Un antiguo fortín-vigía, llamada de los Alumbres, se alza sobre un
paisaje de pitas y retoños de palmeras. Tras esta torre del siglo
XVI, dedicada a defender las minas de oro y alumbre de las
incursiones bereberes y piratas turcos, se divisa la línea azul
del mar. Es la antesala de un sistema de arenas blancas que
precede la ensenada del Playazo. El viento de levante mueve las
pequeñas dunas y moldea el paisaje de los arenales que se dirigen
hacia un rompeolas de suave pendiente y escasa profundidad. 300
metros lineales entre los dos extremos de una playa que se
extiende desde el puntal del Bergantín hasta la Hoya de
Rodalquilar.
Sorprende que es una playa donde no hay chiringuitos ni
aparcamientos preestablecidos, donde pueden generarse problemas de
movilidad en algunos días punta del verano, pero que en general
mantiene un nivel de ocupación sostenible, lejos de las
aglomeraciones de otras aparentemente tranquilas como Los
Genoveses o San José.
El Playazo y castillo de San Ramón
El sol incide sobre las rocas blancas que se alzan en el extremo
de levante. Es posible acceder a ellas y bordear la línea litoral
hasta el final de la punta de La Hoya y descubrir, casi de
improviso, que estamos junto al borde de un enorme cenote de agua
marina, un pozo en la roca calcárea de casi 10 metros de largo por
cuatro de anchura, que comunica con el mar que, desde el borde del
acantilado, se introduce en el corazón de la tierra. Desde este
punto, el Playazo muestra otro de sus secretos, una reducida cala
entre las dunas fosilizadas que la protegen del viento y las
corrientes, ideal para hacer ‘snorkel’ y observar fondos marinos
poblados por especies de aguas someras y refugio de alevines. La
cala es la del castillo de San Ramón, un impresionante fortín del
siglo XVIII, convertido en un espacio arquitectónico
autosuficiente por un conocido arquitecto, que hizo del castillo
su vivienda y que ahora forma parte de la oferta de espacios para
celebraciones de esta zona de Almería. La imagen del castillo, te
traslada a tiempos en los que el litoral de Cabo de Gata era costa
de piratas, sus ensenadas suponían perfectos escondites para
embarcaciones que esperaban el paso de las naves que transportaban
el mineral de cobre y oro extraído de las minas de Rodalquilar.
Una jornada de playa se puede compaginar con un paseo entre los
acantilados. Desde la punta de la Hoya parte el sendero de La
Molata (el nombre del cerro bajo el que se encuentra esta zona
litoral). Llega hasta las proximidades de la cala del Cuervo, a
1,5 kilómetros. Discurre por una ancha vereda que, al inicio, se
interna en la ladera del cerro, sobre un sustrato de depósitos
postvolcánicos, un paisaje geológico considerado como de los más
interesantes del parque natural. Serpentea sobre los acantilados
que, en realidad, son enormes dunas formadas por el mar. Es un
camino entre fósiles, donde las arenas muestras numerosísimas
conchas y restos de organismos marinos fosilizados, procedentes de
fondos emergidos hace seis millones de años. El paisaje desde los
acantilados hace que merezca la pena el paseo y la vuelta a la
tranquilidad de la ensenada del Playazo, donde disfrutar de las
aguas cristalinas de Cabo de Gata.
Entre el jardín botánico y el poblado pesquero de la Isleta
Rodalquilar es el poblado de las minas de cobre y oro del sureste
de Andalucía. Un pequeño núcleo urbano de casas bajas, donde
encontrar pequeños establecimientos hosteleros y el jardín de la
Red de Jardines Botánicos de Andalucía, en el que conocer la flora
endémica y especial del litoral almeriense, con especies únicas de
los desiertos e incluso de la isla de Alborán. Y tras la visita,
camino de la Isleta del Moro, el poblado de pescadores donde
dejarse llevar por la belleza de su antigua dársena bajo la
protección de Punta Pelada, con algunos de los mejores sitios para
comer y tapear.
(Página jardín Botánico El Albardinar, en Waste)
Cómo llegar
Desde Almería: Por la Autovía del Mediterráneo, salida 471 hacia
la Isleta del Moro y Rodalquilar
Playa: A 3 km de Rodalquilar se encuentra el Playazo.
Sendero de la Molata: Parte del extremo norte del Playazo.
Visita obligada
Mirador de la Amatista: Tras pasar el cruce de la Isleta, y
ascender a la máxima cota de la carretera, un mirador sobre gran
parte del litoral de Cabo de Gata.
Jardín Botánico: Está en el extremo oriental del núcleo urbano de
Rodalquilar.
La Isleta del Moro: Un lugar ideal para disfrutar de sus calas y
de comida tradicional.
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural
Larus cachinans
Actinia equina
Aglaophenia pluma
Aiptasia mutabilis
Anemonia viridis
Astroides calycularis
Calliactis parasitica
Pelagia noctiluca
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