PALEOCLIMA
* PALEOAMBIENTE * CAMBIO CLIMÁTICO
Hace un millón de años
Hacía más frío, la vegetación era esteparia y el agua formaba
grandes lagos al sur de Granada
Geólogos de la UGR perforan las turberas de los únicos sistemas
lacustres del sur de Europa que mantienen agua desde la era de las
glaciaciones
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Están cubiertos de turba negra, tienen sus monos de trabajo y
guantes impregnados en arenas lodosas cargadas de historia. Son
geólogos de la Universidad de Granada que intentan extraer, de
hasta 100 metros de profundidad, restos de arenas y sedimentos que
formaban la capa superficial de la tierra hace un millón de años.
Armados con una máquina perforadora y de sondeos, trabajan en las
turberas de Padul, para sacar a la luz sedimentos que contienen
parte de la historia geológica del sur europeo y las cordilleras
béticas, además de aportar elementos para conocer cómo era el
medio natural, la biodiversidad y el clima. Datos fundamentales
para evaluar el futuro climatológico que nos espera.
Mil milenios en los que se produjeron cuatro glaciaciones, la
aparición y extinción de pequeños y grandes mamíferos, y la
consolidación del Homo sapiens. Un tiempo en el que en Granada, al
sur de la península Ibérica, vivían rinocerontes, osos, caballos,
elefantes y los enormes mamuts, en un territorio que al sur de
Granada estaba formado por grandes extensiones lacustres, las
únicas de España y de la Europa meridional que se conservan
con agua desde hace un millón de años.....
El equipo en Padul. El estudio está
coordinado por el geólogo del departamento de Paleontología de la
UGR, Gonzalo Jiménez Moreno (a la izquierda), junto con Antonio
García-Alix, del Instituto de Ciencias de la Tierra, y Javier
Jáimez, del Centro de Instrumentación Científica (a la derecha).
Incendios: Junto con los investigadores
granadinos colabora, R. Scott Anderson (NAU, Northern Arizona
University, EEUU), que estudia la historia de incendios a través
del análisis de las partículas de carbón fósiles.
Bioquímica: Jaime L. Toney (Glasgow
University) y James Bendle (University of Birmingham), estudian la
geoquímica orgánica.
Polen: José S. Carrión de la
Universidad de Murcia, estudia con Antonio Jiménez, el polen.
... «Tanto las lagunas de Sierra Nevada como las turberas y cuenca
de Padul son espacios realmente privilegiados para conocer la
evolución de la tierra y el medio ambiente que nos rodea. En la
turbera tenemos la posibilidad de analizar sedimentos con una
antigüedad de un millón de años y hasta la actualidad, con
registros continuos en un mismo punto», dice el paleontólogo de la
Universidad de Granada, Gonzalo Jiménez Moreno, que junto a
Antonio García-Alix, geólogo del Instituto Andaluz de Ciencias de
la Tierra, y el también geólogo del Centro de instrumentación
Científica de la UGR, Javier Jáimez Águila, realizan sondeos
mediante perforaciones que les han llevado a alcanzar cotas de
hasta cien metros de profundidad en los lodos y tierras de lo que
fue un gran lago y hoy constituye uno de los mayores humedales del
sureste andaluz.
Mediante la introducción de sondas extraen muestras de tierras a
diferentes profundidades que corresponden a distintos periodos de
tiempo. «Son pequeños paquetes de lodos, gravas, arenas, y
material de todo tipo, sedimentados a lo largo del tiempo, miles y
miles de años en los que se han depositado todo tipo de
materiales, geológicos y orgánicos, que aportan datos de cómo era
la tierra en épocas realmente remotas y en otras mucho más
cercanas, como la que corresponde a los mamuts encontrados
en esa zona, hace unos 30.000 años, o la Pequeña Edad de Hielo,
que terminó en el siglo XIX de nuestra era», dice Jiménez Moreno.
Estratos
Disponer de los datos estratigráficos que aportarán los sedimentos
que este equipo extrae en el sur de Granada es clave para
establecer modelos de evolución climática. Afirman que más allá de
la existencia de glaciaciones y grandes periodos fríos o
calientes, no hay registros históricos fiables de la evolución del
clima en zonas concretas desde hace un siglo hacia atrás. «La
única forma que tenemos para conocer los movimientos climáticos es
a través de los registros geológicos y restos orgánicos
fósiles. En esta zona ya se habían realizado sondeos hace años,
pero los datos son insuficientes. Ahora pretendemos obtener
registros que centren el conocimiento sobre cómo era la vida, el
paisaje y el ambiente».

Objetivo
Para los científicos granadinos, con los que colaboran otros
investigadores de las universidades del Norte de Arizona, Glasgow,
Birmighan y la Universidad de Murcia, todo el trabajo que se
realiza en la provincia de Granada en relación con el cambio
climático, tanto en Sierra Nevada como en otros territorios, tiene
un objetivo:«interpretar qué pasará en el futuro con la evolución
de las temperaturas, pero para poder llegar a ese conocimiento
necesitamos saber qué ocurrió en el pasado». Gonzalo Jiménez,
asegura que «en el último millón de años el clima ha cambiado de
forma considerable, desde épocas muy frías, con espacios
glaciares, en los que las temperaturas eran muy bajas, y periodos
interglaciares más cálidos, como en el que nos encontramos ahora,
el Holoceno, con climas más cálidos y húmedos».
Aunque hay que constatarlo de forma más fiable, hasta el momento
los datos indican que hace un millón de años en la provincia de
Granada hacía más frío. «Los estudios que tenemos hasta ahora,
sobre isótopos de oxígeno medidos en conchas de plancton marino,
nos ofrecen una aproximación sobre las temperaturas, y se aprecia
que hay muchos ciclos glaciares-interglaciares durante este
periodo de tiempo. Dentro de estos ciclos más largos hay
interperiodos de escala temporal más corta, y que son los que nos
interesan de forma especial. Es lo que esperamos ver en los
sondeos de Padul, que posiblemente refrendarán que la temperatura
durante los ciclos cálidos era más o menos similar a la actual y
la de los ciclos fríos era aproximadamente 4 a 6 grados más fría».
Según los científicos las temperaturas, en la actualidad caminan
hacia un calentamiento importante a nivel global. «Hay que tener
en cuenta que hay un incremento natural de las temperaturas por
efectos meramente físicos y geológicos, pero si a eso le sumamos
el calentamiento inducido por el hombre, que es muy importante y
que no ocurría en épocas geológicas anteriores, el problema puede
ser muy importante y el calentamiento llegar a ser drástico».
Conclusiones como esa son las que tienen que ser refrendadas con
multitud de estudios, entre ellos los que ahora se realizan en la
cuenca sedimentaria del sur de la capital granadina.
Vegetación y polen
Los materiales que se extraen con las sondas que se introducen en
la turbera contienen materia orgánica procedente, en su mayor
parte, de la vegetación que existía en el pasado. «Podemos
observar la evolución de las especies vegetales que han existido
en este tiempo. Sabemos que la vegetación era esteparia, con mayor
profusión de artemisias y gramíneas. Los bosques de encinas y
matorral, lo que llamamos bosque mediterráneo no existía, o estaba
circunscrito a pequeñas zonas asiladas. En general la vegetación
estaba especialmente preparada para soportar condiciones
climáticas muy duras, frío, viento y durante largos periodos de
tiempo, plantas rastreras, muy similar a lo que ahora conocemos
como régimen siberiano, con climas muy áridos».
Gonzalo Jiménez es especialista en paleopolen, el polen de las
plantas de hace miles de años, que como otros materiales orgánicos
perdura en el tiempo y aporta datos muy significativos sobre como
era la diversidad vegetal de una zona concreta. Si el grano de
polen era más denso, más grande, más pequeño, menos compacto o con
características determinadas, o se encuentra en mayor o menor
cantidad, «podemos saber si hacía más o menos frío demás de
conocer qué especies eran las que se encontraban en aquel momento
y cómo fue su evolución hasta ahora».
La materia orgánica es un magnífico testigo de cómo fue una
determinada época muy alejada de nuestro tiempo. Antonio
García-Alix se encarga de estudiar los isótopos que se encuentran
en los sedimentos que extraen de la cuenca granadina. «El objetivo
es conocer cuales han sido los principales aportes que ha tenido
este lago en el último millón de años. Queremos saber si procedían
de la vegetación de los alrededores o de las algas que crecían en
el lago. En los periodos interglaciares, al ser más cálidos y
húmedos, había mayor abundancia de algas, lo que se muestra en los
registros isotópicos, y en los periodos glaciares la presencia de
esas algas es menor porque el clima es más frío». García- Alix,
indica que uno de los principales resultados que pueden obtenerse
de este estudio es conocer si los aportes que tenía este lago eran
solo de esta zona o había agentes externos, como por ejemplo la
presencia de polvo sahariano, que podía influir de forma
considerable en el calentamiento del ambiente.
Perforaciones
Javier Jáimez es el geólogo responsable de que los sondeos. Afirma
que no es nada fácil llegar a una profundidad de cien metros. «Con
una maquinaria especializada lo que hacemos en perforar en
rotación, no con el sistema tradicional de percutor, para
introducir una sonda con la que extraemos lo que llamados un
testigo continuo», materiales que si se colocasen uno sobre otro
formarían la estratigrafía completa de un millón de años, como si
se hiciese un corte transversal de la tierra. «El método es
introducir tubos de tres en tres metros de longitud que se sacan
llenos de tierra. Se cortan y clasifican para su posterior estudio
en laboratorio», dice Javier Jáimez, que como sus compañeros
muestra las salpicaduras de lodos y barro que saltan de las
extracciones, como si de géiseres se tratase, cuando la sonda
atraviesa espacios con más cantidad de agua o lodos más finos y
completamente mojados.
Cada vez está más claro que
la tierra camina hacia un
calentamiento global y los estudios estratigráficos pueden
dar fe de ello
Las extracciones de tierrra y gravas que se realizan en Padul
contienen restos de materia orgánica procedente de la vegetación
de épocas frías y calientes. Son elementos clave para conocer la
evolución del clima
Los geólogos trabajan directamente en la tarea de extracción de
muestras sedimentarias. Utilizan maquinaria especializada del
Centro de Instrumentación científica de la Universidad de Granada.
Introducen secciones de tubos de tres metros de longitud para
llevar una sonda hasta las profundidades de la tierra, que en este
caso serán 100 metros bajo la superficie, el nivel estratigráfico
del millón de años
Los datos que aportará este estudio se sumarán a los de otras
investigaciones que se realizan en el sur de la península, sobre
todo en Sierra Nevada, uno de los territorios más significativos
para conocer qué nos
depara la climatología en las
próximas décadas
Hielo fósil (
página especial en
Waste)
Los estudios de este equipo de geólogos se suman a otras
investigaciones que se realizan en la provincia de Granada con el
objetivo de conocer la evolución de la climatología y establecer
parámetros sobre el clima del futuro, entre ellos el que llevan a
cabo científicos de las universidades de Barcelona, Granada y
Extremadura sobre el hielo fósil existente en el corral del
Veleta, un glaciar formado durante la última glaciación, en la
Pequeña Edad de Hielo, que también incide en que el clima era más
frío y caminamos hacia un calentamiento global.
Un ecosistema lacustre con cuatro glaciaciones (
Páginas
especiales
sobre el humedal de Padul)
Las turberas de Padul son el único espacio del sur de Europa que
ha permanecido como sistema lacustre con aporte de agua durante el
último millón de años, un espacio que ha pasado por cuatro
glaciaciones, que se denominan como los afluentes del Danubio:
Günz, la más antigua, Mindel, Riss y Würm. Las estratigrafías que
se extraen de las turberas muestran una evolución climática en la
que están presentes estos periodos fríos. Los sedimentos de este
sistema lacustre, como los de las lagunas de Sierra Nevada (mucho
más modernas, con alrededor de 10.000 años) son básicos para el
estudio del cambio climático en el continente europeo y para poder
establecer cómo era el llamado paleoambiente.
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