PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
PEÑA DE LOS GITANOS, MONTEFRÍO
La última frontera de al-Andalus
La Peña de los Gitanos de Montefrío esconde un complejo
arqueológico y un paraíso natural que sirvió de refugio y defensa
desde la prehistoria a los últimos años de la dinastía Nazarí
Un paraje arqueológico abandonado a su suerte a pesar de ser BIC,
con dólmenes, poblados visigodos y varias necrópolis
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Una formación geológica de grandes tajos de roca caliza, llanos
aterrazados y abrigos naturales, son la línea divisoria entre las
mesetas del centro de la península, las sierras de Córdoba y Jaén,
con el gran valle de la vega de Granada y el macizo de Sierra
Nevada. Son las Peñas de los Gitanos, en el municipio de
Montefrío, un espacio natural cargado de historia que sirvió de
frontera desde el neolítico hasta el final de la dinastía Nazarí,
y que desde hace 6.000 años se utiliza como refugio para el ganado
y fuente de riqueza vegetal. Un territorio que se extiende a lo
largo de seis kilómetros y en el que se encuentran enterramientos
prehistóricos con dólmenes bien conservados, varias necrópolis de
la Edad del Bronce y del Cobre , y poblados romano-visigodos, con
restos de ocupaciones de todas las épocas, desde el neolítico
hasta ahora, ya que tras la Guerra Civil fue ocupada por grupos de
familias de etnia gitana que vivieron allí de forma
permanente. (...)
(...)A pesar de su riqueza histórica, ambiental y etnográfica,
todo el conjunto, que hace unos años fue propuesto como Monumento
Natural, sin conseguir la nominación, se encuentra en un
lamentable estado de abandono, sin que la Junta de Andalucía, la
responsable de la conservación de espacios arqueológicos, haya
hecho intervención alguna, a pesar de ser Bien de Interés Cultural
desde 1996.
Al margen de la situación de degradación patrimonial que padece,
se trata de uno de los parajes de mayor interés paisajístico de la
provincia de Granada y un ecosistema en el que aún pueden
observarse bosquetes de encinas y quejigos, matorral mediterráneo,
zonas de dehesa, cuevas y roquedos. Un territorio que merece ser
recorrido con atención.
Junto a Montefrío
Se encuentra a cinco kilómetros de distancia de la localidad de
Montefrío, junto a la carretera que enlaza esta población con
Íllora. La mejor forma de acceder desde Granada es a través de la
carretera de Córdoba hasta Puerto Lope, desde donde se gira a la
izquierda en dirección a Montefrío. A pocos kilómetros se
encuentra la zona de las peñas.
Hay dos formas de conocer este paraje. La más utilizada es la
visita a los dólmenes, una zona que se encuentra en el interior de
una finca privada y que posee programas de visitas guiadas a
precios asequibles, que hay que concertar con antelación, y otra
zona, que accede al interior del territorio y a las peñas, que
aunque en gran parte es de propiedad privada, es de libre acceso,
además de ser la que permite contemplar necrópolis, poblados y
espacios naturales. Esta segunda opción parte de un carril
que se encuentra en la carretera hacia Montefrío una vez pasadas
las peñas (la referencia es que hay una parada de autobús en su
confluencia). Este carril puede hacerse en coche, aunque es
preferible iniciar el camino a pie desde ese mismo punto, ya que a
poco menos de 200 metros, se encuentra la necrópolis del
Castellón, un conjunto de alrededor de un centenar de tumbas de
procedencia altomedieval y visigoda, con dataciones que van desde
el siglo VII al X. Esta necrópolis se encuentra vallada con una
alambrada y en buen estado de conservación. Da una idea de lo que
se puede encontrar en un recorrido por las peñas.
Un poco más adelante, junto un gran cortijo, parte una vereda a la
derecha que, entre piedras y cuevas, lleva hasta los restos del
poblado del Castellón, del que solo quedan las bases y muretes de
piedra sobre las que se construían, con barro, y elementos
vegetales, las casas de sus pobladores. «Este es un lugar
especial, donde todo el que viene se queda extrañado de la
proximidad que hay entre unas casas y otras, pero era así como
construían sus aldeas», dice Rafaela Arco Gracia, que hace la
función de guarda y guía de estos parajes, y que junto a Juana
Cano y Rosendo Muñoz, muestran un camino serpenteante entre rocas
y abrigos naturales. Conocen la historia y lo que ha ocurrido en
las peñas desde hace años, y saben del abandono al que ha sido
sometido. «Estaría bien que la gente conociese lo que hay aquí, y
sobre todo que supieran valorarlo. El pueblo tiene una gran
riqueza histórica y natural que podía ser un aliciente más, porque
Montefrío es ya un sitio que merece la pena visitar, pero si le
añades las peñas, aún mejor», dicen.
Cerro del Castillejo
Las peñas tienen dos grandes formaciones, la del Castellón, en la
que se encuentran el poblado visigodo y las necrópolis y otra,
separa por una garganta, que forma el cerro del Castillejo, donde
hay más poblados, restos de la Edad del Bronce, y formaciones
geológicas espectaculares.
El carril desde el cortijo del Castellón, sigue hacia las paredes
de las peñas, continua bajo ellas, en dirección hacia la carretera
que se ve a lo lejos. El camino discurre bajo los tajos, que se
sitúan a la izquierda, hasta ascender a una pequeña llanura
aterrazada que tiene una bifurcación. Los dos son válidos, se
pueden recorrer de forma circular para empezar por uno y volver
por el otro.
A la izquierda, la llanura acaba en un espectacular circo rocoso,
con paredes pobladas de encinas y matorral, y una gran alberca.
Era el lugar elegido por un empresario del sector de la hostelería
que, en los años sesenta, quiso construir un gran parador de
turismo, que después se iba a incluir en la red de Paradores
Nacionales, pero el proyecto nunca llegó a iniciarse. Solo se
construyó el aljibe. Junto a esa construcción, perfectamente
camuflada con su entorno, la vegetación se hace la dueña del
paisaje, con gran cantidad de especies, entre las que se
encuentran plantas escasas y difíciles de ver, como las hierbas
piojeras (Delphinium staphisagria), cargadas de florecillas de un
azul intenso.
La biodiversidad se hace patente, el refugio de las rocas y la
gran cantidad de vegetación favorece la presencia de
invertebrados, muchas especies de mariposas, reptiles, aves y
mamíferos. Es territorio de rapaces, de bandos de golondrinas y
aviones roqueros, de pinzones, bisbitas, tarabillas, currucas y
palomas bravías. Es también hábitat de zorros, de los que aseguran
que cada vez hay más, ginetas, ratones de campo, gato montés,
tejones, garduñas y comadrejas. Los buitres sobrevuelan las peñas
porque encuentran restos de ganado y cadáveres de pequeños
animales.
Al fondo de ese circo entre tajos, una vereda estrecha y
recóndita, entre troncos y ramas de quejigos, con suelo de
pedregal, discurre entre grandes formaciones rocosas hasta un
punto que conectaría con el camino que lleva hacia la plataforma
más baja.
En la primera bifurcación, el camino de la derecha lleva hacia un
interesante complejo arqueológico, llamado de los Castillejos, con
elementos romanos y de la Edad del Cobre, y el lugar donde se
encuentran las mejores vistas de las peñas de Montefrío. En este
recorrido se encuentran los restos de una muralla romana, en los
que se observan hendiduras entre piedra y piedra, que servían para
verter plomo fundido y que, al enfriarse, se convertían en sólidas
grapas de unión entre los bloques petreos. Un poco más arriba de
la muralla, hay otra necrópolis, en este caso de la edad del
Cobre, además de una excavación arqueológica, que profundiza en la
tierra, y que está protegida por una caseta techada y cerrada.
Desde el cerro de los Castillejos se aprecia, bajo las peñas, el
lugar donde se encuentra un campo de dólmenes, que forman parte de
la visita que hay que concentrar de forma previa y no está abierta
a todos los públicos.
Las Peñas de los Gitanos, eran el paso natural desde el que se
entraba en la Vega de Granada, y en los últimos años de la
presencia árabe en al-Andalus, fue la última frontera de los
nazaríes, que llegaron a hacerse fuertes en las peñas y en la
localidad de Montefrío hasta que claudicaron frente a las tropas
cristianas.
Llama la atención que en el inicio del complejo de los Castillejos
aún se encuentra el cartel de recinto arqueológico que colocó la
Junta de Andalucía cuando la consejería de Cultura llevaba unida
la de Medio Ambiente, hace tres décadas. Después de las
excavaciones de realizadas por la UGR, no se ha hecho nada, ni
siquiera se ha cambiado el cartel.
El sendero
Inicio El carril y camino parte de la carretera entre Íllora y
Montefrío, a solo cinco kilómetros del pueblo, en una curva donde
hay una para de autobús.
Coordenadas: Ese punto está en la dirección N37º19’48.97’’ -
W3º58’39.20’
Dólmenes y visita privada
Una forma fácil de conocer este espacio es mediante una visita
guiada a la zona de los dólmenes y que llega al interior de las
peñas. Se inicia en un carril que se encuentra en la carretera de
Íllora kilómetro 5, señalizado, y en el que hay una indicación de
finca privada. hay que pedir cita en la web
www.peñadelosgitanos.com o en el teléfono 628 30 53 37.
Espacios naturales sin protección
La Peña de los Gitanos es uno de los parajes naturales de la
provincia de Granada que deberían estar especialmente protegidos
por la normativa ambiental, y que, como tantos otros, se
encuentran a expensas de lo que sus propietarios, en algunos casos
la administración, quieran hacer con ellos. En este caso concreto,
el interés que en los noventa se suscitó por declarar lugares como
Bienes de Interés Cutlural, dotó a las peñas de una calificación
que le protege, al menos en cuanto a sus complejos y riquezas
arqueológicas, pero no es suficiente. Necesita de figuras
jurídicas que puedan dotar de protección integral a la totalidad
de las peñas y su entorno, ya que estamos ante un espacio singular
y único.
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural
FLORA
Allium ampeloprasum (Puerro
silvestre)
Anchusa azurea
Antirrhinum hispanicum
(Rompepiedras)
Asparagus aphyllus
Ballota hirsuta
Bituminaria bituminosa
Bupleurum
fruticosum (Adelfilla)
Bryonia dioica
Catananche caerulea
Centaurea aspera
Chaenorhinum villosum
Cistus albidus (Jara
blanca)
Cistus laurifolius
(Jara)
Crambe filiformis (Jaramago
blanco)
Crataegus monogyna
Daphe gnidium (Torvisco)
Delphinium staphisagria
(Hierba piojera)
Echium boissieri
Ferula communis
Foeniculum vulgare (Hinojo)
Galium verum ( Hierba sanjuanera)
Hedera helix (Hiedra)
Himatoglossum hircinum
Jasminum fruticans
(Jazmin silvestre)
Lactuca tenerrima
Linum suffruticosum
Lonicera splendida
Mantisalca
salmantica
Marrubium vulgare
Mercurialis
tomentosa (Marrubiejo)
Onopordum nervosum (Cardo gigante)
Ornithogalum narbonense (Ojo
de lobo)
Osyris alba (Retama loca)
Paeonia coriacea
Pallenis spinosa
Paronychia argentea
Phagnalon sordidum (Romerillo,
coronilla real)
Phlomis lychnitis
Pistacia terebinthus
(Cornicabra)
Quercus coccifera
(Coscoja)
Quercus rotundifolia
(Encina)
Retama sphaerocarpa
(Retama)
Rhamnus lycioides subsp
lycioides (Espino negro)
Rubus ulmifolius (Zarzamora)
Rubia peregrina
Ruta angustifolia
Ruta montana (Ruda silvestre)
Scabiosa atropurpurea
Scorzonera
angustifolia (Tetas de vaca)
Silene vulgaris
Silybum marianum (Cardo mariano)
Tamus communis (Nueza
negra)
Teucrium
rotundifolium
Thymus mastichina (Mejorana)
Thymus zygis
(Tomillo aceitunero)
Ulex parviflorus (Aulaga)
Umbilicus rupestris
INSECTOS
Graphosoma lineatum (Chinche
rayada)
Trichodes leucopsideus (Escarabajoajedrezado)
Xylocopa violacea (Abeja
carpintero)
Lepidópteros
Carcharodus baeticus * Piquitos
Coenonympha lyllus
Colias croceus * Amarilla
Gonepteryx cleopatra * Cleopatra
Maniola jutina
Pararge aegeria * Mariposa de los
muros
Pieris brassicae * Blanca de la col
Pieris rapae * Blanquita de la col
Satyrium esculi
Thymelicus sylvestris
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