PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
EN LA CUMBRE QUE ACARICIA EL CIELO
Coronar el Veleta es viajar al corazón de Sierra Nevada y entender
el pulso de una montaña viva
Es el segundo pico más alto de la sierra y el que marca la imagen
más conocida del macizo nevadense. Su cima es el gran mirador del
sur de Europa
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Aparecen entre las grietas de las rocas. Se mueven mediante vuelos
muy cortos y caminan a saltos en busca de cualquier resto de
alimento que los montañeros han dejado en las oquedades. Son
juveniles y adultos de Acéntor alpino (
Prunella collaris),
pequeñas aves similares a los gorriones con colores más rojizos y
puntos blancos en la comisura de las alas. Aves alpinas,
habituales de las cumbres más elevadas de Sierra Nevada, son
habitantes permanentes en la primavera y verano de picos como
Veleta y Mulhacén. La escasez de alimento ha provocado que se
conviertan en seguidores de la presencia humana, para aprovechar
los restos de comida y paliar así las carencias de insectos y
semillas que las alteraciones climáticas han provocado en la alta
montaña.
Los acéntor saltan en vuelos imposibles desde los cortados de
rocas metamórficas, originales del levantamiento alpino que alzó
Sierra Nevada desde el fondo del antiguo mar Mediterráneo tras el
choque entre continentes. Vuelan hacia las fisuras y repisas de la
cara norte del Veleta, donde a principios de agosto aún mantienen
a sus polluelos ya crecidos y a punto de abandonar el nido,
construido en las oquedades de los tajos que caen hacia el Corral.
Viven en la cumbre desde la que se dibuja la imagen quebrada de
Sierra Nevada, el gran mirador desde el que contemplar un
territorio único que se extiende de norte a sur, de este a oeste,
desde el interior peninsular hasta el mar y tras él, intuir la
barrera montañosa del Atlas africano. (...)
VÍDEO * SUBIDA AL VELETA
VÍDEO: MERCHE S. CALLE
Y J. E. GÓMEZ
(...) Situarse sobre el Veleta, junto al vértice geodésico que
marca 3.396 metros de altitud, la segunda cima más alta de Sierra
Nevada y la tercera de la península (tras el Aneto en Huesca), es
estar en el corazón de las altas cumbres, entender el pulso de una
montaña que está viva, que comenzó a elevarse hace 20 millones de
años y que todavía se mueve. Subir a la cima es visualizar las
rocas que con edades de entre quinientos y mil millones de años,
se encontraban en el fondo de aquel mar primigenio y ahora ocupan
la cumbre desde la que es posible acariciar el cielo. Son
formaciones geológicas que se denominan Unidad Veleta, que junto a
la Unidad Mulhacén son las dos que constituyen el núcleo central
de Sierra Nevada. En el Veleta las rocas grises tienen manchas
marrones, más oscuras que las del Mulhacén, que son más claras y
brillantes. Masas rocosas cuarteadas por la presión del hielo que
en las laderas alomadas hacia el sur y el oeste, se rompen en
pedregales que se desplazan hacia el fondo de los glaciares.
Subir a la cumbre
La cima del Veleta está cubierta de una capa de hasta tres metros
de nieve una gran parte del año, un manto blanco que en los
roquedos verticales del gran tajo de la cara norte, solo logra
cubrir las repisas mientras cae hacia el fondo del Corral, del
gran glaciar que aún mantiene en el subsuelo restos de hielo
fósil, de capas heladas de las últimas glaciaciones. La cima en
invierno es inhóspita, reservada a alpinistas experimentados, pero
en verano pasa a ser apta para todo aquel que desee vivir la
emoción de la alta montaña.
Es posible subir a pie desde la Hoya de la Mora a través de la
antigua carretera que llega hasta pocos metros de la cumbre. Una
subida lenta, que supera una altitud de más de 1.000 metros en 12
kilómetros por la línea de carretera, que se quedan en siete a
través de trochas y veredas. Pero durante el verano, es posible
utilizar un microbús-lanzadera que el Servicio de Interpretación
de las Altas Cumbres del Parque Nacional de Sierra Nevada pone a
disposición de quienes quieran desplazarse hasta el paraje de
Posiciones del Veleta e iniciar el ascenso desde ese punto, a 3,5
kilómetros de la cumbre.
En las ‘Posiciones’, llamadas así por la presencia de trincheras y
puestos de vigilancia de la Guerra Civil, la imagen del pico, tajo
y corral del Veleta se adueña del paisaje. El cortado impresiona
hasta a los montañeros más avezados, incita a ascender, a caminar
hacia la cumbre. La antigua carretera discurre entre pedregales y
rotura en zigzag la ladera del ‘picacho Veleta’. A unos 200 metros
de las ‘Posiciones’ una senda parte a la izquierda del camino. Es
la vereda principal que asciende con una gran pendiente y próxima
siempre al borde del cortado para evitar las largas curvas de la
carretera. Es el acceso clásico de montañeros y deportistas. Llega
a la cumbre en una hora, despacio y con paradas para observar
paisajes y la singular biodiversidad vegetal que crece entre las
piedras: violetas de Sierra Nevada, dragoncillos de la sierra,
arenarias y gramíneas que se mezclan con cardos azules que
colonizan los bordes entre las veredas y los suelos prensados de
la carretera.
El último tramo de la senda descubre la inmensa imagen del Corral
del Veleta y la omnipresencia de las grandes moles del Mulhacén y
la Alcazaba. Solo queda coronar la cima a través de las placas
rocosas. La cumbre es el gran mirador del sur de Europa. Las rocas
inclinadas de la cima parecen querer acariciar el cielo, tocar el
inmenso azul en el que vuelan aviones, golondrinas y las grandes
rapaces, águilas reales, buitres y quebrantahuesos. La vista se va
hacia el interior de Sierra Nevada. Al sureste, la loma gris que
desde los altos de Trevélez discurre hasta la cima del Mulhacén y
a su izquierda la quebrada silueta de la Alcazaba. Al sur se
divisa el Poqueira con sus pueblos. Sobre ellos la línea verde que
dibuja el río Veleta, que se ha iniciado bajo la ladera sur del
cerro, en la laguna de Aguas Verdes, bajo los Vasares, entre los
crespones de Río Seco y el Púlpito, a la izquierda, y la cuerda
que, a la derecha, se dirige hacia el cerro del Cartujo y el
Caballo.
Las rocas de la cima, al sureste, caen en vertical hacia el
Canuto, un espacio que separa el picacho de las aristas que
discurren hacia el interior nevadense, con tres nombres clave en
las rutas montañeras: Salón, Zacatín, la arista más pequeña, y
Campanario, el más puntiagudo de los tres picos que anteceden a
Los Machos, el hermano menor del Veleta. Al norte, es el abismo.
Bajo el gran cortado, la laguna del Corral aún mantiene hielo en
agosto. Nace el Guarnón, el río que alimenta el Genil. A lo lejos,
las sierras de Cazorla, Castril y Huétor. Al oeste, la ladera
muestra la estación de esquí y cae hacia la ciudad. La vista llega
hasta las sierras de Parapanda, Loja y Alhama.
El Parque Nacional ha retirado las numerosas antenas que desde
hace décadas estaban instaladas en la cima, una actuación que se
enmarca en un programa de recuperación del espacio natural, que
contempla la eliminación de la mayoría de las trochas de acceso al
pico. Aún se mantiene la antigua edificación de hormigón de la UGR
que alberga un laboratorio de Física y que provoca un fuerte
impacto paisajístico y ambiental.
Ascender al Veleta es coronar uno de los picos más singulares de
Europa. Desde él es posible asimilar los movimientos geológicos
que formaron el sur del continente y entender los motivos por los
que el hombre se asentó y evolucionó en sus faldas, bajo la
protección y el beneficioso influjo de la montaña nevadense.
Mapa de ruta, desde Posiciones del Veleta a la cumbre
BIODIVERSIDAD
Acéntor alpino, Prunella collaris
ESPECIE ASOCIADA
EL AVE DE LA ALTA MONTAÑA
Acéntor alpino. Prunella
collaris. Es la más montañera de las aves
mediterráneas. Habitual de las cumbres de Sierra Nevada y los
espacios rocosos situados entre 2.800 y 3.480 metros de altitud.
Es fácil de ver en zonas frecuentadas por el hombre.
Especies presentes en este espacio natural (click en los
nombres para ir a fichas con fotos y datos)
FLORA

Arabis alpina
Arenaria pungens (Cojín
de pastor)
Arenaria tetraquetra subsp amabilis
(Piel de león)
Armeria splendens
Cardamine resedifolia
Carduus carlinoides subsp hispanicus
(Cardo de Sierra Nevada)
Cerastium alpinum subsp
nevadense
Chaenorhinum glareosum
Crepis oporinoides
Cryptogramma crispa
Cystopteris fragilis
Coincya monensis subsp nevadensis (Jamarguillo
de roca)
Dryopteris tyrrhena
Epilobium atlanticum
Erigeron frigidus
Eryngium bourgatii (cardo
blanco)
Eryngium glaciale (cardo azul)
Festuca clementei
Festuca indigesta
Festuca pseudeskia
Galium pyrenaicum
Gentiana alpina
Herniaria boissieri
Hormathophylla spinosa (Piorno
rosa, Rascaculos)
Jasione ametystina (Botón
azul de Sierra Nevada)
Leontodon boryi
Lepidium stylatum
(Lepidio de Sierra Nevada)
Linaria aeruginea subsp nevadensis
Linaria glacialis
Lotus corniculatus subsp glacialis
Mucizonia sedoides
Murbeckiella boryi
Nevadensia purpurea
Plantago nivalis (Estrella
de las nieves)
Polystichum lonchitis
Reseda complicata
Saxifraga nevadensis
Senecio duriaei
Senecio nevadensis
Sideritis glacialis (Zahareña)
Silene rupestris
Taraxacum nevadense
Trisetum glaciale
Veronica fruticans
Veronica nevadensis
Viola crassiscula
FAUNA

Insectos
Aglais urticae
Baetica ustulata
Macroglossum stellatarum
Podalonia hirsuta
Timarcha sp
Vanessa cardui
Xylocopa violacea

Vertebrados
Aquila chrysaetos (Aguila
real)
Capra pyrenaica subsp hispanica
(Cabra montés)
Delichon urbicum (Avón común)
Falco tinnunculus
Gypaetus barbatus (Quebrantahuesos)
Gyps fulvus (buitre
leonado)
Hirundo rustica (Golondrina
común)
Linaria cannabina
Motacilla cinerea (Lavandera
cascadeña)
Oenanthe oenanthe (Collalba
gris)
Petronia petronia (Gorrión
chillón)
Phoenicurus ochruros
(Colirojo tizón)
Podarcis hispanica (Lagartija
ibérica)
Prunella collaris (Acentor
alpino)
Ptyonoprogne rupestris
(Avión roquero)
Pyrrhocorax pyrrhocorax (Chova
piquiroja)
Eryngyum glaciale
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