Descubre como llegar a la cumbre del Mulhacén y la riqueza natural única que puedes
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JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Es un universo único y desconocido, el lugar donde un enorme cascajal de grandes bloques de
piedra metamórfica -la roca original del fondo del mar de Thetis- sustentan el último
ecosistema, el paraje final donde acaba la tierra y comienza el dominio del cielo. La cumbre del
Mulhacén (3.479 metros sobre el nivel del mar), corona la máxima altitud de la península
Ibérica, es un universo que narra la historia geológica y la biodiversidad de Sierra Nevada, un
paraje único que compensa el esfuerzo para llegar a la cima. Tanto el área de la cumbre como su
entorno próximo guardan algunos de los más importantes tesoros naturales y paisajísticos de toda
Europa, con especies de flora y fauna endémica de Sierra nevada, lo que significa que no se
encuentra en ningún otro lugar del mundo, otras que pueden verse en algunos puntos de la
cordillera Bética (endemismos béticos), en las montañas del Atlas, en el norte de África, que
pueden divisarse desde la cumbre en días especialmente claros, además de especies que aunque
pueden encontrarse en otras altas cumbres europeas, solo habitan en el área más próxima al
Mulhacén.
J. E. Gómez y Merche S. Calle, cima del Mulhacén
El techo ibérico alberga un ecosistema clave, un paraje repleto de biodiversidad exclusiva,
donde flora y fauna ha de adaptarse a condiciones extremas únicas en el sur de Europa, donde las
plantas adoptan formas almohadilladas protegidas del viento, mientras otras asoman tímidamente
entre las grietas para buscar el sol en los pocos días del verano en los que se ven obligadas a
realizar todo su ciclo vital: crecer, florece y reproducirse. Es un espacio en el que la primera
impresión es de ausencia de vida, pero una mínima atención a nuestro entorno desvela la
presencia de verdaderas joyas naturales, algunas de ellas cargadas de color.
Entre las grandes lajas de pizarra, a menos de un centenar de metros de la cumbre, flores de
pétalos de color rojo y estambres amarillos sobre tallos rastreros y pelosos de color verde,
destacan entre el gris y ocre de las rocas. Delatan la presencia de una de las especies más
buscadas por fotógrafos y botánicos, la amapola de Sierra Nevada, Papaver lamperousiam, una
pequeña planta que desafía temperaturas de más de veinte grados bajo cero en invierno y fuertes
insolaciones en verano y que se mantiene para dar la bienvenida a quienes se aventuran a
ascender a la cumbre. Se considera un tesoro porque existen poquísimos pies de esta planta que,
aunque no es endémica de Sierra Nevada, (comparte territorio con los Pirineos) lleva el nombre
del macizo nevadense, y está catalogada como especie en peligro de extinción.
Senecio nevadensis
Aunque esta amapola puede considerarse como uno de los iconos de Sierra Nevada, otras plantas
logran sobrevivir en el entorno de la cumbre. Los senecios, tanto el llamado S. nevadensis como
S. nebrodensis, lucen sus flores amarillas sobre tallos verdes, la primera de ellas endémica de
la sierra mientras la segunda se encuentran también en la sierra de Filabres, en la provincia de
Almería, dos especies que pueden llegar a la misma cumbre del Mulhacén, al igual que pequeñas
flores de color blanco que destacan sobre marañas ramificadas y rastreras, de color verde, que
aparecen entre grietas con algo de humedad, Arenaria tetraquetra amabilis, conocida como piel de
león, otro endemismo de Sierra Nevada, que aprovecha los mínimos depósitos de tierra entre rocas
para crecer. Son también los espacios que aprovecha la bellísima violeta de Sierra Nevada, Viola
cassiuscula, de color azul, que llega a poblar con múltiples flores, grietas y pequeños
borreguiles formados por musgos entre rocas y a pie de vereda
En puntos más expuestos al sol y el viento aparecen los cardos, que como el Cardocuco o cardo
azul, Eryngium glaciale, un endemismo iberonorteafricano, se asoma a las laderas que caen hacia
la Caldera. También las espuelillas o dragoncillos de Sierra Nevada, Chaenorhinum glareosum, a
medio centenar de metros de la cima. sobre la vegetación y asociadas directamente a ella,
hay algunas especies de invertebrados que logran sobrevivir en este hábitat extremo. Entre las
almohadillas de arenarias puede sorprendernos la presencia de un insecto único en el mundo,
Baetica ustulata, la chicharra de Sierra Nevada, que tiene apariencia de grillo, con llamativos
colores ocres y marrones. Se ve con profusión desde 3.000 metros de altitud y en la ladera sur
del Mulhacén. Hay otros insectos singulares como Iberodorcadion lorqunii, un escarabajo
endémico; y un saltamontes sin alas, Eumigus rubioi. Pero también es posible disfrutar de
mariposas en el techo de la península. La que consigue llegar más alta es Aglais urticae,
conocida como ortiguera. Sorprende verla en ascensión continua, junto a los montañeros que se
aventuran a subir por la quebrada vereda casi vertical que recorre la arista oeste del cerro del
Mulhacén.
Prunela collaris
Situarse en el punto más alto de la sierra es disfrutar de la presencia de un ave montañera, el
acentor alpino, que poco más grande que un gorrión, de color pardo, revolotea entre las rocas en
busca de insectos y otros invertebrados, además de semillas y restos de alimento dejados por los
montañeros. En el cielo es posible ver el vuelo de águila real y algún quebrantahuesos, además
de la continuada presencia de golondrinas. Los accesos a la cima son también territorio de
collalba gris, que suele acompañar a los montañeros.
La cumbre es territorio de montesas. Se podría decir que es el único mamífero, además del
hombre, que se aventura a ascender a la cima. La Capra pyrenaica hispánica, es la gran estrella
de los ungulados en la sierra. Es posible verla descansar entre las grandes rocas, machos y
hembras que deambulan entre las pizarras en busca de alimento y refugio.
VÍDEO
* SIERRA NEVADA, MULHACÉN, ASCENSIÓN ALTO DEL CHORRILLO-CUMBRE
VÍDEO: J. E. GÓMEZ
DOS RUTAS A LA CUMBRE
Para llegar a la cumbre de Iberia hay que hacer todo un ejercicio montañero, que aunque factible
para todos los públicos, necesita de siete horas de caminar a través de las altas cumbres, pero
permite conocer la belleza y singularidades del Parque Nacional en toda su plenitud. Dos son las
rutas recomendables: desde la ciudad a través de Pradollano y la Hoya de la Mora, y desde la
Alpujarra, a través de Capileira.
La primera de ellas es la ruta tradicional y la más habitual y transitada durante primavera,
verano y otoño. Parte del área de la Hoya de la Mora, en la zona más alta de Pradollano. Aunque
puede iniciarse a pie, aunque lo más recomendable es tomar el autobús-lanzadera que el Servicio
de Interpretación de las Altas Cumbres, del Parque Nacional de Sierra Nevada, pone en servicio
desde el inicio del mes de junio y hasta septiembre. Accede por la antigua carretera del Veleta
hasta el paraje denominado Posiciones del Veleta, a 3.100 metros de altitud, Aquí se inicia un
recorrido a pie que nos llevará por la carretera del Veleta hasta el paso de La Carihuela, el
punto donde dejamos la cara oeste de la sierra y se inicia la vertiente sur. El paisaje se abre
hacia los ‘tremiles’ con la inconfundible imagen del Mulhacén al fondo. Desde este punto se abre
la antigua carretera hacia la Alpujarra, convertida en el gran sendero de las altas cumbres, que
llegará hasta la laguna de la Caldera, al pie de la arista noroeste del Mulhacén. Una ascensión
de casi un kilómetro en vertical lleva hasta la cumbre. Son 19 km. Ida y vuelta, entre seis y
siete horas de caminata, pero merece la pena.
La segunda opción, pero la más indicada para disfrutar de la biodiversidad de las altas cumbres,
es la vía sur, desde la localidad de Capileira. En la Hoya del Portillo se acaba el acceso con
vehículos y hay que continuar a pie o con el autobús lanzadera que accede al Alto del Chorrillo
y mirador de Trevélez. Desde este punto se asciende a través de la llamada ‘Loma del Tanto’ (así
se llaman los postes que señalan los vértices geodésicos en la cima de las montañas), que de
forma relativamente suave sigue los restos de la antigua pista que ascendía al Mulhacén, que se
acorta a través de trochas abiertas para evitar las curvas y reducir distancias. Es un sendero
en permanente ascensión durante 6 kilómetros (7,5 km si se sigue la antigua pista-carretera de
la cumbre). El camino está realmente bien señalizado con hitos de piedra y se aprecia
claramente, ya que está muy pisado por las muchas personas que cada año suben al pico más alto
de la península Ibérica. Tras casi dos horas de ascenso y una dura subida por la conocida como
‘cuesta del resuello’, se llega a la cumbre del pico Mulhacén 2, o Mulhacén Chico. Es el lugar
en el que el camino se hace algo más suave, queda muy poco para la cumbre final. Un sendero
entre cascajales deja ver la cumbre. Solo queda una subida de media hora para llegar a la cima y
contemplar los restos de las construcciones de la expedición geodésica de finales del siglo XIX
y las rocas en las que se sitúa una hornacina (semidestruida y vacía) para la romería de la
Virgen de las Nieves, y el ‘tanto’ que marca el vértice geodésico de 3.479 metros sobre el nivel
del mar. Son 11,5 kilómetros de ida y vuelta, para los que se necesitan entre 5 y 6 horas de
subida y bajada, pero más accesible que la ruta anterior.
Un esfuerzo que tiene como compensación descubrir los tesoros naturales, biológicos y geológicos
que encierra la cima más alta de la península y disfrutar de un paisaje único.
Conoce la singularidad de Sierra Nevada y su entorno, un territorio con el mayor número de
endemismos de Europa, parajes y paisajes glaciares, la alta montaña más meridional de Europa.
La cumbre de la península Ibérica.
VÍDEOS: Paisajes con Historia, es una serie de reportajes para dar a conocer rutas y
parajes con cualidades naturales y patrimoniales. Grabaciones exclusivas de Waste Magazine.
(Reportajes, fotogalerías y
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