PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
DÚRCAL: Un paseo por el ‘puente de lata’
Recorrer el viejo viaducto del tranvía sobre el río Dúrcal es un
viaje paisajístico a través del tiempo
Bicicletas y viandantes han sustituido a los viejos tranvías que
durante 50 años utilizaron una estructura metálica que fue el
primer pilar para el fallido tren de la costa
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Está ahí, a solo una treintena de kilómetros de la ciudad. Se
mantiene en pie y en su mejor momento a pesar de que cuenta con
más de un siglo de vida. Era una de las referencias del viaje a la
costa cuando se hacía por la vieja N-323, la presencia de un gran
puente de hierro, de color negro, de una ‘luz’ impresionante, con
más de 199 metros de longitud y 53 de altura no pasaba inadvertida
para nadie. Pero tras la inauguración de la autovía el viejo
puente ha quedado solo para el recuerdo de unos pocos y el
disfrute de los vecinos de esta zona. Acercarse hasta el antiguo
viaducto, al que llaman el ‘puente de lata’, es toda una inmersión
en la historia reciente y en la contemplación de una estructura
que ha llegado a integrarse con el paisaje y convertirse en una
extensión de las estribaciones de Sierra Nevada y centro de la
depresión Durcal-Padul.
Los grandes pilares metálicos que sustentan la estructura del
‘puente de lata’ están cubiertos por una densa vegetación de
ribera, con álamos, sauces y matorral habitual de barrancos y
cursos de agua de montaña. Bajo el puente discurre el río Dúrcal.
Al suroeste de la estructura se divisan los territorios esteparios
que se extienden hacia Cónchar, Cozvíjar y Padul. Al norte y al
este, el gran macizo de Sierra Nevada, con la línea de los
movimientos tectónicos que crearon la gran falla de Nigüelas, y
dos núcleos de población unidos por este histórico paso de
viajeros y mercancías, Dúrcal y Marchena.(...)
(...) Llegar al puente, por cada uno de sus extremos es fácil. En
el casco urbano de Dúrcal, poco antes de iniciar la bajada hacia
el río y la zona conocida como los Molinos, parte un carril
ajardinado, preparado desde hace unos años por el Ayuntamiento
para dar acceso al puente y que se convirtiese en un paseo
agradable. Es el inicio de un recorrido que, de inmediato, provoca
una traslación en el tiempo,. Los pilares de piedra que inician el
viaducto, son un claro ejemplo de las infraestructuras de
principios del siglo XX, y tras ellos, una larga estructura de
metal, de hierro, con placas remachadas que hacen de pavimento. Es
fácil imaginar la situación de las vías del tranvía a lo largo de
toda la estructura, y una pequeña valla que protege de la caída de
más de 50 metros hacia el fondo del barranco. La sensación es
extraña y atractiva.
Con la presión de cada paso la estructura parece moverse bajo los
pies. De hecho algunas placas, combadas por las temperaturas, se
mueven y provocan un ruido de claqueo al pasar sobre ellas, lo que
otorga un plus de emoción a un corto pero intenso paseo.
FOTOGALERÍA: J. E. GÓMEZ
Es paso obligado de ciclistas. La mayoría de los aficionados a la
bicicleta que hacen el camino de la costa, utilizan el puente para
evitarse las cuestas y curvas que poseía la antigua carretera, y
es menos peligroso que circular por el puente de hormigón que, en
su día, sustituyó a la viaja carretera que bajaba hasta el río y
cruzaba sobre el primer viaducto construido sobre el cauce, el
puente romano. Pasan despacio para disfrutar del paisaje. No
son los únicos. El puente de lata se ha convertido durante
las horas centrales del día y en jornadas laborales en una forma
de acortar el camino entre Dúrcal y los polígonos industriales
situados al otro lado del río, en Marchena, y por las tardes y los
fines de semana, en un espacio para pasear, incluso en familia.
Recorrer el ‘puente de lata’ es otra forma de conocer los valores
paisajísticos e históricos de la provincia de Granada, o al menos,
una visión diferente de una estructura que siempre se ha visto
desde abajo y en la distancia de algo considerado de otros
tiempos.
El puente en Dúrcal y en su primera ubicación, en Gor.
Fotos del archivo de IDEAL
El puente de lata se construyó en 1906 para salvar el arroyo de
Gor y que pudiese pasar el ferrocarril entre Guadix y Baza. Fue
una de las obras de ingeniería ferroviaria más importantes de
España, pero tuvo mala suerte, ya que poco después de inaugurarse
un corrimiento de tierras provocó problemas de estabilidad en uno
de los pilares, por lo que el tren tenía que pararse, bajar a los
viajeros y recorrer el viaducto vacío. Los pasajeros cruzaban el
puente andando y volvían a montar en los vagones al otro lado. En
los años veinte, el puente se desmontó y se trasladó a Dúrcal. El
18 de julio de 1924 se inauguró. Tenía casi doscientos metros de
largo menos que en Gor, pero era mucho más alto, por lo que
tuvieron que sustentarlo en pilares de piedra.
Este viaducto estuvo en funcionamiento hasta el año 1974 con la
línea de tranvías eléctricos de Granada a Dúrcal. Era una
avanzadilla en el proyecto de ferrocarril hacia la costa, pero se
cerró y se quedó completamente abandonado. El director de Bellas
Artes de Granada, Vicente González Barberán consiguió en los años
80 que no fuese dinamitado y pasó a propiedad de la Diputación
Provincial, que más tarde lo cedió al Ayuntamiento y se convirtió
en un atractivo paseo peatonal.
¿Cómo llegar?
Dimensiones: 199 metros de largo, con 188,25 de luz (arcos),
y 53,20 de altura sobre el fondo del río. La anchura del ahora
paseo es de 4,80 metros
Accesos: Por la antigua carretera N-323, tras pasar la localidad
de Marchena, adentrarse en el polígono industrial situado tras la
gasolinera y por la calle principal se llega al inicio del puente
en dirección al pueblo.
Desde Dúrcal: Tras bajar al río por la vieja carretera y subir
hacia el pueblo, el primer carril de tierra que parte a la derecha
es el inicio del camino del puente.
Coordenadas: De la entrada por Marchena 36°59’54.25»N
- 3°34’34.33»O Por la entrada de Dúrcal: 36°59’44.11»N
- 3°34’21.16»O
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural
FLORA
Agave
americana (Pita)
Ailanthus
altissima (Ailanto)
Apium
nodiflorum
Aptenia cordifolia (Rocío,
escarcha)
Arundo donax
Bupleurum
gibraltaricum
(Adelfilla de Gibraltar)
Celtis australis (Almez)
Cirsium
pyrenaicum
Dactylorhiza
elata
Daphne gnidium
(Torvizco)
Dorycnium
rectum (Unciana)
Ficus carica(Higuera)
Lycium europaeum (Espino blanco)
Malva
sylvestris
Marrubium
supinum (Marrubio)
Mentha
suaveolens (Mastranzo)
Rorippa
nasturtium-aquaticum (Berro)
Nerium
oleander (Adelfa)
Olea europaea (Olivo)
Ononis
speciosa
Opuntia-
ficus-indica (Chumbera)
Putoria
calabrica (Hedionda)
Rosmarinus
officinalis (Romero)
Rubia peregrina
Rubus
ulmifolius (Zarzamora)
Rumex
induratus
Salix
atrocinerea
Scirpoides
holoschoenus (Junco churrero)
Scrophularia
lyrata
Sedum
dasyphyllum
Sedum
sediforme
Spartium
junceum (Retama de olor)
Syringa vulgaris (Lilo)
Thalictrum
speciosissimum(Ruibarbo de los pobres)
Trachelium
caeruleum (Flor de la viuda)
Ulex
parviflorus (Aulaga)
Verbena
officinalis
Vitis
vinifera (Vid)
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Una serie de reportajes para mostrar la riqueza natural
que nos rodea, sus ecosistemas y a sus singulares
habitantes.
Granada y las tierras del sureste de Andalucía poseen la
mayor diversidad biológica de Europa, parajes únicos para
vivir en tiempos de estío