PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
MEDINA AZAHARA * AL-ANDALUS
Esplendor del jardín Omeya
"Oh Córdoba hermosa ¿me será dado volver a ti?, ¿está cerca el
momento en que podré volver a ti?". - Abu Bak al - Majzumi
"Acampan en un lugar del parque que les ofrece tapices
primaverales cubiertos de flores blancas y recamados de canales
y de ríos. Las ramas se balancean en los macizos y ceden bajo el
peso de la brisa" - Idn Zaydun
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
En pleno corazón de al-Andalus, en las faldas de Sierra Morena, el
monte de la Desposada, como lo llamaban los árabes, al oeste de la
ciudad de Córdoba se encuentra la gran joya de la presencia árabe
en la península ibérica. La ciudad perdida de los omeyas, Madinat
al-Zahra, Medina Azahara. El sueño hecho realidad de Abd
al-Rahman III, que inició su construcción en el año 936 y que
continuó su hijo, al-Hakam II y se mantuvieron durante todo el
siglo X. Del gran esplendor de sus construcciones, patios,
jardines, paseos, sólo han quedado vestigios arquitectónicos y
restos que muestran la comunión entre la naturaleza y el diseño.
La ciudad, palacios y casas, se asoman a la dehesa, a los huertos.
Los jardines se reflejan en el interior, y las columnas, los
muros, las estancias, se vuelcan hacia el jardín.
VÍDEOS
* MEDINA AZAHARA, UN PASEO POR EL UNIVERSO DE LOS OMEYAS
VÍDEO:
MERCHE S. CALLE Y J. E. GÓMEZ
La Vegetación
Los jardines de la época omeya tienen su máximo esplendor en la
ciudad de Medina Azahara. Tres jardines fundamentales están
representados en ella. El Jardín del Príncipe y los Jardines Alto
y bajo que dominan el valle del Guadalquivir. Jardines y huertos
donde se buscaba el placer y el beneficio, pero por encima de todo
reflejaba el poder de quien los hacía posibles. Cuenta al Maqqari
que la blancura de los palacios de la ciudad contrastaban tanto
con la vegetación oscura de la zona que al-Nasir ordenó talar los
árboles que rodeaban la ciudad para plantar almendros e higueras
que tintaran de un verde más suave el paisaje y que esto
escandalizó a algunos ya que entendían que podía ofender al
Creador. Pero cada primavera los almendros en flor suavizaban la
visión y transformaban el paisaje.
Jardín alto
Diseñado junto al salón de Abd al-Rahman III en el centro de la
ciudad y formando un conjunto único. El jardín se encuentra
dividido en 4 cuadrados mediante dos calles en cuyo centro existía
un pabellón rodeado de albercas y parterres.
Además estaba reforzado por muros en todo su perímetro. Un sistema
de acequias y canalizaciones distribuía el agua procedente de la
Sierra. El control del agua es vital para el esplendor del jardín
y el dominio de ambos demuestra el poder del califa.
Del pabellón no quedan más que restos. La
vegetación que hoy cubren los parterres no proviene dela época
califal. Con análisis de granos de polen sin embargo se sabe que
en la ciudad existían una combinación de flores y plantas
aromáticas que tenían la doble función de embellecer y a la vez
ser útiles con fines gastronómico se incluso como reserva
farmacéutica. Hierbabuena, albahaca,
orégano, apio, romeros, tomillo, cantueso,
espliego y
lavandas que también se usaban para perfumería. Y por
supuesto los árboles frutales que son citados incluso tras la
destrucción de la ciudad.
El patrocinio real facilitó el incremento de
cultivos y los conocimientos botánicos. Los jardines omeyas eran
almacenes de especies exóticas y lugares de experimentación en
técnicas de cultivo. Se trajeron numerosas especies de lugares
lejanos entre ellos los granados que
se extendieron por todos los jardines de al Andalus. Pero no
sólo los jardines sino también las zonas colindantes con la
ciudad donde se plantaron olivos y viñas. Y que hoy se entremezclan con adelfas, laureles, madroños,
pirosporos, Trachelospermum jasminoides (Jazmín
de estrella)....
El jardín bajo se sitúa 14 metros por debajo del primero con una
estructura similar pero con las albercas situadas en los extremos.
El que citan las crónicas era el jardín que se dominaba desde el
salón del trono, el salón Rico. En la alberca superior se
reflejaba el Palacio como un adorno más que embellecía el Jardín.
A su vez en el interior la decoración creaba un entramado de
plantas, de hojas y ramas que reflejaban la vegetación del
exterior. Hojas de acanto, roble, vid, árbol de la vida, granadas
y palmetas repetidas en simetría perfecta.
El jardín bajo se sitúa 14 metros por debajo del primero con una
estructura similar pero con las albercas situadas en los extremos.
El que citan las crónicas era el jardín que se dominaba desde el
salón del trono, el salón Rico. En la alberca superior se
reflejaba el Palacio como un adorno más que embellecía el Jardín.
A su vez en el interior la decoración creaba un entramado de
plantas, de hojas y ramas que reflejaban la vegetación del
exterior. Hojas de acanto, roble, vid, árbol de la vida, granadas
y palmetas repetidas en simetría perfecta.
Y todo el conjunto se
complementaba con un parque zoológico que contenía unas enormes
pajareras.
Las canalizaciones de agua, albercas y fuentes eran elementos
esenciales. El sonido del agua mezclado con el de los pájaros,
para que ninguno de los sentidos permanezca impasible. Todo
construido en terrazas, en diferentes niveles y dominando el rico
y extenso valle que se extiende ante la vista y protegido por
Sierra Morena que se encuentra a las espaldas de la ciudad.
Jazmines,
granados, arrayanes,
azucenas, lirios, rosas, cipreses,
naranjos, anémonas, palmeras,
alhelies, almeces,
higueras y nenúfares.
Todas las flores preferidas de los poetas
de la época. Algunas aún reposan sobre los muros de la ciudad.

LA CIUDAD DEL AZAHAR
Por
Merche S. Calle
Hubo una vez un hombre que soñó una Ciudad Blanca
Para deslumbrar a su amada
y seducir al mundo
Eligió el lugar perfecto
Y transformó el paisaje
Construyó jardines y palacios a un ritmo desusado en su época.
Era tal el resplandor que, cuando sus enemigos se ensañaron con
furia y asolaron el lugar hasta no dejar nada, no consiguieron
arrebatarlo completamente.
Y hoy, aún se vislumbra la luz de la ciudad efímera
Se siente la grandeza
El amor desplegado en la ciudad del azahar
La ciudad de Azahara
La ciudad soñada
La niebla inunda la Ciudad Blanca
una menuda lluvia cala las ruinas
La ciudad ya no es blanca
La ciudad ya no es ciudad
y aún impone su presencia en el paisaje
Las palmeras, los cipreses casi rozan el cielo
Los jazmines se posan delicadamente en los muros.
Su aroma inunda el espacio cuando los conmueves
El aire cálido y espeso
El sonido de los pájaros se impone
El infinito atraviesa el pasado y se mezcla con las insistentes
voces del presente
La ciudad blanca es un fantasma apenas atisbado en la bruma
BIODIVERSIDAD
Especies presentes en este espacio natural
Vegetación / Flora
Acanthus mollis
(Acanto)
Anagyris
foetida
Buxus sempervirens
(Boj)
Celtis australis
(Almez)
Citrus
aurantium (Naranjo)
Cupressus sempervirens (Ciprés)
Ficus carica
(Higuera)
Jasminum officinale
/Jazmín
Iris germanica (Lirio
azul)
Laurus
nobilis (Laurel)
Lavandula latifolia (Espliego)
Mandragora autumnalis
Mentha spicata Hierbabuena,
Sándalo de jardín)
Myrtus
communis (Arrayan)
Nerium oleander (Adelfa)
Olea europaea (Olivo)
Ocimum basilicum (Albahaca)
Phoenix
dactylifera (Palmera)
Platycladus orientalis / Thuja
orientalis
Pinus pinea (Pino
piñonero)
Pittosporum tobira (Pitosporo)
Punica
granatum (Granado)
Rosa
sp (Rosa)
Smyrnium olusatrum (Apio caballar)
Trachycarpus fortunei
(Palmito elevado)
Vitis
vinifera (Vid)
Zizyphus lotus
Mezquita
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monacal / El jardín del convento Plantas medicinales,
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