Tamaño de 3 a 7 cm
Hábitat
Hace sus nidos cubiertos de seda en el suelo en troncos de
árboles, a veces bajo piedras y troncos. Suele estar tapizada de
seda para capturar a sus presas. La puesta la realizan en verano
entre julio y agosto.
Categoría IUCN Vulnerable
Distribución: Endémica del sur de España con cinco poblaciones
fragmentadas, Cádiz, Huelva, Málaga, Jaén y Granada ( Sierra
Arana, Parapanda y Sierra de Huétor).
Es la araña más grande de Europa. Está protegida por la Unión
Europea. Vive en el sur de la península Ibérica, con poblaciones
en la sierra de los Alcornocales, la de Aracena, sierras de
Algeciras y el oeste de Málaga, y en el Parque Natural de la
Sierra de Huétor, en la provincia de Granada, donde posee su
hábitat de mayor altitud.
VÍDEOS * ARAÑA NEGRA DE
HUÉTOR, VÍDEO REPORTAJE
VÍDEO: MERCHE S. CALLE Y J. E. GÓMEZ
La araña más grande de Europa, y la única protegida de
España, vive en el sur de la península, Macrothele calpeiana,
una araña negra de siete centímetros. Reportaje en el Parque
Natural de la Sierra de Huetor.
LA GRAN ARAÑA DE HUÉTOR
Es la especie de arácnido más grande de los que viven en Europa,
catalogada como amenazada de extinción y la única protegida por la
ley
A 1.400 metros, los bosques granadinos de coníferas son el reducto
a mayor altitud de un endemismo andaluz
Por Juan Enrique Gómez y Merche S. Calle / IDEAL y Waste
Magazine
Si se observa a través de macroobjetivos, descubrimos la
terrible imagen de la hija de Ungoliant, ‘Ella-Laraña’ de
‘El Señor de los Anillos’, pero no se trata de un animal de la
mitología de J. R. R. Tolkien sino de un arácnido que vive en el
Parque Natural de la Sierra de Huétor. Se llama Macrothele
calpeiana, conocida como Araña Negra de los Alcornocales. Su
principal característica es la de ser la de mayor tamaño de
Europa, puede medir hasta siete centímetros, y la única
emparentada con las tarántulas. Su imagen es inconfundible:
de color negro amarronado, peluda, con iridaciones de color gris
obscuro y dos grandes quelíceros orientados hacia delante que
sobresalen de su cabeza como garras puntiagudas y que le sirven
para inmovilizar a sus víctimas. Una araña que es capaz de plantar
cara a quien le moleste con una actitud típica en esta especie,
levantar las patas delanteras en dirección a su enemigo en una
clara posición de ataque. No es venenosa, aunque como todos los
arácnidos, su mordedura puede provocar molestias, que en el caso
de esta araña llegan a ser muy dolorosas, con erupciones rojizas
en la piel...
En un paseo por los senderos que discurren por la Alfaguara, los
Peñoncillos, las Mimbres o la Fuente de la Teja, es fácil observar
telas de araña, de las que se conocen como de mantel por ser muy
blanca y tupidas. Confluyen en forma de cono en un túnel que
conduce a la guarida de su tejedora. Son los nidos de Macrothele
calpeiana, que por sus costumbres vespertinas y nocturnas no es
fácil de ver, aunque en ocasiones puntuales pueda encontrarse
cruzando senderos o sobre piedras cercanas al punto donde han
construido sus redes.
El final del verano y principios del otoño es la época en la que
puede observarse una mayor actividad, ya que es cuando en los
nidos habitan decenas de crías que están a punto de abandonarlos,
independizarse de los adultos e iniciar la dispersión y afianzar
la población de esta especie, que tiene una vida media de siete
años.
Es curioso comprobar como las crías, de poco más de un centímetro
de longitud poseen el abdomen de color marrón, que poco a poco, se
va tornando a negro. La Araña Negra de los Alcornocales se
alimenta de insectos a los que atrapa en sus telas, donde se ven
los restos del exoesqueleto.
José Miguel Barea muestra un nido de Macrothele calpeiana
Andaluza y granadina
«Es endémica del sur de la península Ibérica, con su límite de
distribución oriental en la sierra de Huétor, donde se encuentra
su hábitat de mayor altitud global», dice el biólogo José Miguel
Barea Azcón, uno de los científicos coordinadores del
Libro Rojo de los Invertebrados de Andalucía. Recuerda que la
‘Negra de los Alcornocales’ es la única araña que se encuentra
protegida por la legislación europea, «por lo que debemos tener un
cuidado especial en la gestión y usos de los lugares donde se
encuentra». Está incluida en el Convenio de Berna para la
protección de especies y en la Directiva Hábitat de la Unión
Europea.
Barea, indica que fue descrita en 1805 por Walckenaer a
través de ejemplares recolectados en Gibraltar, la antigua Calpe,
por lo que su nombre específico es calpeiana. «En un principio se
pensó que su área de distribución se ceñía exclusivamente a la
sierra de los Alcornocales, en la provincia de Cádiz, pero se han
constatado poblaciones en la sierra de Aracena (Huelva), en
algunos puntos de Jaén y en su hábitat más oriental y de mayor
altitud, el Parque Natural de la Sierra de Huétor». También
se ha detectado una población en Sierra Nevada, en la zona de La
Peza.
Nido con crías de Macrothele calpeiana
Endemismo doble
La exclusividad de esta especie en el sur de la península ibérica
es doble, está aparejada con otro endemismo andaluz, un ácaro
(Androlaelaps pilosus) que es parásito de esta araña y que vive
sobre ella y en el nido. Es tan exclusivo como ella.
«Desde hace unos años se han realizado estudios para comprobar la
existencia de poblaciones en otros lugares, como en Portugal, pero
también en otros puntos de la provincia de Murcia, en Italia y en
Bélgica, además de en Ceuta, pero al parecer se trata de
translocaciones debidas al traslado de árboles y maderas que se
han llevado desde aquí, en el sur de España», dice José Miguel
Barea.
La Araña Negra de los Alcornocales está incluida en los catálogos
andaluz y nacional de especies amenazadas con la categoría de
vulnerable. «Sus hábitats son espacios forestales en buen estado,
bien cuidados, donde no hay una excesiva presencia humana, pero
también puede encontrarse en cortijos, zonas agrícolas, e incluso
en puntos de bosque y matorral cercano a poblaciones», dicen los
biólogos, que recomiendan a senderistas y personas que se internan
por la Sierra de Huétor, que no hurguen ni molesten a los nidos de
arañas. El daño puede ser doble, por un lado se arriesgan a ser
mordidos, y por otro, destruirán el hábitat de una especie
protegida por la ley.