PAISAJES, RUTAS Y PARAJES * RÍO
BEIRO
BEIRO, EL REPUDIADO
Las tímidas aguas del Beiro, ocultas y efímeras, atronan
imparables en tiempos de avenidas. El río de la tormenta
Desde barrancos y manantiales de Víznar, el más desconocido de
los ríos de Granada, genera oscuras riberas entre desfiladeros
de arcillas
TEXTO Y FOTOS: JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE / WASTE
Magazine
Un rebaño de ovejas camina entre
los arenales situados en las laderas de Puerto Lobo, en la
sierra de Huétor. Recorren las ancestrales cañadas entre
pastizales que discurren a lo largo de los cerros que desde el
norte miran la Vega y la ciudad de Granada. Muy juntas, al
paso, recorren los altos del barranco donde, en tiempos de
lluvias, concurren las aguas derivadas de los cortados de la
Cruz de Víznar. Las ovejas, conducidas por uno de los
habituales pastores de la Alfaguara y los ladridos y
movimientos de su eficiente perro de aguas de color negro,
perciben la humedad de la tierra en un espacio de imagen
árida. Es el lugar donde las escorrentías generan filtraciones
y pequeños hilos de agua que, tierra abajo, a sólo un centenar
de metros de quebrado desnivel, dan lugar a la fuente de la
Cagarruta y lo que podría considerarse el nacimiento del
Beiro, el gran olvidado y desconocido de los ríos que bañan la
ciudad y la vega de Granada. Hay que observar el territorio
agreste y de difícil orografía en el que se inician su periplo
y los espacios semidesérticos que recorre para entender que se
trata de un cauce oculto entre tierras de arcillas y
sedimentos, efímero como corresponde a cursos hidrológicos de
temporada, de caudal mínimo, pero también un río que por su
enorme desnivel es capaz de mostrar todo el poder del agua con
destructoras avenidas, al que los habitantes de las alquerías
de El Fargue y Casería de Montijo, miran con recelo y temor en
tiempos de tormenta. Un río que lleva un nombre de difícil
traducción, procedente del árabe Bayir, que significaba
manantial, pero que la historia asimila a la expresión gallega
‘beira’, más acertada al significar ribera, y que en mozárabe
granadino calificaba a una persona de ‘taciturno’ y ‘oscuro’.
(...)
Junto al cortijo del Fraile, al
sur de la línea de la A-92, el río toma cuerpo y genera
riberas de verdor, ocultas entre los barrancos y olivares.
(...)
El río Beiro no parece estar en el
acervo cultural e histórico de los habitantes de la ciudad de
Granada, hasta tal punto que podría llevar el apelativo de ‘el
repudiado’, ya que además de entubarse antes de entrar en la
ciudad y aflorar al término del casco urbano, ni siquiera se
le nombra en textos poéticos básicos de Granada, como la
‘Baladilla de los tres ríos’ de Federico García Lorca, en el
que habla del Guadalquivir y del Darro y el Genil “que van de
la nieve al trigo”. Ni siquiera en guías de los ríos de
Granada se dedica más de un párrafo a un cauce que posee más
de 13 kilómetros de longitud y que históricamente regó parte
de la vega norte de la ciudad, en la que generó una frondosa
ribera en épocas pretéritas, cuando Granada era la Ilíberis
romana y las villas se sucedían junto a lo que ahora es la
calle Ribera del Beiro, y cuando los habitantes de la Vega
Zirí necesitaban de cursos naturales para regar sus cultivos a
las puertas de la ciudad.
Es un cauce para descubrir, para conocer sus esencias y su
singular recorrido. Desde los cortados que desde los collados
de Víznar miran hacia el suroeste es posible observar su
trazado, la línea verde que dibuja entre los cerros coloreados
de oscuros ocres en tiempos de estío, serpenteante y quebrada
en puntos donde la acción del hombre ha erosionado y destruido
los suelos originarios. Un centenar de metros más bajo del
paso de las ovejas, el barranco ya lleva el nombre de Beiro,
aunque el primer hilo de agua solo se puede encontrar, en la
época adecuada, donde ya ha recibido los aportes de dos de sus
congéneres, los barrancos de los portugueses y el de Téjar,
que se producen poco antes de que el río se encuentre con el
parapeto de la autovía A-92. Al otro lado cohabita con las
aguas de la histórica acequia de Aynadamar, que algunos creen
que tradicionalmente nutría el caudal del Beiro con sus
filtraciones, ya que desde que esta acequia, que desde siglo
XI lleva agua desde la Fuente de las Lágrimas, en Fuente
Grande, Alfacar, hasta el Albaicín, discurre casi paralela al
Beiro pero a una cota mucho más alta, lo que favorece la
llegada de sus escapes al tímido cauce, que tras recibir el
agua de otro barranco, el del Toril, en el paraje del cortijo
del Fraile, genera parajes de densa vegetación de ribera, con
bosquetes de álamos y matorral ripario, con tupidas
poblaciones de cola de caballo, una planta que solo crece en
espacios acuáticos, todo ello en un sugerente espacio
escondido en el que el Beiro muestra sus orígenes y lo que
podría ser si la evolución de los tiempos y la antropización
de su entorno le hubiesen permitido.
El agua se vuelve rápida,
turbulenta, discurre alterada entre las tierras sedimentarias
que preceden los cerros del Fargue, hasta ocupar las riberas
bajo la fábrica de pólvoras en la ladera izquierda y el
territorio que fue el gran vertedero de la ciudad, clausurado
en los años 90, en la ribera derecha. Desde la antigua
carretera de Murcia, la imagen del curso del Beiro es la de
los cortados del barranco de San Jerónimo, un territorio
semiárido de matorral de degradación, en cuyas laderas más
cercanas a la ciudad, se sustentan antiguos molinos y
alquerías.
Al piedemonte de Cartuja, el Beiro inicia su recorrido
entubado bajo la ciudad, donde da nombre a calles y barrios
tradicionales de Granada, para aparecer al otro lado de la
Circunvalación, donde aflora al aire libre hasta llegar a unir
sus aguas al Genil y continuar viaje, juntos, hacia el
encuentro con el Guadalquivir..
A la entrada de Granada, junto a Casería de Montijo, donde el
río se oculta, la rambla del Beiro se ha convertido en un
territorio de improvisados huertos comunales que gestionan y
cultivan los vecinos del barrio, que aprovechan su agua para
riegos y el sustrato arenoso de su cauce, en este punto
remansado, pero que corren el evidente peligro de ser
arrasados en la primera de las avenidas de un río que aunque
permanece en silencio puede mostrar su fuerte voz.
MAPA DE RUTA
Puntos de interés,
nacimiento y recorrido del río Beiro
BIODIVERSIDAD
Plantas que pueden encontrarse en el
poblado y sus alrededores (pincha los enlaces para ir a fichas
de las especies):