PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
CUANDO EL RÍO DESVELA SUS SECRETOS
MONACHIL, SENDERO DEL RÍO A LOS CAHORROS
Entre Monachil y los Cahorros un sendero abre sus riberas ocultas
bajo álamos y saucedas |
Un sendero recorre la ribera del río para acceder a los puentes y
cerradas de los tajos dolomíticos más frecuentados de Sierra
Nevada
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Se mueve rápido, a saltos y en pequeños vuelos casi estáticos
sobre la superficie del agua, en los remansos de un río
tumultuoso. Es una lavandera cascadeña, un ave de mediano tamaño,
de cuerpo y alas amarillas y negras y manto gris, la más fluvial
de las tres especies de lavanderas que viven la península Ibérica.
Intenta cazar al vuelo insectos que pululan sobre la lámina de
agua, e incluso en puntos donde el río salta entre piedras y
pequeñas cascadas. Esta Motacilla cinérea señala con su presencia
que las aguas del río no están contaminadas y mantienen sus
valores de cauce de montaña, es un bioindicador de la salud de un
ecosistema de ribera en el que sobrevive e intenta localizar el
mayor número posible de piezas para llevar hasta el nido escondido
entre las piedras de la ribera, donde le esperan cuatro polluelos
que en agosto ya están a punto de abandonar el nido aunque sus
padres les alimentarán unos días más, al menos hasta que se
familiaricen con el tramo de río que consideran su territorio, de
entre uno y dos kilómetros de cauce y sus riberas.
Es fácil observar la imagen de las lavanderas cascadeñas sobre las
rocas bañadas por el agua en el cauce medio del río Monachil, en
el interior del bosque de galería que genera la presencia del agua
procedente de las cumbres de Sierra Nevada. La densa vegetación
ribereña cierra el paso hacia el interior de un cauce que acaba de
liberarse del abrazo de desfiladeros y caídas en vertical, en
cascadas donde el agua se esparce hacia roquedos que mantienen su
verdor a pesar de las altas temperaturas que durante el verano
ascienden desde la depresión de Granada.
El sendero del río
El territorio de las cascadeñas es el tramo del río Monachil que
desde el extremo sureste de esa localidad llega, aguas arriba,
hasta la entrada de los desfiladeros de los Cahorros, una de las
zonas más frecuentadas por excursionistas de la baja montaña
nevadense, caracterizada por sus paredes para escalada, cortados
que caen sobre el cauce del río, puentes colgantes y grutas
horadadas por el agua. Ahora es posible conocer el interior del
bosque que oculta el hábitat de las lavanderas. Un sendero
discurre, aguas arriba, por la ribera derecha del río, a ras de
agua, tan próximo al cauce que tiene que ser cerrado cuando el río
baja con un alto nivel de caudal debido al deshielo de la sierra.
Bautizado como ‘Sendero del río’, es el camino en el que el
Monachil desvela sus secretos, los saltos de agua y remansos, las
conexiones con ancestrales acequias de riego, los recodos donde el
agua genera pozas en las que algunos esporádicos ejemplares de
trucha común sobreviven a la espera del tiempo de ascender hacia
zonas altas en las que reproducirse.
Desde el puente situado en la zona más alta del tramo urbano del
río, el sendero se interna en el bosque de ribera. Lo hace entre
rocas y peldaños de maderas instalados para facilitar el paso
entre zonas de posible inundación. Camina junto a terrenos
agrícolas, donde el ecosistema original se ha visto alterado por
la mano del hombre, pero en los que se ha logrado un cierto grado
de sostenibilidad. Es un bosque de álamos y sauces, de zarzamoras
y vegetación ribereña, donde el agua baja de forma rápida, incluso
bravía. El sendero es paralelo a la carretera local que conecta
con la antigua central eléctrica de tranvías, la infraestructura
de energía hidráulica que generaba electricidad para el
funcionamiento de los antiguos tranvías de Granada, una central
que aún se mantiene en funcionamiento y aporta su producción a la
red eléctrica general. Es el punto medio de un recorrido de casi
dos kilómetros a través del interior del bosque de ribera, en el
que se han instalado asideros en algunas rocas para facilitar el
paso en zonas de peligro de caída.
El agua discurre más rápida, el camino se vuelve más pendiente y
angosto. La proximidad de los Cahorros y sus cortados se hace
notar en el atronador sonido del agua. Un puente colgante de unos
10 metros de longitud marca la senda que deja atrás el bosque, la
umbría de la ribera del Monachil para conectar con el acceso desde
la acequia de los Habides se interna en los cortados dolomíticos,
el camino que lleva hasta el gran puente colgante de 60 metros de
longitud que comunica con los angostos pasos de este paraje
considerado como uno de los más importantes iconos del senderismo
de Sierra Nevada.
El regreso es desandar el camino ya sea por el sendero del río o
por el tradicional acceso a los Cahorros que lleva hasta el núcleo
urbano de Monachil, aunque es preferible evitarse dos kilómetros
de camino de coches y carretera y volver, de nuevo por el río, por
el bosque de sauces que desvela sus secretos a quienes caminan
junto a sus riberas.
BIODIVERSIDAD
Salix atrocinera
ESPECIE ASOCIADA
EL SENDERO DE LOS SAUCES
Salix atrocinera: La ribera del
Monachil es territorio de sauces que se alzan desde las orillas y
trazan sus largas ramas hasta llegar a cruzar el cauce de un río
que en los inicios del verano baja rápido, caudaloso por el
deshielo de las altas cumbres. Esta especie de sauce, a la que se
conoce como Sauce ceniciento, es la más habitual junto al cauce de
un río en el que la agricultura ha alterado considerablemente el
ecosistema de ribera pero mantiene su bosque de galería.
Especies presentes en este espacio
natural (Click en los nombres para ir a ficha con fotos y datos
de la especie)
Adiantum capillus-veneris
(Culandrillo de pozo)
Andryala integrifolia
Antirrhinum hispanicum
(Rompepiedras)
Apium nodiflorum
Artemisia campestris subsp
glutinosa
Arundo donax
Asparagus acutifolius
Ballota hirsuta
Berberis hispánica (Agracejo)
Bupleurum
fruticosum (Adelfilla)
Bituminaria bituminosa
Campanula mollis
Campanula rapunculus
Carduus pycnocephalus
Celtis australis (Almez)
Centranthus calcitrapae
(Lágrimas de la virgen)
Ceterach officinarum subsp
officinarum (Doradilla)
Chaenorhinum villosum
(Espuelilla pelosa)
Clematis flammula (Clematide)
Clematis vitalba (Clemátide)
Convolvulus althaeoides
Coris monspeliensis (Hierba
pincel)
Corylus avellana
Crambe filiformis
Crataegus monogyna (Majuelo, espino albar)
Daphne gnidium (Torvisco)
Daucus carota
Dittrichia viscosa
Epilobium hirsutum
Equisetum ramosissimum
(Cola de caballo)
Euphorbia characias
Ficus carica (Higuera)
Galium aparine
Geranium rotundifolium
Hedera helix (Hiedra)
Helleborus foetidus (Heleboro)
Helichrysum stoechas
(Manzanilla mala)
Jasminum fruticans (Jazmin
silvestre)
Juglans regia (Nogal)
Juniperus oxycedrus (Junipero)
Lathyrus climenum
Mentha suaveolens
Micromeria graeca
Olea europaea (Olivo)
Ononis natrix
Orobanche hederae (Jopo)
Parietaria judaica (Parietaria)
Philadelphus coronarius (Celinda)
Pistacia
lentiscus (Lentisco)
Pistacia terebinthus (Cornicabra)
Populus nigra
Portulaca oleracea
Prunella vulgaris
Prunus dulcis (Almendro)
Prunus avium (Cerezo)
Punica granatum (Granado)
Putoria calabrica
Pyrus communis (Peral)
Quercus rotundifolia (Encina)
Ranunculus granatensis
Reseda phyteuma
Rhagadiolus edulis
Rhamnus myrtifolia (Carrasquilla)
Rosa canina
Rorippa nasturtium-aquaticum
Rubia peregrina
Rubus ulmifolius (Zarzamora)
Salix atrocinerea (Sauce
ceniciento)
Salix fragilis
Sedum sediforme
Sedum mucizonia
Scrophularia lyrata
Spartium junceum
Scirpus holoschoenus (Junco)
Stipa tenacissima (Esparto)
Silybum marianum
Tamus communis (Nueza negra)
Thalictrum speciosissimum
Thapsia villosa
Trachelium caeruleum (Flor de la
viuda)
Trifolium repens
Umbilicus rupestris (Ombligo de
venus)
Verbena officinalis
Vitis sylvestris (Vid, parra)
Daphne gnidium (Torvizco)
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