NOVIEMBRE
NIEBLAS Y DUENDES... EN EL BOSQUE INTERIOR
Es tiempo de brumas en las cumbres y el mar, mientras el misterio
se adueña de los bosques umbríos donde crecen los musgos, hongos y
seres invisibles
El aire denso del otoño, aún caliente en el sur, crea nubes de
superficie que dibujan la profundidad de los valles, en días
cortos en los que fauna y flora aún aprovechan los ya tímidos
rayos de sol
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Solo pesa diez gramos y mide 12 centímetros. Desde las ramas de
los carrizos se deja caer al agua de la acequia maestra del
humedal de Padul para capturar insectos. Es un mosquitero,
Phylloscopus collybita, un pajarillo similar a un gorrión de
tonalidades verdes y amarillas. Hace alrededor de dos semanas
estaba a más de 3.000 kilómetros al norte, en los humedales del
centro de Europa. Ha volado hasta tierras granadinas para pasar el
invierno en un territorio más cálido, donde las lagunas y cursos
de agua no se convierten en inhóspitos ecosistemas de hielo. La
presencia de pequeños bandos de mosquiteros señala claramente que
estamos en el mes de noviembre, un tiempo en el que el paisaje se
cubre de aparentes nubes bajas, donde la densidad de la atmósfera,
las diferencias en las temperaturas entre la tierra y el cielo,
crean brumas que se suceden en las montañas y a orillas del mar.
Son nubes bajas, generadas por masas de aire cargado de humedad
procedente de la evaporación del suelo y la emanada por la
vegetación.
Phylloscopus collybita
Un tiempo en el que el paisaje se llena de falsas nieblas ayudadas
por situaciones de inversión térmica, que aunque generan imágenes
de gran belleza, en realidad son atmósferas cargadas, en las que
el humo de las quemas agrícolas y el procedente del consumo de
gases y combustibles fósiles de hogares, instalaciones
industriales y vehículos, no logra escapar a las captas altas.
Ocurre porque durante la noche, sobre todo en valles como el de
Granada próximo a montañas de altas cumbres, la superficie
de la tierra se enfría, mientras que las masas de aire en las
capas superiores están más calientes lo que impide que la humedad
y el humo puedan escapar a espacios más altos. En la costa la
imagen es similar, con el avance del otoño llegan las brumas y
nieblas, sobre todo porque las masas de aire del sur, cargadas de
humedad, se condensan al tocar la superficie fría del mar.
Noviembre es el mes en que la fauna tiene que asentarse de forma
definitiva en sus territorios de invernada para hacer frente a
meses de escasez de recursos. En los campos comienza a oírse el
canto de bandadas de aves que se alimentan de semillas e
invertebrados. Ya se ven grupos de pizones que buscan alimento
entre las hojas seca, bajo olivos y frutales, alamedas y entre el
matorral del sotobosque, donde la llamada de los petirrojos
compite con pequeños grupos de colirrojos tizones que pasaron el
verano en las cumbres de Sierra Nevada y ahora preparan su
invernada en bosques y campos, tanto de la ciudad como de las
sierras próximas de altura media, e incluso bajan a humedales
costeros.
El sonido de los campos ha cambiado: en las riberas se oye el
potente reclamo de ruiseñores bastardos, que aunque están durante
todo el año, ahora se hacen notar de forma especial, ocultos entre
la vegetación del borde lagunar, que se puebla de bisbitas,
pechiazules, y una legión de aves que se mueven en bandadas, como
verderones y verdecillos, de voces insistentes, agudas y
cadenciosas, que se unen a los jilgueros que buscan las semillas
de los cardos secos tras el paso del verano. Es también tiempo de
lúganos, de la llegada de bandadas de estas pequeñas aves que se
alimentan de frutos y que al contrario que otras aves de su misma
familia no siempre invernan en el mismo lugar y hay años en que no
aparecen en tierras del sur.
En el bosque, priman las aves forestales, que incrementan su
presencia en los pinares. Son carboneros, herrerillos, agateadores
y reyezuelos, listados de verde y amarillo, que conviven con los
tradicionales habitantes del bosque, arrendajos, pico picapinos,
ardillas, zorros, tejones y ginetas. Todos ellos esperarán la
primavera ente las arboledas y bajo el abrigo que les
ofrecen los árboles que no perderán sus hojas en el invierno.
Umbrías
La luz ha caído, los días son cortos, las nieblas impiden que el
sol llegue a las zonas más ocultas de los bosques, donde la
humedad favorece la plenitud de un misterioso universo formado por
hongos, líquenes, musgos y organismos que aprovechan la
descomposición de la materia orgánica, crean alimento para otras
especies y ayudan a limpiar los bosques. Noviembre no solo es un
mes para buscar setas, es también el momento de conocer otros
hongos que surgen entre las rocas, sobre las piñas caídas, o
setitas minúsculas que nacen bajo las maderas maceradas por el
agua, o diminutas formaciones de bolitas acuosas de color amarillo
suspendidas de una casi invisible estrella de la que, al madurar,
son disparadas hasta a un metro de distancia, por lo que los
ingleses les llaman ‘Shooting star’. Forman parte de lo que las
leyendas han considerado rastro de brujas y elfos, que se ocultan
entre las colonias de setas en forma de ostras que tapizan los
troncos viejos y húmedos. Un paisaje oculto donde hay pequeñísimos
hongos, ‘botones’ con forma de bizcocho de tres milímetros
de diámetro, a los que podría considerarse como los pasteles de
los duendes.
Algunos de estos organismos, como los myxomicetos, seres vivos que
no pertenecen al reino animal ni al vegetal, que se encuentran en
fases evolutivas muy primitivas. En ocasiones vemos en el interior
de los huecos de troncos viejos y talados, grupos de huevecitos
blancos, rojos, amarillos, ocres, verdes, que forman casi
invisibles bosquecillos de color que cubren la madera. Tienen como
misión eliminar, poco a poco, la ‘basura’ natural.
En noviembre hay que llevar lupas al campo para observar la vida
que se desarrolla en el bosque interior, donde moluscos,
cochinillas y todo tipo de larvas hacen de la humedad y el frío su
ecosistema perfecto.
Tiempo para recolectar
En noviembre es tiempo de setas, el otoño está en su
plenitud, las setas son las protagonistas de las jornadas en
el campo. Tras las primeras lluvias aparecen decenas de
especies, níscalos, macrolepiotas y boletus, champiñones.
Manjares del bosque que son recolectados por decenas de
personas en todos los bosques de la península.
Hay que tener en cuenta que no se deben esquilmar los espacios
naturales y que solo se deben recolectar pequeñas cantidades
para que, al año siguiente, vuelvan a crecer y podamos
disfrutar de nuevo de los manjares que ofrecen los bosques de
otoño.
Mosquiteros. A solo dos meses para finalizar el
año, los humedales reciben a las primeras aves invernantes,
entre ellos los pequeños paseriformes, como el mosquitero
común (
Phylloscopus collybita) que se hacen
omnipresentes en puntos como las lagunas de Padul y la
Charca de Suárez, en Motril. Se pueden ver en multitud de
acequias y arroyos, y en la mayoría de los sistemas
lagunares de Andalucía.
Jilgueros: Los mosquiteros comparten territorio con
los jilgueros, que aprovechan los cardos secos para
alimentarse de sus semillas, y como a la mayoría de las aves
les encanta situarse sobre las ramas de los arbustos y
contemplar lo que se mueve a su alrededor..
Lúganos: Se espera la llegada de una pequeña ave,
Carduelis
spinus, similar a los pardillos, que no se
deja ver en tierras del sur todos los años, suele hacerlo
por periodos cíclicos de dos o tres temporadas. .
Como
Agachadizas: Se
dejan ver e de las riberas y lagunas, agazapadas,
escondidas, perfectamente camufladas. Gallinago gallinago
comparte riberas con fochas, ánades y especies limícolas
Talas y fajas: Noviembre
es el mes en el que se realizan trabajos de prevneción contra
los incendios foretastales, talas y fajas de bosques en mal
estado y limpieza de caminos, además de campañas para
replantar especies autóctonas.
EN NOVIEMBRE EN LA NATURALEZA, PINCELADAS
Machos
monteses: En la media montaña se oyen los choques de
cuernas de los machos de cabra montés, que han empezado las
peleas para conseguir a las hembras con las que aparearse.
Gaviotas: Bandadas de gaviotas reidoras dejan
el litoral para pasar el invierno en estanques y pantanos del
interior.
Ánsares: Desde el norte de Europa llegan al sur
peninsular, aunque su destino es la zona oeste de la península,
pueden verse, de paso, en humedales y riberas del sureste.
Cormoranes: Grupos de cormorán grande se
concentran en las lagunas costeras para pasar la noche. En esta
época pescan en puertos y en el mar.
EN JARDINES Y CULTIVOS
Mirlos: Los jardines se llenan de insistentes
mirlos adultos que buscan invertebrados entre las hojas caídas y
junto a las acequias y estanques.
Arrayán: Es el momento en que maduran los
frutos del mirto.
Patatas: Se recolectan las patatas en zonas de
montaña.
Rastrojos: La quema de rastrojos produce
grandes concentraciones de humo alrededor de los campos de
grandes cultivos.
Alamedas: Han perdido sus hojas y presentan un
atractivo aspecto que precede el invierno
El monográfico de Waste Magazine, CALENDARIO NATURAL,
tiene una publicación física que puedes conseguir en Amazon,
tanto en papel como en formato electrónico
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Una serie de reportajes para mostrar la riqueza
natural que nos rodea, sus ecosistemas y a sus
singulares habitantes.
Granada y las tierras del sureste de Andalucía poseen
la mayor diversidad biológica de Europa, parajes únicos
para vivir en tiempos de estío