MEDIO AMBIENTE * SOSTENIBILIDAD
PLÁSTICOS DE INVERNADERO, PENA DE MUERTE PARA LOS ECOSISTEMAS
Toneladas de basura agrícola abandonada en laderas y acantilados
impiden el desarrollo de fauna y flora
Los continuos vertidos de residuos alrededor de los cultivos
intensivos se convierten en un ‘virus’ letal para la biodiversidad
del litoral del sureste ibérico
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Mira fijamente la enorme masa de color negro que cubre los espinos
secos de una cambronera. Es una pequeña curruca cabecinegra (
Sylvia
melanocephala) que en primavera busca insistentemente
insectos y frutos para llevar a sus polluelos en el nido oculto en
un arbusto cercano. Parece preguntarse qué es esa cúpula negra,
sin vida, que ha provocado que una de las plantas habituales del
ecosistema donde vive esté seca en época de lluvias. No hay larvas
de insectos porque ya no hay hojas de las que alimentarse. La
pequeña curruca buscará otras plantas que aún no hayan sido
cubiertas por plásticos y escombros. Sabe que cada vez es más
difícil encontrar el alimento que sus descendientes necesitan, lo
que significa una drástica reducción de las posibilidades de
supervivencia de la especie, que según SEO Birdlife, se encuentra
seriamente amenazada por la desaparición de sus hábitats por
la agricultura intensiva, las urbanizaciones turísticas y los
vertidos contaminantes, entre ellos, el plástico procedente de
invernaderos.
Muy cerca del borde del acantilado, situado en la costa oriental
de Granada, una tórtola intenta encontrar semillas entre los
plásticos blancos, cuarteados por el sol, caídos desde el
invernadero situado a unos metros más arriba, en la ladera donde
un grupo de perdices intenta sortear los sacos de redecilla
plástica abandonados tras ser usados en el interior de la
explotación agrícola.
El incremento de vertidos de residuos procedentes de la
construcción y mantenimiento de invernaderos en la costa granadina
se ha convertido en una verdadera amenaza para la viabilidad de
los ecosistemas costeros. Grupos ecologistas de la costa de
Granada denuncian desde hace años la falta de actuación de las
administraciones para evitar que algunos agricultores abandonen
sus plásticos viejos en cualquier sitio en lugar de llevarlos a
los espacios para reciclado existentes en diversos puntos de la
costa granadina y almeriense. La falta de control por parte de la
administración es tan palpable que muchos agricultores abandonan
los residuos, en muchos casos tóxicos, junto a sus propias
explotaciones agrícolas, sin temor alguno a ser sancionados. Los
carteles de prohibido arrojar basuras (existentes en algunos
puntos considerados de vertido habitual, sobre todo en barrancos)
no impiden que la acumulación de residuos crezca día a día.
Tórtola
busca alimento entre los plásticos
Desde medios de comunicación, redes sociales, organizaciones
internacionales, se alerta de la proliferación de plásticos en los
mares y el problema que suponen para el futuro de las especies
marinas y por tanto del hombre. Pero junto a nuestros pueblos y
ciudades, mientras todos hablan de economía sostenible y respeto
al medio natural, la realidad es que se deja hacer, se mira para
otra parte mientras los ecosistemas mueren. El vertido de
plásticos de gran densidad sobre una ladera de matorral
mediterráneo, ya degradado por la alteración que supone la
presencia de estructuras que han eliminado las escorrentías y
reducido los aportes de agua, provoca que el matorral autóctono
muera y no pueda realizar su función de refugio y alimento de una
gran cantidad de organismos, que a su vez son el sustento de otras
especies, como aves y micromamíferos. Los beneficios que el
ecosistema genera en su entorno desaparecen y a medio plazo el
territorio se degrada hasta convertirse en desierto.
La recuperación de la franja costera del delta de Albuñol, tras la
eliminación de más de un centenar de invernaderos, ha dejado al
descubierto toneladas de plásticos que permanecían ocultos entre
las diferentes explotaciones y las rocas que, para formar
escolleras, habían sido depositadas por los agricultores para
evitar el envite del mar.
Desde hace unos años, el llamado ´mar de plástico’ de Almería ya
no es el enorme vertedero de residuos agrícolas que fue durante
casi dos décadas. Las medidas de control y la concienciación de
los agricultores ha reducido de forma muy considerable la
presencia de vertidos incontrolados en el área de cultivos
intensivos, una cierta ‘limpieza’ puede observarse entre los
grandes invernaderos. Varias plantas de reciclaje de plásticos,
situadas en puntos estratégicos, han contribuido al cambio en
positivo. En cambio, en la costa oriental de Granada, donde las
áreas ocupadas por invernaderos crecen año tras año, algunos
agricultores no quieren entender que los vertidos matan el
ecosistema que ellos mismos habitan.
Perdiz roja junto a vertidos de invernaderos
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