PAISAJES Y BIODIVERSIDAD
CARMEN DE LOS MÁRTIRES
JARDÍN DE JARDINES
De monasterio místico a jardín palaciego. Un palacete y su entorno
verde, un espacio histórico que albergó el primer monasterio
Carmelita y una mansión del siglo XIX
JUAN ENRIQUE GÓMEZ Y MERCHE S. CALLE * WASTE MAGAZINE
Llamado por los árabes "campo de Ahabul", el Carmen de los
Mártires fue el lugar desde donde Boabdil partió para hacer
entrega de su amada ciudad a los cristianos. Isabel la Católica
construyó una ermita en el lugar como recuerdo de ese día. Más
tarde se levantó un convento y, sobre sus ruinas, un palacete. En
su entorno, un jardín.
Construcciones y espacios verdes que encierran los avatares de un
lugar con varios siglos de historia, donde el jardín que lo rodea
y lo embellece llega a nuestros días con una extensa mezcla de
acontecimientos incrustados en su trazado. Trozos de historia,
esplendor y ruina, un caos ordenado. Jardín, huerto, isla, lago,
patio, un jardín de jardines.

El Carmen de los Mártires se encuentra ubicado en la colina de la
Alhambra. Un magnífico palacete con jardines románticos y huertos
nazaríes sobre la ciudad de Granada.
Antecedentes históricos
En el siglo XI se produce una expansión y desarrollo urbanístico
que se extiende por el barrio de los Alfareros, con su famosa
alameda de Muamil que en dirección a la Vega puebla con huertos y
jardines el Campo de Ahabaul, al que los cristianos llamaban
Corral de los cautivos y más tarde Campo de los Mártires, zona de
maniobras militares y justas medievales, sembrada de silos y
mazmorras, como describe Jerónimo Münzer en 1494.
Boabdil partió de este lugar para entregar las llaves de la
ciudad. La reina Isabel la Católica erigió una ermita para
rememorar este acontecimiento. En 1573 se erige el convento de los
Carmelitas, del que fue prior San Juan de la Cruz, que además de
escribir varios libros durante su presencia en el convento, planto
árboles y dedicó parte de su tiempo al cuidado del huerto y los
jardines monacales de lo que, más tarde, serían Los Mártires. La
figura del místico está relacionada con un árbol a cuya sombra se
sentaba a escribir, este árbol se creía que era un cedro del
Líbano, aunque en realidad se trata de un ciprés que puede ser
visitado siguiendo el camino que discurre tras el huerto monacal.
Tras ser destruido el convento, la propiedad pasa por diferentes
manos hasta que lo compra el general Carlos Calderón, que fue
quien edificó el actual palacete.
El máximo esplendor, sin embargo, llegó de la mano de Huberto
Meersmans, que lo adquirió en 1891. Según algunos cronistas "el
estanque se convirtió en lago romántico con una isla en el centro,
cargada de evocadoras ruinas y airosos intercolumnios. En la
huerta conventual surgieron espléndidas avenidas con detalles
escultóricos de estilo versallesco, laberintos de perfumado mirto
y jardines andaluces con fuentes moriscas, hirvientes cascadas y
grutas ocultas. Existía un espeso bosque en cuyas umbrías pastaban
ciervos en libertad.
En 1930 la propiedad es adquirida por el Duque del Infantado del
que cuentan las crónica que "embelleció casa y jardines, dedicando
a cascadas y lagos los vestigios de su pasión hidraúlica".
Cristina de Arteaga escribe que "dolido de que no quedara en el
Carmen memoria alguna de Felipe II, el monarca que dió a los
Carmelitas el agua capaz de transformar el desierto en oásis le
dedicó una gran fuente, que llevaría su nombre, entre las
embrujadas sombras de un sinfín de palmeras fundidas en una sola
masa", el actual jardín de las palmeras.
Catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de
Jardín Histórico en 1943
En los años 70 y después de pasar de manos privadas a públicas,
una operación inmobiliaria destruyó gran parte de la propiedad
bajo la pretensión de construir un hotel. La presión social
impidió que el proyecto siguiese adelante, aunque no se pudo
evitar gran parte de la destrucción. El bosque desapareció casi
por completo, decenas de árboles centenarios y el laberinto
romántico que lo atravesaba desaparecieron, así como ejemplares de
plátanos de sombra, castaños de indias, cedros, madroños y una
encina cuya plantación se atribuía a Santa Teresa de Jesús.
Catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC) en la categoría de
Jardín Histórico en 1943.
Vista general
El huerto
En la actualidad el huerto ha sido restaurado y se ha respetado la
mezcla de especies que podría haber conformado la vida monacal,
plantas hortícolas, medicinales y aromáticas como romero, tomillo,
orégano, lavanda o fresas. Al fondo del huerto se ha construido un
cenador con caña de Motril. (
El
huerto monacal)
Isla del Lago.
Está rodeada por el estanque donde habitan cisnes negros y otras
aves acuáticas. El lago está bordeado por árboles y arbustos entre
los que destacan palmeras, setos de arrayán y cañas de bambú.
Además en la isla se encuentra uno de los árboles más singulares
del lugar, el árbol de las pelucas, llamado así porque sus frutos
poseen unos pedúnculos fructíferos plumosos que, en verano y
otoño, le dan un aspecto de cabellos sobre las hojas.
También existen carpes y madroños originarios de la primera
plantación, con unos 150 años de edad, y un árbol realmente
singular con más de 500 años de vida, un Cupressus lusitanica, un
ciprés que fue llevado desde México para que formase parte del
jardín del convento de los Carmelitas. Este árbol se conoce como
el ciprés de san Juan de la Cruz, porque era el lugar donde el
místico escribió parte de su obra poética.
Terrazas.
En las zonas aterrazadas existen numerosos árboles frutales como
perales, manzanos, granados y naranjos.
Jardín francés
Entre el palacete y el lago romántico, el jardín francés perdió
parte de sus estructuras, pero aún mantiene estanques, setos y
esculturas de terracota que le otorgan un ambiente muy especial,
entre grandes palmeros, magnolios y arbustos de flor.
Jardín inglés
Se sitúa a la espalda del palacete y está formado por un bosque
tupido de palmeras con una fuente dedicada a Felipe II en el
centro.