PAÍSAJES Y BIODIVERSIDAD
LA MICRORRESERVA DEL PEÑÓN
PEÑÓN DE SALOBREÑA
Asediado por la expansión turística y el desconocimiento, acoge
una singular biodiversidad vegetal
La presencia de cuatro hábitats naturales característicos del
litoral de Granada lo convierte en un espacio llamado a proteger
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Crecen en los bordes de los caminos, en las suaves pendientes
entre rocas calcáreas que ascienden hacia la cima. Son flores
amarillas de ocho pétalos, de Senecio leucathenifolius, un
endemismo del Mediterráneo centro occidental, que en la provincia
de Granada solo crece en el pequeño territorio del Peñón de
Salobreña. Lo hace desafiando el fuerte viento que desde el
levante erosiona y moldea la fisonomía de este conjunto rocoso que
se alza hasta 24 metros sobre la superficie del mar. Es el último
vestigio de lo que fue la isla fenicia y romana de Sel, un enclave
natural de alto valor ecológico abandonado de las normativas de
protección y víctima de continuados impactos derivados de la
expansión turística, el mal uso del territorio y la dejadez
institucional, y sobre todo el desconocimiento de millares de
personas que cada año acuden a una de las playas más pobladas del
litoral granadino. El peñón de Salobreña está considerado como uno
de los puntos clave para la pervivencia de especies vegetales que
a lo largo de los siglos se han refugiado entre sus rocas y
mantienen ahí su hábitat ancestral y, en algunos casos, único.
Geógrafos de la Universidad de Granada lo han señalado como un
espacio a convertir en la primera microreserva de flora de
Andalucía, y que sirve como experiencia piloto para crear en la
comunidad una figura de conservación que se podría aplicar en
espacios no incluidos en la Red de Espacios Protegidos de
Andalucía, una iniciativa que, por el momento, no ha tenido
respuesta práctica a pesar de la alta fitodiversidad (variedad de
especies de flora).
Todo el mundo conoce el ‘Peñón’, sus chiringuitos, las dos playas
que separa, Salobreña y La Guardia, e incluso aparece en los
medios por las ‘barbaridades’ de chavales que se lanzan al mar
desde sus cortados, pero nadie repara en que se trata de un
‘microterritorio’ de alto valor natural, tanto sobre el mar como
en sus cotas submarinas. Los matorrales achaparrados de color
verde oscuro, en unos casos, y blanquecinos en otros, son
Cambroneras, conocidos también como Espina Santa; tomillo
negro; Orgazas (
Atriplex halimus) una especie
halonitrófila que soporta condiciones salinas y sustratos
nitrificados en este caso por la acción del hombre. Al caminar
entre las rocas, en una ascensión desde la playa, o a través de
las escaleras de hormigón que roturan el espacio natural, se
observan arbustos más pequeños como los Pegamoscas,
Ononis
natrix, y Bolagas, de hojas gruesas de minúsculo tamaño.
Hay efedras también llamadas hierbas de las coyunturas,
candilillos y esparragueras. Todas ellas son especies típicas del
litoral granadino que se desarrollan dependiendo de los diferentes
niveles de altitud dentro del Peñón o si se encuentran en zonas de
exposición a levante, o en los cortados de poniente, donde
aparecen ejemplos claro de la flora de acantilados, con Lapiedra
martinezii o la margarita de mar,
Asteriscus maritimum.
Señalan que el pequeño territorio del Peñón aglutina cuatro de los
hábitats reconocidos como de Interés Comunitario por la Red Natura
2000, los referentes a especies de acantilados con vegetación y
presencia de plantas del género Limonium; matorrales
halonitrófilos; matrorrales arborescentes mediterráneos y
matorrales termomediterráneos.
VÍDEOS *
SALOBREÑA, SENDERO DEL
CASTILLO * VÍDEO: MERCHE S. CALLE Y J. E.
GÓMEZ
Junto al
Senecio leucathenifolius, considerada como la
especie más características y singular de este enclave, crece otra
planta,
Lycium intrincatum, un arbusto de tamaño medio,
catalogada como amenazada de extinción, dos taxones que los
investigadores de la UGR consideran clave para iniciar ”la
creación de la microrreserva en el Peñón de Salobreña, como modelo
y área piloto para la conservación y posible regeneración de
hábitats litorales amenazados, comunidades singulares y algunos
taxones vegetales de alto valor ecológico en la franja litoral de
la provincia de Granada”, dicen en la publicación científica
firmada por Gómez Zotano, J., Olmedo Cobo, J.A. y Martínez Ibarra,
E.. Estos valores naturales se concentran en el pequeño universo
del Peñón de Salobreña, que necesita de medidas como el vallado de
su perímetro, instalación de carteles que divulguen sus valores
ecológicos, regeneración de su superficie, limpieza de basuras y,
sobre todo, respeto a ecosistemas frágiles.
En el siglo II antes de Cristo, Salobreña, su núcleo urbano, el
tajo y su entorno próximo estaban rodeados por el mar. Era una
isla a la que llamaron Sel y más tarde Selambina que, con el paso
de los siglos y los aportes de sedimentos del delta del Guadalfeo,
se convirtió en una península y acabó formando parte del espacio
continental. Solo el Peñón ha quedado como parte de aquella etapa
geomorfológica que poco a poco pasó de ser un islote emergido
junto a la isla principal a convertirse en una pequeña península
unida por un istmo de sedimentos hoy ocupados por estructuras
turísticas, al igual que el humedal que se extiende desde el mar
hasta la base del roquedo donde se encuentra el casco antiguo de
Salobreña. Un degradado humedal que pronto sustentará
instalaciones hoteleras de alto nivel que tendrán el privilegio de
mirar hacia las aguas de Alborán y contemplar la esperada
microrreserva de flora del Peñón, sustentada sobre los mármoles
formados durante el Triásico, hace 240 millones de años.

Desde la cima del Peñón se divisa el tajo sobre el que se
levanta el castillo de Salobreña
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural

Senecio
leucanthemifolius, único lugar en el que crece en la
provincia de Granada
Flora
Aptenia
cordifolia
Aristolochia baetica(Candilillos)
Artemisia barrelieri
(Tomillo negro)
Asparagus albus
Asparagus
horridus
Asteriscus maritimus
Athamanta vayredana
Atriplex halimus
(Orgazo)
Convolvulus
althaeoides
Crithmum maritimum
Dittrichia viscosa
Ephedra fragilis
Lamarckia aurea
Lapiedra martinezii
Limonium sinuatum
(Siempreviva azul)
Lobularia maritima
Lycium
intrincatum (cambronera)
Mesembryanthemum
nodiflorum
Myoporum laetum
Olea europaea
Ononis natrix
Paspalum vaginatum
(Grama de río)
Pinus halepensis
Rhodalsine geniculata
Rubia peregrina
Senecio leucanthemifolius
Suaeda vera
Taraxacum obovatum
Thymelaea hirsuta
(Bolaga)
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