Sierra
Nevada, futuro incierto
Sierra Nevada, proyectos de ampliación y escasez de nieve
El cambio climático provocará una drástica reducción del manto
blanco
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE

Mientras los empresarios piden ampliar la estación de esquí,
científicos y gestores advierten del aumento de las temperaturas
Los mapas elaborados a través de las imágenes del satélite de la
NASA, ‘Modis’, no dan lugar a demasiadas alegrías. En Sierra
Nevada, según los investigadores del Observatorio del Cambio
Global, «el manto de nieve se reducirá a cotas cada vez más altas
y durará menos tiempo», dice el coordinador de este organismo
científico, el catedrático de Ecología, Regino Zamora. Esta
dramática conclusión no se refiere a un futuro situado a siglos
vista, sino solo a los próximos diez años. Las dos últimas
temporadas, con agua y nieve en 2011, y frío y nieve en 2012, son
excepciones puntuales y que no alteran los datos de los ciclos
climáticos que afectan al área mediterránea y a una estación
situada en la latitud más meridional de Europa.
No es una buena noticia para el futuro de Sierra Nevada, sobre
todo en un momento en el que una nueva propuesta de los
empresarios granadinos ha vuelto a poner sobre el tapete la
necesidad de ampliar las zonas esquiables, extrapolar la estación
a otros espacios del macizo montañoso, e incluso instalar nuevos
accesos a través del barranco de San Juan, hasta llegar al pico
del Caballo, a través de la cuerda de los ‘tresmiles’.
En una reunión de los empresarios granadinos con los responsables
del Partido Popular, celebrada a medios de febrero, exponían la
necesidad de explotar convenientemente el potencial turístico, y
por tanto económico, que tiene Sierra Nevada. El presidente de los
empresarios de la sierra, Juan Miguel Martínez Cañavate, afirma
que la sierra «tiene que ser uno de los focos de creación de
riqueza y de empleo en Granada». Durante años han visto que todas
las estaciones del mundo han crecido, «y son los grandes dominios
de esquí los que reciben más cantidad de visitantes cada año».
Para ellos, el área esquiable se ha quedado pequeña. No es
suficiente para el interés que la sierra granadina despierta entre
los aficionados a la nieve y en el turismo en general. «Con un
estudio previo que indicase cómo hacerlo para conjugar la
protección del macizo con su desarrollo económico, tendríamos que
ver nuevas áreas, como la zona del Caballo, el Picón de Jeres y la
Ragua, todo ello con accesos adecuados, que no tienen que ser
agresivos con el medio natural», dice el presidente de los
empresarios de Sierra Nevada, que recuerda que hay compañías
especializadas en la construcción de sistemas de remontes «que no
alteran el medio, como ya se ha hecho en estaciones de esquí de
otros países europeos , especialmente en los Alpes».
Pico Veleta y área esquiable
Las dudas
La idea está ahí, pero no goza de la aceptación de los gestores
ambientales de la sierra y los científicos ponen serias pegas.
Para los responsables del Parque Nacional y Natural, hay problemas
jurídicos y de concepto. «Desde el punto de vista legal, en Sierra
Nevada existe un parque natural en el que está la estación y a su
alrededor un parque nacional que tiene un régimen de protección
realmente incompatible con lo que supone, en cuanto
infraestructuras y transformación del territorio, una estación de
esquí», dice el director del llamado Espacio Natural de Sierra
Nevada, Javier Sánchez, que recuerda que sería necesario «cambiar
la ley para elaborar otra que cambiase los límites del Parque
Nacional de sierra Nevada». También indica que el actual plan de
uso y gestión del parque «es un documento aprobado en 2011 y que
ha tenido un gran consenso de todas las fuerzas políticas y
sociales, una unidad de criterios que se ha tardado cuatro años en
establecer. La ampliación sería incompatible con ese plan».
Ecologistas
Los representantes de una parte de la sociedad en el Consejo de
Participación de Sierra Nevada, Ecologistas en Acción, también se
muestran contrarios a posibles ampliaciones, que consideran
innecesarias y agresivas con una riqueza natural única en Europa.
«Hay que dejar la estación como está y aprovechar mejor lo que
tenemos para no crear daños ambientales. Estamos convencidos de
que la actual estación y área esquiable y suficiente. No
necesitamos más». Los ecologistas indican que el macizo de Sierra
Nevada contiene ecosistemas realmente frágiles que deben tratarse
con sumo cuidado. «Hay que pensar que hablamos de un territorio
que es Reserva de la Biosfera que tiene características físicas y
biológicas impresionantes».
Las zonas de alta montaña son especialmente sensibles a los
cambios. Regino Zamora, afirma que «son espacios que están
acostumbrados a circunstancias extremas, a pasar frío, a estar
bajo nieve, sufrir vientos muy fuertes, niveles de erosión
altísimos; unas condiciones de estrés fuerte provocado por
elementos naturales», pero este científico, uno de los máximos
conocedores de la realidad biológica y ecológica del macizo
montañoso, plantea que los ecosistemas se ven alterados cuando
tienen que sufrir los efectos de movimientos de tierras,
maquinarias y actuaciones agresivas, para las que no están
preparadas. Ese tipo de estrés sí tiene una incidencia negativa y
de difícil recuperación». El responsable del Observatorio del
Cambio Global, asegura que la capacidad de recuperación es muy
limitada. «Si en algún sitio hay que aplicar el principio de
precaución es en este tipo de ecosistemas, y pensar muy bien las
actuaciones porque cualquier tipo de alteración que se produzca no
se va a poder recuperar», dice.
La potencialidad económica del macizo de Sierra Nevada es la base
de la propuesta de los empresarios granadinos para la ampliación
de las áreas esquiables. Afirman que en muchos fines de semana, el
la sierra no se cabe, que otros espacios naturales como los
Pirineos, o zonas como las Dolomíticas de los Alpes, han ampliado
sus estaciones de forma equilibrada con el medio ambiente.
«Tenemos basarnos en estudios de expertos, desde economistas a
biólogos, botánicos y geólogos, y sabemos que hay muchos que están
de acuerdo en que la ampliación es posible, pero siempre de forma
respetuosa y sostenible», dice Juan Miguel Martínez Cañavate.
En cambio, desde el Parque Nacional, su director, Javier Sánchez,
indica que la sostenibilidad se basa en una obtención de riqueza
que pueda mantenerse en el tiempo. «Ya se está logrando. El
territorio de los parques, el nacional y el natural, es visitado
por un millón de personas cada año, sin contar a los esquiadores y
visitantes de la estación», una cifra superior a la registrada por
el otro parque nacional de Andalucía, Doñana. Javier Sánchez,
afirma que en las comarcas que forman parte de este territorio
protegido, «el 30% de la renta per cápita de sus habitantes se
obtiene con actividades relacionadas con el parque, así como el
23% del empleo, que es asimilable a tareas dependientes de las
áreas naturales».
Existen más de un centenar de empresas que se dedican a canalizar
al turismo de naturaleza, una actividad en constante crecimiento
en la totalidad del Espacio Natural de Sierra Nevada.
Sin duda, la polémica continuará, pero la realidad, positiva o
negativa, la marcará la evolución del clima.
Europa tiene sus ojos en el San Juan
El caballo de batalla de la ampliación ‘versus’ protección, es el
río San Juan y su cabecera, uno de los espacios naturales más
importantes del continente
Modificar los límites del Parque Nacional de Sierra Nevada, según
la propuesta de ampliación que presentan los empresarios, implica
rebajar la calificación legal del río San Juan y, sobre todo, su
cabecera. El conservador del parque, Ignacio Henares, indica que
el territorio que todo el mundo conoce como el barranco de San
Juan, es uno de los espacios naturales más importantes del
continente europeo. «Modificar la calificación necesitaría de
cambios normativos a nivel del Parlamento Europeo y la Comisión
Europea, ya que estamos ante una Reserva de la Biosfera». Asegura
que el Estado, compró las fincas de toda esta zona,
tradicionalmente de las familias Fierro y Lamelas, y utilizadas
por los ganaderos de Güéjar Sierra, que siguen usándolas para que
paste su ganado, para preservar todo el espacio de posibles
ampliaciones de la estación de esquí. «Sería ir en contra de los
principios básicos que ha mantenido siempre el Estado y la
Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía», dice
Henares. El Barranco de San Juan es visitado cada año por
centenares de especialistas en flora y fauna. Científicos y
naturalistas que vienen desde universidades y centros de
investigación de todo el mundo para estudiar estos ecosistemas y
las especies que los habitan. Hay que tener en cuenta que
aproximadamente el 80% de las especies endémicas de toda Europa se
concentran en Sierra Nevada, y la mayoría de ellas, en el San
Juan. «La idea de ubicar accesos a las áreas esquiables desde
Güéjar Sierra por el San Juan, sería un atentado a la integridad
de Sierra Nevada».
La protección del macizo es algo irrenunciable para la Junta de
Andalucía, pero la administración autónoma mantiene una curiosa
dualidad. Medio Ambiente aboga por la conservación y la
sostenibilidad, otros estamentos; Turismo mantiene el discurso del
desarrollo y Cetursa, la empresa pública gestora de la estación y
la encargada del ¡área esquiable, lo tiene claro: ampliación, si,
aunque con «respeto».
«La pista de los campos de Otero lleva cien años sin
recuperarse»
Regino Zamora recorre el macizo de Sierra Nevada desde que era
estudiante de Biología. Recuerda que entre el Albergue
Universitario y el viejo refugio de San Francisco, se construyó la
primera pista de esquí, la de los campos de Otero. Después se
abandonó. Se roturó sobre un denso enebral. Afirma que a pesar de
que han pasado cien años, el enebral, en magníficas condiciones,
con emisión de semillas, temperatura, y protección, no ha logrado
eliminar los rastros de las pistas de esquí. Insiste en que la
alteración de las condiciones en la alta montaña provoca que las
especies busquen cotas más altas, con condiciones aún más duras,
pocas lo consiguen, y las que lo logran siguen subiendo hasta
llegar a la cima, «¿y después, qué?»
«
Más alta y durante menos tiempo»
El investigador del Observatorio del Cambio Global, Francisco
Bonet, afirma que los datos para evaluar la posibilidad de más o
menos nieve se obtienen con el estudio, vía satélite, de 8.000
cuadrículas de 500 metros cada una, en las que se ha dividido la
sierra. «Los resultados son que habrá una importante disminución
de la capa de nieve. Habrá precipitaciones de este tipo, pero
serán menores, durarán menos tiempo y se mantendrán a mayor
altitud». Es una conclusión aceptada por toda la comunidad
científica, dice Francisco Bonet.
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