Una libélula africana en La Caleta (Granada)

Un zoólogo granadino realiza la primera cita y captura de Trithemis kirbyi, una especie inédita en el sureste peninsular
Mientras otros científicos  la buscaban en cursos de agua cercanos a la Costa,  Ángel Romero la localizó en la fuente situada frente a los juzgados de la ciudad de Granada

Por Juan Enrique Gómez

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Ángel Romero muestra la libélula en el mismo lugar donde fue capturada y citada.

No siempre hay que buscar nuevas especies en parajes salvajes donde no ha llegado la mano del hombre. La capital granadina y uno de sus espacios más conocidos y frecuentados, la plaza de La Caleta y su fuente ornamental, se suman a los poquísimos territorios de la Península Ibérica en los que se ha encontrado una especie de odonato, una libélula de origen africano que inició sus migraciones desde el norte de ese continente en el año 2007 y que, hasta el momento, solo se había encontrado en Málaga, Murcia y Valencia. Se había saltado la franja litoral y continental del oriente andaluz.

«Los zoólogos y especialistas en odonatos la buscábamos en ríos, charcas y acequias de la Costa sin obtener resultados», dice el biólogo granadino Ángel Romero, que no podía imaginar que iba a dar con ella en plena ciudad. «Fue en el verano de 2012, con una temperatura muy alta, como gusta a estas especies. Había estado unos días antes en el río Verde intentando encontrarla, sin conseguirlo, cuando al pasar por la fuente de La Caleta vi en el pretil una libélula roja». A Ángel se le pasó por la cabeza que podría tratarse de una Trithemis kirbyi: «No quería dar crédito al hecho de que la mancha anaranjada de sus alas era mucho más extensa que otras libélulas habituales de esta zona, Sympetrum fonscolombii, y que la marca situada en sus nervios alares era completamente negra, lo que me demostraba, al menos de forma inicial, que era mi buscada Trithemis kirbyi». 

Foto cedida por J. Márquez

Ángel logró una primera captura de un ejemplar y pudo comprobar que se encontraba ante la libélula migradora africana. En una segunda ocasión, también en la fuente, capturó otra y, en sucesivas ocasiones comprobó que había otros ejemplares, lo que confirmaba la existencia de una pequeña población de esta especie.
La cita se realizó con los requerimientos científicos necesarios. «Pudimos fotografiarla y realizar un pequeño seguimiento», recuerda Ángel, que comenta que posteriormente ha sido citada también en Cataluña. «El lugar donde se encontraba con mayor profusión era una zona de Málaga y la Albufera de Valencia».



El calor
A la mayoría de los adonatos (libélulas y caballitos del diablo) les encanta el calor e incluso el cemento por las altas temperaturas que acumulan, señala Ángel Romero, que explica así que no sea difícil ver libélulas en la ciudad, siempre que haya agua cerca con materia orgánica y poco contaminada. Explica que la razón de que esta especie haya podido llegar a la capital granadina se debe a que ha ascendido gracias a los cursos de agua desde las zonas costeras y se ha quedado en lugares que puede convertir en su hábitat. «La evolución del clima que vivimos desde hace años ha favorecido esta penetración, ya que el calor aumenta y las estaciones tienden a diluirse». También hay que tener en cuenta que la destrucción de riberas, acequias, cursos de aguas en favor del ladrillo ha hecho que las especies tengan que buscarse alternativas a sus ecosistemas naturales. «Las libélulas encuentran en las fuentes,  aunque sea en zonas urbanas, un lugar donde vivir».
No es la primera vez que una libélula africana cruza el Mediterráneo. «Ya lo hizo hace 25 años otra de sus parientes, Trithemis annulata, que ha logrado colonizar gran parte de Europa».

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