PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
LA UMBRÍA DE LOS ROBLES
Densos melojares nevadenses sobreviven en las vaguadas de San
Jerónimo
Los robledales mantienen ecosistemas-refugio en laderas azotadas
por las alteraciones climáticas y las talas del siglo XX
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Remueve incansable el manto de hojas caídas de los robles. Es un
arrendajo, Garrulus glandarius, un ave de colores anaranjados y
azules, de fuerte pico negro, emparentada con los cuervos, que
busca bellotas. No lo hace para alimentarse en el ya avanzado
verano, no se las come, las atrapa con el pico y emprende el vuelo
hasta un lugar cercano, entre arbustos, para depositarlas en
agujeros en la tierra que ha horadado previamente. Cuando están
llenos los tapa con tierra y hojarasca. Es su despensa para el
invierno, su provisión de alimento de emergencia. Pero muchas de
estas semillas no llegarán a ser consumidas, germinarán en la
tierra o en oquedades de otros troncos de árboles y se convertirán
en retoños de robles, en la vanguardia de avance del robledal. A
los arrendajos, el principal agente distribuidor de semillas para
los robles melojos, Quercus pyrenaica, se les oye remover en la
hojarasca y, ante la presencia de posibles intrusos, lanzan su voz
de alarma, similar a un crujido de ramas.
Los arrendajos llenan su morral de provisiones en las umbrías
altas de la Dehesa de San Jerónimo, en el robledal que se extiende
aguas arriba de la cabecera del río Monachil, hasta poco antes de
Pradollano, bajo la Hoya de Pedraza, uno de los melojares que
ocupan la media y alta montaña de Sierra Nevada. Son densos
bosques que en primavera y verano tapizan de un verde intenso las
laderas y vaguadas de un espacio de transición entre la montaña y
los valles que discurren hacia la ciudad de Granada, arboledas que
la llegada del otoño convierte en bosques encantados de ocres y
rojos.
Los robledales del río Monachil forman parte de un territorio que
fue clave para el reconocimiento de los valores naturales y
paisajísticos de Sierra Nevada, el cortijo de San Jerónimo y el
convento de las monjas Adoratrices, propietarias históricas de la
mayor parte de estos cerros y vaguadas, albergaron a los
científicos, escritores y naturalistas que en el siglo XIX,
describieron la mayoría de las especies nevadenses y dieron a
conocer al mundo la biodiversidad de la cadena montañosa más
meridional de Europa. A pesar de que durante muchos años, a final
del XIX y el primer tercio del siglo XX, fueron objeto de talas
masivas, el robledal mantiene su esencia y logra sobrevivir,
incluso a los efectos de las alteraciones climáticas de las
últimas décadas.
Caminar bajo los robles de la umbría de San Jerónimo, es entender
la función de ecosistema-refugio que ejercen los melojares
(espacios en los predomina el roble melojo). Ofrecen alimento a
numerosas aves, permiten que otras especies de flora crezcan bajo
su sombra y protegidas de las inclemencias del tiempo, fijan el
suelo en laderas de máxima pendiente con derivas de aguas y
ofrecen beneficios ecosistémicos al hombre a pesar de que,
generalmente, no actúa de forma sostenible con el bosque. Se llega
a ellos desde el carril que desde las Víboras baja hacia San
Jerónimo, el Purche y se deriva hacia la Cortijuela. Al llegar al
río Monachil, tras el cruce hacia el Purche, un camino asciende a
la izquierda hacia las laderas de la umbría. El robledal se
extiende tras el barranco de la Mojonera, con grandes piedras de
deriva de las riadas del año 2018, hasta el de Manuel Casas, y
desde ahí, en pequeños bosquetes, continúa hacia la estación de
esquí, hasta marcar el límite altitudinal del árbol, a casi 1.900
metros de altitud, a poco más de un kilómetro en línea recta de
Pradollano. Es un antiguo camino forestal, cerrado con una valla
para vehículos y semidestrozado por las lluvias y avenidas. Pero
adentrarse en el melojar es conocer parte del ecosistema original
de estas tierras.
Recuperación
Los robledales nevadenses, tanto los de San Jerónimo como los de
San Juán, Dílar y Camarate, englobados en la cara norte de la
sierra, y los de Cáñar, Dúrcal y Busquístar, en la cara sur, se
han convertido en bioindicadores de los efectos de las
alteraciones climáticas y la antropización. Son investigados por
el Observatorio del Cambio Global de Sierra Nevada, para poner en
marcha programas de recuperación, tanto en los lugares donde han
sufrido pérdidas de población por causas naturales, como los que
fueron objeto de talas masivas. José Miguel Muñoz, técnico de la
Agencia de Medio Ambiente y Agua, lleva años realizando un
seguimiento de las masas de robles nevadenses. Afirma que se
aprecia un crecimiento altitudinal de algunos de los robledales,
pero en zonas medias y bajas sufren condiciones que les provocan
una gran debilidad, temperaturas, estrés hídrico y plagas, por lo
que la tendencia es poco favorable. A pesar de ello, los trabajos
selvícolas que se han puesto en marcha ayudan al mantenimiento de
estas poblaciones y consiguen la recuperación de estas masas
forestales clave en el equilibrio ecológico de la sierra.
Los melojares nevadenses necesitan de territorios de alta
pluviosidad, por lo que las pertinaces sequías y las alteraciones
climáticas les afectan de forma considerable. Los robledales de la
cara norte, aprovechan las borrascas que llegan del oeste y el
norte peninsular, mientras que los del sur, los de la Alpujarra,
se convierten en bosques de rocío, alimentados por la humedad de
las nubes que llegan desde Alborán y se quedan en las laderas.
En San Jerónimo, el Camarate, las laderas del San Juan, las
tierras de Cáñar y Busquístar, el verde de los robles ocupa el
paisaje del verano, muestra que aún sobreviven los bosques
autóctonos, los melojares más meridionales de Europa, las
arboledas originales de la montaña nevadense.
¿Cómo llegar al robledal de San Jerónimo?
VÍDEOS * Play list Sierra
Nevada.
VÍDEO: MERCHE S. CALLE
Y J. E. GÓMEZ
BIODIVERSIDAD
ESPECIE ASOCIADA
EL DISPERSOR DE SEMILLAS
Arrendajo:
Garrulus glandarius.
Es una de las especies consideradas como el principal dispersante
de semillas de los robles, pero la reducción de las poblaciones de
arrendajo que abandonan los bosques, ha generado ya problemas para
la expansión de los robledales.
Especies presentes en este espacio
natural (Click en los nombres para ir a fichas con datos y
fotos)
Acer monspessulanum (Arce
de Montpellier)
Acer opalus subsp granatense
Adenocarpus decorticans
(Rascavieja)
Antirrhinum hispanicum
Aristolochia paucinervis
Berberis hispanica
Betula pendula subsp
fontqueri
Bryonia dioica
Castanea sativa
Cephalantera longifolia
Cistus laurifolius
Clinopodium vulgare
Crataegus monogyna (Majuelo)
Cytisus scoparius subsp
reverchonii
Dactylis glomerata
subsp hispanica
Dactylorhiza insularis
Delphinium
emarginatum
Digitalis purpurea
Epilobium
palustre
Equisetum ramosissimum
(Cola de caballo)
Eryngium
campestre (cardo corredor)
Euphorbia
characias (Lecheterna)
Festuca elegans
Fraxinus angustifolia
(Fresno)
Genista cinerea subsp speciosa
Genista versicolor
Holcus lanatus
ILex aquifolium (Acebo)
Malva hispanica
Lavandula stoechas (cantueso)
Linaria verticillata
Lonicera arborea
Prunus avium
Prunus insititia
Quercus faginea (Quejigo)
Quercus pyrenaica (Roble melojo)
Ranunculus repens
Rhamnus catharticus
Rosa canina
Rosa pouzinii
Salix atrocinerea
Salix caprea
Sorbus aria
Sorbus torminalis
Sorbus hybrida (Mostajo
híbrido)
Thymus mastichina (M
ejorana)
Vicia villosa
Fauna
Mariposas
Aglais urticae * Ortiguera
Aporia crataegi * Blanca del
majuelo
Carcharodus lavatherae
* Piquitos clara
Callophrys rubi * Cejialba
Celastrina argiolus *
Nayade
Colias croceus * Amarilla
Gonepteryx cleopatra *
Cleopatra
Euphydryas aurinia *
Doncella de ondas rojas
Iphiclides podalirius *
Podalirio o Chupaleche
Issoria lathonia *
Sofía
Lasiommata
megera * Saltcercas
Laeosopis roboris *
Moradilla del fresno
Leptotes pirithous * Grís
estriada
Lycaena alciphron * Manto de
púrpura
Lycaena phlaeas * Manto
bicolor
Melanargia lachesis *
Medioluto ibérica
Melitaea athalia *
Doncella común
Melitaea deione * Doncella
ibérica
Melitaea didyma
*Doncella timida
Melitaea phoebe * Doncella de
la centaurea
Nymphalis polychloros *
Mariposa de los olmos
Pieris rapae * Blanquita de la
col
Polyommatus albicans
* Niña andaluza
Polygonia c- album * C-Blanca
Pyronia bathseba *
Lobito listado
Pyronia tithonus *
Lobito agreste
Pyrgus carthami nevadensis *
Ajedrezada
Thymelicus actaeon *
Dorada oscura
Thymelicus sylvestris *
Dorada línea larga
Vanessa atalanta * Vulcana,
Numerada
Vanessa cardui * Vanesa
de los cardos, Cardera
Zerynthia rumina *
Arlequín
Zygaena nevadensis
(Gitanilla de Sierra Nevada)
Aves
Accipiter gentilis (Azor)
Aegithalos
caudatus (Mito)
Columba palumbus (Paloma
torcaz)
Emberiza cia
Erithacus rubecula
(Petirrojo)
Falco tinnunculus (Cernícalo)
Garrulus glandarius
(Arrendajo)
Monticola solitarius
(Roquero solitario)
Regulus ignicapillus
(Reyezuelo listado)
Saxicola torquata (Tarabilla
común)
Streptopelia turtur
(Tórtola europea)
Sylvia melanocephala
(Curruca cabecinegra)
Mamiferos
Arvicola sapidus (Rata de
agua)
Capra pyrenaica
Elyomis quercinus (Lirón careto)
Felis sylvesttis (Gato montés)
Genetta genetta (Gineta)
Martes foina (Garduña)
Meles meles (Tejón)
Mustela nivalis (Comadreja)
Sciurus vulgaris (Ardilla
roja)
Sus scrofa (Jabalí)
Vulpes vulpes (Zorro)
Reptiles y anfibios
Bufo spinosus (Sapo común)
Elaphe scalaris (Culebra
de escalera)
Epidalea calamita (Sapo
Corredor)
Macroprotodon cucullatus
Podarcis hispanica
Lagartija ibérica
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colilarga
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