PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
SIERRA NEVADA, DONDE LLEGÓ EL MAR
Sierra Nevada emergió de las aguas y convirtió sus laderas en la frontera sur del nuevo continente europeo
Especies marinas vivieron en charcas de marea que se extendían desde el valle de Lecrín hasta las puertas de Granada
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Terrones de arcillas grises y amarillentas, mezcladas con cantos rodados, conglomerados geológicos frágiles y sueltos, tapizan las tierras de las laderas suroeste de la media montaña nevadense, más abajo de la orla caliza y dolomítica que envuelve el núcleo de Sierra Nevada. Son tierras que encierran tesoros de la biodiversidad que vivía en este lugar hace nueve millones de años. Son fósiles de especies marinas que habitaban los espacios intermareales del que sería nominado como mar de Alborán, desde el que emergieron las montañas que formaron la cordillera alpina más meridional de Europa.
En la ascensión a cerros como Sevilla o Las Pipas, ubicados sobre el conocido cortijo del Macareno (también llamado fuente del Hervidero), es posible observar sus restos, las huellas que dejaron en las rocas blandas batidas por el mar, en formaciones geológicas situadas a altitudes superiores a 1.400 metros.
Para entender cómo es posible que la orilla del mar ocupase espacios como La Zubia, Ogíjares, Armilla y la Vega de Granada, e incluso llegase hasta cotas de la media montaña, basta con ascender a los altos del cerro de Sevilla, girar 360 grados y contemplar la gran mole del macizo nevadense que se extiende de este a sur, mientras que al suroeste, debajo de nuestros pies, se observa la depresión de Granada. Con esas imágenes en la retina hay que viajar en el tiempo, hasta hace 20 millones de años, cuando la mayor parte de esa extensión no era más que la superficie del mar, pero no por mucho tiempo, ya que poco a poco, durante 10 millones de años, el fondo marino, lo que era una gran cordillera submarina, emergió hasta formar lo que hoy conocemos como Sierra Nevada. En su empuje, las rocas madre de la sierra, dejaron atrás aluviones de piedra, conglomerados, residuos compactados sobre los que se extendió el agua marina desalojada por la montaña.
El mar se resistía a desparecer y formó enormes esteros, brazos marinos que desde lo que hoy es el Valle se extendían hacia las faldas de la montaña, donde los movimientos geológicos siguieron depositando tierras que cubrieron el lecho marino, donde se redujo la profundidad hasta crear enormes extensiones intermareales similares a lo que hoy conocemos como charcas de marea. Allí vivían numerosas especies de aguas someras, moluscos, erizos, algas calcáreas, corales, tubícolas y otros que han dejado su huella en las piedras. En el cerro Sevilla es fácil encontrar rocas horadadas con múltiples orificios, que indican la presencia de dátiles de mar y otros moluscos bivalvos, mientras que en el cerro de las Pipas, camino de la Boca de la Pesca, es masiva la presencia de Dentalium, un molusco con concha en forma de colmillo y de pipa para cigarrillos, lo que da el nombre a la colina,
Los fósiles marinos vuelven a aparecer en diferentes zonas de margas que, en cotas algo más altas, llegan a conectar con la franja dolomítica que rodea la montaña y señala el punto de emersión, el lugar hasta el que hace nueve millones de años, un periodo que en tiempo geológico se podría considerar como ‘anteayer’, se encontraba el litoral de Alborán.
Senderos Sevilla y las Pipas
Dese el aparamiento situado más arriba de la Fuente del Hervidero, parte el sendero accesible Haza Larguilla, pero junto al cartel señalizador, otro sendero sale a la derecha y sube hacia el cerro Sevilla y otras colinas que rodean el Hervidero. Todos ellos, muestran vestigios fósiles de vida marina. Casi al final del sendero de haza Larguilla, cuadno se inicia la sendahacia la Pescá, está el cerro de las Pipas, llamado así por los fósiles de conchas en forma de colmillos.
MAPA DE ACCESOS