SIERRA NEVADA
REFUGIOS, IDENTIDAD ETNOGRÁFICA
Urge salvar albergues, apriscos, cuevas y abrigos, un patrimonio abandonado
Científicos y montañeros claman por la recuperación de las ancestrales estructuras de piedra, cabañas y cortijos de pastores, iconos de las cumbres nevadenses
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Salvan vidas, dan calor y cobijo cuando la montaña ruge, son estructuras semidestruidas, muchas de ellas desaparecidas, que esperan el reconocimiento que merecen tras décadas de prestar servicio a guardas forestales, pastores, científicos, montañeros y caminantes. Los refugios de Sierra Nevada sufren una situación de abandono crónico, e incluso un fuerte rechazo por parte de sectores conservacionistas que abogan por la eliminación de todo vestigio humano en determinadas zonas de la alta montaña, lo que conlleva la supresión de una parte importante de la historia del macizo nevadense. Los refugios, no solo aquellos que se encuentran incluidos en la red oficial del Espacio Natural y la Federación de Montaña, sino todas aquellas estructuras que realmente son usadas por quienes frecuentan Sierra Nevada, deben volver a ser protagonistas de la evolución etnográfica de la sierra, recuperar su papel y ser testigos de los usos tradicionales que los habitantes de la sierra han dado a la montaña a lo largo de los siglos.
“Todas las civilizaciones, con sus usos y oficios asociados necesitaron elementos para protegerse, para sobrevivir o como cobijos de emergencia, para no morir de frío, porque muchos se situaban por encima de los 2.000 metros de altitud, e incluso muy cerca de la línea de cumbres. Esta montaña fue habitada en el pasado por cazadores, recolectores, pastores, labradores, mineros, trabajadores forestales y viajeros, mientras que hoy día su alta montaña es pisada, sobre todo, por deportistas y curiosos. Todos usaron refugios con tipologías diferentes, dejando huella e historia, muchas veces fascinante y otras discutible, siempre desde nuestra actual visión de conservación de la naturaleza”, dice Antonio Castillo Martín, uno de los responsables de la exposición, Refugios de Sierra Nevada, uso y patrionio,
No es posible cuantificar el número real de refugios que existen en Sierra Nevada si se tienen en cuenta todas las estructuras que tienen esa función, ya que a los 18 refugios que se encuentran dentro de la red oficial del Espacio Natural y la Federación de Montaña, hay que sumar otros muchos que no están catalogados, cuevas utilizadas como apriscos para ganado, estructuras que fueron puestos de caza, guarderías forestales, vivacs de piedras de pizarra en algunas cumbres, e incluso las ruinas de las casetas de la Expedición Geodésica al Mulhacén que aún se conservan, además de construcciones desaparecidas y emblemáticas para la historia de la montaña nevadense como el refugio de Río Seco y el del Vadillo, derribados hace más de una década. Otros, como el de Elorrieta en la ruta hacia el Caballo, están a punto de desaparecer
EXPOSICIÓN REFUGIOS, USO Y PATRIMONIO
FOTOGALERÍA: Imágenes de la exposición 'Sierra Nevada, refugios, uso y patrimonio. foto: Sergio Luque
FOTOGALERÍA CON UNA SELECCIÓN DE IMÁGENES de la exposición fotográfica promovida por la organización Acción
Sierra Nevada, con la colaboración de la Fundación Caja Rural de Granada
(abierta hasta el 16 de febrero2019 en la sede central de la caja), quiere crear
conciencia de ese rico y variado patrimonio heredado. Ofrece una muestra
representativa de refugios (desaparecidos, en ruinas o en uso), naturales,
abrigos y construidos, levantados y usados antaño por mineros, pastores,
arrieros, cazadores, forestales y montañeros, dispersos por la alta montaña de
Sierra Nevada. 76 imágenes, tomadas o aportadas de archivo por 18 fotógrafos y
amantes de la sierra. Imágenes acompañadas por textos explicativos para conocer
la historia de cada uno de los refugios
EL ÚLTIMO REFUGIO * Impresiones
La Cucaracha, da abrigo a montañeros, pastores y sus ganados mientras mira la cara norte del techo de Iberia
JUAN ENRIQUE GÓMEZ - MERCHE S. CALLE
REFUGIO DE LA CUCARACHA 1983. FOTO: J. E. GÓMEZ
El amanecer viste de azul y amarillo las cumbres de Sulayr, mientras la escarcha cubre las laderas umbrías bajo las que discurre un río recién nacido. En los prados de la loma del Calvario, el canto de los colirrojos ataviados con su manto negro invernal, se funde con el balar de las ovejas que aún descansan al abrigo de las ventiscas. La luz ilumina las arboledas que desafían la altitud y ascienden en busca del sol cuyos rayos, aún tímidos, dibujan sombras sobre las paredes de piedra de un viejo barracón forestal, que cada mañana, desde los albores del siglo XX, contempla la belleza de las cumbres más meridionales del continente, la escarpada, mágica y atrayente cara norte del techo de la península Ibérica, los picos de la Alcazaba y el Mulhacén, objetos de sueños alpinos y leyendas de reyes.
Cada día, con las primeras luces, el viejo refugio al que llamaron La Cucaracha por sus anchas formas aferradas al suelo, se muestra dispuesto a desafiar los rigores del invierno y espera a aquellos que se aventuran en las sendas que discurren hacia el corazón de la alta montaña nevadense, para ofrecer protección y albergue a quienes recorren la vereda de la Estrella y deciden subir por la ancestral Cuesta de los Presidiarios, donde aún pervive el espíritu de los condenados que desde el Reino de Granada eran trasladados a las costas del este de Almería a través de las tortuosas rutas de la montaña nevadense. Tras una dura ascensión, muy cerca de la cumbre del Calvario, entre pinos, robles y acerales, el cauce del Genil se muestra abajo, oculto entre rocas y estrechas gargantas, la senda de los presos culmina ante el viejo refugio, en el lugar donde los prados verdes tras el otoño se convierten en un mirador dirigido hacia las paredes de roca plegadas tras la orogénesis que creo las cordilleras alpinas. Es el último refugio, el lugar de partida hacia caminos que bajan de nuevo al valle donde los arroyos, Valdeinfierno y Valdecasillas, dan a luz al Genil.
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