EL OCASO DE LOS GORRIONES
El sur de la península Ibérica registra, en la primavera de
2015, un preocupante descenso en las poblaciones de una
especie unida a los núcleos urbanos desde hace milenios
El arreglo de viejos tejados, la llegada de aves depredadoras a la
ciudad y más contaminación, se barajan como causas de que cada año
nazcan menos polluelos
Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle

El piar es continuo e insistente. Procede de las valonas de las
palmeras, de los huecos que se crean entre las palmas viejas y
nuevas, que parejas de gorriones ocupan cada año para hacer sus
nidos y conseguir sacar adelante a sus polluelos. Es un sonido
inconfundible que se repite en zonas urbanas, cortijos, parques,
en lugares frecuentados por el hombre y que, tradicionalmente, han
sido hábitat de esta pequeña ave con la que se relaciona desde
hace 4.000 años y que desde Eurasia y el norte de África se
ha extendido a todo el mundo.
En abril y mayo de 2015, el particular bullicio de las colonias de
gorriones no parece el mismo que en años anteriores, ha disminuido
de forma considerable. Hay menos actividad en las áreas de
reproducción que tradicionalmente han ocupado en pueblos,
cortijadas, playas, plazas y jardines del sureste ibérico. En
diciembre de 2014, durante un congreso especializado, la Sociedad
Española de Ornitología alertó de la merma en las poblaciones de
gorrión de toda España, incluso en el sur, donde las áreas rurales
han experimentado cambios drásticos en sus cascos urbanos y en el
uso de la tierra. Según los censos realizados por SEO/Birdlife,
las poblaciones se han reducido en más de un 10% en los
últimos años, pero temen que para esta primavera (2015), la
reducción pueda triplicar este porcentaje.
Nadie sabe con seguridad las causas que han motivado el declive
de estas aves consideradas urbanitas, pero hay una serie de
circunstancias que pueden ofrecer una explicación razonable al
ocaso de los gorriones. «Cada vez hay menos lugares donde pueden
anidar, ya que no se hacen tejados con huecos entre las tejas. Los
edificios no tienen grietas, las viejas casas se restauran y los
cerramientos de terrazas y balcones son cada día más habituales en
las viviendas. Los gorriones no encuentran un lugar adecuado para
reproducirse», afirma Juan Francisco Jiménez, responsable andaluz
de censos de SEO. En los parques y calles de las ciudades hay
menos árboles de gran porte y en las áreas rurales, en cortijos y
pueblos, las construcciones son cada vez más herméticas y sin
posibilidades de ser colonizadas.
Perseguidos
Las naves agrícolas eran muy utilizadas por estas aves, pero los
agricultores no quieren que se acumulen decenas de nidos entre
vigas, traviesas y portones, por lo que en muchos casos, los
eliminan y con ello reducen drásticamente las posibilidades de
pervivencia de la especie.
A este problema se añade el incremento del uso de pesticidas en
los espacios agrícolas y la contaminación del aire en las
ciudades. En la provincia de Granada, especialmente en la costa,
la plaga de picudo rojo, que ha destruido miles de palmeras, ha
acabado, de un año para otro, con los árboles en los que los
gorriones hacían sus nidos y se refugiaban del ataque de sus
enemigos. También ha influido el éxodo de otras aves hacia los
núcleos urbanos en busca de alimentos, como urracas y arrendajos,
que se comen los huevos y a los polluelos de gorrión, que se ven
atacados también por cernícalos (que acuden a cazar a los
dormideros de gorrión a pesar de que habitualmente comen
micromamíferos y reptiles), mochuelos, búhos, águila calzada,
culebras y también gatos.
La esperanza sobre la pervivencia de la especie se basa en
la gran capacidad de adaptación de los gorriones, que han
demostrado que es posible encontrar el hueco para construir su
hogar en elementos tan ajenos y desconocidos para ellos como los
paneles metálicos y aglomerados que recubren los edificios.
La denominación de especie, Passer domesticus, indica claramente
su relación con la actividad humana, y son tan conocidos por todos
que su nombre de género sirve para nominar a un orden científico
de aves, Passeriformes, que significa con forma de Passer, es
decir, de gorrión, en el que se incluyen especies tan conocidas
como jilgueros, ruiseñores, pardillos y mirlos.
Están tan estrechamente ligados a la humanidad que se ha
constatado que cuando una aldea o un pueblo es abandonado,
desaparecen los gorriones, una afirmación que plantea una pregunta
a la inversa: cuando no haya gorriones, ¿qué pasará con el hombre?