Eugene
Dubois, Pithecantropus erectus y el hombre de Orce
Un artículo del geólogo Luis Gibert, sobre uno de los grandes
nombres de la Paleoantropología y su aplicación en los yacimientos
de Orce
Por Dr. Luis Gibert / febrero 2009 * WASTE MAGAZINE
En 2001 la antropóloga y escritora Pat Shipman publicó: "The man
who found the missin link" Simon and Shuster eds. Se trata de una
biografia de Eugene Dubois basada en archivos personales de la
familia a los que Shipman tuvo acceso por primera vez. Esta
profesora de la universidad de Pensylvania nos presenta en su
revisión de la figura de Dubois al padre de la paleoantropología
moderna y sus descubrimientos como unos de los mayores realizados
dentro de esta ciencia. "Fue más que un buscador de fósiles, un
científico genial", afirma Shipman. Según Roger Lewin, conocido
por sus libros sobre paleontología humana, "Dubois fue el primer
investigador que activamente buscó restos de nuestros antepasados,
en vez de esperar a que estos llegaran".
Eugenè Dubois (1852-1940) nació en Eijsden, Paises Bajos, 18 meses
después de que se descubriese el primer esqueleto de Neandertal en
Alemania y 22 meses antes de que Darwin publicase el Origen de las
especies. Estudió medicina y siguió las teorías de Ernst Haeckel,
quien propuso que los humanos habían evolucionado en los trópicos.
Esto llevó a Dubois, junto a su mujer e hija, a abandonar su casa
y su prometedora carrera como profesor de anatomía en la
Universidad de Amsterdam.
En 1886 se enroló como médico en el ejército, para poder viajar a
las Indias orientales y encontrar allí el "eslabón perdido". A los
cinco años de iniciar su aventura, después de una intensa
exploración por tierras de Sumatra y Java, padecer malaria y otras
muchas calamidades, lo encontró. Encontró en Trinil (Java) lo que
el llamó Pithecanthropus erectus (hombre-mono erguido), un
antepasado nuestro nunca descubierto hasta entonces y que hoy
representa el holotipo de Homo erectus.
Dubois volvió a Europa en 1895, trayendo con él sus fósiles, pero
en vez de ser recibido con admiración, fue tratado con
escepticismo. "Los fósiles eran demasiado sorprendentes, sus
técnicas y análisis demasiado novedosos, sus conclusiones muy
provocadoras", afirma Shipman. Dubois aceptó el debate y discutió
con sus colegas, defendiendo la naturaleza y valor de sus
hallazgos. Su particular cruzada le costó el amor de su mujer, la
confianza de su mejor amigo y el apoyo de sus colegas más
próximos.
Recientemente, el Dr. Bermúdez de Castro (Codirector de las
excavaciones de Atapuerca) publicó: "Dubois no llegó a convencer a
paleoantropólogos de su época" (Público 10/9/08) citando al
británico Sir Arthur Keith como uno de ellos. Sir Arthur Keith fue
una autoridad y también uno de los mayores defensores del Hombre
de Piltdow, un montaje fraudulento que, entre 1912 y 1953,
representó para muchos el verdadero "eslabón perdido". En 1923 el
anatomista Franz Weidenreich examinó los restos y concluyó que se
trataba de un cráneo moderno al que se había acoplado una
mandíbula de orangután. Sin embargo, pasaron 30 años hasta que
esta tesis fue aceptada plenamente. En 1953 el Prof. de Oxford
Kenneth Page Oakley demostró mediante nuevos métodos analíticos
que Piltdow era un fraude, un cráneo medieval junto a una
mandíbula de orangután y unos dientes de primate, sus datos fueron
definitivos.
La aceptación del hombre de Piltdow supuso que verdaderos fósiles,
como los de Java o Sudáfrica, fuesen puestos en duda, pues el
paradigma decía que nuestros antepasados se encontraban en el
Reino Unido. El dogmatismo de aquellos que defendieron esta
hipótesis causó un retraso de más de 30 años a la
paleoantropología y muchos problemas a quienes defendían otras
propuestas más serias, como Eugene Dubois en Java o Raymond Dart
en Sudáfrica. En 1947 Sir Arthur Keith entonó el mea culpa y dijo,
en referencia al controvertido niño de Taung, "Dart tenía razón y
yo estaba equivocado".
Los descubrimientos de Java y después de Zhoukoudian (China)
llevaron a creer a algunos que la humanidad se originó en Asia y
no en África. Entre los años 50 y 70 Louis Leakey aportó las
evidencias de que el género homo apareció en África.
¿Que pasó en Orce?
En 1983 José Gibert propuso que existía presencia humana en Venta
Micena, envejeciendo la llegada del hombre a Europa un millón de
años. Esta hipótesis fue cuestionada por algunos, principalmente
el Dr. Lumley, autoridad del momento, quien proponía que el hombre
no había llegado a Europa antes del medio millón de años. Sin
embargo, el Dr. Gibert defendió su hipótesis hasta su muerte,
apoyado siempre por nuevos y contundentes datos objetivos. Un
fragmento de cráneo, dos de húmero y un molar atribuidos a Homo
habían sido descubiertos por él en los sedimentos de Orce.
En 1997 investigaciones realizadas desde la Univeridad de Granada
por los Drs. Enrique García Olivares y Concha Borja, junto con
otras hechas en la Universidad de California por Gerald Lowenstein
demostraron, utilizando nuevos métodos analíticos, que los fósiles
de Orce eran humanos. A diferencia de Pitldow, en Orce las nuevas
y resolutivas metodologías analíticas no consiguieron zanjar el
debate para todos, sólo para aquellos que creían en la objetividad
de la ciencia. El tiempo le ha dado la razón a José Gibert, aunque
ha sido demasiado tarde para él. Durante más de 20 años insistió
en la necesidad de actuar en Venta Micena para recuperar más
información. En los últimos 15 años "comisiones de expertos" que
asesoran a la Administración consideraron que esto no era
necesario, impidiendo el desarrollo normalizado de las
excavaciones. Actualmente existe un nuevo proyecto presentado a la
Consejería de Cultura para realizar esta labor. El equipo está
integrado por paleontólogos del Museo Nacional de Ciencias
Naturales, Geólogos del CSIC de Granada, Bioquímicos de la
Universidad de Granada, Arqueólogos de la universidad de Oxford,
Geocronólogos de Berkeley y hasta un total de 7 instituciones
nacionales y 6 internacionales. Esta propuesta esta avalada
plenamente por expertos independientes. A día de hoy no existe
resolución respecto a este proyecto para trabajar en Venta Micena,
Fuentenueva-1 y Solana del Zamborino, tres localidades clave de la
Depresión de Guadix Baza, abandonadas desde hace demasiados años.
Confiamos que este proyecto sea aprobado y que en 2009 podamos
continuar las investigaciones que nuestro colega, el Dr. José
Gibert inició en 1976 al descubrir Venta Micena. Este sería un
buen final para unos acontecimientos difíciles de entender, si no
se conoce la historia de la Paleoantropología. La sociedad civil,
autoridades científicas y administraciones locales lo apoyan,
esperemos que esta vez la Comisión Andaluza de Arqueología
también.
Dr. Luis Gibert
Berkeley Geochronology Center
Berkeley, 94706 California, US
lgibert@bgc.org
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