PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
TORRE DE MELICENA
El vigía de Alborán
Las laderas de la Alpujarra y la Contraviesa se hunden en el mar
que una vieja torre vigila desde hace un milenio
En los cerros de Melicena, un sendero recorre los caminos trazados
por los nazaríes para enlazar la costa y sus defensas con las
tierras de interior, los barrancos y cortijadas de la antigua taha
del Çéhel
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Al atardecer se percibe un intenso aroma a romeros, poleos y
cantuesos; se oye el insistente silbido corto de los vencejos y a
lo lejos, cerca del horizonte, las bandadas de gaviotas se
desplazan entre cortados rocosos y calas de la costa oriental de
Granada. La brisa corre entre las piedras de la torre de Melicena,
una atalaya milenaria considerada como el vigía del mar de
Alborán, porque fue ubicada en el punto donde era posible divisar
la mayor extensión de litoral, desde los acantilados de la Rábita
hasta el cabo de Sacratif y frente a la inmensidad del
Mediterráneo, donde al sur, a 50 millas náuticas (92 km.) en línea
recta se alza la isla de Alborán, visible a veces en días claros,
como la costa africana. (...)
(...) La torre de Melicena, situada a cien metros de altitud sobre
una colina de orografía suave, es el punto de confluencia de
caminos agrícolas y viejas sendas de pastores, arrieros y
soldados, además de la referencia histórica de una antigua aldea
de pescadores que a pesar del crecimiento urbanístico y turístico,
aún conserva parte de su singular estructura al abrigo del Peñón
de San Patricio, con sus grandes bloques de pizarras que se
adentran en las aguas marinas. Es también el punto central de un
espacio natural que se mantiene como un ejemplo de ecosistema
mediterráneo sin demasiadas alteraciones, al menos en los
alrededores de este enclave alejado del desarrollismo de los
cultivos bajo plástico de las ramblas de Carchuna, Castell de
Ferro y Albuñol.
FOTOGALERÍA: J. E. GÓMEZ
Y MERCHE S. CALLE
No es una más de las atalayas de vigilancia que se suceden a
lo largo de la costa granadina, es posible que se trate de la más
antigua, ya que a pesar de que está datada en el siglo XIV, hay
estudios que aseguran que fue construida por los nazaríes sobre
los restos de otra torre anterior que podría fecharse en el siglo
X, hace un milenio.
Un sendero, preparado con barandillas y miradores, asciende en
zig-zag desde la carretera N-340 para llegar hasta el pie de la
torre. Son solo 500 metros de recorrido que se inician en el
centro de Melicena hasta llegar a la rambla del Manantial, desde
donde parte el camino de acceso que, a 400 metros, posee un
balcón desde el que es posible contemplar la totalidad de las
playas desde Castell de Ferro hasta la Mamola con Melicena bajo el
mirador.
Es un recorrido en el que sorprende la presencia de vegetación
autóctona, de especies del piso termomediterráneo que se suceden
entre pinos de repoblación y algunas plantas invasoras procedentes
de los jardines públicos de las poblaciones cercanas, pero casi
naturalizadas ya con el ecosistema de esta colina que surge sobre
el barranco de los Cocones y el del Saltadero. Al inicio del
camino hay romeros y retamas, ejemplares de palmitos, una especie
que se considera bioindicadora de este piso bioclimático. Las
chumberas típicas de esta zona cuelgan sobre viejas tapias;
algarrobos y la amenazada
Maytenus senegalensis, el espino
cambrón, junto al que crecen jacintos bastardos, y la gamonita,
que crea tapices de flores blancas en primavera. En la zona alta,
alrededor de la torre y hacia el interior del cerro, se inicia un
espartal en el que sorprende una pequeña planta catalogada en el
Libro Rojo de Especies Amenazadas de Andalucía,
Astragalus
longidentatus, que crea ramilletes de flores rosadas. Se
encuentran junto a cantuesos, esparragueras, rubias, espino negro,
aladiernos y lentiscos. Un espacio donde aún hay rastros del viejo
sendero que asciende hacia el interior de la Contraviesa, hasta
los dominios de la taha del Çéhel, el territorio árabe con capital
en Albuñol y que comprendía las poblaciones de Polopos,
Albondón y también Sorvilán, en municipio al que pertenece
Melicena. Eran las tierras donde se cultivaban viñas, que en las
zonas altas servían para producir vinos y licores, y en las bajas,
como los cerros de Melicena, las uvas se dejaban secar para pasas,
que se transportaban hasta el mar por los senderos que aún pasan
junto a la torre nazarí, y que miles de años antes, en el
Neolítico, fueron ya ocupados por los primeros pobladores del
litoral oriental granadino.
Desde la torre de Melicena se divisa el azul del mar, el color
intenso de las marejadas de poniente, cuando es posible observar
el paso de decenas de aves migratorias que vuelan desde y hacia el
Estrecho, donde la presencia de alcatraces se hace patente con la
llegada del invierno, los cormoranes pescan junto a la orilla, y
las parejas de gaviotas patiamarillas, anidan en las piedras
centenarias de la torre de vigilancia, donde, durante siglos,
ardieron las hogueras para alertar a los habitantes de la
Contraviesa de la llegada de enemigos y piratas.
¿Dónde está?
_Costa oriental:_ En el pueblo de _Melicena, en la playa, sobre el
cerro a espaldas del pueblo.
¿Cómo llegar?
_Carretera:_ Se accede desde la salida de La Mamola de la A-7 y
hay que tomar la N-340 en dirección Almería.
_Sendero:_ Parte desde el único semáforo de la carretera.
_Coordenadas:_ El sendero está en 36°45’9.43N - 3°14’12.42W. La
torre en 36°45’9.39N 3°14’0.93W.
Las playas perdidas del oriente
Al sureste de la torre de Melicena, el litoral oriental de Granada
mantiene playas ocultas, perdidas, alejadas de la especulación,
donde aún es posible disfrutar de acantilados donde anidan aves
acuáticas y crecen especies como
Asteriscus maritimus, que
se suceden entre las rocas que desde la Punta de San Patricio, al
este, llegan a Punta Negra y Cala Chilchez.
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural
FLORA
Antirrhinum controversum
Anthyllis
cytisoides
Aptenia cordifolia
Aristolochia baetica
(Aristoloquia)
Artemisia barrelieri
Artemisia campestris subsp
glutinosa
Asparagus albus
Asparagus horridus
(Esparraguera borde)
Asphodelus fistulosus (Gamonita)
Asteriscus
maritimus
Astragalus longidentatus
Bartsia trixago
Bituminaria
bituminosa
Capparis spinosa, Alcaparra
Carrichtera annua (Cucharillas)
Ceratonia siliqua (Algarrobo)
Chamaerops
humilis (Palmito)
Cistus albidus (Jara
blanca)
Coronilla juncea
Dipcadi serotinum (Jacinto
bastardo)
Ephedra fragilis
Eucalyptus camaldulensis
Fagonia cretica
Ficus
carica(Higuera)
Filago congesta
Galactites tomentosa
Genista umbellata
(Bolina)
Helichrysum stoechas
Hyparrhenia hirta
Lathyrus clymenum
Lavandula
multifida (Alhucemilla)
Lavandula stoechas (Cantueso)
Lavatera arborea
Limonium sinuatum
Lobularia
maritima
Lycium
intrincatum
Maytenus senegalensis (Arto)
Micromeria graeca
Misopates
orontium
Moricandia
moricandioides
Nicotiana glauca
Ononix natrix
Orchis
papilionacea
Ophrys fusca
(abejera oscura)
Ophrys lutea
Opuntia- ficus-indica
(Chumbera)
Patellifolia patellaris
Pennisetum
setaceum
Phagnalon saxatile
Pinus pinaster
(Pino maritimo)
Pistacia lentiscus (Lentico)
Polypogon monspeliensis
Reichardia
tingitana
Retama sphaerocarpa
Rhamnus alaternus (Aladierno)
Rhamnus lycioides subsp lycioides (Espino negro)
Rosmarinus officinalis
(Romero)
Rubia peregrina
(Rubia silvestre)
Sedum sediforme
Scorzonera angustifolia
Stipa tenacissima (Esparto)
Teucrium
similatum (Poleo de monte)
Thymelaea hirsuta
(Bolaga)
Thymus baeticus
Tripodion tetraphyllum
Fauna
Aves
Apus apus (Vencejo común)
Carduelis chloris (Verderón)
Carduelis carduelis (Jilguero)
Columba livia (Paloma)
Delichon urbica (Avión común)
Fringilla
coelebs (Pinzón vulgar)
Hirundo rustica
(Golondrina común)
Lanius senator
Oenanthe leucura (Collalba negra)
Parus major (Carbonero común)
Passer
domesticus (Gorrión común)
Phoenicurus
ochruros
(Colirrojo tizón)
Pica pica (Urraca)
Saxicola torquata (Tarabilla común)
Serinus serinus (Verdecillo)
Streptopelia
decaocto
(Tórtola turca)
Sturnus unicolor
(Estornino)
Sylvia atricapilla (Curruca
capirotada)
Sylvia melanocephala (Curruca
cabecinegra)
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