La vaca Roxa asturiana
Por Benedicto Cuervo Álvarez para Waste Magazine
Fotos: Arantxa Santirso Rodríguez
La Cornisa Cantábrica, nuestro antiguo sistema montañoso,se ha ido
crean- do de oeste a este. Por ese motivo, las montañas
cantábricas gallegas y del occidente astur y leonés presentan
morfologías redondeadas y según nos desplazamos al oriente las
cimas adquieren características más alpinas. La erosión actuó
durante más millones de años al oeste, ya emergido, que hacia
poniente. Este es el entorno natural de la vaca roxa asturiana, en
don- de vive perfectamente integrada en duros ecosistemas desde
tiempos ances- trales y cumple la importante misión de conservar
el medio natural y el pai- saje, a la par que constituye una
fuente de ingresos indispensables para los pobladores de zonas de
montaña.
Las condiciones climáticas también favorecen la abundancia
de pastos en estos concejos, señalados anteriormente, lo que ha
favorecido,desde épocas históricas, el asentamiento de la
denominada vaca asturiana.Los vientos dominantes, de origen
oceánico,chocan con la cordillera, ascendiendo y con- densándose
como resultado
del enfriamiento. Debido al efecto barrera se producen abundantes
precipitaciones en la vertiente norte cantábrica, de hasta 2.000
mm anuales; en
los picos y lugares más elevados expuestos al Norte, esas
precipitaciones pueden llegar a los 2.500 mm, y para cuando los
vientos descienden hacia
la vertiente meridional están ya secos (efecto Foehn), originando
un clima más árido. Este efecto se invierte y amplifica con
vientos de componente sur-oeste, que penetrando por el centro y
norte de Portugal producen abundantes precipitaciones en el sector
suroccidental
de la cordillera y temperaturas anormalmente cálidas en las costas
cantábricas.
La vaca roxa es una raza bovina autóctona asturiana que se cría
fundamentalmente en las estribaciones de la Cordillera Cantábrica.
De carácter muy noble,resulta ideal para su manejo en condiciones
extensivas, desenvolviéndose bien en terrenos accidentados y
soportando
perfectamente temperaturas extremas.
Los sistemas ganaderos existentes se adaptaban a las condiciones
de
las diferentes comarcas. Los ganaderos de la montaña basaban su
alimentación en los prados naturales y los montes de mano común.
Este sistema era importante en los valles que rodeaban los Picos
de Europa,la Sierra del Sueve y los valles del Eo y Navia.
Arantxa con un ternero, Xitín,
de solo dos días de vida
Los vaqueiros de alzada llevaban el ganado vacuno asturiano, al
finalizar la primavera, desde las zonas costeras hacia las altas
montañas del Principado y Norte de León y, durante el inicio del
otoño, retornaban con el ganado nuevamente hacia las zonas
próximas de la costa asturiana. Su actividad ganadera y los
amplios pastos por los que han transitado durante siglos en la
trashumancia han dejado viejas historias, tras de sí y un rico
folklore. Veamos,a modo de ejemplo,algunas letras de canciones
vaqueiras, en bable que evocan escenas de galanteo y de amor hacia
las brañas y su tierra astur:
Los vaqueiros vanse, vanse,
las vaqueiras choran, choran
ay, de mi probe cuitada
con quien voya dormir agora.
Eeeeei !!!.
Fierra les madreñes altes
vaqueiru que sos pequenu
ya nun te quieren les moces
ni con cuartos ni sin elus.
Vaqueira que andes de noite,
nun te apartes del sendeiru
porque si t´atopa el chovu
nun te val decir: nun quieru.
Vaqueirina, tus vaques
son de güeña condición
van a beber a la llaguna
y vuelven la cara al Sol.
La braña la Candanosa
ta metida entre dos rius
quien la pudiera sacare
a lus campus más florius.
En concreto, los “vaqueiros” o vaqueros fueron un grupo humano de
pasto- res trashumantes asturianos que mantuvieron un modo de vida
diferente al resto de sus paisanos, en su mayoría agricultores
sedentarios. Esta situación perduró casi cinco siglos (entre el
siglo XV y el XX).
Estas diferencias se apoyaban principalmente en cuatro pilares:
1º) El ser pastores trashumantes de ganado vacuno.
2º) El mantener vivienda en dos aldeas diferentes (braña y
alzada).
3º) El habitar en lugares altos, mal comunicados y poco aptos para
la agri- cultura.
4º) El dedicarse, como actividad económica adicional, a la
arriería y traji- nería, oficio mal considerado en la sociedad de
aquellos años.
A mediados del siglo XVIII, en el Catastro del Marqués de la
Ensenada (1750-54) se habla de una Asturias rural con claro
predominio de la gana- dería sobre la agricultura, siendo el
ganado vacuno, con unas 353.000 cabe- zas, el segundo en
importancia tras el lanar.
En el Diario primero del eminente asturiano Jovellanos, describe
que en septiembre de 1790; viaja por Pola de Gordón,(León) y
detalla cómo se cobraba allí el portazgo, por el conde Luna, al
precio de tres cuartos la caballería cargada y seis maravedís las
otras caballerías de carga, no pagando las que iban de vacío y la
de montar el arriero. Pagaban también el ganado vacuno y el mular
cuando iban a la feria de León; sin embargo no pagaba el ganado
lanar por tener privilegio de La Mesta.
El origen de la vaca roxa se remonta a épocas todavía más remotas
de las costumbres vaqueiras. Parece ser que fueron los celtas
quienes introdujeron dicha raza en nuestro país. Para nuestros
historiadores antiguos, los Astures fueron un pueblo que llegaron
con la gran riada celta. Desde los primeros historiadores y
cronistas se viene hablando de los Astures como un pueblo que
llega emigrando y ya socialmente formado. En consecuencia, los
Astu- res serían una tribu de galos-celtas que separados de los
que se asentaron en Galicia, pasaron por el Bierzo, poblando lo
que después se denominó como Asturia Cismontana y Trasmontana.
Sabemos del pueblo Astur,no solamente por las citas romanas,sino
también por los hallazgos de los castros, que era un pueblo
ganadero que criaban caballos, vacas, ovejas, cabras y cerdos.
En el castro de la Campa Torres, en Gijón, un antiguo poblado
céltico que después fue romanizado y del que se supone que dio
lugar posteriormente a la civitas romana, se encontraron huesos de
los esqueletos de distintos ani- males. Entre ellos, un tipo de
vaca, de regular tamaño, que es el de los ante- pasados de las
actuales vacas roxas asturianas.
Por las características biomorfológicas
de los huesos encontrados en la Campa Torres, las razas que
criaban en los siglos V-IV a.C,eran las mismas que todavía hoy
tenemos en nuestro territorio. Y es en este punto cuando hay que
preguntarse: ¿estos caballos, vacas, ovejas… fueron domesticados
en Asturias?, ¿existían aquí en manadas salvajes, después de las
glaciaciones o, por el contrario, este ganado venía ya domado
junto a la gente a la que le pertenecía y procedían de otra zona
del continente?
Polibio, en su Historia Universal, resalta la importancia del
ganado como elemento fundamental para unir a los nobles con sus
dependientes, y hablando de las migraciones célticas en el norte
de Italia dice que: “La única hacienda que tienen estos pueblos es
el ganado y el oro, pues dado su género de vida es lo único que
llevan bien a todos lados”.
Lo que sabemos con seguridad es que en Asturias no hubo ningún
foco inicial de doma de animales. Por lo tanto, los rebaños de
ovejas, cabras, va- cunos y caballos tuvieron que venir, hasta
aquí, emigrando con el pueblo celta.
La vaca roxa, fue pues, introducido por los celtas, al igual que
el poni astur- cón, hace unos 2.500 años. Es una de nuestras razas
de animales autóctonos del Principado de Asturias, concretamente
de sus zonas costeras y valles de los principales ríos. En la
actualidad la mayoría de los ganaderos se encu- entran en el área
de la Cornisa Cantábrica y empieza a extenderse a puntos de
Extremadura, Madrid y Castilla la Mancha.
Según nos dice Sánchez Trujillano: “La vaca roxa es la raza
principal den- tro de la Península del llamado Tronco
Castaño, tanto por su censo como por sus características
productivas. Su distribución coincide con la cordillera
cantabro-astur-galaica, expandiéndose por el extremo occidental
hacia tierras más bajas de Zamora y Portugal”. La vaca roxa se
localiza también en la zona de Fonsagrada y en los Ancares
Lucenses.
La morfología de la vaca roxa es de gran porte ya que las vacas
llegan a pe- sar de 600 a 700 Kg. y los toros los 1000 Kg. La
coloración es castaña des- de rojiza a pajiza con nariz, párpados,
borlón de la cola, zona ano-vulvar, pezuñas y rodetes coronarios
negros. La cabeza es de mediano tamaño, está bien proporcionada y
es ancha en la base de los cuernos. Frente plana con perfil recto
o ligeramente subconvexo. Nariz ancha y achatada con amplios
ollares.Sus orejas son pequeñas, revestidas interiormente con
pelos claros y oscuros en los bordes. Los ojos, de expresión
tranquila, salientes y grandes, rodeados de halo más claro que el
color de la capa. Los cuernos de la vaca roxa su pala es de color
blanco y el pitón negro, nacen en la línea de pro- longación de la
nuca hacia fuera y luego hacia adelante, arriba y atrás. El cuello
es corto, musculado y bien insertado con la espalda,papada
mediana- mente desarrollada,y pliegues de la piel poco
numerosos.La grupa es ancha, cuadrada, bien musculada, ligeramente
inclinada. El nacimiento de la cola es horizontal o ligeramente
alto. Las extremidades son fuertes de longitud media, bien
musculadas en sus partes superiores.Piernas redondeadas y lar-
gas, cañas de mediana longitud, rodillas y corvejones bien
proporcionados no muy gruesos, cuartillas cortas y correctamente
inclinadas. Por último, cabe destacar de la vaca asturiana, su
ubre de buen desarrollo y conforma- ción, con pezones grandes de
color rosado.
Estas vacas roxas fueron, desde siempre, utilizadas para las
labores agríco- las y para la producción de carne. Las vacas han
sido siempre la base de la economía campesina asturiana. La vida
giraba alrededor de la vaca. Las va- cas roxas producían
carne,cuero, leche y queso, pero también las parejas de bueyes o
vacas eran la fuerza para trabajar el campo o para transportar en
carros las mercancías. Eran,además,moneda de cambio y la garantía
econó- mica para hacer frente a eventualidades o para comprar
nuevas tierras.
Durante el periodo de invernada, las vacas estabuladas sufren un
periodo de inactividad ovárica debido a causas aún por determinar
(alimentación,geno- tipo,ambiente, edad, etc…), esto hace que las
cubriciones se produzcan en un periodo que se extiende entre
los meses de mayo y agosto, cuando las vacas abandonan las
cuadras tras la invernada y salen a los pastos. El foto- periodo,
la alimentación y quizá la presencia del toro, hacen que salgan en
celo y se cubra, de esta manera la época de partos se distribuye
mayorita- riamente entre los meses de febrero a mayo.
El parto es la culminación del periodo reproductivo de la vaca.
Las explota- ciones de asturiana de los valles tienen 13 vacas de
media, es decir, cuando se produce un parto en la ganadería, el
ganadero se preocupa mucho de que todo vaya bien, ya que la
pérdida de un ternero supondría también la pér- dida de una parte
importante de la renta del ganadero, especialmente en los momentos
en que el precio de la carne roxa tiene precios muy bajos. En el
mes de agosto de 2008, hemos podido leer, en La Nueva España, cómo
ga- naderos de la zona de Villaviciosa han abandonado varios
terneros en la vía pública por estimar que resulta más económico
deshacerse de ellos que ali- mentarlos hasta poder ser vendidos.
Resulta estremecedora la información que nos llega de que en el
último mercado semanal de Pola de Siero (30 de agosto de 2008) se
han pagado cien euros por cuatro terneros.
En la raza roxa pura prácticamente el 90% de los partos se
producen sin in- tervención del ganadero o bien con una
intervención mínima (ligera trac- ción). Sólo el 6 % de los partos
se manifiestan como complicados, en los que hay que aplicar fuerte
tracción o bien tracción mecánica para extraer la cría; únicamente
en un 2,5% de los casos es necesario hacer cesárea. Es preciso
reseñar que si se mantuviera un criterio más estricto al hacer los
apareamientos probablemente estos índices de distocia podrían
reducirse en gran medida.
Durante los primeros días de vida el ternero debe mamar
aproximadamente un 10% de su peso corporal. En estos primeros días
el animal es especial- mente sensible a enfermedades propias
de su edad y que pueden poner en riesgo su vida, por ello es
preciso que se encuentre en un ambiente limpio y saneado.
Las enfermedades más frecuentes
onfalitis,diarreas,neumonías,cojeras,avi- taminosis, son
consecuencia casi siempre de un ambiente inadecuado, por
falta de higiene, ventilación y luz solar.
Tradicionalmente aprovechada por su triple aptitud
leche-carne-trabajo, su- frió un grave retroceso con la llegada de
razas lecheras especializadas,prin- cipalmente la frisona y la
parda alpina. La Vaca Asturiana de los Valles estuvo siempre
ampliamente distribuida por Asturias y León disminuyendo
paulatinamente en número hasta quedar, en los años 70, reducida a
22.000 cabezas, en las zonas más duras de la montaña cantábrica,
donde tiene poca competencia por su rusticidad y facilidad para la
cría.Sin embargo, a finales de los 70, distintas circustancias
económicas, sociales y laborales, produje- ron un cambio a favor
de la raza y especialmente la existencia de cupos pa- ra la
producción de la leche y su bajo valor volvió a poner en valor a
la raza asturiana sobre la vaca pardo alpina, menos idónea para
carne.
Hoy en día presenta el mayor censo de todas las razas autóctonas.
Los es- fuerzos que lleva realizando desde 1981 la Asociación
Española de Cria- dores de Ganado Vacuno Selecto de Raza Asturiana
de los Valles(ASEA- VA), en cooperación con distintas
administraciones, ha posicionado a esta raza en la vanguardia de
la ganadería española.
La importancia de esta raza roxa o asturiana como productora de
carne es extraordinaria, como se ha comprobado a través de los
resultados obtenidos en ensayos de varios Centros de
Investigación. La raza Asturiana de los Valles proporciona canales
de excelente calidad,con elevados rendimientos, alto porcentaje de
carne y baja proporción de grasa.
Según Higinio Hevia: “En Asturias hay actualmente unas 250.000
vacas reproductoras de las cuales 90.000 son de la raza Asturiana
de los Valles, 10.000 asturianas de la Montaña, Frisonas 105.000 y
unas 45.000 cruzadas y mestizas”.
La Cornisa Cantábrica,en su zona centro-occidental, es el lugar
idóneo para el hábitat de la vaca autóctona asturiana desde hace
siglos. Los concejos asturianos que albergan un mayor número de
cabezas de vacas roxas se ubican en este área geográfica y son,
desde la Antigüedad hasta nuestros días: Cangas del Narcea,
Somiedo, Tineo,Belmonte,Allande, Lena,Grado,Quirós y Teverga.
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