PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
RÍO VELILLOS
EN LOS CAÑONES DEL GOLLIZNO
Las estrechas gargantas del río Frailes abren un escondido paso
entre las sierras de Jaén y el poniente granadino
Oculta entre rocas, una senda marca el camino que desde el
Neolítico sorteaba sierras y barrancos para comunicar con el
interior ibérico, un sendero que cuelga sobre un cauce de aguas
bravas
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE

El sonido del agua se refleja en las rocas de las grandes grutas.
Se mezcla con el graznido de las grajillas y el silbido penetrante
e insistente de las golondrinas. Bajo los grandes tajos de piedra
modelada por el paso de milenios, el río Frailes alterna su cauce
entre rápidos y remansos, para regar sauces, granados, alamedas y
huertas. Nació en tierras de Jaén y camina hacia el encuentro del
río Cubillas que, a su vez, alimentará el Genil. El agua encontró
la mejor forma de franquear las sierras que desde hace milenios
separan las tierras del sur de la provincia de Jaén y el Poniente
de Granada, un camino del agua que se convirtió en paso franco
para los hombres del Neolítico y en senda para pastores y arrieros
desde los íberos al siglo XXI.. (...)
(...) En Moclín, Tózar y Olivares, al río Frailes le llaman
Velillos y al camino entre gargantas y cortados, los cañones del
Gollizno, un paraje natural, cargado de historia, teñido por
sangrientas leyendas de bandidos y arrasado por las crecidas de un
río que se vuelve destructor en épocas de lluvias y tormentas.
Pero también es un espacio que posee el poderoso atractivo de
mostrar la fuerza del agua en toda su plenitud. Las viejas
sendas, solo aptas para el paso de caballerías, se han convertido
en caminos habilitados para senderistas y trazan una pequeña red
de comunicaciones entre las tres localidades y los puntos clave de
su historia.
Es fácil acceder a los cañones del Gollizno, que también se llaman
garganta de la Hoz. No es necesario realizar las rutas de varias
horas marcadas en los carteles informativos situados en los
pueblos para adentrarse en las cerradas del río Velillos. Basta
con un pequeño recorrido desde la localidad de Olivares, donde es
posible llegar en coche hasta las inmediaciones de un viejo molino
situado en el carril de bajada al río. Desde allí, comienza un
recorrido a pie, por un camino agrícola bordeado de vegetación de
ribera en la que se han naturalizado algunas especies de huerta y
jardín como granados, higueras y frutales. Es la forma de llegar a
una antigua central hidroeléctrica que aprovechaba los saltos de
agua para generar energía limpia.
FOTOGALERÍA: RUTA DEL
GOLLIZNO. J. E. GOMEZ Y MERCHE S. CALLE
A solo 660 metros desde el molino en el que se iniciaba el
recorrido, un puente de hierro, construido tras las riadas que
provocaron grandes destrozos en 2010, permite cruzar el cauce y
continuar a través de una vereda que, aguas arriba, asciende hacia
las gargantas de la sierra de la Hoz. El agua discurre a través de
acequias que desde el río riegan las terrazas donde se mantienen
pequeñas huertas similares a las que, desde hace dos milenios,
cultivaron los pobladores iberoromanos, ziríes y nazaríes, donde
surgen fuentes y leyendas que recuerdan los tiempos en los que el
bandido conocido como el Parrón, dominaba estos territorios y
asesinaba a quien encontraba en el paso del Gollizno.
Un caño de agua mana de la Fuente de la Buenaventura. Está a solo
300 metros desde el puente de hierro. Pedro Antonio de Alarcón
cuenta que allí fue donde en 1816 el bandolero apresó a un gitano
que le leyó la buenaventura y después logró escapar y delatarle
ante los ‘Migueletes’.
La vereda continúa su ascenso con tramos más empinados, incluso
con escalones que necesitan la ayuda de cuerdas adosadas a las
rocas laterales del camino sobre el que ya se levanta el tajo de
las palomas, la entrada de los cañones del Gollizno, donde unos
metros antes, a la derecha, parte el camino hacia Tózar y que
conecta con un complejo arqueológico altomedieval en el que existe
una necrópolis con varias tumbas y dólmenes, pero que se aleja de
la cerrada del río Velillos.
Desde el punto de partida en Olivares hay que recorrer solo un
kilómetro y medio para llegar a un impresionante puente colgante.
Una estructura de cables de acero construida en el año 2006 para
facilitar el paso entre las dos riberas y no tener que buscar un
punto de vadeo del río, que en ese lugar discurre rápido y
tumultuoso. El sendero continúa a través de una estructura de
madera y metal adosada a la piedra del gran cortado sobre el que
se encuentra, allá arriba, a más de 300 metros de desnivel, el
casco urbano de Moclín. Abajo, las aguas del Velillos discurren
hacia los rápidos tras haber sido remansadas en una presa que
genera un espacio de vegetación ribereña a la salida de la
garganta, por el que el camino se interna entre bosques de álamos
y sauces.
El sendero continúa su ascenso hasta llegar a Moclín, pero no es
necesario seguir un trayecto que obligaría a volver por campos de
olivos y descampados cuando el misterio de los grandes gargantas
ha quedado atrás. Regresamos junto al Velillos, aguas abajo, por
la ruta serpenteante que sigue el rastro de viejas acequias y
muestra como los primeros pobladores de estas tierras conectaron
entre ellos tras observar la naturaleza y hacer suyo el camino del
agua.
¿Cómo llegar?
¿Dónde está?: Son las gargantas y cerradas que forma el río
Frailes, también llamado Velillos, a su paso bajo los riscos sobre
los que está situado el núcleo urbano de Moclín.
Ruta: La mejor forma de conocer los cañones es desde Olivares,
anejo de Moclín. En el extremo este del pueblo, un carril
señalizado baja hasta el río, donde comienza un recorrido a pie
junto al cauce del río hasta una antigua central eléctrica y un
puente de hierro que cruza el cauce. Una vereda asciende junto a
la ribera hasta llegar a la entrada de los cañones del Gollizno.
Puente: Bajo los cortados, un puente colgante cruza el cauce y
discurre por un sendero de maderas y metal suspendido de la pared
de roca que recorre la totalidad de la garganta.
Coordenadas
Olivares: Inicio de la ruta peatonal
37°20’15.06’’N 3°46’10.67’’O.
Puente colgante: Es la entrada de la garganta, en
37°20’46.92’’N 3°46’48.33’’O
RÍO VELILLOS
UN REMANSO OLVIDADO EN EL PONIENTE
El río Velillos, entre Moclín y Olivares genera vírgenes paisajes
de ribera
Es un pequeño paseo por la historia con la opción de recorrer
cortados a través de pasarelas o descansar bajo las sombras álamos
y sauces
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE

Esconde sorpresas agradables. Un río que nace en Jaén y termina en
Granada, afluente del Cubillas, se convierte en uno de los
espacios más visitados en los veranos de la comarca del Poniente,
entre las poblaciones de Moclín y Olivares. La imagen del
Velillos, que también se llama río Frailes es de un cauce
tunultuoso, de aguas rápidas en invierno y primavera que discurren
entre cañones y desfiladeros sobre los que se encontraban
cuevas con pinturas del nombre del Neolítico y las estructuras
defensivas del cerro de la Mota, el castillo de Moclín.
El Velillos, donde aún
habitan las nutrias, que ya huyeron de otros cauces acosadas por
el avance de los núcleos urbanos y las construcciones, es conocido
entre los amantes del senderismo como el elemento base de una ruta
que cuenta con veredas de geran pendiente, y con magníficas
pasarelas y balconadas construidas para salvar los cañones y
recorrer el lateral de los acantilados sin peligro a caer al
cauce. Pero las gentes de Olivares y Moclín prefieren la
tranquilidad y la paz que ofrecen los remansos del agua tras los
rápidos bajo los cortados.
Para llegar al cauce del Velillos y disfrutar de la belleza de la
vegetación de ribera, hay que viajar hacia la localidad de
Olivares, en el municipio de Moclín. Carteles indicadores dirigen
hacia la zona baja del pueblo en dirección a los cortados que se
divisan al noreste. Tras algo más de 200 metros de bajada, la
carretera convertida en un carril en muy buen estado, el sonido
del agua se hace omnipresente, una pequeña pantaneta genera una
cascada que rompe la fuerza del agua y es el lugar donde un
sistema de compuertas genera acequias para regar los campos y
huertos de primor de las gentes de Olivares.
Río Velillos
El camino continúa aguas arriba hasta llegar a un puente que cruza
el cauce y que permite continuar el recorrido hacia la ruta que
enlazará con Moclín. Es el momento de elegir, caminar hacia los
cortados, a través del puente, o seguir a la izquierda para
únicamente pasear y contemplar el agua y la riqueza vegetal y
biológica que genera en un recorrido que pasa junto a algunas
fincas cultivadas y llega a una vieja central hidroeléctrica que
utilizaba la fuerza del agua para generar energía. Un paseo para
contemplar sauces, mimbreras, higueras, matorral ribereño formado
por rosales silvestres, moreras, juncales, aneas y frutales
silvestres.
La segunda opción es el ascenso por las veredas que ascienden
hacia Moclín y que, después de atravesar el pueblo, vuelven a
bajar hacia Olivares en un recorrido circular.
¿Cómo llegar?
Accesos El cauce del río y el inicio de los senderos se encuentra
en la zona baja de la localidad de Olivares, en la comarca de
Poniente.
Opciones: El río Velillos, o Frailes, permite disfrutar de
espacios de tranquilidad en el cauce bajo, junto a Olivares, o
ascender por una ruta que lleva hacia Moclín a través de pasarelas
y repisas de madera que bordean los acantilados sobre los cañones
de aguas rápidas, un recorrido no apto para todo el mundo.
Coordenadas: El cauce está en, 37°20’14.99’’N
3°46’10.46»W