Una década de libertad
El aumento de las poblaciones de cotorras argentinas obliga a
elaborar un censo nacional que tiene a Granada y el sureste
ibérico como territorio de observación y muestreo
Ocupan grandes árboles en las inmediaciones de las ciudades y
parques de las costas, donde se han naturalizado y forman parte de
la avifauna urbana
Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle
Eran mascotas que escaparon de jaulas o fueron abandonadas por sus
captores, y que lograron adaptarse al medio ambiente urbano, muy
alejado de sus ecosistemas originarios en las selvas de
Sudamérica. Son cotorras grises argentinas, loritos de tamaño
medio que poseen una gran capacidad para aprovechar los recursos
que tienen a su alrededor, lo que les ha permitido crear colonias
para sobrevivir y reproducirse. Estas cotorras (Myiopsitta
monachus) son en su mayoría descendientes de aquellas aves que
alcanzaron la libertad hace casi una década y que en algunos
puntos de la geografía nacional se han convertido en una plaga y
que en otros, como la provincia de Granada, se han naturalizado y
por el momento son una especie más de la avifauna asociada a los
espacios urbanos.
Censo
El incremento de las poblaciones, que se estima en más de un 300%
en los últimos años, ha provocado la elaboración de un censo de
cotorras a nivel nacional que realiza la Sociedad Española de
Ornitología (SEO-Birdlife) y que tiene en Granada uno de sus
territorios de observación y muestreo. «Hemos tenido en cuenta que
hasta ahora las poblaciones de cotorra, tanto la argentina como la
de Kramer que estudiaremos durante el verano, se habían asentado
sobre todo en el este de la península, y en el sur, en Málaga,
pero en Granada habíamos detectado un incremento considerable de
la presencia de estas aves, por lo que la capital y la provincia
se convierten en una parte significativa de este censo», afirma el
coordinador de censos de SEO en Andalucía, Juan Francisco Jiménez,
que junto a un grupo de especialistas y voluntarios han iniciado
ya los recorridos para observar y obtener datos de las poblaciones
granadinas de cotorras. «Es importante observar la actividad en
las diferentes colonias, ya que según el número de nidos, las
cámaras que poseen y su tamaño podemos saber los individuos que
las forman» dice Mariano Sevilla, uno de los especialistas que
realizan el censo de cotorras en la capital y la provincia.
Equipo de expertos y
voluntarios de SEO-Birdlife durante el censo de cotorras en
marzo de 2015
Las poblaciones de cotorra argentina se concentran en la capital
granadina en el eje que desde Bobadilla se adentra en la Vega y
llega hasta el camino de Purchil. Junto a la antigua azucarera de
San Isidro, en los grandes plátanos de sombra, se encuentran los
primeros nidos que las cotorras, posiblemente llegadas desde
Cataluña y Levante, construyeron en Granada hace aproximadamente
siete años. Desde allí se han extendido a los cipreses de la
Ciudad de los Niños y otros grandes árboles del camino hacia
Puleva. En los jardines de los colegios de la calle Virgen Blanca,
entre el Camino de Purchil y Neptuno, está la segunda colonia
granadina, con una decena de nidos. Las religiosas del centro de
las Hijas de Jesús afirman que «no son un problema. Nos gusta que
estén aquí, aunque a veces son ruidosas». En la provincia, se han
asentado, sobre todo, en parques de la costa y urbanizaciones de
Motril, Salobreña y Almuñécar, ya que es una especie que prefiere
climas cálidos, aunque soportan bien las temperaturas de la
capital granadina.
Los datos del Ministerio de Medio Ambiente, indican que en 2012
podía haber alrededor de un millar de individuos en Andalucía,
sobre todo en Málaga, mientras que en Granada la cifra era de
aproximadamente un centenar. Ahora, la estimación es de alrededor
de 500 parejas, un dato que tendrá que ser refrendado por el censo
que está en elaboración.
La cotorra argentina está catalogada como un ave exótica e
invasora, pero la realidad es que la mayoría de las que vuelan en
Bobadilla, Purchil y la costa, son nacidas en Granada.
Loros argentinos anidan en Granada
Son aves huidas o abandonadas que han encontrado un hábitat
donde reproducirse en Granada
Los grandes plátanos de sombra de la vieja azucarera albergan más
de una decena de enormes nidos
Por Juan Enrique Gómez (Reportaje publicado en abril
de 2009 en IDEAL)
No es su hábitat original, pero han hecho de los grandes plátanos
de sombra situados en la barriada de Bobadilla, su nuevo espacio
para vivir y reproducirse. Son cotorras grises argentinas (
Myiopsitta mo-nachus) que hace un tiempo decidieron quedarse en
Granada y convertir el territorio de vega más próximo a la capital
granadina en su ecosistema perfecto, que no se parece en
nada a sus lugares de origen, las zonas selváticas de su-
damérica, pero que para ellas es mucho mejor que vivir privadas de
libertad y convertidas en ani- males de compañía
no siempre queridos ni bien cuidados.
El cruce entre la antigua carretera de Málaga y el acceso al
Camino de Purchil, tiene desde hace unos meses un sonido
particular. Es el clásico «crack, crack» de lo que los vecinos de
la zona llaman simplemente, «los loros de la azucarera». Los
conductores que se paran en el semáforo miran a to-
dos lados sin darse cuenta de que el sonido llega
directamente de los nidos situados por encima de sus cabezas, y se
asombran al contem- plar ejemplares de cotorra grís ar- gentina
que vuelan portando lar- gas ramas en sus picos. Son los ele-
mentos que utilizan, día a día, casi continuamente, para construir
y reparar sus nidos.
Los vecinos de esta zona no se sienten molestos por el permanente
ruido de estas aves, y consideran positivo que esa zona
sea viable para que vivan estas aves de origen exótico, pero
que se han convertido ya en habituales de muchas ciudades
españolas, tanto es así que ya forma parte del Catálogo de Aves
Reproductoras de España, del Ministe-rio de Medio Ambiente.
Cautivas
En parques de ciudades como Madrid y Barcelona, e incluso en
la costa de Granada, se ha converti- do en normal ver este tipo de
aves, pero hasta ahora no se veían de for ma per
manente en Granada. El hecho de que hayan llegado a crear
una colonia y reproducirse indica que han encontrado un hábitat
adecuado a sus necesidades. Las que formaron la colonia eran
aves abandonadas por sus dueños o escapadas de su cautiverio. En-
contraron un buen hábitat y formaron parejas para poder
reproducirse. De hecho lo han logrado y la población ha llegado a
tener más de una decena de grandes nidos situados entre las
ramas, ocupados por una o dos parejas cada uno de ellos
con diferentes com- partimentos en su interior.
Se estima que en Bobadilla hay alrededor de una treintena de
ejemplares que utilizan la Vega de Granada como territorio para
buscar comida y los elementos para construir sus nidos.
Las costumbres de estas aves es de mantener la actividad a
todas las horas del día. Se les ve volar de uno
a otro lado de la extensión de la vieja azucarera. Se adentran en
la Vega, hacia las instalaciones de la empresa Puleva, e incluso
han iniciado la colonización de otros grandes árboles ya en
el interior de la Vega.
En Bobadilla comparten espacio en los grandes plátanos
de sombra con estorninos, pájaros insectívoros e incluso
con mirlos.