ESCOBAS Y 'MIERDA' DE BRUJAS
Prados, bosques y senderos muestran las marcas mágicas que
anuncian tiempos de oscuridad
La noche de los muertos es el momento para buscar corros de
brujas, hierbas de hechicera, semillas mágicas y rastros de
aquelarres.
LAS PLANTAS
Medicina: Sacerdotes, brujos, hechiceras,
chamanes y sanadores eran, desde hace milenios, los mejores
conocedores de las plantas. Saber utilizarlas les daba el poder de
curar o de matar. Sus enseñanzas son la base de la mayor parte de
la medicina moderna.
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Diablillos, druidas y difuntos recorren las calles de muchos
pueblos de la península ibérica, incluso en territorios del sur.
Es la madrugada del 1 de noviembre. Personas disfrazadas con
trajes hechos de cuerda y jirones de viejas telas celebran el
inicio del año en la cultura celta, la fiesta de ‘Samhain’ el dios
de los muertos. Rememoran tradiciones que tienen su origen en
Galicia y tierras del norte. Es la noche en la que toman
protagonismo las cosas de brujas, los elementos necesarios para
conseguir hechizos de amor y muerte, las pócimas que te elevan a
mundos imaginarios, te invitan a esencias alucinógenas y a buscar
en los prados, bosques y caminos, rastros de hechiceras. Localizar
la flora y fauna que desde hace siglos forma parte del universo
mágico.
Con las lluvias del otoño, tras caer las primeras gotas y antes de
que de nuevo salga el sol, aparecen en los bordes de caminos,
entre pinares y encinares, unas manchas verdosas de tacto mucoso,
con formas de ondas cerebrales, frágiles y húmedas. Es una de las
primeras señales de que el invierno está cerca y los días serán
cortos y oscuros, que los tiempos de hechizos están cerca. Su
nombre científico es Nostoc commune, pero su denominación popular
no deja lugar a dudas: ‘mierda’ de brujas. No es una planta ni un
hongo, sino una cianobacteria, que para algunos científicos son en
realidad algas. Crece en forma de colonias esféricas, blandas, de
colores verde-azulados y que, poco a poco, toman forma de
orejas. Parte del halo misterioso que rodea a esta especie
(habitual en la sierra de Huétor, Sierra Elvira y en Cumbres
Verdes) es que se deteriora a tal velocidad que solo se encuentra
lustrosa mientras la envuelve la humedad de la lluvia. Languidece
al dejar de llover. Es de brujas porque aparece y desaparece con
el agua casi sin que te des cuenta. Tiene propiedades beneficiosas
para el suelo, ya que es capaz de fijar el nitrógeno atmosférico
y, por tanto, dar fertilidad a la tierra. Sin duda, el
elemento más significativo de la imagen mitológica y tradicional
de las brujas es la escoba.
¿De dónde salen, qué son? ¿Quién puede pensar que crecen en los
bosques de coníferas de las sierras que nos rodean? Al
pasear por los pinares de la Alfaguara o Sierra Elvira, podemos
ver como algunas ramas de pinos presentan crecimientos extraños.
Sus extremos se han desarrollado de una manera especial hasta
generar grandes bolas de acículas (hojas del pino) que cuelgan del
enramado. Son las escobas de brujas. Se les llama así porque
recuerdan al principal símbolo de la brujería, una rama larga y
libre que termina en un penacho de hierbas y hojas, denso y
fuerte. En realidad estamos ante una malformación del crecimiento
del árbol que se produce por la presencia de un parásito, una
bacteria que se llama Phytoplasma pini y que aunque utiliza
diversas especies arbóreas como huéspedes, generalmente es en las
del género Pinus, los pinos, donde se encuentra con mayor
asiduidad. El árbol se defiende haciendo crecer más hojas,
que se acumulan en un punto, se secan y se quedan ahí, y crecen
más hojas, y la masa se desarrolla hasta formar la escoba, a la
que también se conoce como injerto de brujas; y no es inocuo,
llega a matar el arbusto.
En esos mismos bosques las lluvias hacen crecer a numerosas
especies de setas. Algunas de ellas, como la Clytocibe rivulosa,
afloran entre la hojarasca y formando lo que en el universo
esotérico se llama corro de brujas, grupos de hongos que, por sí i
mismos, crean grupos dispuestos en círculo, o generan movimientos
en el terreno con esa forma esférica.
Noche de espíritus
El Día de los Difuntos, la noche de los muertos, es cuando
aparecen los espíritus, el momento en el que los fallecidos se
hacen presentes, cuando las brujas invierten el sentido de la
existencia y se hace patente el universo oculto de las sombras,
pero en realidad no es más que el efecto producido por el consumo
de productos alucinógenos contenidos en las plantas que, desde
hace milenios, forman parte del mundo de las brujas.
En los territorios de clima mediterráneo, la brujería está
relacionada directamente con especies vegetales muy comunes y
fáciles de encontrar, las más conocidas son el estramonio,
mandrágora y belladona, aunque también se utilizan para conseguir
‘viajes espirituales’, la planta del tabaco y otras
cardiovasculares como la dedalera. Se hacen picaduras para
fumarlas como cigarrillos, infusiones, y aceites.
Estramonio
La más común y también peligrosa es el
estramonio,
la higuera del infierno. Se llama científicamente
Datura
stramonium y está considerada como una de las
plantas más venenosas de Europa.
A pesar de ello, su consumo, en infusiones y cigarrillos, mezclada
con tabaco, es habitual en algunos sectores por sus propiedades
alucinógenas (cada año los servicios hospitalarios atienden a
decenas de personas intoxicadas con estramonio). Una infusión
realizada con cantidades entre 30 y 60 gramos, es mortal. La noche
de los difuntos es, tradicionalmente, el momento de mayor consumo
de esta planta que crece en zonas de cultivos baldíos, arenales
fluviales y bordes de caminos, desde el nivel del mar hasta unos
1.300 metros de altitud. Florece entre junio y septiembre, por lo
que ahora se encuentra con sus frutos. Consumirla, aunque sea en
cantidades mínimas, es correr un riesgo absurdo.
Mandrágora,
es una de las plantas más esotéricas y relacionadas con la
brujería de todo el mundo. La raíz de mandrágora se considera
afrodisíaca, pero también anestésica, por lo que se utilizaba para
calmar dolores, casi siempre reumáticos. Siempre se le ha unido a
las prácticas de brujería porque la raíz, gruesa y ramificada con
más de un metro de longitud, presentaba formas que recordaba a
figuras humanas y diabilillos. Es una planta pequeña, que puede
verse en bordes de caminos, con hojas azules y flores celestes en
forma de campanillas, achaparrada, y de pocos centímetros sobre el
suelo, pero oculta sus largas y poderosas raíces, que se llegaron
a utilizar para atenuar el dolor en operaciones quirúrgicas, pero
que en dosis grandes puede ser mortal.
Beleño,
Tanto el blanco como el negro, con sus flores amarillas y blancas,
tiene una apariencia agradable y atractiva, pero esconde poderosas
propiedades marcóticas y anestésicas. Es una planta muy venenosa.
De ella se decía que «al que come beleño no le faltará el sueño».
Ya era utilizada por los egipcios para anestesiar y su aceite se
usaba en las lámparas mágicas para adormecer a los presentes.
Belladona
Es la planta de los aquelarres, de peligrosidad extrema. Es de
gran porte, Crece en forma de arbusto de más de metro y medio de
altura, con flores en forma de campanillas. Su imagen no se
corresponde con su carácter letal. Tiene propiedades narcóticas y
una cualidad que la convertía en la favorita de las brujas: dilata
las pupilas y da una mejor imagen a los ojos, por lo que ha sido
utilizada para embellecer el rostro. También activa la circulación
sanguínea, por lo que genera mejillas sonrosadas y rostros
‘encendidos’, para dar credibilidad a los aquelarres. Pero la
belladona, a pesar de su seductor nombre, en dosis grandes acelera
el pulso y puede llegar a provocar una situación de coma y la
muerte.
Actualmente, la atropina, que se extrae de la belladona, se
utiliza para ayudar en operaciones oftalmológicas, ya que inhibe
la capacidad de reacción de los músculos de movimiento
involuntario. Se encuentra en, caminos prados y bosques con
humedad.
Amapola
La mayoría de las plantas de brujas tienen propiedades
alucinógenas y anestésicas, como la clásica amapola, que produce
opio y otras sustancias. De hecho su nombre lo dice todo:
Papaver somniferum.
Dedaleta, digitalia
Son muy apreciadas en este universo de muertos y espíritus otras
que tienen la capacidad de agitar las mentes y los cuerpos,
incluso de parar el corazón, con el peligro que conlleva. Es el
caso de la dedalera (Digitalis purpurea), una planta que crece
hasta en las altas cumbres de Sierra Nevada y que produce la
digitalina, con propiedades cardiovasculares, pero muy peligrosas
si se ingiere en dosis altas. Las flores forman racimos y tienen
formas de gorritos. Su denominación inglesa es ‘fairy caps’, que
significa gorro de brujas.
Las leyendas dicen que en los lugares donde crece es porque bajo
tierra habitan las brujas. Campos y bosques son territorios de
misterio y hábitat de brujas. Las plantas son su alimento, arma y
vehículo que les permite viajar entre dos mundos.
Calabazas, un fruto de terror y milagros
La calabaza es la imagen y símbolo de la celebración moderna y
tradicional de la noche de los muertos, de la fiesta de Halloween,
es el mayor fruto del otoño y permite ser abierto y convertido en
fuente de luz y sensaciones. Pero esta especie, Cucurbita pepo, es
un completísimo compendio de maravillas y milagros culinarios,
además de presentar tantas formas que lo mismo es calabaza que
calabacín. Tiene propiedades medicinales como vermífuga (capacidad
de eliminar parásitos intestinales). La pulpa se emplea en cocina,
pastelería e industria conservera. En cosmética se ha utilizado
para fabricar mascarillas nutrientes para pieles secas. Las flores
son comestibles al igual que los frutos.
¿TRATO O TRUCO?
El origen:_ Esa costumbre anglosajona se basa en
la noche celta de Samhain. Los druidas esperaban que en las aldeas
les entregasen alimentos y vírgenes. Si lo hacían, gozarían de
felicidad. En caso contrario, la maldición caía sobre la aldea.
HALLOWEEN
La base:_ En el calendario celta, es el inicio
del año, cuando los muertos se mezclan con los vivos.
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