PAÍSAJES Y BIODIVERSIDAD
EL SENDERO DEL ALARIFE
ALREDEDOR DE LA ALHAMBRA
Del Avellano a la acequia del Tercio, una ascensión entre umbrías
a la vista de la Alhambra
Las viejas veredas se han reconvertido en una nueva senda para
conocer la esencia de la colina de Santa Elena y descubrir
imágenes inéditas
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
El suave canto de los carboneros se expande entre las hiedras,
cipreses, arces y viejos quejigos. Son pequeñas aves insectívoras,
de las llamadas forestales porque gustan de bosques y arboledas
mediterráneas. Sus variadas voces compiten con el seco y agudo
chirrido que emiten las currucas capirotadas que se esconden entre
los matorrales, mientras que en las umbrías, bajo las hiedras se
escucha el insistente cloqueo de los mirlos. Es un conjunto de
voces que solo pueden darse en territorios donde se conjugan
bosques, sotobosques, laderas y umbrías, y si a ello se le suma la
presencia de aves más urbanas, como tórtolas, gorriones, vencejos
y petirrojos, la única opción territorial junto a la ciudad de
Granada, es la cara noreste de la colina de Sana Elena, la ladera
que se alza sobre el Darro y mira al Albaicín y Valparaíso. Es el
sonido habitual de las veredas que desde el Avellano ascienden
hacia la Silla del Moro, los altos de la Perdiz y el cerro del
Sol, un caótico aglomerado de sendas abiertas por el paso de
personas desde hace siglos, la mayoría de ellas intransitables,
pero que desde ahora se unen en un nuevo sendero abierto para el
uso del servicio de operarios de la Alhambra, de acequieros y
jardineros, pero que aunque no posee la denominación clara de
sendero turístico o deportivo, se ha convertido en la nueva forma
de conocer las singularidades de la colina sobre la que se
construyó la Alhambra, y sin riesgo de tomar la senda equivocada
que no conducía a ninguna parte, disfrutar de un recorrido
entre espacios naturalizados e inéditas vistas sobre la Alhambra,
el Albaicín y todo el valle de Valparaíso.
VÍDEOS *
EL SENDERO DEL ALARIFE. VÍDEO:
MERCHE S. CALLE Y J. E. GÓMEZ
El nuevo sendero conecta el camino del Avellano con la acequia del
Tercio en el punto en el que el cauce, derivado de la acequia
Real, entra en el recinto del Generalife, por lo que discurre en
un primer tramo de ascenso por la ladera del cerro de Santa Elena
(donde se alza la Silla del moro o castillo de Santa Elena) y
luego llanea junto al cauce de la acequia nazarí. A poco más de un
centenar de metros desde que se inicia el camino del Avellano, en
la confluencia con la cuesta de los Chinos, se aprecia como una
vieja vereda que se alzaba desde el camino para serpentear por la
ladera, es ahora un sendero que se inicia con algún escalón para
evitar la deriva de tierras y se interna en la colina. Asciende en
zig-zag, entre una densa vegetación de ribera que, poco a poco, se
va convirtiendo en la típica flora de sotobosque con espacios
umbríos donde crecen almeces, nuezas negras, hiedras y durillos,
con una densidad inusual, ya que la existencia de riego por
aspersores, con una doble función, regar y prevenir incendios,
crea un microclima húmedo en el que se favorece el crecimiento de
especies propias de zonas mucho más húmedas que lo que sería
habitual en el cerro, al menos en sus zonas medias y altas. Un
camino que se asoma sobre la ladera para mirar a la Alhambra. Una
visión diferente, ya que la vista se alinea con las estructuras
del Partal, Comares y las torres de la Alcazaba, y en la misma
línea, al fondo, las cúpulas de la Catedral, y a la derecha, las
mil y un casas blancas y cipreses del Albaicín se alzan sobre el
paisaje.
El camino sube hacia el jardín y los huertos que fueron creados
para solaz y avituallamiento de los palacios nazaríes, y que se
llamaron huertas del Alarife, del arquitecto. De hecho, el nuevo
sendero, que aprovecha varias de las antiguas veredas, discurre
junto a las vallas de protección del Generalife, hasta llegar, a
la sombre de grandes cipreses, hasta el cauce de la acequia del
Tercio. La presencia de agua convierte el recorrido en un paseo de
observación de ecosistemas acuáticos, donde es fácil sorprender la
presencia de culebras de agua, Natrix maura, que acechan ocultas
entre la flora acuática la llegada de renacuajos, insectos de gran
tamaño, e incluso algún ratoncillo despistado. Entre dos aguas,
nadan centenares de larvas de sapo común, que tienen en esta zona
uno de sus hábitats. Caminar junto al cauce de la acequia permite
observar el valle de Valparaíso, con el Sacromonte y la Abadía, y
ver como el Darro, allá abajo, llega desde los montes de Huétor.
No hay una conexión entre la acequia y los caminos que ascienden
hacia la silla del Moro y el llano de la Perdiz, ya que el sendero
termina realmente donde empieza la acequia, pero las viejas
sendas, completamente descarnadas por el paso de gente y la cada
vez mayor presencia de ciclistas que erosionan los conglomerados
arenosos, conectan con caminos que, a la derecha acceden a la
Silla del Moro para volver a la ciudad, o hacia arriba, para tomar
las sendas que suben hacia el Aljibe dela Lluvia y adentrarse en
la Dehesa del Generalife.
En pleno verano, cuando el sol cae a plomo sobre la ciudad de la
Alhambra, un paseo entre bosques y umbrías, con la presencia y el
canto de los petirrojos al divisar la ancestral acequia, anima a
reivindicar la conexión verde entre los espacios naturales y la
urbe que fue capital del Reino de Granada.

DESCUBRIR LA CASCADA DEL TERCIO DE LA ALHAMBRA
Bajo los taludes de la Silla del Moro, el agua crea un paraje
misterioso y señala la linde entre los cerros de Santa Elena y la
Sabika
REPORTAJE COMPLETO
BIODIVERSIDAD
Especies de flora presentes en este espacio natural

Adiantum capillus veneris
Allium neapolitanum /Ajo
blanco)
Anarrhinum
laxiflorum
Andryala integrifolia
Antirrhinum
hispanicum (Rompepiedras)
Anthyllis cytisoides (Albaida)
Anthyllis
tetraphylla
Apium nodiflorum
Ballota hirsuta
Biscutella auriculata
Blackstonia perfoliata
Bupleurum gibraltaricum
(Adelfilla)
Calamintha nepeta subsp.
nepeta
Carex pendula
Carduus pycnocephalus
Celtis australis ( Almez)
Centaurea pullata
Cerastium glomeratum
Chaenorhinum villosum subsp
granatense (Espuelilla pelosa)
Chara vulgaris
Convolvulus althaeoides
Coriaria myrtifolia
Cornus sanguinea Cornejo
Coronilla glauca / Coronilla
valentina subsp. glauca (Carolina de jardín)
Cotoneaster franchetti
Cistus albidus (Jara blanca)
Daphne gnidium (Torvizco)
Euphorbia characias
Ficus carica Higuera
Galium aparine
Geranium robertianum
Gladiolus italicus
Hedera helix (Hiedra)
Iris foetidissima
Muscari comosum (Cebollón)
Orlaya daucoides
Orobanche clausonis
Osyris alba (Retama loca)
Philadelphus coronarius (Celinda)
Pistacia lentiscus
Pistacia terebinthus
Plantago lagopus
Quercus faginea (Quejigo)
Quercus rotundifolia
Celidonia menor
Ranunculus ficaria (Celidonia menor)
Ranunculus paludosus
Ranunculus spicatus
Retama sphaerocarpa
Rhamnus alaternus (Aladierno)
Rhagadiolus stellatus
Rorippa
nasturtium–aquaticum
Rosa canina
Rosmarinus officinalis (Romero)
Rubia peregrina
Rubus ulmifolius
(Zarzamora)
Sanguisorba verrucosa
Samolus valerandi
Silene colorata
Silene vulgaris
Sinapis alba (Mostaza
blanca)
Smyrnium olusatrum (Apio
caballar)
Spartium junceum
Stellaria media Pamplina,
picagallina
Tamus communis (Nueza negra)
Trachelium caeruleum (Flor de
la viuda)
Veronica
anagallis-aquatica
Ulex parviflorus (Aulaga)
Ulmus minor Umbilicus
rupestris
(Ombligo de venus)
Viburnum tinus (Durillo)
Vinca difformis (Hierba
doncella)
Flor de la viuda
TEMAS RELACIONADOS
Camino del Avellano
Acequia Real
Presa Acequia Real, Donde Nace la
Alhambra
Alhambra
Parque
periurbano Dehesa del Generalife
Una serie de reportajes para mostrar la riqueza natural
que nos rodea, sus ecosistemas y a sus singulares
habitantes.
Granada y las tierras del sureste de Andalucía poseen la
mayor diversidad biológica de Europa, parajes únicos para
vivir en tiempos de estío