J. E. GÓMEZ * WASTE MAGAZINE
AVES * BIODIVERSIDAD
LA
CIUDAD, UN NUEVO HÁBITAT PARA LA VIDA SILVESTRE
Medio
centenar de especies de fauna (sobre todo aves) consiguen alimento y refugio en el ámbito
urbano
Es necesario buscar fórmulas para la sostenibilidad entre el hombre y los nuevos vecinos que
faciliten su supervivencia pero que eviten el desarrollo de plagas
La masiva instalación de paneles solares
convierte los tejados en espacios ideales para
nidificar, lo que obliga a protegerlos para evitar su deterioro
La presencia de aves insectívoras elimina millones de insectos y evita las plagas nocivas para la
salud humana
J. E. GÓMEZ * WASTE MAGAZINE
A primera hora de la mañana y al crepúsculo, decenas de pequeños pájaros de color marrón y blanco,
parecidos a los gorriones, se sitúan en los alféizares de las ventanas y balcones que miran al
este al amanecer y al oeste por la tarde. Son aviones roqueros (
Ptyonoprogne rupestris) que
vuelan en el entorno de su oteadero urbano para cazar, de forma incansable, miles de pequeños
insectos. Esta especie es habitual de zonas escarpadas, de acantilados y desfiladeros alejados de
las ciudades, pero desde unos años suele verse en el interior de la ciudad, sobre todo durante el
invierno. La razón es que les resulta más fácil
sobrevivir a los rigores invernales en un
hábitat urbano y encuentran más cantidad de alimento, ya que numerosas especies de
insectos voladores (muchos de ellos diminutos) también se desarrollan con más facilidad en la
ciudad que en los espacios naturales. Cada uno de ellos, depredadores y sus presas, buscan en la
ciudad los beneficios ‘ecosistémicos’ que han disminuido en el campo.
Pero a la vez que unas especies colonizan la ciudad, otras tradicionalmente urbanitas, como los
gorriones, han disminuido su presencia porque los edificios ya no poseen huecos en los que hacer
sus nidos y se ha incrementado la existencia de otras aves, como los estorninos, que colonizan las
arboledas donde los gorriones nidifican como segunda opción. Con el incremento de la crisis
energética y la instalación masiva de placas solares en los tejados, numerosas aves, pequeños
mamíferos, insectos y reptiles, han encontrado un refugio ideal para nidificar y convertir los
tejados en el centro de sus colonias, lo que supone
un problema para el mantenimiento y
conservación de los sistemas fotovoltaicos. Tejados en los que no había posibilidad de
nidificar, se convierten en centro de atención de numerosas especies de avifauna, por lo que se
están instalando sistemas de
protección
para paneles solares que evitan que la avifauna y otros animales puedan llegar bajo la
estructura y, al haber menos aves, se reducen los excrementos sobre los paneles.
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Hace tiempo que los especialistas constataban un incremento considerable de especies que acudían a
los espacios urbanos. Más de medio centenar de especies de fauna silvestre han convertido a la
ciudad en su hábitat, y la mayoría no solo la visitan para comer, sino que se quedan a vivir
en ella como un vecino más. No es de extrañar que el sonido que percibimos en el balcón de la casa
colindante sea el que emite una familia de cernícalos que ha encontrado en los maceteros vacíos un
lugar perfecto para crear su hogar. Polluelos de esta rapaz que se alimenta de roedores, pequeños
reptiles y grandes insectos, han crecido en el balcón de un piso deshabitado. Junto a ellos, en
los huecos del tejado, colonias de vencejos recuperan los nidos que abandonaron el pasado otoño;
un colirrojo tizón ha pasado el invierno y quizás no se marche en el verano a buscar pareja en
zonas de sierra, a mayor altitud..
En el medio natural los recursos han disminuido de forma considerable, ya que hay
menos campos cultivados y, por tanto, menos posibilidades de vida para micromamíferos (topillos,
ratones...) que son el sustento de grandes aves, y de depredadores como zorros, gatos monteses,
comadrejas y zorros, que empiezan a verse merodear en el interior de las ciudades, donde es
posible ver familias de garduñas, tejones y jinetas. Y en jardines, grupos de críalos y ardillas,
casi inexistentes hace solo una década, que se adueñan de los grandes árboles de casi todos los
parques.
Es fácil observar aves eminentemente forestales,
como
arrendajos y cada vez hay más urracas y grajillas.
También los anfibios y reptiles
crecen en los ambientes urbanos, sobre todo en acequias, fuentes y albercas. E
incluso está constatada la presencia de libélulas muy exclusivas que colonizan las fuentes de las
ciudades.
Pero algunas de estas especies se han convertido en grandes plagas que generan problemas graves.
Es el caso de los estorninos, un ave gregaria que se multiplica de forma muy rápida y coloniza las
ciudades como dormideros, ya que muchas de las grandes arboledas del entorno natural de las
ciudades han desaparecido.
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