PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
LA CANTERA DE CARLOS V
La roca madre de las columnas del palacio renacentista de la
Alhambra aún se levanta sobre las calles de El Turro
Es posible contemplar los conglomerados de piedra procedentes de
los arrastres geológicos del río Cacín que permitieron la talla de
los 64 fustes del palacio del emperador
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Sobre el puente del arroyo Salado, junto a Santa Fe, una fuerte
carreta tirada por bueyes y mulas transportaba una gran piedra de
forma cilíndrica y casi tres toneladas de peso. Era el atardecer
del verano de 1557, los arrieros tenían como meta llegar a la
colina de la Alhambra y entregar su preciada mercancía a los
entalladores de Luis Machuca para sustentar las galerías
circulares del Palacio de Carlos V, encargado a su padre unos años
antes por el rey Carlos I de España y V del Imperio Romano
Germánico. Los arrieros habían partido desde una pequeña alquería
llamada El Turro, situada sobre la ribera del río Cacín, el lugar
donde una humilde formación de roca veteada por conglomerados de
aluvión se había convertido en la cantera del emperador. . (...)
La piedra pudinga de las columnas del Palacio de Carlos V de
la Alhambra se extrajeron de una humilde cantera situada en la
localidad de El Turro, donde aún queda una gran roca como
testigo de la cantera del emperador
(...) Cinco siglos después, una gran roca a la que llaman el
‘Peñón del Niño del Turro’, aún se mantiene erguida, como testigo
de la historia, en la entrada de la población bajo la que discurre
el cauce del Cacín que desde hace ocho millones de años ha sido el
receptor de los aluviones cargados de materiales geológicos de su
entorno, que son la base de lo que en el siglo XVI se conocía como
jaspe y almendrilla, y en la actualidad se denomina piedra
pudinga, ya que está formada por pequeños trozos de minerales
compactados, como pizarra, cuarzo, serpentina, cuarcitas y otros
materiales sedimentarios.
Situarse ahora, 457 años después, bajo los restos de la cantera de
El Turro, es un viaje en el tiempo, ya que aún se observan
claramente los guijarros que llamaron la atención del constructor
del palacio imperial alhambreño. Se aprecian las grietas y marcas
dejadas por quienes trabajaron en la cantera e incluso en una de
sus zonas altas está clavado un viejo cincel de hierro,
posiblemente utilizado hace casi cinco siglos y que nadie ha
querido desencajar . Fue la falta de dinero lo que provocó que la
cantera de El Turro tuviese el honor de ser la procedencia de las
columnas que en realidad habían sido proyectadas en mármol blanco
de Macael, pero era un material que costaba cinco veces más
y estaba a mucha más distancia que si se utilizaba el jaspe
granadino. Desde El Turro, las carretas tendrían que recorrer
veinte kilómetros a través de zonas llanas de la Vega de Granada,
entre Moraleda de Zafayona y Santa Fe, mientras que desde Macael
eran 100 kilómetros de difícil orografía. La decisión, además,
aportaba un plus de originalidad que ha quedado patente a lo largo
del tiempo.
El Turro
Durante una década los canteros extrajeron bloques de lo que ellos
mismos consideraban una frágil roca no demasiado apta para
convertirse en una columna de gran tamaño, con fuste de 5,4
metros de largo y 63 centímetros de diámetro, pero de allí
salieron al menos 69 columnas, de las que 64 sustentan la parte
baja y alta del Palacio de Carlos V (32 en cada planta), mientras
que otras tres se perdieron y fueron encontradas hace unos años
junto al Partal; otra se utilizó para sustentar la placa y cruz
que desde 1590 recuerda a dos mártires franciscanos en la puerta
de la iglesia de Santa María de la Alhambra, y otra que quedó
abandonada junto al puente del arroyo Salado cuando su carreta
sufrió un accidente. Esta última columna fue recuperada y
trasladada a Chauchina, donde hoy está situada junto a la iglesia,
con un cartel que indica su procedencia.
El periplo de las columnas y las dificultades para su transporte
dejó su signo en la Alhambra, donde la Puerta de los Carros, el
acceso al Real de la Alhambra, se construyó para permitir el paso
de las carretas con las columnas de piedra pudinga.
Acceso
El ‘Peñón Niño del
Turro’ está en la carretera que comunica Moraleda con Cacín. Es lo
único que queda de la vieja cantera, pero los vecinos de esta
antigua alquería están orgulloso de la gran piedra, a la que
consideran inseparable de un paisaje roturado por el curso del río
y los caminos que el hombre recorría ya en el Neolítico para
conectar los poblados de los tajos y cuevas de los ríos Alhama y
Cacín con el poniente y los pasos hacia el interior peninsular. Un
panel informativo señala que esa gran piedra que se sitúa a pie de
carretera, junto a la entrada de la principal calle de la
población, podría considerarse parte del conjunto monumental de la
Ahambra.
Llegar hasta El Turro
es conocer la ruta de los canales entre los Bermejales y Moraleda,
los tajos y la ribera repleta de alamedas junto a las aguas del
Cacín. Hay que acceder desde la localidad de Moraleda, en la A-92.
Al salir del casco urbano , los tajos de rocas sedimentarias se
alzan a la izquierda de la carretera. Se ven algunas marcas de lo
que fueron canteras durante siglos, de donde se extraían
materiales para construcción. A la derecha del recorrido, un
paisaje de dehesa muestra aún restos de encinares mediterráneos,
con matorral rodeado de cultivos de olivar y pequeñas formaciones
de rocas calcáreas en las que pueden observarse vestigios de la
ocupación humana anterior a la era cristiana, con tumbas labradas
en piedra que forman parte de una necrópolis construida por los
pobladores íberos de esta zona de la provincia de Granada.
Tres kilómetros
después, la vía se adentra entre los pinares de repoblación
situados junto al canal del río Cacín, cuyas aguas caminan hacia
Santa Fe y aportan un ambiente de frescor en un paisaje árido y
seco. Medio kilómetro después, la carretera se adentra en El
Turro, y al inicio de la travesía urbana, los restos de la cantera
que fue cortada en dos para construcción del canal , pero que aún
muestra su composición de tierras colmatadas hace millones de
años.
La mejor forma de
comprender la visión de Luis Machuca es situarse junto a la
humilde cantera de Carlos V formada por piedras sin valor
ornamental alguno, pero que el destino convirtió en preciadas
obras de arte.
Columnas del palacio
DATOS
¿Dónde está?: Lo que queda de la formación
geológica que se convirtió en la cantera de la que se extrajeron
las columnas del Palacio de Carlos V está situada en la carretera
entre Moraleda de Zafayona y Cacín, en el centro de la travesía de
la localidad de El Turro.
¿Cómo llegar?: La mejor forma es a través de la
A-92 de la que hay que separarse en la salida de Moraleda, la 211,
seguir hacia esta población y tomar la carretera hacia Cacín, no
la de Santa Cruz del Comercio. A 3,5 kilómetros está la localidad
de El Turro, y en ella la vieja cantera.
Necrópolis: Antes de llegar a El Turro, en una
zona de dehesa, a la derecha de la vía, hay un complejo
arqueológico con restos de una necrópolis de los íberos. Está a
900 metros desde las últimas casas de Moraleda, en una zona de
olivos con casquetes de roca calcárea.
Coordenadas: La cantera está en la
posición 37° 7’57.69’’N 3°56’33.55’’O
Columna en Chauchina: Está como un monolito en
la puerta de la iglesia de la localidad en la posición
37°12’6.04’’N 3°46’15.69’’O
Puerta de los Carros: En la Alhambra, además
del columnado del palacio de Carlos V, merece la pena ver la
puerta que se tuvo que abrir para dejar pasar las carretas con
las columnas y que ahora es el único acceso motorizado al
interior del monumento.
69
Es el número de columnas que se sabe que salieron de la cantera de
El Turro; 64 están en el Palacio de Carlos V; otras tres están
también en la Alhambra; otra en la Iglesia de Santa María y la
última está en Chauchina.
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural
Rompepiedras
En el peñon del niño del Turro crecen algunas plantas como
Antirrhinum
hispanicum (Rompepiedras)
Ballota hirsuta
Ecballium
elaterium (Pepinillo del diablo)
Ficus carica
(Higuera)
Macrochloa
tenacissima (Esparto)
Medicago sativa
Sedum sediforme
Columna de Chauchina
Puerta de los carros
TEMAS RELACIONADOS
Generalife. El
Jardín de Palacio
La
Alhambra,
Isla ecologica
Aljibe de la
lluvia / Agua de lluvia para Dar al-Arusa
Cuesta de
los chinos / Por el barranco del agua
Silla del Moro
Acequia de
la Pavilla Rio Torrente Niguelas
Acequia del
Fardes
Acequia de
Aynadamar, las ‘lágrimas’ del Milenio
Acequia Gorda
Plantas
de
las tierras de al-Andalus
Una serie de reportajes para mostrar la riqueza natural
que nos rodea, sus ecosistemas y a sus singulares
habitantes.
Granada y las tierras del sureste de Andalucía poseen la
mayor diversidad biológica de Europa, parajes únicos para
vivir en tiempos de estío