LAS ROSAS SON SILVESTRES
La reina de la ornamentación florar, crece en en jardines, patios y balcones. Son miles de
variedades que tienen su origen en humildes flores que habitan valles, riberas y montañas
El final de la primavera y el inicio del verano son los mejores momentos para recorrer senderos
en busca de la belleza de especies que exhalan sus dulces aromas y ofrecen néctar de hadas
dioses
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
En las umbrías de los barrancos que bajan desde las arenas del Trevenque, entre matorrales,
pinos y arces, varios puntos de luz rosada destacan entre la maraña de arbustos espinosos. Son
decenas de pequeñas flores de cinco pétalos que intentan atraer la atención de los insectos para
que extiendan su polen en un territorio que pocas semanas antes aún estaba cubierto de nieve.
Son flores de Rosa pimpinellifolia, una de las especies de rosas silvestres que crecen en el
sureste de la península Ibérica, que se concentran en los espacios naturales de la provincia de
Granada y pueden considerarse precursoras de una parte de las decenas de miles de
variedades de rosas cultivadas que pueblan los parques, jardines, fincas y huertos de todo el
mundo, porque la realidad es que estas flores que adornan los espacios ajardinados de pueblos y
ciudades, que se han convertido en símbolos de amor y pasión, -incluso en forma de regalos
duraderos con técnicas de liofilización para convertirlas en rosas eternas,
rosaeterna.online-. Especies de flora que son objeto de trabajos
de investigación, concursos, e incluso inspiración de artistas, no son más que hibridaciones y
alteraciones genéticas originadas a partir de menos de un centenar de especies, de las que una
decena habitan en Andalucía y nueve en Granada.
(...) Ya entrada la primavera y hasta el inicio del verano, es el momento adecuado para observar
la presencia de rosas silvestres y llegar a distinguirlas, ya que a pesar de tratarse de flores
reseñadas por la literatura y la historia desde el siglo XVI antes de Cristo, pocos saben que es
posible aún contemplarlas en su esencia, tal y como eran en sus orígenes.
Naturaleza
La baja y media montaña nevadense, la sierra de Huétor, la Alfaguara, los espacios altos de la
sierra de Baza, riberas y barrancos de gran parte de la provincia de Granada, son lugares donde
es posible contemplar en su plenitud las diferentes especies silvestres. «No son iguales que las
que acostumbramos a ver en floristerías o en jardines, son plantas arbustivas, espinosas y con
una prolífica floración, pero no de flores con muchísimos pétalos entroncados unos con otros,
sino con solo cinco que rodean una corona de numerosos estambres», afirma el catedrático de
Botánica de la Universidad de Granada, Francisco Valle Tendero, que comenta que los rosales de
jardín son alteraciones que se han realizado a lo largo de los siglos intentando conseguir que
esos cinco pétalos se conviertan en decenas. «Se logra mediante técnicas de reproducción que
intentan seleccionar aquellas que tienen más pétalos para mezclarlas con otras similares y así,
poco a poco, generar variedades con flores cada vez más exuberantes y espectaculares».
En la provincia de Granada es posible observar casi todas las que habitan en el sur peninsular
(solo la Rosa sempervirens crece en Andalucía Occidental y no en la Oriental). De las nueve
rosas granadinas, seis son las que se pueden considerar como fáciles de ver, de las que solo
tres podrían ser calificadas como comunes a casi todos los territorios, concretamente las
especies ‘canina’, ‘pouzinii’ y ‘villosa’. Francisco Valle afirma que en esta época, casi por
cualquier sendero de los parques naturales, en particular el de Huétor, que discurra por zonas
de cierta humedad, es posible encontrarse con rosaledas silvestres, al igual que en las laderas
de los caminos que desde Cumbres Verdes y el Hervidero llegan hasta la Cortijuela, en Sierra
Nevada, en la cara norte del Trevenque. Lugares como el Puente de los Siete Ojos y todo el cauce
del arroyo de Huenes, son muy indicados para observar las más comunes y algunas tan especiales
como la R. pimpinellifolia, que se reconoce porque sus tallos están plagados de aguijones, de
espinas largas y rectas, por lo que se le llama rosal espinosísimo (que también crece en los
terrenos dolomíticos del parque de Huétor).
Hay especies que solo se pueden ver en la media y alta montaña, en el llamado piso bioclimático
oromediterráneo, la Rosa sicula, que tiene su máxima expresión en los Prados del Rey de la
sierra de Baza. También montañera, e incluso en cotas más altas, vive la Rosa dumalis, que
solo puede observarse entre 1.100 y 2.100 metros de altitud en Sierra Nevada, donde también
crece la ‘villosa’, y la ‘stylosa’. Son las otras tres especies de la media docena que se
consideraría más común, aunque en estos casos son menos habituales y con territorios más
restringidos.
A las nueve representantes del género Rosa que habitan en la provincia de Granada, se suma una
más que aunque su origen es cultivado se ha asilvestrado y ya se le puede considerar como
naturalizada, la Rosa gallica, el llamado rosal de Jericó.
Son las flores de los poetas, de las diosas de la antigua Grecia, la flor que nació de una
herida de Venus y que se volvió roja tras recibir una gota de sangre de Adonis. La planta cuyos
pétalos generan aromas cautivadores, sus semillas se convierten en aceites esenciales y
desde el medievo, forman parte de las más efectivas pócimas de amor.
Fracisco Valle, catedrático de Botánica
Universidad de Granada
EL SECRETO DE LOS PÉTALOS
Las
rosas silvestres tienen cinco pétalos, que mediante hibridaciones y selección artificial se
multiplican hasta conseguir variedades cultivadas de más de un centenar, comenta el
catedrático de Botánica de la UGR, Francisco Valle, que señala las silvestres como las
'madres' de las rosas de jardín.
ROSAS SILVESTRES * MINI GUÍA
(Click en las fotos o nombres para ir a fichas con datos y fotos)
Rosa canina (Rosal silvestre)
La Rosa canina, también conocida como rosal silvestre, es la más habitual, crece entre 100 y
2.100 metros de altitud.
Rosa pimpinellifolia (Rosal espinosisimo)
El rosal espinosísimo es la Rosa pimpinellifolia, de pétalos muy redondeados, rosa y pálidos.
Crece en barrancos umbríos de zonas calizas de Sierra Nevada, Huétor y Almijara.
Rosa pouzinii (Escaramujo)
Rosa pouzinii, es llamada también escaramujo menor, crece en todo el territorio sur peninsular.
Florece desde marzo.
Rosa sicula
La Rosa sicula, el rosal siciliano, vive en altitudes comprendidas entre1.500 y 2.300 metros.
Florece entre junio y julio.
Rosa stylosa
La Rosa stylosa puede ser de color blanco y rosa pálido. Crece,sobre todo en Sierra Nevada y
parte del parque de Huétor.
Rosa agrestis
Se encuentra en m zonas de matorral espinoso y orlas de bosques hasta1.300 metros
Rosa sempervirens (Rosal silvestre)
Florece entre mayo y junio. En el sur peninsular solo se encuetnra en la zona occidental de
Andalucía
Rosa villosa
Se llama rosal velludo porque sus frutos poseen numerosas glándulas y son también
espinosos.
Rosa gallica
Es una especie cultivada que ha llegado a naturalizarse y se encuentra en diversos hábitats

¿DÓNDE OBSERVAR ROSAS SILVESTRES?
GRANADA
Río Genil: En el clásico recorrido junto a la ribera del Genil, entre la
ciudad, Cenes y Pinos, es posible ver rosales enmarañados junto al río, con Rosa canina y
pouzinii. Junto a Güéjar Sierra, entre el Maitena y el Charcón, y en la totalidad de la vereda
de la Estrella, los senderos están, entre mayo y junio, rodeados de rosales en flor.
Alfaguara: El camino entre el Arboretum, junto al Campamento de la Alfaguara y
que accede a la Alfaguarilla. Están las más habituales, R. canina y R. pouzinii. El sendero
hacia la Cueva del Agua, desde el Campamento, es también un sencillo recorrido donde crecen
junto a zarzales
Sierra de Huétor: La totalidad del parque natural es un buen territorio para
las rosas silvestres. El cortijo del Chorrillo, al que se accede desde la salida de la A/92
hacia Las Mimbres, concentra la mayoría de las especies que crecen en la provincia de Granada,
entre ellas la Rosa stylosa.
Prados del Rey: En la zona más alta de la sierra de Baza, en los prados del
Rey, crece la más montañera de las rosas, la especie R. sicula.
Hervidero y Trevenque: En el camino entre la Fuente del Hervidero y la
Cortijuela, y en los barrancos del Trevenque crece una especie que gusta de terrenos
dolomíticos, la Rosa pimpinellifolia., que también crece en la sierra de Huétor y llaman la rosa
de Alfacar.
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