2019 * 30 AÑOS DE PARQUE NATURAL / 20 AÑOS DE PARQUE NACIONAL
En el 30 aniversario del espacio natural protegido, hablan los
científicos que hicieron ver el valor de la montaña nevadense

LUIS
CRUZ PIZARRO:
"LA APROXIMACIÓN ECOSISTÉMICA HA DE SER LÍNEA DE PENSAMIENTO Y
ACCIÓN PARA LA CONSERVACIÓN DE LA ALTA MONTAÑA"
ECÓLOGO. CATEDRÁTICO DE ECOLOGÍA DE LA UGR
Sierra Nevada representa, por su localización, una de las
áreas de contacto más interesantes entre diferentes regiones
biogeográficas
Los lagos de alta montaña tienen un valor irreemplazable como
sensores del cambio global y que juegan un papel esencial como
sistemas de alerta temprana frente a agentes del cambio,
en especial los transmitidos por la atmósfera como la
contaminación difusa regional y global.
Para mantener y mejorar la conservación de Sierra Nevada se debe
trabajar en la profundización en la investigación de las tramas
ecológicas y su sensibilidad a la intervención humana
Abogo por la profundización en una aproximación ecosistémica
como línea de pensamiento y de actuación en la
conservación (y gestión) de los ecosistemas de alta montaña
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE - IDEAL
Su mundo son los lagos de la alta montaña nevadense, la ecología
de ambientes extremos. Cuando aún las lagunas de la sierra eran
casi desconocidas para los científicos centró sus esfuerzos en
conocer las comunidades planctónicas de las lagunas glaciares
granadinas, que considera sensores perfectos para detectar las
alteraciones del clima y sistemas de alerta temprana para detectar
contaminación atmosférica. Cree que la ciencia debe unirse al
conocimiento natural y cultural de los ecosistemas.
No era una época de grandes facilidades para estudiar
lagos de las altas cumbres, ¿qué le hizo decidirse a
investigar en este campo?
Un par de razones, de circunstancias:
a) Una razón profunda: al finalizar los estudios
de licenciatura (a mediados de la década de los setenta del siglo
pasado) conseguí una beca del MEC para continuar, en el desarrollo
de una Tesis doctoral, los estudios sobre la transferencia
de energía en comunidades planctónicas que había iniciado en el
embalse del Cubillas. No tuve dudas al elegir los lagos de alta
montaña porque estos sistemas siempre han sido objeto de especial
interés por los limnólogos (ecólogos que estudian ecosistemas
acuáticos no marinos) ya que estos ambientes extremos han jugado
un papel importante como escenarios de la evolución y proporcionan
oportunidades únicas para el estudio de los patrones de
organización de comunidades y de funcionamiento de ecosistemas. En
España, además, la escasez de lagos, confiere a los de alta
montaña un valor adicional ya que ofrecen casi las únicas
oportunidades para la investigación de gran número de cuestiones
ecológicas básicas. Siempre he dicho que es auténtico lujo tener
estos sistemas “a nuestro alcance”
b) Una razón más de oportunidad: por entonces
inicié una relación científica con miembros del Departamento de
Ecología de la Universidad de Barcelona (profesores Margalef,
Miracle y Armengol, entre otros) que llevaban a cabo un estudio
intensivo sobre comunidades planctónicas en lagos de los Pirineos.
Era una gran oportunidad para llevar a cabo estudios “paralelos”
así como análisis comparativos y de índole
biogeográfica.
¿Qué recuerda de sus subidas hasta lagunas como La
Caldera, Río Seco o La Mosca en un tiempo en el que las altas
cumbres eran territorio casi exclusivo de pastores y montañeros?
Tengo infinidad de recuerdos, pero por simplificar destacaría:
a) La dificultad y, en ocasiones, el reto
que suponía acceder a las lagunas, sobre todo en los momentos de
deshielo y de final del verano, especialmente para alguien que
nunca antes había desarrollado la faceta de montañero. Los
análisis de dinámica de poblacionales y el estudio de
procesos de consumo herbívoro en el plancton que
llevaba a cabo en la laguna de La Caldera exigían la
realización de muestreos periódicos de elevada frecuencia durante
el periodo libre de hielo de las lagunas. Casi nada resultaba
sencillo: por ejemplo, disponíamos en la Facultad de Ciencias de
un único vehículo todo-terreno para acceder a las lagunas, por lo
que no siempre estaba disponible en las fechas previstas en el
calendario de muestreo y obligaba, con frecuencia, a buscar
soluciones alternativas /imaginativas.
b) El entusiasmo con que tratamos de resolver, y
resolvimos, esta y otras tantas limitaciones, así como
la generosidad en la ayuda que recibí de miembros de mi familia,
amigos y colegas (biólogos, geólogos y geógrafos, especialmente) y
de instituciones entre las que siempre recordaré la valiosísima
colaboración de los miembros del equipo de Sierra Nevada de la
División de Carreteras del MOPU, gracias al especial interés del
Ingeniero-Jefe, D. Manuel Prieto–Moreno, en el transporte de
investigadores y del material. Sin su ayuda no hubiera podido
cumplir el plan de trabajo de mi Tesis doctoral.
c) Las deliciosas anécdotas vividas con
excursionistas, pastores y hasta montañeros que se sorprendían de
vernos en semejante empeño y se “interesaban” por nuestro trabajo,
o
d) El haber conocido a personajes tan
entrañables como el malogrado Gerardo Alonso, en Río Seco; D.
Antonio Zayas en el Albergue Universitario o el haber tenido la
ocasión de compartir, en los momentos de relax, charlas y
experiencias con profesores, colegas y, a la postre, amigos, de
otras disciplinas científicas interesados por la Sierra Nevada.
¿Les tachaban de visionarios por considerar que era un
espacio que necesitaba ser protegido?
No tengo esa percepción o, por lo menos, no lo reconozco como algo
destacable. Más bien lo que recuerdo es el esfuerzo de un grupo de
personas, entre los que destacaban investigadores de ámbitos muy
diversos de la Universidad y el CSIC, embarcados en un proceso muy
claro y definido, ilusionante, de protección de la Naturaleza que
se abordó con una aproximación que hoy calificaríamos de
ecosistémica. La alta montaña, y en especial las zonas
húmedas, a pesar de su localización remota, empezaba a esta
sometida a factores de tensión ligados, entre otros, al
incremento en la presión turística y de los deportes de montaña;
la utilización de los lagos como reserva hidroeléctrica; la
construcción de canales de trasvase; la introducción de especies
exóticas etc, etc. La necesidad de la protección era más que
evidente y urgente. Conviene recordar que estábamos en una época
en la que los movimientos conservacionistas eran especialmente
activos y no resultaban muy lejanas (ni en el tiempo ni en el
espacio) experiencias próximas de creación y aplicación de figuras
de Protección y Conservación a otras Áreas naturales.
En su opinión, ¿qué hace de Sierra Nevada un espacio
único, por qué se ha convertido en un referente para la ciencia?
Entre otros, el que Sierra Nevada represente, por su localización,
una de las áreas de contacto más interesantes entre diferentes
regiones biogeográficas. Posiblemente, como apuntaba el Prof.
Margalef, tan sólo el desierto de Sonora y el Tibet tengan,
desde este punto de vista, una importancia semejante. En relación
con la investigación en sistemas acuáticos, y más particularmente
en aquellos de “aguas quietas”, un aspecto en el que me puedo
sentir más competente, Sierra Nevada ofrece excelentes
oportunidades para estudiar la vida en condiciones extremas; las
interacciones entre lagos y lagunas y sus cuencas de captación y
los cambios ambientales de gran escala. Por su carácter remoto,
aislado, el problema de la colonización resulta relevante y, como
ecosistemas, ofrecen un excelente material en el que llevar a cabo
estudios de migración de especies y de biogeografía histórica.
Además, aunque es cierto que los lagos de alta montaña comparten
muchas características comunes (y, de hecho, se encuentran entre
los ecosistemas con mayores similitudes en todo el planeta) a una
escala de (mayor) detalle es posible apreciar en las lagunas de
Sierra Nevada singularidades en las características físicas,
químicas y biológicas de sus aguas en las que juegan un papel
relevante las diferentes morfologías lacustres que encontramos,
así como el tamaño y peculiaridades de sus cuencas de captación de
aguas (y de aires) o el grado de influencia antrópica al que se
ven, o se han visto, sometidas.
¿Es cierto que las lagunas de la sierra pueden predecir el
clima?
En un sentido estricto y literal, decir esto es excesivo ¡Ya nos
gustaría! Habría, en todo caso, que matizarlo. El clima, las
consecuencias derivadas de los cambios climáticos, se resiste a
ser predicho de manera precisa, incluso utilizando los
modelos más sofisticados de los desarrollados hasta ahora,
especialmente cuando descendemos al detalle en la escala
espacio-temporal. Supongo que lo que se pretende con esa frase es
destacar el hecho de que los lagos de alta montaña son
ecosistemas, únicos, frágiles y vulnerables, con estructuras
biológicas físicamente controladas, en los que las manifestaciones
derivadas de una presión -antrópica- externa pueden ser más
fácilmente identificadas y rastreadas al estar el “ruido de fondo”
del sistema más atenuado. Dejémoslo, por lo tanto, y ya es
muchísimo, en que tienen un valor irreemplazable como
sensores del cambio global y que juegan un papel esencial como
sistemas de alerta temprana frente a agentes del cambio, en
especial los transmitidos por la atmósfera como la contaminación
difusa regional y global.
Por otro lago, la lectura de la memoria del sistema (su sedimento)
puede proporcionar un registro temporal único del cambio climático
y ser utilizado para inferir la velocidad, dirección e impacto
biológico de la calidad del aire y del clima cambiante. Se trata
de utilizar la información acumulada en esta memoria como “proxy”
en la reconstrucción climática, algo que, entre otros, resulta
esencial para los gestores.
¿Cómo ve la evolución de Sierra Nevada en estos últimos
treinta años como territorio protegido?
Creo que ha tenido una evolución que se ajusta, en lo esencial, a
los objetivos que se pretendían cuando se inició esta aventura de
protección. En este tiempo, la magnífica labor realizada por
los órganos de dirección del espacio protegido ha dado cumplida
respuesta a la gran pregunta de la conservación ¿Por qué conservar
la Naturaleza? y hoy en día algunas de las dudas y reticencias
sociales iniciales que tenían que ver, sobre todo, con la
sostenibilidad de actividades económicas en el seno del territorio
protegido, se han visto despejadas.
En esto, creo que he tenido un papel crucial el haber aceptado la
promoción de la investigación de las tramas ecológicas y su
sensibilidad a la intervención humana como uno de los objetivos
generales de la protección del territorio. En mi opinión,
hoy en día, una de las marcas distintivas de Sierra Nevada como
espacio protegido es de naturaleza científica; es la de una
gestión científicamente orientada.
Otro aspecto que merece ser destacado son los esfuerzos mantenidos
en el ámbito del compromiso social. Me refiero en este punto a la
promoción –a través de la divulgación- de actitudes (más)
comprometidas con el medio ambiente y a la propuesta, como
sugiere la ecología profunda, de cambios culturales,
sociales y económicos para lograr una convivencia armónica con la
naturaleza.
¿Cuáles son, en su opinión, algunos de los hitos
científicos que colocan a Sierra Nevada en el mapa de la
ciencia?
Destacaría dos aspectos íntimamente relacionados: La investigación
que se lleva a cabo en múltiples ámbitos científicos, con
resultados publicados en revistas especializadas de elevada
calidad y amplia difusión, que han ampliado considerablemente el
estado de conocimiento de estos ecosistemas acuáticos y la
participación de investigadores y grupos de investigación en redes
nacionales e internacionales así como en consorcios científicos
para el desarrollo de proyectos de ámbito y financiación nacional
e internacional. Entre ellos, en el ámbito de la ecología,
podríamos citar la Red Española de Investigación Ecológica a Largo
Plazo ( LTER) o las Redes internacionales European UVB
Network, Global Biodiversity Information Facility (GBIF),
Integrated Carbón Observation System (ICOS), FLUXNET: Red
Internacional de observación sistemática de los flujos netos de
Carbono, Agua y Calor sensible en ecosistemas terrestres o el
Observatorio de Cambio Global de Sierra Nevada, derivado de la
iniciativa internacional GLOCHAMORE (Global Change in
Mountain Regions) lanzada por la Unesco y coordinada por la
Universidad de Viena en la que han participado 28 Reservas de la
Biosfera de Montaña, incluyendo a Sierra Nevada.
¿Hacia dónde debería evolucionar Sierra Nevada?
En este punto, coincido plenamente con las sugerencias del Prof.
García Novo, uno de nuestros ecólogos más eminentes, acerca de las
líneas maestras de la protección a la Naturaleza, expuestas en su
discurso de contestación al de recepción como Académico de la Real
Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales del Dr. Delibes
de Castro. Siguiendo, pues, al Prof. García Novo, considero que la
Conservación de Sierra Nevada tendría que seguir manteniendo como
objetivos:
a) “La profundización en la investigación de las
tramas ecológicas y su sensibilidad a la intervención humana”
b) “El desarrollo de las tecnologías de gestión
más adecuada para preservar medios, mantener poblaciones
amenazadas, restaurar ecosistemas y conducir los procesos
sucesionales hacia objetivos definidos”
c) “Preservar la estructura y la funcionalidad
de los sistemas naturales”
Abogo, por lo tanto, por la profundización en una aproximación
ecosistémica como línea de pensamiento y de actuación en la
conservación (y gestión) de los ecosistemas de alta montaña, que
define y promueve una visión global y unificadora de entender la
organización y el funcionamiento de la Naturaleza.
Se trata, en esencia, de procurar, como diría Thomas S.
Eliot, el paso de la Información al Conocimiento y, de éste,
a la Sabiduría, haciendo compatible con la ciencia aquellos
conocimientos “ecológicos” adquiridos por selección cultural y
transmitidos por la tradición.
ESPECIAL WASTE * IDEAL
SIERRA
NEVADA, PIONEROS DE LA CIENCIA
LOS
CIENTÍFICOS QUE AVANZARON EL VALOR DE LA MONTAÑA NEVADENSE
Entrevistas
en el 30 aniversario del Espacio Natural de Sierra Nevada

+ ENTREVISTAS * LOS PROTAGONISTAS

GABRIEL BLANCA. Botánico
REGINO ZAMORA. Ecólogo
EDUARDO
BATTANER. Astrofísico
ALBERTO
TINAUT. Zoólogo
ANTONIO GÓMEZ
ORTIZ. Geógrafo
RAFAEL MORALES. Ecólogo
MANUEL TITOS.
Historiador
FRANCISCO
VALLE. Botánico
JAVIER ALBA. Zoólogo
ANTONIO
CASTILLO. Hidrogeólogo
LUIS CRUZ. Ecólogo
VÍDEOS SIERRA NEVADA *
CAMBIO GLOBAL
Vídeo inicial. Agriades
Zullichi, bioindicador de la evolución climática.
VÍDEO: J. E. GÓMEZ
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Encinares nevadenses
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Encinares beticos
Lista de
endemismos
Parque nacional
Joyas naturales
Joyas de la
Tierra, minas y minerales
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Camarate: El color del bosque encantado
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Nevada
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