PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
LA PRIMAVERA DESPUNTA EN SIERRA NEVADA
EN MAYO, LA ESTACIÓN MÁS IMPORTANTE PARA LAS ESPECIES DE FAUNA Y
FLORA INICIA SU ANDADURA
Tras el deshielo despuntan los primeros brotes y flores de
especies vegetales claves en los ecosistemas nevadenses.
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
El gris de la pizarra se deja manchar con
puntos de azul obscuro, intenso que desde lejos parecen dibujos
figurativos, pero al acercarse se aprecian tonalidades amarillas
y blancas. Son grupos de violetas, de Viola crassiuscula,
la violeta de la sierra, una de las especies endémicas de Sierra
Nevada, flores que solo pueden verse en el territorio de las
altas cumbres. Aparecen casi al mismo tiempo en el que se retira
la nieve, cuando los neveros dejan al aire los pequeños espacios
de tierra entre las piedras y lascas de los pedregales. Es la
señal inequívoca de que la primavera comienza a hacerse notar en
el techo de Iberia.
Recorrer los espacios situados entre la
estación de esquí y la cumbre del Veleta, los borreguiles donde
nace el río San Juan o los borreguiles de la Virgen, donde se
inicia el río Dílar, es vivir el nacimiento de la primavera casi
tres meses después de iniciarse en cotas bajas, es decir, en el
resto de la península Ibérica. Es una primavera rápida, de solo
un mes, que se inicia con el deshielo y terminará a mediados de
julio, cuando se iniciará el duro y corto verano de la alta
montaña. (...)
VÍDEOS * DESHIELO EN LOS
BORREGUILES DE ALTA MONTAÑA.
VÍDEO: MERCHE S.
CALLE Y J. E. GÓMEZ
(...) La fauna y
flora de las cumbres disponen de muy poco tiempo para poder
cumplir su ciclo de reproducción. Las plantas han de crecer rápido
para mostrar sus flores a los insectos y que, al alimentarse de su
néctar, se lleven el polen hacia otras flores y consumar la
reproducción vegetal. Los insectos, muchos de ellos exclusivos de
la sierra, han de darse prisa porque también han de poner sus
huevos y que las orugas completen su ciclo; las larvas de la Apolo
de Sierra Nevada, eclosionan entre las plantas de
Sedum
amplexicaule, donde crearán sus crisálidas y, de ellas,
aparecerá una nueva
Parnassius apollo nevadensis, uno de
los iconos de la sierra. Lo mismo ocurre con otras endémicas del
macizo granadino como
Polyommatus golgus y Agriades zulichi, que
espera a que crezca una planta escasísima:
Androsace
vitaliana, que es la única de la que sus larvas pueden
alimentarse.
Los ecosistemas inician la recuperación tras haber pasado siete
meses cubiertos de una gruesa capa de nieve. Las semillas han
permanecido en ese espacio que se crea bajo la nieve, entre el
hielo y la tierra, donde la temperatura no sufre bajadas extremas
y es posible mantenerse a la espera de la llegada del deshielo y
la primavera.
Nevadensia
pupurea
En el borreguil es donde el deshielo se hace patente con todo su
poder e imagen estética. Aquí es donde la primavera se convertirá
en una explosión de color, donde decenas de especies de flora, la
mayoría endemismos nevadenses, logran subsistir ayudados por el
agua que empapa un suelo muy fértil. Las primeras en aparecer han
sido las estrellas de las nieves,
Plantago nivalis,
símbolo de Sierra Nevada, que tapizan grandes áreas del borreguil.
Entre ellas crecen los ‘botones dorados’,
Ranunculus demissus,
y otros de su mismo género con flores blancas,
Ranunculus
acetosellifolius, al que se conoce como ranillo de las
nieves, una de las joyas de la sierra nevadense
En el borreguil de San Juan, el nacimiento del río que alimenta el
Genil y discurre bajo la Hoya de la Mora, los grandes neveros
crean tumultuosos arroyos por los que discurren cantidades
ingentes de agua. En sus riberas, musgos almohadillados,
saxifragas, ranúnculos y junquillos de las altas cumbres…
A finales de abril, la primavera entró en zonas más bajas, en los
límites de las arboledas con la alta montaña, en espacios como el
Dornajo, las laderas que caen hacia el valle del Genil. Allí
abundan ya las masas de piornos, unos llamados piorno azul, por el
color de sus flores y otros con pequeñas flores amarillas, el
piorno de crucecitas. Eran, realmente, el verdadero anticipo de la
explosión primaveral que pronto llegaría a las cumbres.
Mientras en los ventisqueros la nieve se convierte en agua, la
primavera se adueña de las laderas y crea un paraíso efímero,
listo para ser observado y conservar.
Plantago nivalis en flor
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