Energía
Nuclear. Las centrales en España, residuos, datos,
informes...
La central de Garoña
El Cabril, cementerio nuclear. ¿Qué ocurre
en una planta de residuos nucleares?
PARARRAYOS
RADIOACTIVOS EN ESPAÑA
CHERNOBIL. ULTIMA VISITA
ANTES DE SU EJECUCION, reportaje
CHERNOBIL, EL CIERRE, SU HISTORIA,
consecuencias, informe
SEGURIDAD NUCLEAR: LAS CENTRALES
ESPAÑOLAS A SALVO DEL SINDROME DE CHERNOBIL
BARRERAS DE SEGURIDAD DE
UNA CENTRAL NUCLEAR
Fotos: Ignacio Pérez (El Correo)
La central de Garoña
Por Fermín Apezteguia y Natxo Artundo *
Vocento * Ideal, Jaén
Marzo 2012
Se acabaron las dudas. El ministro de Industria, José Manuel
Soria, apuesta por la continuidad de la central de Garoña
durante, al menos, seis años más, hasta 2019; y lo hizo,
curiosamente, tanto en declaraciones del ministro como por
resolución del propio congreso nacional del PP que ahora se
llevará al parlamento. La decisión, fundamentada en el informe
definitivo que sobre el asunto ha redactado el Consejo de
Seguridad Nuclear, permitirá que la planta nuclear de Burgos
permanezca en activo más allá del 6 de julio de 2013, que fue la
fecha fijada por el anterior Ejecutivo de José Luis Rodríguez
Zapatero para su cierre definitivo. La noticia fue recibida con el
rechazo y las críticas del Partido Socialista, los grupos
ecologistas y también numerosos colectivos sociales. «Es una
vergüenza», sentenció rotunda Greenpeace.
«España no puede permitirse renunciar a ningún tipo de fuente
energética». Con estas palabras, José Manuel Soria, ha hecho
pública la intención del Gobierno de Mariano Rajoy de
mantener seis años más la actividad de Garoña, una estación
nuclear gemela a la que reventó en Fukushima a causa del
último gran maremoto de Japón. El dictamen del Consejo de
Seguridad Nuclear, enviado ayer mismo al Ministerio, concluye que
no hay inconveniente para alargar la vida de la instalación
burgalesa.
Según el informe, tanto desde el punto de vista de la seguridad
nuclear como de la protección radiológica no existen
«impedimentos» para revocar la Orden Ministerial del Gobierno
socialista. El informe se basa en los resultados obtenidos una vez
analizada la experiencia operativa de la planta y los arrojados
por el Sistema Integrado de Supervisión de Centrales, un nuevo
programa de evaluación que permite medir el correcto
funcionamiento y proyectar el modo en que responderían las
instalaciones ante un accidente.
Aun así, la última palabra sobre la continuidad de las
instalaciones no la tiene el Gobierno, sino los gestores de la
planta. El ministro de Industria confirmó que su departamento
activará desde ya los informes internos y trámites necesarios para
facilitar la prorroga de la vida útil de las instalaciones, pero
los propietarios de la central no han dicho su última palabra. El
responsable de Relaciones Internas de la compañía, Antonio
Cornadó, confirmó de hecho que Nuclenor no ha decidido todavía si
pedirá la prórroga.
«Seguro y eficiente»
Todo indica que lo harán, pero la empresa quiere hechos, más que
palabras, antes de pronunciarse. Según Cornadó, «lo primero»,
antes de tomar cualquier decisión, es ver el contenido de la Orden
Ministerial que anula la anterior y fijarse bien en las
condiciones que impone. La firma cree que la decisión anunciada
por el ministro supone «un paso en la dirección deseada», pero
pretende «cruzar el puente cuando lleguemos al río, no antes».
Nuclenor tiene motivos para la cautela. El informe del Consejo de
Seguridad Nuclear impone a la central, entre otras obligaciones, a
demostrar antes del 3 de julio de 2012, que las actividades de
vigilancia, inspección en servicio, mantenimiento y gestión de
vida realizadas desde el año 2009 cumplen los parámetros para
extender la licencia.
Desde el punto de vista social, tal vez lo más interesante sea la
obligación de verificar documentalmente, con fecha límite el 6 de
septiembre de 2012, que las lecciones de seguridad aprendidas del
accidente nuclear de Fukushima han servido para algo y se han
tomado las medidas necesarias como para superar las pruebas de
resistencia exigibles desde el accidente nipón. «La intención del
Gobierno es que el modelo energético español sea más seguro,
equilibrado y eficiente», destacó el ministro Soria.
No todos en su partido piensan igual. El alcalde de Vitoria, el
popular Javier Maroto, mantiene una postura firme y contraria a la
prórroga. «Respeto la decisión del Consejo de Seguridad Nuclear,
pero no la comparto, como una mayoría de vitorianos», ha
explicado. Maroto, que en su día calificó de «error» extender la
actividad de Garoña, no ha variado un ápice sus planteamientos.
«Ya lo dije cuando era candidato y cuando gobernaba Zapatero, y
sigo diciendo lo mismo. No voy a variar mi criterio porque haya
cambiado de color el Gobierno: hay una mayoría de vitorianos que
no entiende que se prolongue tanto la vida útil de una central
como ésta; y yo defiendo a esa mayoría y comparto ese
sentimiento», subrayó.
En el municipio de Valle de Tobalina, donde se levanta la plana,
el alcalde popular, Rafael González Mediavilla, favorable a las
instalaciones, reflexiona desde la calma. Dice que el anuncio del
ministro puede abrir una nueva etapa de actividad de la central,
«una fuente de trabajo e impuestos para la zona».
El alcalde de Miranda de Ebro, la población grande más próxima a
Santa María de Garoña, no las tiene todas consigo. Asegura que «no
se puede decir que haya prórroga, sino un informe del CSN en el
que se dice que es posible. Con las condiciones que les van a
poner, no sé si les va a resultar rentable», cree el socialista
Fernando Campo, defensor del cierre en 2013.
"Si sigue abierta me dará trabajo, si cierra
me quedaré sin empleo»
En el Valle de Tobalina, el municipio donde se
encuentra Santa María de Garoña, reciben con serenidad el anuncio
de la prórroga de la central
Por Sergio Eguía Marzo 2012
A los vecinos de la localidad burgalesa del Valle de Tobalina no
les quita el sueño la central nuclear de Santa María de Garoña. Es
una vecina más. Han convivido con ella desde su inauguración en
1970, por lo que no la temen. Sin embargo, tampoco le tienen el
afecto que cabría esperar a su principal medio de vida y llama la
atención lo poco que les importa su futuro. Ayer, en Quintana
Martín Galíndez –es el pueblo en el que reside la capitalidad del
municipio– y en Barcina del Barco –el barrio de Tobalina más
cercano a la instalación– era conocida la confirmación por parte
del Gobierno Rajoy de que el reactor podrá seguir operando otros
cinco años, aunque no le daban demasiada importancia.
«A mí me da igual que cierre o no», aseguró a a este
periódico Esteban, un antiguo empleado de Nuclenor. Su casa
está a menos de 500 metros de la verja del complejo energético.
«Si sigue abierta me dará trabajo, si cierra no. Por lo demás, no
hay diferencia». Se toma un segundo y añade: «Aunque como están
las cosas no creo que encuentre otra cosa».
El problema francés
En el valle prefieren que «siga abierta», pero son de la opinión
de que «eso solo favorece a los que trabajan en la central».
Incluso no falta quien se queja de que «muchos de los empleados,
en realidad, no son del pueblo». Juan Carlos, por ejemplo, critica
que «no se considere festivo el patrón del municipio y sí lo sea
tanto el de Miranda como el de Medina». Él trabajó cinco años en
Santa María y defiende fervientemente la prórroga. Lo hace porque
«España necesita electricidad y no tiene sentido desaprovechar la
energía atómica para comprarles a los franceses el excedente de
producción que consiguen en sus centrales nucleares. Es una
vergüenza. El Sarkozy animó a Zapatero para que cerrara la planta,
como si fuera un peligro, y mientras planean abrir nuevas
nucleares en Francia», argumenta visiblemente enfadado con los
vecinos del norte. «Ya sabemos cómo se comportan», completa
señalando la tele, en referencia a la polémica de los guiñoles.
Un análisis más pegado al día a día es el de Rubén. «A mí nunca me
han llamado para ir a currar, así que como si cierran mañana»,
asegura mientras tira una caña en el Hostal Valle Tobalina, el
único bar abierto ayer a mediodía en Quintana. «Nosotros notamos
más movimiento cuando hay paradas. Viene gente de fuera a las
reparaciones, muchos desde Andalucía y se alojan aquí. Eso nos da
algo, pero en el día a día... Solo hay que fijarse en que la
gente joven se sigue marchando de aquí. La población cada vez es
más mayor», lamenta.
La sensación en Tobalina es de que los vecinos han asimilado el
declive del pueblo, que les parece irremediable. «Es lo mismo en
todas las zonas rurales. Cuando empiezan a perder población no hay
forma de reflotarlos y al final se vacían. El único remedio es
invertir», añade Juan Carlos. En 1950, Quintana Martín Galíndez
tenía casi 500 habitantes; hoy apenas pasan de 300.
«Pero aquí le decimos que no a todo», zanja el asunto Juan Carlos.
«No queremos centrales, no queremos la autovía que se proyectó
aMiranda para evitar el peligroso desfiladero de Sobrón, no
queremos cementerios nucleares... Y ¿Cuál es la consecuencia? Que
mandamos todos los residuos a Francia y les pagamos miles de
millones, ¿a quién?, a los franceses, cómo no».
Historia de la central de Garoña
Origen
Marzo de 1957:Las empresas Iberduero y Electra de Viesgo se unen
para impulsar la primera central nuclear de España.
2 marzo 1971:Santa María de Garoña, la mayor planta generadora de
electricidad en Europa, entra en funcionamiento.
Rechazo popular
Septiembre 1989: En las últimas décadas ha crecido la contestación
popular a la energía atómica. Los ecologistas cifran en millón y
medio las víctimas de Garoña en caso de accidente nuclear.
Fin de una época
30 enero 2001:Garoña genera más de 4 millones de kilowatios por
hora y bate su récord de producción. Es el consumo anual de un
millón de españoles.
2009:A punto de cumplir 40 años de actividad, el Gobierno se
plantea la posibilidad de cierre. Los trabajadores se movilizan.
Veredicto final
2 julio 2009: El presidente Zapatero (PSOE) amplía su permiso de
actividad al 5 de julio de 2013.
18 febrero 2013:El ministro de Industria, José Manuel Soria (PP),
le da una prórroga más:2019.
El 16 de diciembre de 2012, se produjo la parada provisional del
reactor y el desacoplamiento de la Red Eléctrica para proceder al
vaciado del combustible de la central. Esta decisión se tomó por
la dirección de la empresa sobre la base de criterios económicos.
El 1 de agosto de 2017, el ministro de Energía anunció, siete días
antes de la fecha límite, la decisión del Gobierno de denegar la
autorización de continuidad del reactor nuclear de Burgos,
cerrándose definitiva e irrevocablemente.12 El inicio de su
desmantelamiento estaba previsto para 2018; no obstante, debido a
la paralización del Almacén Temporal Centralizado que debería
recibir sus residuos, los trabajos previos no se completaron hasta
2019 y su ejecución no comenzará hasta 2022.
El Cabril :
cementerio nuclear
El único cementerio nuclear español, acondicionado para materiales
de baja y media actividad (con una vida máxima de 300 años) esta
situado en el término municipal de Hornachuelos, a 80 kilómetros
de Córdoba en línea recta, en pleno corazón de Sierra Morena, El
Cabril almacenaba a comienzos de este año 16.279 metros cúbicos de
basura (el 28% de su capacidad). Alrededor de las instalaciones,
que ocupan 15 hectáreas de monte habitadas por ciervos, buitres y
conejos, funcionan 36 puntos de control del aire, el agua y la
vegetación. Enresa (Empresa Nacional de Residuos Radiactivos)
asegura que no se emite nada al exterior y que no existe más
radiactividad que la natural -el origen del complejo está en una
mina de uranio ya agotada-. El Cabril se compone de oficinas,
laboratorios, instalaciones para recibir y acondicionar los
residuos, una incineradora, celdas de almacenamiento, una piscina
de agua y un depósito ciego para potenciales filtraciones.
Esquema de almacenaje de residuos de El Cabril
1.- Capa filtrante
2.- Escollera
3.- Arena y grava
4.- Arcilla, impermeable
5.- Cobertura
Mapa de instalaciones nucleares
1.- Central de Garoña-Burgos
2.- Central de Trillo - Guadalajara
3.- Central de Zorita - Guadalajara
4 y 5 .- Centrales de Asco I y Asco II - Tarragona
6.- Central de Cofrentes - Valencia
1.- Fábrica de combustibles (Juzbago)
2.- Fábrica de concentrados de uranio - Salamanca
3.- almacen de residuos - El Cabril
Todos los días llega un camión procedente de alguno de los nueve
reactores nucleares españoles (producen el 33% de la electricidad
de este país). Y cada semana arriban dos camionetas cargadas con
material contaminado de unos 600 hospitales y centros de
investigación. En total, suman 2.000 toneladas anuales, que, en el
futuro, serán cubiertas por dos metros de tierra tachonada de
árboles. Es un tratamiento copiado de Francia. El Cabril,
construido en 1992, simboliza una estrategia de hechos consumados
practicada por los diferentes gobiernos centrales. Los ecologistas
advierten que la estructura geológica y la historia sísmica de la
sierra de Hornachuelos no son tan idóneas como afirman las
autoridades. Y, en 1996, el Tribunal Superior de Madrid declaró
que allí se habían almacenado desechos de las centrales nucleares
sin tener la licencia necesaria, como denunció Aedenat. Bidón
fichado Las actuales instalaciones de El Cabril reemplazaron hace
siete años a unos pabellones donde se apilaban los bidones
radiactivos.
Con anterioridad, se amontonaban en la vieja mina de uranio.
Ahora, Enresa los ficha minuciosamente y los guarda luego en unos
cubos de hormigón. El contenido es, básicamente, de dos tipos. Por
un lado, están los bidones de las centrales nucleares -el 90% del
total-, acondicionados con un tercio de material radiactivo y dos
tercios de cemento. Otros residuos -generados por hospitales y
otras instalaciones- han de ser incinerados o compactados en El
Cabril antes de introducirlos en los cubos. Cuando éstos quedan
repletos, se rellenan de mortero a través de unos orificios de la
parte superior. A continuación, varios camiones los transportan
hasta unas grandes celdas de hormigón, con paredes de 0,5 metros
de espesor. Esas celdas -28 en total- se alinean en dos
plataformas surcadas por sendos pasillos interiores. Los camiones
se detienen a la entrada de los mismos y depositan su carga
mediante un sistema de grúas colgadas de unos techos móviles que
se desplazan por encima de las celdas. Las ocho que ya están
repletas han sido selladas con una cubierta de hormigón. Cuando
las plataformas queden completas, el conjunto se recubrirá con una
capa de materiales impermeables, de dos metros de grosor.
El resultado final -hacia la segunda década del siglo XXI- serán
dos colinas, sobre las que se plantará vegetación. Bajo esta
idílica apariencia natural, cada estructura conserva un orificio
conectado a una tubería que desemboca en un recipiente de cristal.
Se trata de detectar visualmente posibles filtraciones, que serían
desviadas a un depósito subterráneo. Greenpeace advierte que esa
medida de prevención demuestra, que el riesgo de filtración es
algo más que una teoría. Y recuerda que la dosis de superficie
emitida por un bidón como los enviados a El Cabril superaría
varias veces el límite anual admisible para un ser humano. Sin
embargo, Enresa subraya que las operaciones están automatizadas,
lo que somete al personal al mínimo riesgo posible. Además, las
estructuras de almacenamiento están concebidas para afrontar un
terremoto de 7,5 grados y los residuos son recuperables si
surgiera un método más seguro. Lo guardado en Sierra Morena tiene
una vida de 300 años. Merece la pena detenerse en ello cuando se
está desmantelando la central Vandellós I y se habla de
descontaminar chatarra para desclasificarla, debido a lo caro que
resulta guardarla. O cuando se alude a un nuevo cementerio
temporal para el combustible gastado de las centrales y los
residuos de alta actividad, que ya desbordan la capacidad de la de
Trillo y lo harán en las demás a partir del 2013. Con una
actividad de miles de años, no se sabe si es mejor enterrarlos a
gran profundidad o transmutarlos en residuos de baja y media
actividad.
El Gobierno ha utilizado este dilema para aplazar la decisión
definitiva hasta el 2010. Pero ya conocemos la basura global que
generará nuestra industria nuclear: 6.750 toneladas de combustible
gastado (en 1998 eran 2.249) y 193.600 metros cúbicos de residuos
de media y baja actividad (25.435). Mantener a raya estos isótopos
que le sobran al sector eléctrico costará 1,6 billones, con una
repercusión del 0,8% en la factura de la luz.
Residuos andaluces
En Andalucía hay 78 instalaciones de usos médicos, industriales y
de investigación que producen 8.000 litros de residuos radiactivos
al año.
El responsable de comunicación de Enresa ha declarado que en
España, al igual que en el resto de los países industrializados se
utiliza la energía nuclear para diferentes aplicaciones, la
medicina, la industria, la investigación y la generación de
electricidad, son algunos de los usos más importantes. "En España,
el 33 por ciento de la electricidad que consumimos en nuestros
hogares e industrias están generadas en centrales nucleares. Estas
aplicaciones de la energía nuclear conllevan la producción de
residuos radioativos"
En todo el territorio español existen un total de 600
instalaciones radioactivas y 9 centrales nucleares que generan
electricidad.En Andalucía no existen centrales nucleares.
La producción total española anual de residuos radioactivos es de
unas 1.800 toneladas de tipo de baja y media actividad y 170
toneladas de combustible gastado de las centrales nucleares. "Este
volumen supone tan sólo la mitad de la milésima parte de todos los
resíduos industriales tóxicos y peligrosos que se producen
anualmente en España"
Los transportes nucleares que se realizan en España consisten
basicamente en:
- los envíos de residuos radiactivos de baja y media actividad,
procedentes de las instalaciones nucleares y radiactivas, hasta el
almacenamiento de El Cabril (Cordoba),
- la recepción desde paises que enriquecen óxido de uranio para la
fábrica de Juzbado,
- y desde aquí a las centrales nucleares que lo demandan, tanto
españolas como extranjeras.
Cada año se hacen alrededor de 150 transportes de sustancias
nucleares, todos ellos de acuerdo a la legislación vigente.
Fuente:Bornet (Europa press) e Ideal, Enresa
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