EVOLUCIÓN
* PALEOANTROPOLOGÍA * Primeuro
Hipopótamos, dientes de sable, grandes monos y homínidos
Todos ellos pudieron encontrar en los espacios de la depresión
Guadix - Baza un lugar para vivir
Por Bienvenido Martínez Navarro:
Es becario de las fundaciones Leakey y Care. Especialista en
grandes mamíferos fósiles, ha desarrollado gran parte de sus
investigaciones en los yacimientos de la cuenca de Guadix-Baza,
aunque durante los últimos años colabora en la investigación de
la fauna de numerosos yacimientos del entorno mediterráneo, en
el marco de estudio paleoecológico y paleoclimático de la
primera dispersión humana hacia Europa.
FUE el verano de 1982 cuando formando parte de un grupo de
estudiantes de bachillerato y COU aterricé por primera vez en la
cuenca de Guadix-Baza. Tenía entonces 18 años, recién estrenada mi
mayoría de edad. ¿Quien iba a decirme que aquel primer
contacto con este perdido rincón de nuestra querida España iba a
marcar para siempre mi vida?
Vinimos a excavar en el yacimiento de Venta Micena. Nuestro
objetivo fundamental era pasárnoslo bien y en algunos momentos
hasta pretendimos aprender algo. Sin embargo, es difícil explicar
lo que sentí el primer día que llegamos a Venta Micena,
después de haber transcurrido ya casi dos décadas desde entonces,
cuando fuimos observados por cientos o miles de astillas de huesos
de una fauna multidiversa que salía de un resalte en la ladera de
unos barrancos de escasa pendiente y poca elevación, en una tierra
cuyo color blanquecino amalgamaba cualquier otro, bajo un sol
cegador y abrasador. Sólo recuerdo que allí mismo decidí que iba a
ser paleontólogo.
Excavación de restos de un elefante en Orce
Aquellos huesos correspondían a elefantes, hipopótamos,
rinocerontes, caballos, ciervos, búfalos, cabras, osos, tigres de
dientes de sable, hienas, etc., y el destino había hecho que se
cruzaran en mi camino. Los años siguientes, mientras estudiaba la
licenciatura de Geología en Barcelona, continué participando en
las excavaciones y en las prospecciones de la Cuenca de
Guadix-Baza, hasta que posteriormente realicé mi doctorado sobre
la fauna del yacimiento de Venta Micena que presenté en Octubre de
1991. Hice lo que realmente había querido, rodearme de huesos y
comenzar a estrujarles la altísima información que podían
suministrar, en este caso para intentar darle un sentido
contextual a la primera dispersión humana desde África hasta
Europa.
Mandril / Dientes de sable Megantereon
Grupos faunísticos
En este sentido, revisé toda la colección del yacimiento, desde
herbívoros de todo tipo hasta los carnívoros. Mi sorpresa fue
tremenda, pues se pudo caracterizar esta fauna desde una nueva
concepción. Tres grupos faunísticos fueron definidos en función de
su origen: el primero formado por especies de origen africano
(grandes carnívoros y el hipopótamo), otro por especies asiáticas
(especialmente ungulados y cánidos), y el último por taxones
evolucionados en Europa durante el Plioceno superior (el resto).
Lo más importante fue el hallazgo de un tigre de dientes de sable
de tamaño mediano, que más tarde en 1995, conjuntamente con Paul
Palmqvist definimos como Megantereon whitei, una especie africana
que había sido descrita por uno de los paleontólogos y
paleoantropólogos más grandes de la Historia, el Profesor Robert
Broom, quien conjuntamente con el Profesor Raymont Dart había sido
uno de los pioneros en los hallazgos de los primeros homínidos en
Sudáfrica, los Australopithecus. Por primera vez una especie de
tigre de dientes de sable originada en África era encontrada en
Europa, pero lo más importante era que siguiendo la bibliografía
publicada primero, y de manera directa más tarde, pudimos
caracterizar esta misma especie en el yacimiento georgiano de
Dmanisi, donde además en 1991 fue encontrada una mandíbula humana
perfectamente conservada, y otros restos más tarde. Un año después
pudimos definir la misma especie en el yacimiento griego de
Apollonia-1.
Esta especie de tigre de dientes de sable solamente se
encuentra en Europa durante el Pleistoceno inferior, entre 1,7 y
1,0 millones de años, y es especialmente interesante su
localización allá donde hay evidencias de presencia humana, como
Orce (industrias líticas en los yacimientos de Fuente Nueva-3 y
Barranco León) o Dmanisi (huesos humanos e industrias líticas).
Aparentemente, el hallazgo de un tigre de dientes de sable,
además de ser una de las criaturas más maravillosas que la
evolución ha generado a lo largo de toda la historia de la vida en
nuestro planeta, poco más puede informar sobre nuestros
antepasados, pero en el contexto paleoecológico en que se produjo
la primera dispersión humana hacia Europa, quizás sea una pieza
clave como suministrador de carroña para la alimentación de
nuestros antepasados y de sus competidores más directos, las
grandes hienas representantes de la especie Pachycrocuta
brevirostris, causantes de la acumulación de los restos de huesos
en los yacimientos de Venta Micena, Apollonia y también
parcialmente de Dmanisi.
En el decurso de estas investigaciones, el destino nos llevó
también a encontrar otra especie de origen africano en el
yacimiento cartagenero de Cueva Victoria, junto al Mar Menor, un
mono de gran tamaño del género Theropithecus, hallazgo que
publicamos en 1995, cuyo único registro hasta la fecha en el
Pleistoceno inferior de Europa se encuentra en esta localidad del
sureste de nuestra península, y sólo existe otra cita fuera de
África, en el yacimiento de Mirzapur en el Subcontinente Indio,
donde en 1981 fue descrita la especie Theropithecus delsoni,
dedicada al gran paleoprimatólogo norteamericano, el profesor Eric
Delson, por dos paleontólogos indios, los Profesores Gupta y
Sahni. Este género de monos cercopitécidos del grupo de los
papiones tiene un gran interés, pues se encuentran ampliamente
representados en la gran mayoría de los yacimientos africanos
conjuntamente con nuestros antepasados los homínidos. Su origen se
produce en el oriente africano en el mismo momento en el que se
originan los homínidos, y su evolución y dispersión se producen de
manera paralela, llegándose a especular que estos monos fueron un
alimento importante en algunos momentos para los humanos
primitivos, como sucede en el yacimiento Achelense de Olergesalie
(de una edad próxima a 1 millón de años), cercano a Nairobi en
Kenia (localidad estudiada por el Prof. Glynn Isaac primero y el
Prof. Rick Potts y sus colaboradores, después), donde una gran
cantidad de individuos de la especie Theropithecus oswaldi fueron
descuartizados y comidos. Theropithecus presenta varios linajes en
África durante todo el Plioceno y el Pleistoceno, es decir durante
los últimos 5 millones de años y está perfectamente distribuido
por todo el continente desde Marruecos hasta El Cabo, pero en el
Pleistoceno medio desaparece de prácticamente toda su área de
dispersión y queda restringido a un único taxón de tamaño
relativamente pequeño, Theropithecus gelada, que actualmente sólo
vive en las altas montañas etíopes entre 2000 y 5000 metros de
altura. Mientras tanto, y en relación totalmente inversa, el
género Homo ha conseguido dominar todo el Planeta.
Localizadas
En cualquier caso, tres especies de grandes mamíferos de origen
africano son localizados en Europa durante el Pleistoceno
inferior, abarcando todos los grupos: ungulados como el hipopótamo
Hippopotamus antiquus, carnívoros como el tigre de dientes de
sable Megantereon whitei y primates como Theropithecus. A estos
datos hay que añadir el hallazgo de otro gran ungulado en Dmanisi,
una jirafa todavía no determinada específicamente, en las puertas
de Europa. Asimismo, en Oriente Próximo, en el yacimiento
del Pleistoceno inferior de 'Ubeidiya, donde la presencia humana
es testimoniada por una amplia colección de industria lítica
correspondiente al Achelense más primitivo según los estudios de
los Profesores Ofer Bar-Yosef y Naama Goren-Inbar, el Profesor
Eitan Tchernov y sus colaboradores describieron una importante
asociación faunística con una mezcla muy alta de fauna de origen
paleártica (euroasiática) compuesta por ciervos, rinocerontes,
elefantes y algunos carnívoros, y etiópico (africana) compuesta
fundamentalmente por ungulados como jirafas, hipopótamos
(Hippopotamus gorgops), caballos (Equus tabeti), búfalos gigantes
(Pelorovis oldowayensis) entre otros, además de algunos carnívoros
como la hiena de comportamiento social todavía superviviente en
África Crocuta crocuta y el ya citado tigre de dientes de sable
Megantereon.
Dominar el medio
Todos estos datos testimonian una sola cosa, que nuestros
antepasados los homínidos del Pleistoceno inferior, inteligentes y
con capacidad de dominar el medio gracias a sus manos que les
permitían desarrollar las ideas de su cerebro, entre ellas
fabricar herramientas de piedra con el objetivo fundamental de
aprovechar los recursos animales, es decir comer carne y romper
huesos y cráneos para extraerles el tuétano y los sesos,
respectivamente, no son nada más que una especie de gran mamífero
en el contexto de una comunidad de grandes mamíferos y, por tanto,
su capacidad de conquistar las latitudes medias, procedentes de
las latitudes tropicales de África, está en función de unas
condiciones paleoclimáticas y paleoecológicas favorables que
permiten que algunas especies procedentes del trópico puedan
adaptarse y sobrevivir en un territorio con inviernos y veranos.
Muchos son los interrogantes que quedan por resolver y la
cuenca de Guadix-Baza es la clave que nos ayudará a encontrar las
soluciones a una gran parte de ellos. Fuente Nueva, Barranco León,
Venta Micena y otros yacimientos conocidos y por encontrar en Orce
y en otros pueblos de esta depresión intrabética, nos dirán en un
futuro, esperemos que temprano, si existió una vía de entrada en
Europa a través de Gibraltar o si, por el contrario como
reiteradamente se ha venido publicando sólo somos el cul de sac de
Europa; cuál es la especie humana que llegó primero a nuestra
península, si Homo ergaster como en Dmanisi (y como supone el que
suscribe, debido a las enormes afinidades faunísticas existentes
en Orce con este yacimiento georgiano) o Homo antecessor como
defienden otros.
Guadix-Baza conserva los mejores y más grandes yacimientos
del Plio-Pleistoceno de Europa, en un paisaje típicamente africano
con fauna fósil y homínidos de origen africano. Yacimientos que
están todavía vírgenes y donde muchas generaciones de futuros
paleontólogos, prehistoriadores, geólogos y otros especialistas
científicos podrán saciar su sed de aventura, como lo estamos
haciendo la generación presente, en el mundo del conocimiento
sobre el origen y evolución de nuestro linaje humano, en el amplio
contexto paleoecológico que ofrece el extraordinario registro de
esta depresión intramontañosa, puesta ya en el mapa de los más
grandes yacimientos paleontológicos y arqueológicos del mundo.
Todos los artículos del especial "Los primeros habitantes de
Europa"
Artículos publicados en el suplemento especial del periódico IDEAL
bajo el título "Los primeros habitantes de Europa". Patrocinado
por la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, con motivo
de la celebración del I Seminario Internacional Los Primeros
Habitantes de Europa y la exposición PRIMEURO, ubicada en el
Parque de las Ciencias de Granada Coordinación: Isidro Toro Moyano
/ Bienvenido Martínez Navarro / Jorge Agustí
Traducciones: Isidro Toro Moyano / Bienvenido Martínez Navarro /
María del Carmen Martínez
Edición electrónica: Waste magazine - IDEAL Digital
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