Ruido,
veneno en los oidos
Se estima que una de cada cinco personas en el mundo no oye de
manera adecuada, la causa en muchas ocasiones está en el ruido
Por Cristian Frers.
Técnico Superior en Comunicación Social especializado en
Periodismo Científico.* WASTE MAGAZINE
El ruido que provocaba la tracción animal preocupó a Juan José de
Vértiz, virrey del Río de la Plata de 1778 a 1783. Por esa época,
una de las ciudades más ruidosas del Virreinato era la ciudad de
Rosario. Las quejas de los vecinos insomnes obligaron a los
carreteros a enfundar con cintas de cuero las ruedas de sus
carruajes para suavizar el traqueteo infernal que provocaban cada
vez que transitaban por el empedrado Camino Real.
El crecimiento de las ciudades y el desarrollo de la ciencia y la
tecnología traen consigo una mejora en lcondiciones de vida en
muchos aspectos, pero también implican inconvenientes diarios y
riesgos para la salud. Hoy por hoy, las cosas se han complicado y
la Ciudad Autonoma de Buenos Aires se encuentra entre las ciudades
más ruidosas del mundo, detrás de Tokio, Nueva York y Paris.
Se han escrito ríos de tinta acerca de la contaminación ambiental,
dentro de este gran apartado se encuentra la contaminación
acústica, el ruido, que puede definirse coloquialmente como el
sonido no deseado. Debemos entender que el sonido es una sensación
producida por el movimiento vibratorio de los cuerpos que se
transmite por un medio elástico, como el aire. Una de las maneras
de medirlo es el decibel (dB). Pasar más de ocho horas diarias
expuestos a un ruido que supero los 80 dB ya implica un riesgo
auditivo. A partir de los 100 dB, el oído entra en situación de
peligro sin importar su duración, y el umbral del dolor comienza
en los 120 dB.
Los ruidos no son sólo una cuestión de molestia o incomodidad. Su
presencia implica graves daños en la salud de los seres humanos.
Una de las consecuencias más inmediatas es la muerte de las
delicadas células que dan origen al oído interno y que convierten
las ondas sonoras en impulsos nerviosos. Resultado: sordera
permanente.
Normalmente escuchamos música o conversaciones sin pensar en los
complicados mecanismos involucrados en este proceso. Sólo
comenzamos a preocuparnos e interesarnos por su funcionamiento
cuando somos víctimas de un posible problema auditivo: no oímos el
timbre de la puerta o del teléfono; frente al televisor
comprendemos perfectamente las noticias del noticiero, pero no el
doblaje de actores en las películas; no captamos con toda claridad
las palabras pronunciadas por un niño o una voz femenina, y
nuestros parientes y amigos se quejan porque hablamos alto. Todas
estas situaciones tienen un denominador común: se oye, pero no se
entiende bien. Es el comienzo de la sordera.
Los problemas de la audición son más comunes de lo que
habitualmente se piensa. Se estima que una de cada cinco personas
en el mundo no oye de manera adecuada, situación que en la mayoría
de los casos causa profundos inconvenientes a los afectados. Al
superar los niveles que perjudican el sistema auditivo comienza a
aparecer la fatiga auditiva o el trauma acústico. Esto trae como
consecuencia aparejado la falta de equilibirio, irritabilidad,
nerviosismo, alteraciones del ritmo cardíaco y falta de
concentración. Una de las principales consecuencias de la
contaminación acústica en las ciudades es el desorden del sueño.
La alteración crónica del sueño puede provocar que las personas
sufran más accidentes de tráfico, debido a la desatención, así
como que estén más predispuestas a sufrir trastornos
psiquiátricos.
El ruido altera a las personas de diferentes maneras, desde el
momento que a una misma persona, el mismo ruido puede molestarle
en una ocasión y en otra no, o una misma fuente de ruido puede
molestas más a unas personas que a otras, el ruido pasa a ser algo
muy subjetivo. Sin embargo, el poblador urbano está acostumbrado a
un nivel sonoro que enloquecería a un chacarero.
La causa principal de la polución sonora en las grandes ciudades
es el tránsito. Contra la creencia general, los mayores
responsables no son los tan denostados "escapes libres", sino los
motores Diesel. Cuatro ómnibus o camiones hacen más barullo que
cien automóviles. Una persona esperando un colectivo debe soportar
un promedio de 80 dB y picos superiores a los 100 dB. Entando en
130 dB el umbral del dolor es sobrepasado, el cuál puede provocar
trastornos auditivos muy graves.
Los barrios Palermo Viejo, Recoleta, Almagro y Retiro de la Ciudad
Autonoma de Buenos Aires tienen el dudoso galardón de ser los
barrios porteños con el mayor barullo. La contracara la muestran
los barrios de Villa Devoto, Versalles y Villa Pueyrredon.
El estrés, la dolorosa impotencia para concentrarse y la notoria
pérdida de energías indican una impactante verdad: la
contaminación sonora enferma tanto al espíritu como al cuerpo.
Grados de Sordera
En el límite de la normalidad:
-Cuando esta hablando con otras personas, ya sea en privado o en
un lugar público, le resulta difícil seguir la conversación.
-Tiene problemas para entender a la gente si no está mirándola a
la cara o a los labios.
-Necesita situarse cerca del interlocutor.
Sordera leve:
-Necesita situarse cerca del interlocutor, mirarlo a la cara y,
especialmente, a los labios, para adivinar lo que dice.
-Pide a la gente que suba la voz.
-Tiene dificultades para mantener una conversación por teléfono.
Sordera moderada:
-Tiene problemas para expresarse y hablar fluidamente.
Sordera severa:
-Cuando habla con otras personas, el ruido de fondo le impide oír
lo que dice y/o cuando está en un lugar concurrido le resulta
imposible seguir una conversación.
-Le es imposible mantener una conversación por teléfono.
-Tiene dificultades para seguir una conversación cara a cara.
-La gente tiene que hablarle muy alto y, a pesar de ello, sólo
entiende parte de lo que dice.
-Se acerca al interlocutor, pero sólo oye parte de la
conversación.
-Necesita mirar al interlocutor para entender parte de lo que
dice.
-Tiene problemas para expresarse.
-Tiene problemas para identificar sonidos fuertes y habituales,
como los timbres de la puerta y el teléfono, una sirena, el camión
de la basura...
Sordera profunda:
-Las personas en esta situación presentan las mismas dificultades
auditivas que en el caso anterior, pero agravadas. Por ejemplo,
son incapaces de seguir una conversación cara a cara y necesitan
mirar constantemente al interlocutor para entender todo lo que
dice.
Cristian Frers.
Tte. Gral. Juan D. Peron 2049 7mo. "55".
(1040) Ciudad Autonoma de Buenos Aires.
República Argentina.
TEMAS RELACIONADOS
Contaminación acústica y salud
Los niveles de ruido en la ciudad
Una serie de reportajes para mostrar la riqueza natural
que nos rodea, sus ecosistemas y a sus singulares
habitantes.
Granada y las tierras del sureste de Andalucía poseen la
mayor diversidad biológica de Europa, parajes únicos para
vivir en tiempos de estío