MUSEO
DE CIENCIAS * PADRE SUÁREZ GRANADA
Un museo para vivir la ciencia
El Instituto del Padre Suárez alberga uno de los museos
científicos más importantes de España
5.690 elementos científicos y 600 aparatos de física es el
patrimonio de uno de los museos de ciencias más importantes de
España
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Conservar y convertir en material de divulgación y enseñanza los
elementos que un día sirvieron para entender el mundo que nos
rodea y que ayudaron al avance científico, es la esencia de los
museos de la ciencia, de los espacios didácticos y de
investigación que tienen en el conocimiento su razón de ser.
Recorrer los sótanos del Instituto Padre Suárez es realizar una
inmersión en la historia, en la aventura de la ciencia, en las
experiencias de decenas de observadores del universo. «Es conocer
el legado que nos aportaron físicos, naturalistas, médicos,
botánicos... Es conocer de primera mano una enorme cantidad de
elementos científicos que nos ayudan a entender la realidad del
universo en el que vivimos», dice el director del museo y
catedrático de Ciencias Naturales, Luis Castellón, para quien
pasear por el Museo de Ciencias del Instituto Padre Suárez, es
caminar por su particular ecosistema, mimetizarse con la historia.
https://www.museodeciencias.org
Son cuatro salas especialmente diseñadas para albergar 6.290
elementos, que se encuentran divididos en dos grandes bloques,
naturales, en los que el hombre no ha intervenido en su creación,
y otros de arqueología científica, que sí han sido diseñados y
fabricados por el hombre. De los primeros hay un total de 5.690
objetos, entre ellos animales disecados con técnicas del siglo
XIX, colecciones de conchas, de moluscos tanto terrestres como
acuáticos, fósiles, minerales, maquetas, tierras y un sinfín de
materiales que forman parte de la historia de la Tierra.
No es un espacio silencioso y sin actividad, son estancias
rodeadas de grandes estanterías, de mesas expositoras, de aparatos
situados a los lados, al frente y en medio de un recorrido en el
que Luis Castellón ejerce de ‘cicerone’. «Lo normal es que el
museo esté lleno de gente, de alumnos de otros centros escolares
que realizan visitas para incrementar su formación, y de jóvenes y
mayores que acuden a conocernos por sí solos o formando parte de
actividades de asociaciones. El resultado es un no parar», dice
Castellón, que llama la atención sobre el hecho de que el
sonido de los alumnos del instituto en las plantas de arriba es
casi omnipresente, «sobre todo a la hora de los descansos,
entradas y salidas», pero significa que este es un lugar donde la
ciencia está viva. Un museo en el que «se pueden hacer
fotografías, porque ayudarán a que los alumnos y visitantes
aprendan y recuerden».
La sala de zoología es la más atractiva para el visitante. Alberga
una gran colección de animales disecados, aves, mamíferos,
reptiles, anfibios, peces, además de una impresionante colección
de conchas de moluscos terrestres y marinos. Castellón hace ver
que la mayoría de las etiquetas que indican la clasificación
científica de las especies, son originales de los inicios de este
museo. Armarios iluminados en los que se conservan ejemplares
disecados de forma exquisita, e incluso algunos de ellos de
especies extintas, y en otros puntos los animales que, por
su tamaño no caben en los armarios, cabras monteses, zorros,
buitres, tejones, linces y jinetas.
En esta gran sala y en la siguiente, hay centenares de expositores
en los que se muestran elementos de arqueología científica, e
incluso una gran maqueta de un pez que puede ser desmontada para
conocer su anatomía.
Y los pasillos. «La falta de espacio nos ha hecho aprovechar al
máximo la superficie de la que disponemos», lo que significa que
hay que utilizar los pasillos con botes, frascos, cuadros,
cajitas...
Física
En la última ampliación que se realizó en el museo fue habilitada
una sala para la historia de la física, para la tecnología. «Es
impresionante comprobar la visión del Universo que tenían algunos
físicos del siglo XIX, o la forma de crear sistemas para estudiar
y difundir sonidos», dice Luis Castellón, que pasea entre los
aparatos construidos en los albores de la ciencia
actual, y cuando la física estaba más cerca de las humanidades que
de la investigación científica como tal.
Los alumnos disfrutan entre los aparatos, las campanas de cristal,
los cuadros eléctricos, los elementos para captar imágenes, los
principios de la fotografía...
Luis Castellón es geólogo y eso se nota en el interés por mostrar
la sala de los fósiles, donde se cuenta la evolución de la Tierra,
sus periodos, Paleozoico, Mesozoico, Cenozoico, las rocas,
minerales e incluso tierras agrícolas. Es la primera de las salas
en cuanto a situación y la última que se visita, quizás porque es
donde el director de este museo explica la evolución de la vida en
el planeta, donde todo el mundo espera ver restos pétreos de
dinosaurios, y en su lugar, encuentra otros elementos pequeños e
igual de importantes y fundamentales en nuestra existencia.
El Museo de Ciencias del Padre Suárez, ayuda a entender mejor el
Universo.
Inicios: El primer catedrático de Ciencias del instituto,
Rafael García y Álvarez, fue quien adquirió gran parte de las
colecciones en el último tercio del siglo XIX. En la misma época,
Luis Morón y Liminiana aporta los aparatos de física y química, y
a principios del siglo XX, José Taboada Tundidor lleva las
colecciones de esteroscopía de Anatomía Humana y así como
microtomos, microscopios...
Al público: En la década de los 90 del siglo XX, Luis
Castellón y sus alumnos inician la recuperación del museo que
abren al público en 1997.
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