobrevivir. También se adhieren a las
quillas de los barcos donde forman verdaderas costras calcáreas.
En los espacios más cercanos a mar abierto, en las rocas que
forman el espigón, la vida submarina se asemeja a la de arrecifes
y roquedos litorales sumergidos. Un estudio ‘in situ’ de la
publicación on line, Granada Submarina, señala la presencia de la
mayoría de la fauna de aguas poco profundas: bancos de sargos,
salpas, gobios aferrados a las rocas, pulpos, sepias, meros entre
las oquedades de los bloques que forman el espigón, donde también
sobreviven corales, anémonas, tomates de mar y comunidades de
lapas y caracolas. En las zonas más profundas, con cotas de 15 y
20 metros, entre bancos de lisas, es posible observar de forma
casual algún escualo y delfines que siguen a las
embarcaciones.
A media tarde, incluso en verano cuando el sol aún está alto, las
gaviotas y cormoranes vuelven al puerto desde sus posaderos en
playas, acantilados y humedales. Lo hacen antes de las seis y
media de la tarde. Se posan en las aguas y esperan la llegada de
los barcos de arrastre, palangre, nasas y alcatruces, con la
esperanza de aprovechar los descartes de peces, mariscos y
pulpillos que no dan la talla. Es la hora de la segunda subasta en
la lonja. El momento clave para la supervivencia del puerto y de
todos sus habitantes.
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en los puertos de Alborán
(Click en los nombres para ir a fichas con fotos y datos)
Aves
Alca torda (Alca común)
Actitis hypoleucos (Andarrios
chico)
Ardea cinerea (Garza real)
Arenaria interpres (Vuelvepiedras
común)
Bubulcus ibis (Garcilla
bueyera)
Calidris alba
Egretta garzetta (Garceta
comúm)
Larus audouinii
Larus melanocephalus
Larus fuscus
Larus michahellis (Gaviota
patiamarilla)
Chroicocephalus ridibundus (Gaviota
reidora)
Phalacrocorax carbo (Cormorán)
Phoenicurus ochruros
(Colirrojo tizón)
Thalaseus sandvincencis (Charrán
patinegro)
Passer domesticus
(Gorrión común)
Especies marinas
Actinia equina
Aglaophenia
pluma
Anemonia sulcata
Balanus perforatus (Bellota de
mar)
Balanus trigonus
Echinaster sepositus
(Estrellas de mar)
Lepas anatifera
Mytilus (mejillón)
Octopus vulgaris (Pulpo)
Paracentrotus lividus (Erizo)
Patella caerulea (Lapa)
Patella ferruginea
Sepia officinalis
Serpula vermicularis
(Gusano tubícola serpentino, Sérpula roja)
Salaria pavo
Peces
Apogon imberbis (Reyezuelo,
salmonete real)
Boops boops (Boga)
Chelon labrosus (Lisa)
Conger conger (Congrio,
Safio)
Chromis chromis
(castañuela)
Diplodus
sargus (Sargo común)
Epinephelus marginatus (Mero)
Gobius bucchichi (Gobio)
Mullus surmuletus (Salmonete
de roca)
Sarpa salpa (Salpa)
Symphodus roissali (Tordo)
Thalassoma pavo (Julia)
Salaria pavo
Algas
Codium bursa
Cystoseria mediterránea
Lithophyllum incrustans (Hoja
de piedra)
Padina pavonica
Peyssonnelia squamaria
Stypocaulon scoparium
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