PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
SIERRA NEVADA
PEÑONES DE SAN FRANCISCO, LA MARCA DE LOS GLACIARES
Desde los Peñones de San Francisco, Sierra Nevada muestra su
singular imagen, esculpida por las cuatro últimas glaciaciones
Los picachos que afloran desde el collado del Diablo hasta el
Mojón del Trigo miran a las altas cumbres y señalan el acceso a
los grandes valles nevadenses
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Una pareja de cabras montesas trepa entre las pizarras de los
Peñones de San Francisco. Ascienden a través de una vía abierta de
forma natural entre las rocas de una pared casi vertical, que cae
sobre las laderas del barranco de San Juan. Descansan en las
escasas repisas de color gris que afloran quebradas desde la roca
madre y que, a modo de balcones, permiten contemplar la singular
belleza de los grandes picos de Sierra Nevada, la imagen trazada
por el paso del tiempo y el efecto de las inclemencias climáticas
sobre una superficie geológica única en el sur de Europa. Desde
este enclave es posible entender la esencia de los territorios
nevadenses y disfrutar de la antesala de las cumbres. (...)
(...) Las formas de Sierra Nevada se deben al efecto de grandes
periodos de temperaturas por debajo de 30 grados bajo cero y la
acumulación de enormes placas de hielo. El macizo nevadense
muestra las marcas de las últimas glaciaciones, mantiene circos
glaciares, valles originados por los deshielos, profundos
barrancos y enormes cortados en su vertiente norte, fruto de la
fractura de rocas heladas y la caída de sedimentos. La morfología
de la sierra, la línea que delimita la cuerda de los ‘tresmiles,’
de los grandes picos, es la obra esculpida por las últimas cuatro
glaciaciones del Cuaternario, según los ‘Itinerarios geológicos
por Sierra Nevada’, de Martín Martín, Braga Alarcón y Gómez
Pugnaire, que reseñan la glaciación Riss, hace 140.000 años;
Würm, con 20.000; Younger Dryas, de hace 10.000 , y la muy
reciente Pequeña Edad de Hielo, entre los siglos XVIII y XIX, como
‘culpables’ de los cambios que delimitaron la imagen geológica de
la sierra y sobre todo de formaciones geológicas periglaciares:
los canchales, pedregales, terrazas nivales y las extensiones
subterráneas de hielo fósil que aún se conserva bajo el cortado
del Veleta.
Ascender a los riscos de San Francisco es contemplar en toda su
magnitud la historia geológica de la sierra. No es necesario
adentrarse en los pedregales y canchales del Mulhacén, escalar las
paredes de la Alcazaba, transitar entre las lagunas o recorrer la
senda del Veredón bajo la cara norte del Veleta, para disfrutar de
la presencia de rocas metamórficas, las que dieron origen a la
alta montaña, y observar la vida que habita entre sus grietas y se
adapta a las más duras condiciones meteorológicas. Los peñones son
un territorio de alto valor botánico, un hábitat de líquenes y
especies rupícolas. Mirar las paredes de las rocas orientadas
hacia el norte es contemplar tapices de colores rojos, amarillos,
verdes y negros. Son líquenes, organismos vegetales formados por
la simbiosis entre hongos y algas. El botánico Manuel Casares
contabilizó 45 especies solo en el área de los peñones de San
Francisco, como los llamados
Rihizocarpon geographicum,
Xanthoria elegans y
Umbilicaria decusata,
considerados como joyas por los especialistas en este fascinante
universo vegetal.
Francisco Valle, catedrático de la UGR, califica este enclave como
«una localidad botánica clásica» muy estudiada por su proximidad
al Albergue Universitario y por su riqueza, sobre todo de plantas
que crecen en rocas, como las bellísimas siemprevivas de Sierra
Nevada, la
Sempervivum minutum, las linarias de la sierra,
Linaria aeruginia nevadense, la valeriana de Sierra Nevada,
Centranthus nevadensis, y otras tan significativas de este
ecosistema como el liquen florido,
Androsace vandelli.
Un enclave al que se accede por un camino bordeado de enebros y
tomillos.
Los peñones, situados sobre el Albergue Universitario, afloran
como una espina dorsal que nace en el collado del Diablo, desde
donde parte el camino al viejo albergue de San Francisco, testigo
de la primera estación de esquí, y continúa hacia la Hoya de la
Mora para volver a surgir en el Mojón del Trigo, sobre el que se
sustenta el antiguo observatorio astronómico de la Universidad de
Granada.
Para ascender a este paraje y poder contemplar la cuerda de Sierra
Nevada, su historia geológica y los valles sobre los que bajan sus
grandes ríos, hay que tomar el camino que discurre por detrás del
albergue, un carril que llegaba hasta la zona alta de los peñones
y conectaba con las primitivas pistas de esquí y se unía a la
veredas de la cañada real del Camino de los Neveros. Son solo 300
metros de subida que permite llegar a los primeros balcones que,
situados hacia el este, permiten contemplar la orografía
nevadense, desde el Veleta a la derecha, hacia los Machos, el
Mulhacén y la Alcazaba a la izquierda. Una privilegiada visión que
desciende hacia el San Juan, sus arroyos y borreguiles, y se
intuyen los valles del Guarnón y el circo glaciar del Veleta.
Hace 500 millones de años, las enormes rocas que forman los picos
de Sierra Nevada eran parte del fondo marino, de las aguas no muy
profundas donde emergieron las tierras que crearon Europa y
África. La orogénesis alpina, la formación de las cordilleras
europeas, fue el origen de la sierra. Hace 20 millones de años,
las placas ascendieron hasta crear las más altas montañas
peninsulares con relieves suaves que, más tarde, fueron modeladas
por el cincel de los glaciares hasta su imagen actual, una gran
escultura inacabada que aún permanece en el taller del escultor.
La espina dorsal de la unidad Veleta
La imagen de los peñones es la columna vertebral del inicio
de las cumbres. Las afloraciones son las primeras muestras de las
rocas que forman la llamada unidad Veleta, que junto con la
Mulhacén constituyen las dos áreas geológicas del macizo
nevadense. Las rocas de San Francisco son la muestra de las
piedras que dieron origen a las altas cumbres.
¿Dónde están?
_Sierra Nevada:_ Son los tres grandes riscos que se sitúan sobre
el Albergue Universitario. .
¿Cómo subir?
_Sendero:_ La forma fácil de acceder es por el sendero que se
inicia detrás de Albergue Universitario. Sube 340 metros hasta
llegar a la divisoria con la vertiente norte. Desde allí asciende
otros 200 metros hasta la cima de los peñones
_Coordenadas:_ El camino se inicia en 37°
5’45.17N 3°23’13.19W.
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural
FLORA
Androsace vandelli
Artemisia absitum (Ajenjo)
Asplenium
septentrionale
Cardamine resedifolia
Carduus carlinoides
Centranthus nevadensis (Valeriana
de Sierra Nevada)
Chenopodium foliosum
Cirsium gregarium
Cirsium odontolepis
Conopodium bunioides
Digitalis purpurea
Draba hispanica subsp laderoi
Dryopteris filix - mas
Erysimum nevadense
Genista versicolor
Helianthemum apeninum
ssp suffriticosum (= H. croceum)
Hormathophylla spinosa
Juniperus communis subsp hemisphaerica
Jurinea humilis
Linaria aeruginea subsp nevadensis
Marrubium supinum
Murbeckiella boryi
Onopordum acaulon
Cirsium odontolepis
Pilosella castellana
Polypodium vulgare
Polystichum aculeatum
Polystichum
lonchitis
Sedum anglicum
Sedum amplexicaule
Sedum dasyphyllum
Sempervivum minutum
(Siempreviva de Sierra Nevada)
Silene rupestris
Reseda complicata (Bolina de
Sierra Nevada)
Thymus serpylloides (Tomillo de la
sierra)
Urtica dioica
Verbascum nevadense
Aves
Apus apus (Vencejo
común)
Oenanthe
oenanthe (Collalbagris)
Phoenicurus
ochruros (Colirrojo tizón)
Petronia petronia
INSECTOS
Aglais urticae
Argynnis niobe
Aricia cramera
Erebia hispania
Hesperia comma
Issoria lathonia
Lycaena alcyphron
Melanargia lachesis
Pieris rapae
Pimelia monticola
Pontia daplidice
Proctenius granatensis
Satyrus actaea
LÍQUENES
Dermatocarpon miniatum
Lecidea atrobrunnea
Rhizocarpon
geographicum (Liquen geográfico)
Umbilicaria decussata
Xanthoria elegans
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