EVOLUCIÓN
* PALEOANTROPOLOGÍA * Primeuro
Los últimos neandertales
La Cueva de la Carihuela, un enclave básico situado en la
localidad de Píñar (Granada)
Abarca desde los inicios del Pleistoceno medio hasta época ya
histórica
En Zafarraya
En el año 1983 se localiza una mandíbula
de Neandertal
Por Luis Gerardo Vega Toscano:
profesor de Prehistoria en la Universidad Complutense de Madrid.
Es un prestigioso prehistoriador español que ha desarrollado sus
investigaciones en la Cueva la Carihuela y otros yacimientos.
y Cecilio Barroso Ruiz:
prehistoriador, ha sido director de las excavaciones de la Cueva
de Zafarraya, yacimiento emblemático para elestudio de los
neandertales de España.
La cueva de la Carihuela se localiza a unos 600 m. hacia el S-SE
del pueblo de Píñar, en la granadina comarca de los Montes
Orientales. Tiene, por tanto, una situación estratégica entre la
Depresión de Guadix y la de Granada. En realidad se trata sólo de
una de las diversas aberturas que presenta la red de conductos
kársticos del Monte del Castillo de Píñar y que se encuentran
todas, en mayor o menor medida, interconectadas.
El potencial arqueológico de Carihuela es bien conocido desde hace
décadas gracias a los trabajos parciales e incompletos que
investigadores como H. Obermaier, J.Ch. Spahni, M. Pellicer, H. y
M.A. de Lumley, M. García Sánchez y H.T. Irwin realizaron en el
yacimiento desde principios de siglo hasta 1971, aunque su moderna
proyección internacional procede de la publicación de los
resultados generados en el actual Proyecto de Investigación,
iniciado en 1979 y en el que participan, o han participado,
fundamentalmente investigadores procedentes de instituciones
españolas, aunque también colaboran algunos científicos
extranjeros. Ello ha servido para desarrollar una importante labor
científica ampliamente divulgada
Los resultados obtenidos en las actuales investigaciones han
permitido constatar que la cueva presenta una sedimentación
continua, en el sentido que esto tiene en los depósitos
localizados en ambientes kársticos, desde finales del Pleistoceno
Medio (hace unos 145.000 años) hasta la Edad del Bronce, aunque
los depósitos de otras cavidades del complejo kárstico de Píñar
presentan restos romanos y musulmanes, con lo que completan este
espectro cultural practicamente hasta la actualidad. Dado que la
base del relleno de Carihuela todavía no se ha alcanzado en las
excavaciones realizadas hasta la fecha y que, según los sondeos
geofísicos que hemos realizado, aún quedan varios metros de
depósitos intactos, es de suponer que la estratigrafía completa
del yacimiento pueda abarcar desde los inicios del Pleistoceno
Medio hasta épocas históricas. Teniendo en cuenta su
extraordinaria riqueza, tanto en restos arqueológicos como
antropológicos y paleontológicos, Carihuela es hoy en día el
referente imprescindible de todo el sur de la Península a la hora
de establecer secuencias culturales, faunísticas y
paleoambientales a lo largo del último ciclo
Interglacial-Glacial-Interglacial, aunque en el futuro, como se ha
dicho, esta secuencia abarcará probablemente un lapso cronológico
mucho más dilatado. Se trata por tanto de uno de los yacimientos
prehistóricos más excepcionales, desde una perspectiva puramente
científica, no solo de Andalucía, sino de toda Europa, aunque
lógicamente hay tramos de su amplísima estratigrafía que aportan
una cantidad de información más relevante que otros de cara a
contribuir al estado actual de la discusión sobre los orígenes del
poblamiento prehistórico del continente. Esto ocurre, por ejemplo,
con su notable serie de niveles neolíticos, que durante años ha
sido el modelo de partida a la hora de reconstruir la evolución de
las primeras sociedades agrícolas en todo el ámbito meridional de
la Península.
Niveles
Sin embargo, la etapa más conocida de la larga historia
representada en sus depósitos es la que corresponde al
Paleolítico Medio. Con más de 50 niveles individualizados hasta
ahora, datados aproximadamente entre el 145.000 y el 29.000 antes
del presente, se trata de la secuencia más larga de esta época
encontrada en nuestra península y una de las más detalladas que se
conocen. Durante ese intervalo temporal los neandertales
frecuentaron la cavidad cientos de veces y dejaron allí no solo
sus instrumentos líticos (la industria denominada Musteriense),
sino también los restos de los animales que consumieron y otras
evidencias de sus distintas actividades domésticas, lo que supone
una ingente cantidad de información sobre sus modos de vida
durante la primera mitad de la última glaciación. Además, cuando
el hombre desalojaba la cueva, hienas, lobos y leopardos la
utilizaban como cubil, añadiendo los fragmentos de sus presas a
los incontables huesos abandonados por los neandertales. Dado que,
hasta ahora, no se conocen sepulturas de esa época en la Península
y que tampoco existen pruebas claras de que se practicase el
canibalismo en Carihuela, lo más probable es que fueran los
depredadores los que introdujeran en la cavidad los restos humanos
que se han encontrado en sus niveles pleistocenos, el más
importante de los cuales es un fragmento de frontal infantil de
Homo neanderthalensis.
Descubrimiento
En 1986, cuando la cronología de estas ocupaciones estuvo por fin
clara en el marco de la paleoclimatología del Pleistoceno, nuestro
equipo realizó uno de los descubrimientos más sorprendentes de la
Prehistoria de las últimas décadas: los neandertales de Carihuela
y su peculiar tecnología se mantenían sin cambios notables hasta
una fecha muy tardía, puesto que desde hace 40-35.000 años ya
aparecen las primeras culturas del Paleolítico Superior en el
resto del continente y, sin embargo, en el yacimiento granadino
todavía persistía el Musteriense, incluso asociado a restos
humanos de Homo neanderthalensis, hasta una cronología muy
posterior. Eso quería decir que el sur de la Península Ibérica
había sido tal vez su último refugio ante el avance de los hombres
anatómicamente modernos, llegados de Africa por lo tanto via
Próximo Oriente y no a través de Gibraltar como se venía
discutiendo desde hacía casi un siglo. Posteriormente se ha
confirmado dicha pervivencia en otros sitios de Andalucia,
Levante, Portugal y La Meseta e incluso equipos de investigadores
extranjeros han venido a excavar en algunos yacimientos
peninsulares a la búsqueda de los últimos neandertales.
Paradójicamente, a la vez que se corroboraba este fenómeno en la
mayor parte de la Península, en algunos yacimientos de Cantabria y
de Cataluña se publicaban fechas cercanas al 40.000 para las
primeras industrias del Paleolítico Superior (de tipo
Auriñaciense), que, aunque sin restos humanos asociados en estos
yacimientos, se presupone que es obra ya de los primeros hombres
modernos (generalmente conocidos como cromañones). En poco tiempo,
la Península se ha convertido en un sitio clave para investigar la
transición entre el Paleolítico Medio y el Superior, puesto que
ambos contextos culturales han debido coexistir durante milenios
en nuestro suelo, previsiblemente desarrollados por tipos humanos
distintos, aunque separados geográficamente por lo que algún
investigador ha denominado La frontera del Ebro.
El refinamiento en los sistemas de datación radiométricos y el
considerable caudal de información procedente de los yacimientos
de Europa oriental favorecido por los cambios políticos de los
últimos años han configurado, junto a la evidencia ya descrita
procedente de la Península, un panorama completamente nuevo a la
hora de valorar los cambios acontecidos en nuestro continente
entre el 40.000 y el 28.000 antes del presente. De hecho, la
situación actual revela un escenario mucho más complejo que el que
se dibujaba hace apenas dos décadas. Esta complejidad reside en
dos problemas interconectados: el primero ha aparecido con la
confirmación de que no existe una correspondencia efectiva entre
tipos humanos y contextos culturales, ya que desde hace algún
tiempo se piensa que al menos algunos grupos de neandertales
fueron capaces de desarrollar una tecnología de tipo Paleolítico
superior, bien por aculturación (imitación) por influencia de sus
vecinos auriñacienses, bien como el resultado de una evolución
cultural propia, posiblemente truncada por la llegada de los
invasores; el segundo problema consiste en decidir si los
neandertales fueron realmente suplantados por los hombres modernos
o si, por el contrario, contribuyeron en alguna medida al bagaje
genético de los cromañones. Ambas cuestiones están generando una
fuerte controversia, en parte porque implícitamente subsiste la
idea de que la inferioridad intelectual de los neandertales es la
mejor explicación posible para su extinción completa, si es que
esta existió en estos términos tan radicales.
Punto focal
Dado que recientemente se han detectado otros posibles refugios de
los neandertales en diferentes zonas montañosas del continente, el
debate sobre su posible interacción con los hombres modernos de
los que fueron contemporáneos durante milenios y si fueron estos,
en definitiva, la causa de su extinción, se ha convertido en uno
de los puntos focales de la investigación actual. También en este
tema la aportación de Carihuela puede ser decisiva, porque es
prácticamente el único yacimiento europeo en el que existen restos
fósiles tanto de neandertales como de sus sucesores y es por lo
tanto el lugar idóneo para estudiar si hubo o no un posible
intercambio genético entre ambas poblaciones del Pleistoceno
final. Nuestras investigaciones actuales, además, se centran en
determinar hasta qué punto Carihuela y el dominio Bético en
general, pueden considerarse áreas marginales en la distribución
original de los neandertales, como podría ser el caso si se
tratara efectivamente de una población sometida a un acoso
efectivo por parte de otras poblaciones diferentes, o si, por el
contrario, se trata de una zona nuclear de la misma, un
territorio, en definitiva, al que estaban perfectamente adaptados
y por eso a los hombres modernos les resultó más difícil
conseguir una colonización efectiva.
La clave para responder a este interrogante se encuentra no
sólo en el estudio de los hábitats explotados por los últimos
neandertales de Carihuela, sino sobre todo en los niveles
inferiores del yacimiento, aún no alcanzados por las excavaciones
anteriores, puesto que es en el proceso adaptativo que dió lugar a
la formación de este tipo humano típicamente europeo en donde
puede fijarse un modelo que contrastar con la realidad documentada
al final de su trayectoria evolutiva.
En Zafarraya
En el año 1983 se localiza una
mandíbula de Neandertal
La mejor conservada hasta el momento
Por Cecilio Barroso Ruiz LA cueva del
Boquete de Zafarraya está situada en el término municipal de
Alcaucín (Málaga), a unos cuatrocientos metros al sudoeste del
puerto de montaña del Boquete de Zafarraya, y a unos 450 m. de la
localidad de Ventas de Zafarraya, ya en la provincia de Granada.
La cueva se abre al pie de un
acantilado calizo, a 1.022 m de altitud. Presenta dimensiones muy
reducidas, ya que tan solo penetra en la roca una veintena
de metros, mientras que su anchura oscila entre los 0,5 m. y los
2,5 m. Su morfología recuerda más bien una grieta de escaso
desarrollo.
Entre los años 1990 y 1995, se desarrollaron en
la cueva una serie de actuaciones arqueológicas, incluidas
en el programa de actividades arqueológicas de la Consejería de
Cultura de la Junta de Andalucía. En el año 1996,
centralizamos el proceso de investigación en el Centre Européen de
Recherches Préhistoriques (Centro Europeo de Investigaciones
Prehistóricas) de Tautavel (Francia). La complejidad del proyecto
ha hecho necesaria la intervención de numerosas entidades
tanto nacionales como internacionales, lo que ha permitido
profundizar en el conocimiento del yacimiento.
La cueva de Zafarraya presenta un espacio muy reducido y en modo
alguno confortable, es la antítesis de lo que se pudiera
considerar como un buen hábitat. Afortunadamente su entrada se
sitúa mirando al Sur, lo que le permite disfrutar durante gran
parte del día de luz solar. Desde la plataforma que se extiende a
los pies de la cavidad, se observa un paisaje realmente
extraordinario, que abarca el mar Mediterráneo al sur, la
imponente sierra de Tejeda al este y la
sierra de Alhama al oeste. Se hace difícil pensar que una
cavidad tan pequeña e incómoda haya podido servir alguna vez de
morada más o menos permanente de grupos humanos. El estudio que
hemos efectuado sobre 47 niveles de ocupación antrópica y de
carnívoros del yacimiento, nos ha permitido evaluar el carácter de
alto de caza u ocupaciones estacionales esporádicas, descartándose
campamentos de larga duración.
Es evidente que la elección de esta cueva por los Neandertales,
estuvo motivada por la presencia en el entorno más inmediato de
abundantes herbívoros de gran talla, ya fuesen cabras montesas o
rebecos en la sierra, ya fuesen ciervos, caballos o uros en las
llanuras del polje de Zafarraya. Igualmente la presencia de agua
abundante, junto a los afloramientos de sílex en el mismo entorno
del yacimiento, debieron de constituir argumentos de peso para
dicha ocupación.
Igualmente el análisis espacial que se ha llevado a cabo de todos
los elementos existentes en el relleno sedimentario - huesos,
industria, piedras, carbones -, reflejan que el espacio doméstico
no fue alterado ni acondicionado por los grupos humanos. Tan sólo
la presencia de un pequeño hogar situado junto a la boca de
entrada, nos manifiesta una pequeña adecuación a una estructura
artificial
Los análisis efectuados sobre muestras fósiles de polen,
carbones, micromamíferos, aves, reptiles, anfibios, etc., así como
los estudios sedimentológicos y micromorfológicos, permiten
encuadrar el paleoclima del entorno de Zafarraya, en un dominio
mediterráneo, con fases frescas, a veces húmeda y en otras
ocasiones secas. En el entorno de la cueva existía un
paisaje donde dominaban los pinos, junto a amplias formaciones de
hiervas y de árboles caducifolios.
Fauna
Respecto a la fauna de mamíferos de gran talla, cabe destacar la
presencia mayoritaria de la cabra montés, seguida a gran distancia
de ciervos, caballos, rebecos, bóvidos, caballos, asnos y
jabalíes. Los carnívoros presentes en el yacimiento son la
pantera, el cuón, los linces, los gatos silvestres, osos pardos e
hienas.
Las cabras montesas fueron generalmente abatidas en el momento en
que aún eran jóvenes. Esta circunstancia nos permite definir el
periodo de ocupación de la cueva. La mayoría de los
individuos muy jóvenes han muerto a finales de primavera o
en verano. Dicha circunstancia permite comprender mejor el
comportamiento de los hombres que se instalaron regularmente en la
cueva, dedicados a una caza selectiva y especializada de la cabra.
Ocasionalmente, el grupo humano aportaba a la cavidad algún resto
de ciervo, caballo o asno, aunque era de modo oportunista.
Los artefactos que los Neandertales fabricaban, casi
exclusivamente estaban tallados en sílex, y su instrumental, muy
básico estaba formado por raederas, denticulados, muescas, algunas
puntas musterienses y lascas. Los análisis efectuados al
microscopio electrónico han permitido constatar que tanto las
raederas como los denticulados fueron utilizados en el trabajo de
la madera, en tanto que las lascas no retocadas se utilizaron en
labores de carnicería.
Los análisis petrológicos efectuados sobre la industria de
Zafarraya y su comparación con los sílex proporcionados por los
afloramientos de dicha roca en diversos lugares del entorno, ha
permitido establecer un territorio de aprovisionamiento de materia
prima lítica en un radio de unos 12 kilómetros. Es
interesante señalar que a escasos metros de la cueva existen
afloramientos de sílex, de calidad muy mediocre, escasamente
utilizados por los Neandertales, ya que estos prefieren utilizar
una materia prima de muy buena calidad, presentes en Alcolea
(Periana) y en Alfarnate, es decir entre siete y doce
kilómetros de distancia. Esta selección de la materia prima parece
reflejar al menos un profundo conocimiento del medio y de sus
recursos.
Es probable que estos Neandertales consumieran vegetales, aunque
es muy difícil de probar. Lo que si es evidente es su actividad
cinegética, dirigida en todo momento a animales herbívoros de gran
talla. La presencia en el yacimiento, tanto de miles de restos de
conejos así como de aves, no parecen estar en modo alguno
relacionados con el consumo humano, sino que más bien son el
producto de la actividad de pequeños carnívoros o de rapaces
nocturnas. El acceso al agua de consumo por parte de estos
grupos humanos, no debió de plantear problema alguno, ya que se
encontraban en un medio cárstico, proclive a la captación y
filtración del agua de lluvia, que emergerían a la superficie a
partir de fuentes y manantiales.
Una mandíbula
Los restos humanos neandertalenses localizados en la cueva son
numerosos, aunque en gran parte se encuentran fragmentados, solo
la mandíbula localizada en 1983, se encuentra completa, siendo la
mejor conservada de las existentes hasta la actualidad. Entre los
huesos fósiles de Neandertales de la cueva de Zafarraya, hay que
destacar los exhumados del interior del hogar, compuestos por dos
fémures, una tibia, y una mandíbula. El análisis de sus
superficies a partir de un binocular, ha permitido observar
numerosas estrías de descarnamiento, habiendo que destacar la
presencia de trazas de ablación de las mejillas y de la lengua en
la mandíbula. La evidencia de los huesos humanos quemados, a la
vez que las evidencias irrefutables de cortes producidos sobre el
hueso con un objeto lítico, producto del descarnamiento, nos hacen
pensar, que más que una actividad de carácter simbólico, nos
encontramos simplemente ante una actividad antropofágica.
Artículos publicados en el suplemento especial del periódico IDEAL
bajo el título "Los primeros habitantes de Europa". Patrocinado
por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, con motivo
de la celebración del I Seminario Internacional Los Primeros
Habitantes de Europa y la exposición PRIMEURO, ubicada en el
Parque de las Ciencias de Granada Coordinación: Isidro Toro Moyano
/ Bienvenido Martínez Navarro / Jorge Agustí
Traducciones: Isidro Toro Moyano / Bienvenido Martínez Navarro /
María del Carmen Martínez
Edición electrónica: Waste magazine - IDEAL Digital
TEMAS RELACIONADOS
Primeuro, los
primeros
habitantes de Europa
Todos los artículos del especial "Los
primeros habitantes de Europa"
Evolución,
especial en Waste magazine. Temas, reportajes, datos,
fotos, hallazgos...
Una serie de reportajes para mostrar la riqueza natural
que nos rodea, sus ecosistemas y a sus singulares
habitantes.
Granada y las tierras del sureste de Andalucía poseen la
mayor diversidad biológica de Europa, parajes únicos para
vivir en tiempos de estío