(...)En Sierra Nevada no hay que esperar a fechas prefijadas como
2040 para comprar los efectos del clima. Ya es posible saber que en
los últimos diez años, las temperaturas han experimentado un
incremento en sus máximas y mínimas, y que hasta el final del siglo
XXI el calor avanzará hacia las cumbres con una subida de entre 2,56
y 6,22 grados centígrados. Es una de las conclusiones de los
científicos que, coordinados por el Observatorio del Cambio Global
de Sierra Nevada, elaboran desde hace una década numerosos estudios
que se engloban bajo el epígrafe de ‘La huella del cambio en Sierra
Nevada’ y que se ha convertido en referencia para la gestión
ambiental de espacios naturales de dentro y fuera del ámbito
peninsular.
La presencia de nieve no solo es la clave para el desarrollo
económico de la sierra y su entorno, sino que también es la base
fundamental para la supervivencia de centenares de especies de flora
y fauna que habitan las más de 170.000 hectáreas que forman el
espacio protegido. Ya se ha constatado que la nieve llega más tarde,
se va antes y es menos densa, lo que afecta de forma directa a la
totalidad de los ecosistemas, tanto de altas cumbres como los de la
media y baja montaña, ya que de ella depende el caudal de los ríos y
la calidad de sus aguas. Las simulaciones realizadas sobre datos
obtenidos en los últimos años, señalan una tendencia a la
disminución progresiva de la cantidad de nieve, ya que las
precipitaciones en la totalidad de la sierra descienden
considerablemente. Según los datos obtenidos desde hace 14 años
mediante las imágenes del satélite Tierra, de la NASA, que
fotografía la sierra cada ocho días, en el 79% del territorio
nevadense investigado (más de 7.000 cuadrículas de 500 metros
cuadrados) la nieve dura menos tiempo; en el 68% se retrasa el
inicio del periodo de innivación, y en el 80,72% la nieve se retira
antes, tendencias que son muy evidentes conforme se asciende en
altitud. En ese mismo periodo de tiempo la nieve ha durado un día
menos en las zonas bajas y 3,8 menos en las más altas, lo que
supondría 27 días menos de nieve a lo largo del siglo en las cumbres
y 7 días menos en las cotas bajas.
La escasez de nieve en la estación de esquí se suple con
innivación artificial
Los ríos
La menor cantidad de nieve implica un descenso en el régimen hídrico
de los ríos y acuíferos que alimentan todo el macizo nevadense,
pueblos y ciudades. Ya se ha constatado un descenso de los caudales
que se verá incrementado con el paso de los años por periodos de
mayor sequía y menos intensidad de nieve y lluvia, lo que genera un
incremento de la temperatura del agua, la mayor presencia de
nutrientes que hacen crecer las algas y la eutrofización (falta de
oxígeno) lo que tiene consecuencias directas como la reducción de la
vegetación de ribera y el ascenso hacia cotas de mayor altitud de
invertebrados y macrovertebrados, como gatos monteses, jinetas,
tejones, jabalíes, cabras montesas y toda la avifauna asociada a los
hábitats ribereños.
La desaparición de acequias, especialmente las de careo en la alta
montaña, que la sierra sufre desde hace más de medio siglo,
incrementa el problema de la desecación de ecosistemas a los que el
agua ya no llegará por el desborde de estas infraestructuras creadas
por el hombre para distribuir el agua por terrenos ganaderos y
agrícolas. Desde hace unos años se han puesto en marcha programas de
recuperación de acequias en las laderas de la Alpujarra y en la
vertiente norte que han logrado devolver la estabilidad hídrica a
zonas que podrían haber entrado en una irrecuperable deriva hacia la
desertización.
Entre las realidades climáticas ya constatadas, los investigadores
aglutinados por el Observatorio que dirige el catedrático de
Ecología de la Universidad de Granada, Regino Zamora, pertenecientes
a la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía, la Consejería de
Medio Ambiente, la UGR y los parques Nacional y Natural de Sierra
Nevada, señalan de forma especial los movimientos de la
biodiversidad. Afirman que las especies animales y vegetales ya
viven los efectos del cambio y reaccionan para sobrevivir. Hay un
evidente desplazamiento altitudinal de la mayoría de las especies.
Se ha constatado especialmente con invertebrados relacionados con
los cursos de agua y con las mariposas diurnas. La mayoría de las
especies de lepidópteros de la sierra, entre ellas las endémicas de
este territorio, han ascendido de forma considerable. Lo mismo
ocurre con las aves, cuyas comunidades pueden verse ahora en puntos
más altos donde no hace tanto frío como hace unos años, al menos
durante los periodos comprendidos entre la primavera y el otoño.
También ha cambiado ya la fenología, los tiempos en los que las
especies realizan sus ciclos vitales. De hecho algunas plantas
florecen antes para aprovechar la temperatura y tener más tiempo
para reproducirse, al igual que las mariposas, que salen antes de
sus crisálidas, alentadas por el incremento del calor. En los
anfibios ya se ha comprobado el ascenso de más de 200 metros en
altitud de algunos de ellos, y en casos tan señalados como el
endémico sapo partero bético, de casi un centenar de metros.
Pero los efectos de la antropización y el cambio climático en la
sierra no suponen una regresión del medio ambiente en todos los
casos. La cobertura vegetal del espacio protegido crece de forma
rápida y constatable con solo mirar hacia las laderas suroeste y
norte, la que caen hacia el Valle de Lecrín y la comarca de Guadíx y
el Marquesado, donde se aprecia el crecimiento de las masas
boscosas. Los pinares de repoblación se han naturalizado y las
tareas de recuperación con la saca de ejemplares y clareo de bosques
han supuesto una ayuda a la regeneración natural de estos
ecosistemas, donde las encinas han vuelto a crecer gracias al
abandono de espacios cultivados en las zonas altas. Los bosques
mixtos se recuperan, incluso los robledales. Las imágenes de los
satélites muestran los colores del cambio, pero en este caso, hacen
verdear la tierra rojiza y blanca de las montañas, ya que se ha
constatado el ascenso de lo que se podría considerar el límite del
árbol, que estaba en alrededor de 1.800 metros y ahora supera los
2.000 metros en algunas zonas.
Sierra Nevada son sus pueblos. Desde hace más un siglo la
despoblación ha sido la tónica dominante de los municipios
nevadenses, con un descenso de más del 60% en el número de
habitantes y la desaparición casi total de algunos usos
tradicionales como la agricultura de altura y la ganadería. Los
investigadores, que tienen en la localidad de Cáñar, la referencia
para estudiar la evolución de la presencia humana en la sierra, han
constatado ya un incremento paulatino de las poblaciones y con una
tendencia creciente. Afirman que desde 1989 ha aumentado de forma
importante la calidad de vida de todos los municipios y seguirá
creciendo si se respetan los parámetros que la naturaleza señala año
tras año y la gestión de usos se hace de manera sostenible.
Los sondeos para conocer la composición vegetal y el efecto del
hombre en la sierra señalan que 5.000 años atrás había carboneo y
que hace dos milenios había olivos. Desde entonces el uso del
territorio ha sido uno de los principales condicionantes. Los
científicos afirman que ahora tenemos los métodos y el conocimiento
para observar y entender lo que ocurre en los ecosistemas y actuar
en su protección como garantía para nuestra supervivencia.
EFECTOS DEL CAMBIO CLIMÁTICO EN SIERRA NEVADA, EJEMPLOS
Erosión:_ A pesar de que haya menos
precipitaciones, aumenta la torrencialidad que provoca el
deslizamientode tierras en las laderas de las cumbres y la media
montaña.
Este y oeste:_ Ya se ha constatado que en la zona
oriental de la sierra lleve más y menos en la occidental,debido a la
reducción de lluvias de influencia atlántica y al incremento de
precipitaciones en la cuenca mediterránea.
Ecoturismo:_ El incremento del uso turístico
sostenible ha hecho subir el índice de bienestar y potencial
deriqueza de los municipios.
27.- Días menos de nieve a 2.500 metros de altitud
a lo largo del siglo XXI, ya se han registrado 3,8 díasmenos desde
2000 a 2014.
5.000.- metros cúbicos es la reducción experimentada por el hielo
glaciar del corral del Veleta desde 2006.
79,05%.- del territorio estudiado por el satélite
Tierra, tiene nieve durante menos tiempo cada año.
42%.- del área de Sierra Nevada ha sufrido
alteraciones en el uso del suelo desde 1956.
3.000aC.- Desde hace cinco milenios se produce
alteración de la vegetación por actividad humana en la sierra.
3.000.- kilómetros de acequias tradicionales deben
permanecer y recuperarse.
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