EVOLUCIÓN
* PALEOANTROPOLOGÍA * Primeuro
Un siglo de investigación en Soria
Los yacimientos de Torralba y Ambrona, estaciones paleolíticas con
medio millón de años
Las excavaciones desarrolladas entre 1909 y 1911 son las primeras
del mundo realizadas al aire libre
Por Manuel Santonja:
prehistoriador, director del Museo de Salamanca. Es uno de los
paleolitistas más reconocidos dentro y fuera de España. Ha
desarrollado numerosas investigaciones y actualmente,
conjuntamente con Alfredo Pérez González dirige el proyecto de
Torralba y Ambrona.
Alfredo P. González:
es profesor de Geología en la Universidad Complutense de Madrid,
y uno de los geólogos cuaternaristas más importantes.
Conjuntamente con Josep María Parés fue uno de los autores de la
datación del yacimiento de Atapuerca.
AMBRONA y Torralba, dos estaciones paleolíticas situadas al sur de
la provincia de Soria, muy cerca de Medinacelli, ocupan un lugar
singular en el desarrollo de la investigación prehistórica
europea. A principios de siglo contribuyeron a cimentar las ideas
relativas a la gran antigüedad del hombre. Más tarde, en los años
sesenta, fueron quizá el principal punto de apoyo para defender
que los grupos humanos cazaban de manera sistemática en el
Pleistoceno Medio, una interpretación objeto posteriormente
de vivos debates, que han llevado finalmente a una interpretación
menos antropocéntrica, que valora fundamentalmente el interés de
estos yacimientos como escenario natural de hace casi medio millón
de años.

La intervención del Marqués de Cerralbo en Torralba entre 1909
y 1911, donde excavó alrededor de 2000 metros
cuadrados, figura entre las primeras desarrolladas en
yacimientos paleolíticos al aire libre en todo el
mundo. Los resultados que logró tuvieron gran trascendencia,
pues demostraban sin ninguna duda la contemporaneidad
del hombre con faunas extinguidas muy antiguas, en un momento
clave, cuando en muchos círculos aún se discutía la naturaleza y
la antigüedad de las primeras etapas de la humanidad.
Más tarde, en 1960, los contactos establecidos entre el profesor
de la universidad de Barcelona Luis Pericot y Clark Howell,
entonces en Chicago, permitirían, en un momento en el que
los estudios sobre Paleolítico estaban totalmente abandonados en
España, continuar las investigaciones. Howell planteó en Torralba
y en Ambrona donde Cerralbo también había comenzado a excavar
intervenciones sistemáticas en extensión que constituían en ese
instante proyectos metodológicamente muy avanzados.
Pluridisciplinar
En torno a Howell se formó un equipo integrado por
prehistoriadores, geólogos y paleontólogos, que abordó desde una
perspectiva pluridisciplinar el estudio de ambas localidades. La
interpretación global que finalmente propondrían, de manera un
tanto imaginativa anticipada por Cerralbo, postulaba una íntima
relación entre la fauna y los grupos humanos. Los valles en que se
sitúan estos yacimientos, entre las tierras altas de la Submeseta
Norte y el río Jalón, habrían constituído un paso natural apto
para las migraciones estacionales de las manadas de herbívoros.
Las bandas de homínidos, motivados por estas concentraciones
demostrando por tanto un comportamiento previsor, planificado
habrían empujado, llegando para ello incluso a quemar la
vegetación, grupos de animales hacia zonas cenagosas del fondo del
valle donde la maleza y el barro dificultarían sus movimientos,
acabando con algunos de ellos, para a continuación, en espacios
inmediatos, descuartizar las presas y prepararlas para el consumo.
El desarrollo de la investigación prehistórica en Africa Oriental
alteró de manera profunda a lo largo de los años setenta los
métodos y postulados de la arqueología paleolítica. Las hipótesis
relacionadas con la conducta de los homínidos en el Pleistoceno
comenzaron a ser revisadas. En este contexto las interpretaciones
de Torralba y Ambrona fueron también objeto de debates, que
continuaron aún después de las campañas de excavación de 1980 y
83, de nuevo dirigidas por Howell, con la colaboración de L. G.
Freeman. Como se sabía con certeza que las áreas sin
excavar eran extensas, en Ambrona podía estimarse en unos 3.000
metros cuadrados lo conservado, y varios centenares al menos
en Torralba, decidimos en 1989 iniciar un nuevo proyecto que
permitiera contrastar las hipótesis planteadas. Una vez aprobado
por la Junta de Castilla y León, que junto a la asociación ADEMA,
radicada en Almazán, ha asumido la financiación, nuestro objetivo
inicial fue profundizar en el conocimiento de la formación de los
yacimientos a través del estudio geológico, planteándonos primero
identificar los procesos generales en que se enmarcan, para
centrarnos a continuación en las estratigrafías de cada uno,
excavando zonas intactas y valorando de manera prioritaria
la microestratigrafía en la interpretación de los conjuntos
arqueo-paleontológicos registrados.
Pleistoceno Medio
El estudio geomorfológico realizado en 1990 y 1991 demostró que
Ambrona y Torralba no tienen la misma edad y que sus depósitos no
pertenecen a la misma Formación. Con arreglo a estos
resultados Torralba es inmediatamente posterior a Ambrona,
situándose ambos sitios en la segunda parte del Pleistoceno Medio.
A continuación, desde 1993, se han realizado campañas anuales de
excavación, centradas en la delimitación de Torralba y en el
estudio de los tramos inferiores de la estratigrafía de Ambrona,
en los que se registran los niveles faunísticos más importantes de
este yacimiento.
Las observaciones efectuadas en Ambrona apuntan una complejidad
mayor que la anteriormente supuesta y ponen de relieve la
imposibilidad de aceptar una interpretación unitaria. Han podido
distinguirse concentraciones de restos bien diferenciadas espacial
y estratigráficamente, cada una con sus características propias.
Nada de lo conocido en los niveles inferiores de Ambrona permite
probar que entre el hombre y la acumulación de restos faunísticos
se dieran relaciones directas causa-efecto. La fauna observada en
Ambrona, en particular los herbívoros de mayor tamaño -elefantes y
bóvidos- habrían muerto en las inmediaciones de charcas y pequeñas
lagunas. La mayor o menor dispersión de los restos estaría
relacionada con el tiempo transcurrido hasta su sepultamiento. Ese
intervalo en ningún caso habría llegado a ser excesivamente largo,
puesto que la exposición atmosférica dilatada hubiera provocado la
descomposición total de las carcasas, como sin duda sucedió en
múltiples ocasiones. La presencia humana en estos entornos queda
suficientemente acreditada por los artefactos de piedra tallada de
tipología Achelense documentados, pero no hay elementos que hagan
posible establecer con precisión las interacciones entre fauna y
grupos humanos.
En Ambrona se musealizó en 1963, por iniciativa de Emiliano
Aguirre, una de las superficies excavadas, en la que es posible
observar una interesante concentración de restos de varios
elefantes. El museo actual, adscrito al Museo Numantino de
Soria y gestionado por la Junta de Castilla y León, comprende
también otro edificio en el que se muestra fauna e industria
lítica.
Existe el propósito de proceder en breve a la ampliación y
modernización de estas instalaciones.
El acceso al yacimiento y museo de Ambrona puede realizarse
a partir de Medinacelli, un destacado conjunto histórico que se
encuentra situado a unos 10 kilómetros de distancia, situado en la
autovía que discurre entre Madrid y la ciudad de Zaragoza.

Artículos publicados en el suplemento especial del periódico IDEAL
bajo el título "Los primeros habitantes de Europa". Patrocinado
por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, con motivo
de la celebración del I Seminario Internacional Los Primeros
Habitantes de Europa y la exposición PRIMEURO, ubicada en el
Parque de las Ciencias de Granada Coordinación: Isidro Toro Moyano
/ Bienvenido Martínez Navarro / Jorge Agustí
Traducciones: Isidro Toro Moyano / Bienvenido Martínez Navarro /
María del Carmen Martínez
Edición electrónica: Waste magazine - IDEAL Digital
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