Tamaño máximo 50 cm
Hábitat
Vive en aguas rápidas y frías.
Alimentación invertebrados bentónicos, insectos, moluscos,
peces y anfibios.
Declarada especie de pesca en el Real Decreto 1095/89, por el que
se declaran las especies objeto de caza y pesca. Figura como
especie comercializable en el Real Decreto 1118/89 por el que se
determinan las especies objeto de caza y pesca comercializables.
Catalogada como especie de fauna silvestre susceptible de
aprovechamiento en la región de Murcia, Ley 7/1995 de fauna
silvestre, caza y pesca fluvial. Catalogada de "interés especial"
en el registro de la Fauna Silvestre de Vertebrados de Navarra,
Orden Foral 0209/1995, de 13 de febrero.
Incluida como "Vulnerable" en el Libro Rojo de los Vertebrados
Españoles.
Distribución América y Australia. Europa y en España: en las
cabeceras de casi todos los ríos (Info MMA)
En la mayoría de las piscifactorías se comercializa la trucha arco
iris (Oncorhynchus mykiss) una especie exótica que se considera
invasora y que ha desplazado a la trucha común en muchos ríos de
la península Ibérica.
VÍDEOS * TRUCHAS EN
EL RÑIO DARRO
VÍDEO: MERCHE S. CALLE Y J. E. GÓMEZ
Tras casi un siglo desaparecidas, la trucha común, Salmo
trutta, vuelve a ocupar las aguas del río Darro a su paso por
la ciudad de Granada, bajo la Alhambra, en la calle Carrera
del Darro.
TRUCHAS PARA REPOBLAR LOS RÍOS
Son la avanzadilla para la recuperación de una especie en peligro
de extinción
Especialistas de Medio Ambiente crían miles de alevines que se
repartirán por cauces de alta montaña de Andalucía
JUAN ENRIQUE GÓMEZ / MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Se han convertido en la esperanza de pervivencai de su especie en
el sur de la península Ibérica. Los alevines de trucha común, son
minúsculos, miden entre tres y cinco milímetros, de color gris con
una curiosas capas de color anaranjado y ojos saltones. Han sido
criados en el Centro de Conservación y Cría de Especies de Aguas
Continentales de La Ermita, junto al río Fardes, en pleno corazón
del Parque Natural de la Sierra de Huétor, dentro del programa de
recuperación de una especie muy conocida por todos, la trucha
común (Salmo trutta) pero que en Andalucía está protegida y
calificada como en peligro de extinción, ya que solo quedan
poblaciones en algunos ríos de alta montaña de la provincia de
Granada y Jaén, ya que en Sevilla y Córdoba, las truchas que viven
en la naturaleza, no en piscifactorías, son ya fruto de los
programas de recuperación iniciados en Granada.
Alevines de Salmo trutta a la
espera de ser introducidos en ríos de montaña de Andalucía
(foto: J. E. Gómez)
Según los datos del departamento de Gestión del Medio Natural, en
el centro de la Ermita trabajan este año con algo más de 10.000
huevos de trucha común y con alevines. “Es una cantidad menor a la
que ya teníamos el pasado año, que llegamos a 21.500 huevos que se
convirtieron en alevines en un porcentaje muy alto y que, en el
momento en que podían alimentarse por sí mismos, fueron soltados
en cauces de ríos de diferentes puntos de la geografía andaluza,
entre ellos el río Alcázar en la zona de Jerez del Marquesado”,
dice el responsable de este departamento, Borja Nebot. En la
campaña de este año el trabajo se centra en la fecundación y
desarrollo de los huevos, con el objetivo de lograr una producción
de trucha juvenil, no solo de alevines, de forma que cuando se
hagan las sueltas, los ejemplares tengan más posibilidades de
sobrevivir y generar poblaciones estables en los cauces de los
ríos. “El objetivo a medio plazo es conseguir una producción de
alrededor de 50.000 ejemplares anuales en cautividad, de forma que
la repoblación pueda ser realmente efectiva”.
En el centro de la Ermita, donde también se lleva a cabo el
programa de cría y recuperación del cangrejo de río autóctono, con
resultados muy positivos, hay una serie de instalaciones con
cubetas y sistemas de tratamiento de aguas, que permiten la
pervivencia de miles de alevines a los que se hace un exhaustivo
seguimiento. “Mientras presentan la coloración anaranjada los
alevines no necesitan una alimentación exterior, su alimento está
en los sacos viltelinos que llevan adosados a su cuerpo, es esa
mancha de color naranja que les rodea como si se tratase de una
capa, pero sí de un constante aporte de agua de calidad”, dicen
los especialistas que llevan a cabo el programa de recuperación de
la trucha común.
Uno de los objetivos inmediatos es la posibilidad de conseguir
huevos y poder fecundarlos en las instalaciones del centro, en
cautividad, sin tener que acudir a los ríos a capturar ejemplares
con huevos y realizar su fecundación ‘in situ’, “sino que sean
ejemplares que se han criado en cautividad los que nos aporten los
huevos”.
Hasta ahora, para la obtención de los huevos
fecundados se ha requerido de un cuidado proceso de
producción, que en primer lugar necesitó, la extracción de esperma
y huevos a ejemplares que se encontraban en el medio natural,
concretamente en el río Castril. “Se trataba de extraer los huevos
y el esperma para fecundarlos, y después devolver a los paces al
río. En la sala de alevinaje del centro conseguir su
desarrollo hasta la eclosión y el nacimiento de los alevines y su
crecimiento”. El proceso dura alrededor de dos meses hasta la
reabsorción del saco vitelino, que es el momento en que se
considera que la trucha ya puede ser soltada en el medio natural.
La situación de la trucha común en Granada y en Andalucía es de
peligro de extinción debido a la desaparición de numerosas
poblaciones a causa de la alteración de cauces por diversos
motivos. El principal de ellos es el incremento de la
contaminación de las aguas por vertidos tanto domésticos, aguas
debajo de los pueblos, e industriales, ya que durante muchos años,
por lo que las truchas solo podían perdurar en aguas situadas más
arriba, en ríos y arroyos de montaña. Otra causa de disminución de
las poblaciones ha sido la alteración de los cursos de los ríos
por construcciones, carreteras y conversión de zonas naturales en
espacios para cultivos, extracciones de aguas para riego y también
a causa de la pesca furtiva.
La trucha común necesita de aguas transparentes, bien
oxigenadas, con temperaturas de menos de 20 grados centígrados y
fondos de cantos, grava y arena gruesa. El uso de los cauces de
los ríos para la extracción de áridos ha alterado los fondos de
tal manera que impiden la pervivencia de esta especie.
LAS TRUCHAS VUELVEN AL DARRO
La especie ibérica reconquista el tramo urbano del río tras casi
un siglo desaparecida
La presencia de una colonia de trucha autóctona en los
rompientes próximos a Plaza Nueva muestra la recuperación de la
calidad del agua
JUAN ENRIQUE GÓMEZ / MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Enero 2017.
Una leve oscilación rompe el ritmo de la corriente del agua en
los pequeños remansos que se forman junto a los rompientes del
cauce del río. El movimiento, discontinuo, se produce en contra
de la inercia del agua y deja ver una forma gris con pequeñas
manchas bajo la superficie. Un rápido emerger la delata. Es una
de las truchas que han logrado reconquistar el río Darro a su
paso por la capital granadina, lo que supone la vuelta de la
especie autóctona,
Salmo trutta, a los territorios que
había abandonado hace casi un siglo. La llamada trucha ibérica o
común ha aprovechado la recuperación cualitativa de las aguas
del Darro para retomar espacios que ancestralmente utilizaron
para cazar y reproducirse.

Tramo del río Darro donde reaparecen las truchas
La presencia de truchas en el cauce urbano de un río que durante
décadas mantuvo altos niveles de contaminación por vertidos de
aguas residuales, supone una magnífica noticia para los
responsables de la protección del medio natural en la provincia
de Granada. «Es esperanzador en cuanto a la recuperación del
cauce y su ecosistema, al menos en los tramos que discurren al
aire libre, ya que se trata de una especie amenazada de
extinción. Su presencia demuestra la mejora en la calidad de las
aguas», afirma el director del Departamento de Medio Natural de
la Junta de Andalucía en Granada, Borja Nebot, que recuerda que
esta especie está considerada como un magnífico bioindicador, y
el hecho de que se establezca en una zona, certifica la buena
salud del ecosistema.
Primera cita
En el año 2015, alumnos del Aula de Naturaleza Valparaíso, de
las Escuelas del Ave María, descubrieron y citaron de forma
oficial una población de trucha común en el cauce del río a su
paso por el Sacromonte, en pozas y rompientes ocultos entre la
densa vegetación ribereña. Era el primer dato que indicaba que
la reconquista había comenzado. Al inicio del verano de 2016, se
vieron las primeras truchas en los tramos urbanos del Darro, en
sus zonas más turísticas. Una o dos parejas podían observarse
entre el puente de Cabrera y la entrada del embovedado.
«Sabíamos que procedían de la población que se había asentado
más arriba, pero no pensamos que podrían mantenerse durante
mucho tiempo», afirma el hidrogeólogo del CSIC, Antonio
Castillo, que temía que las posibles lluvias y avenidas del
pasado otoño pudiesen provocar la desaparición, «pero no ha sido
así, lo que nos lleva a pensar que la población de truchas del
Darro podría realmente asentarse en este tramo urbano». Tras la
entrada del nuevo año, las truchas se mantienen en los mismos
lugares donde fueron vistas por primera vez, y su número oscila
entre cuatro y ocho individuos, dependiendo de la claridad del
agua y la fuerza de la corriente. Borja Nebot, recuerda que no
verlas no significa que no estén. «En el Genil ha habido truchas
siempre, al menos en los tramos cercanos a la ciudad, y no son
fáciles de observar. Solo se les ve cuando salen a cazar y se
acercan a la superficie, mientras tanto permanecen ocultas entre
la vegetación». En el Darro, es posible verlas cuando se sitúan
a contracorriente, en posición paralela a las orillas del río,
pendientes de la presencia de invertebrados o pequeños peces a
los que dar caza.
Está claro que estos salmónidos han encontrado las condiciones
idóneas para mantenerse bajo los muros de la calle más bella del
mundo. Las truchas se reproducen durante el otoño y el invierno,
por lo que es más que probable que en el lecho del Darro haya
nidos protegidos con cantos rodados que albergan puestas de
entre 500 y 1.200 huevos fecundados y preparados para
eclosionar, lo que ocurrirá durante la próxima primavera. La
reconquista continúa.