PAISAJES Y BIODIVERSIDAD * ALREDEDOR DE LA ALHAMBRA
EL MIRADOR DE LOS HALCONEROS
GRANADA DESDE EL CERRO DEL SOL
Más allá de la Silla del Moro, suspendido sobre la ladera, mira al
Darro, la muralla de San Miguel y al antiguo arrabal de
al-Bayyazin.
Catalogado como Mirador de la Silla del Moro, lo rebautizamos para
diferenciarlo del espacio monumental 'Silla del Moro', que también
tiene su mirador.
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Los cernícalos, el halcón más común en el entorno de Granada, se
mantienen casi inmóviles en el cielo mientras observan los
terrones de tierra erosionada de un cortafuegos que baja hacia lo
más profundo del valle del Darro. Buscan pequeños movimientos que
delaten la presencia de sus presas favoritas: lagartijas,
ratoncillos, grandes insectos e incluso otras aves con las que
alimentarse. Vuelan junto a la ladera, a media altura entre el
valle y la cumbre del cerro del Sol, al mismo nivel que se
encuentra uno de los miradores que desde la Dehesa del Generalife
permiten contemplar gran parte de la ciudad de Granada y sus
espacios históricos y paisajísticos.
Es una plataforma situada sobre uno de los puntos más escarpados
de la ladera, junto al barranco de Santa Elena y sobre las veredas
que conectan con el camino hacia el completo arqueológico de
Alberca Rota y el Aljibe de la Lluvia, ya en el corazón de la
dehesa, un territorio protegido como Parque Periurbano.
Aunque su nombre oficial, al menos por un cartel ya desaparecido
instalado por la Junta de Andalucía, es el mirador de la Silla del
Moro, casi nadie lo conoce por ese nombre y todo el que sube hasta
ese punto, se pregunta cómo han de llamarlo, ya que Silla del Moro
es un nombre plenamente arraigado entre los granadinos para
denominar al antiguo castillo de Santa Elena, situado al otro lado
del barranco y a menor altura que este punto. La visión que este
mirador ofrece sobre el valle del Darro y, sobre todo, de las
zonas altas del Albaicín, Sacromonte y la muralla de San Miguel,
podría ser la clave para denominarlo como mirador de los
Halconeros, ya que la expresión Albaicín proviene de su nombre en
árabe, Rabad al-Bayyazin, que significaba ‘Arrabal de los
Halconeros’ y, además, es un magnífico lugar para observar el
vuelo de halcones y otras rapaces, como al parecer hacía el niño
sultán Mohammed IV, del que se dice que recorría las veredas del
cerro del Sol con su halcón de cetrería para cazar y contemplar la
ciudad desde ellas.
Hay múltiples formas de acceder al mirador, pero la más cónoda e
interesante desde el punto de vista paisajístico es la que primero
visita la Silla del Moro y asciende al mirador a través del
barranco de Santa Elena y la ladera por la que discurren la
Acequia Real y la del Tercio. La ruta parte de la zona trasera del
aparcamiento del Generalife. Paralelo al acceso a los edificios de
servicios y oficinas del Patronato de la Alhambra, discurre un
camino de tierra, entre olivos y pinos que se dirige hacia la
Silla del Moro, es un nuevo sendero habilitado para acceder a ese
enclave sin tener que hacerlo por la carretera asfaltada situada
un poco más arriba. El sendero recorre el exterior de la valle de
los Albercones, con vistas sobre Santa María de la Alhambra, y
sube hasta la antigua carretera, a solo unos metros de la Silla
del Moro, el antiguo castillo de Santa Elena, donde se han
restaurado los pocos restos que quedaban de él (los sábados y
domingos es posible entrar en este recinto arqueológico con
inmejorables vistas sobre la Alhambra).
A la derecha de la entrada de ese recinto se inicia un carril que
asciende hacia el Llano de la Perdiz, pero a solo una veintena de
metros, otro carril baja hacia el barranco de Santa Elena, que
separa la Sabika del cerro del Sol. Abajo, en una explanada, surge
una vereda que rodea el cerro hasta encontrarse con un gran
cortafuegos que rotura verticalmente la ladera. Pequeñas veredas
ascienden en zigzag, hasta encontrar la que posee un improvisado
banco de piedra. Hay que tomarla hacia la derecha, hacia el
interior de la Dehesa, el mirador se divisa siempre más arriba de
las veredas. El camino, de tierra roja, asciende hasta llegar a
una confluencia donde se encuentra una señal de madera que dirige,
a la izquierda, hasta el mirador.
MAPA DE RUTA
El regreso puede hacerse por el mismo lugar o subiendo desde el
mirador en dirección este, para encontrar el complejo arqueológico
de Alberca Rota, la zona de estanques a la que llegaba el agua del
Aljibe de la Lluvia y las norias situadas en el subsuelo que
subían el agua de la Acequia Real. Desde esta Alberca Rota se
derivaba el agua al palacio de Dar- Al-Arusa, situado en la cima
de la colina de la Sabika, sobre la Silla del Moro. Desde este
recinto arqueológico, vallado, una de las ‘calles’ centrales del
olivar de la dehesa llega hasta el carril que vuelve a la Silla
del Moro.
LA DEHESA DEL GENERALIFE
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Más allá de la Alhambra, la naturaleza muestra su simbiosis con la
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Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle / IDEAL - Waste
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