Este
artículo, surge como consecuencia de mi estancia en
Argentina desde Septiembre del 2004 a Abril del 2005.
Durante este tiempo, en el que estuve colaborando en
diferentes proyectos de investigación y conservación con
especies del género Amazona, (y que dará como fruto la
publicación de diversos artículos que podréis ver en números
sucesivos) tuve la oportunidad de acercarme a conocer la
realidad de los pobladores del interior, en una de las zonas
más deprimidas de La Argentina. Y me parecía interesante dar
a conocer los usos, que, de los loros con los que conviven
en estas áreas, hacían estos habitantes.
EL USO DE LOS
LOROS POR LOS WICHI Y LOS TOBA
COMUNIDADES INDÍGENAS DE
ARGENTINA
POR
ÁNGEL NUEVO GONZÁLEZ



Aestiva / Niño con pichón
de aestiva / Calancate común / Pichones aestiva



Niñas / Gordito /
Ángel con la familia Rojas

Nido de Catita
/ Pichones de Cata
Los
Toba (Nachilamole#ek), y los Wichí (Lhuku´tas), son
dos de las étnias indígenas que aún habitan en la región del
Chaco Central de Argentina, y aunque habitan en Reservas
Indígenas de manera separada al resto de la población, cada día
es más frecuente ver como, por suerte o por desgracia para
ellos..., se integran en las actividades actuales.
Tradicionalmente han hecho uso tanto de las especies animales
como vegetales a las que tenían acceso, pero en este caso, me
centraré en el tema de las Psitácidas:
Loro Hablador (Amazona aestiva):
Elé, voz que designa al loro de frente azul, en las
lenguas indígenas de Tobas (e´le#) y Wichís (e:´le), pero
también para Pilagás, Chorotes y Tapietés... Los Wichí antiguos,
comían la carne de los loros adultos en forma de sopa, mientras
que los huevos y los pichones, no se empleaban para nada. Hoy en
día, la gente ya no los usa. El interés actual radica en
capturar pichones que crían para su venta, sin embargo, en
algunas ocasiones los tienen para sí mismos como mascota y les
avisan cuando alguien llega a casa.
Para los Toba, parece que su empleo como comestible no está
generalizado, no obstante hay testimonios que advierten que se
come su carne, asada o hervida. Para ello, a los adultos suelen
cazarlos con la ayuda de una honda. Los huevos, solo si
ocasionalmente se encuentran, se aprovechan. Los pichones solo
se extraen para comerlos cuando los localizan gritando al pedir
comida desde sus cavidades; entonces se tala el árbol para poder
alcanzarlos... También se extraen actualmente los pichones de
sus huecos, pero para criarlos y venderlos. A veces, durante su
crianza, cuando están crecidos pueden resultar "apetecibles",
entonces los sacrifican para comer, pero si el loro aprende a
"hablar" antes, no lo hacen.
Calancate de cabeza azul (Aratinga acuticaudata):
Para los Tobas, "ta#tas", y para los Wichí, "sa:´t#as" en sus
respectivas lenguas y conocidos comúnmente como Calancate común,
conuro de cabeza azul, etc...
Entre los Wichí no hay acuerdo sobre su consumo, pero en la
actualidad no lo cazan para comer. Eventualmente se capturan las
crías para venderlas o tenerlas como mascota... Los antiguos,
las cazaban con hondas y/o flechas y su carne se cocinaba o se
asaba sobre las brasas y era muy apreciada por todos a pesar de
la escasa carne que contiene...
Entre los Tobas, aparentemente el uso de la carne y de los
huevos fue restringido. Su carne, preparada en forma de
asado, se usó como medicamento para tratar fiebres, y
aclaran ellos mismos que "no es comida, es un remedio..." Cuando
hacía falta utilizar este remedio, se mandaba a un muchacho para
cazarlo con honda para que lo busque. No utilizan ni
huevos ni pichones para su venta.
Catita Chirirí (Brotogeris versicolorus):
Para los Tobas, "ki´lik la´te#" y para los Wichí, "chieye´tax".
Conocida comúnmente también con los nombres de Periquito
canarialado o Cotorra de ala de canario...
Aparentemente los Wichí no comen esta pequeña cotorra, ya que
dicen que su carne posee mal sabor ( ta´pai, en su lengua). Sólo
los cazan, cocinan y comen los niños como aprendizaje...
Los Tobas, ofrecen testimonios contradictorios, unos lo
describen como "¡algo demasiado rico!" otros aseguran, sin
embargo, que traen enfermedades como el sarampión... (Curioso,
verdad?)
Cata o catita común (Myiopsitta monachus):
Para los Toba, "ki´lik", y para los Wichí, "chie´ye". Conocidas
también comúnmente como Cotorras de pecho gris o cotorritas
monje...
El "piar" de los pichones es manifiesto, y esta situación hace
que los Wichí los consuman y de hecho su carne es muy apreciada.
Aunque también, pero en menor medida se aprovechan los
individuos adultos.
Para sacar los pichones, esperan al tiempo de cría
(Octubre-Noviembre...), entonces, según la ubicación del nido,
se corta o se desgaja la rama donde esta situado, se trepa al
árbol o se lo voltea con la ayuda de un hacha.... Con el nido en
mano, se separan las paredes y salen las numerosas crías. Una a
una se las "acogota" (es decir, se las mata con un golpe en la
nuca), se les queman los plumones una vez muertas y se cocinan
en una olla.
Si el nido estaba situado muy alto, preparaban un largo hisopo
con fuego, hacían arder el nido y de esta manera caían las crías
un tanto chamuscadas... Esta modalidad de colecta es poco
estimada pues el sabor quemado que les queda no les resulta tan
agradable...
La forma de preparación de los pichones es hervida, tomándose
también la sopa grasienta que se produce habiéndose separado
previamente las vísceras, se aprovecha toda la porción
carnosa.
Los ejemplares adultos se cazan también en la actualidad con
ayuda de una honda, pero aparentemente en tiempos pasados no los
buscaban ya que preferían los pichones.
Entre los Wichí, la caza o "recolección" de pichones de cata es
una tarea compartida por ambos sexos; unos y otros conocen bien
las técnicas pero es común que mientras los hombres voltean los
pichones, las mujeres los evisceren y desplumen.
En los Toba, son principalmente las mujeres las que se ocupan de
esta tarea, aunque los varones también la realizan
ocasionalmente. Preparan un atado de yuyos secos en el extremo
de un palo (cual antorcha) y lo prenden fuego, acercándolo al
nido que obviamente se prende... Mientras los adultos escapan,
los pichones caen al suelo moribundos o muertos, que son
recogidos. Una vez en casa, allí los despluman, limpian y los
cocinan en ollas. También los asan aunque son un poco pequeños
para ponerlos en las brasas.
Como los nidos son muy inflamables, se queman muy rápido y los
pichones no tienen tiempo de quemarse, apenas llegan a
chamuscarse el plumón. Esta modalidad de caza, parece que las
muchachas Toba ya no la quieren aprender, les resulta un poco
cruel...
Los huevos apenas se consumen. Los pichones suelen estar en
sazón en verano, siendo un buen complemento de carne en un
tiempo en el que prevalecen las frutas en la dieta de estos
habitantes...
La gente joven caza hoy en día los individuos adultos,
especialmente los muchachos. Para ello se sirven ahora de hondas
e incluso de escopetas. La carne la preparan hervida o asada y
si hay arroz, fideos u otro ingrediente, se prepara un delicioso
guiso.
El uso entre las familias de Criollos:
Los criollos, fruto de las relaciones que se establecieron entre
los primeros españoles que colonizaron estas tierras y las
indígenas que allí habitaban, constituyen hoy en día, un grupo
social muy diferenciado. A menudo viven familias casi en total
aislamiento, o reunidos en parajes unas pocas familias en las
áreas donde yo he estado, aunque también se constituyen en
pequeños pueblos.
Entre los criollos del campo, es frecuente encontrar loros como
animal de compañía, en sus casas. Al menos una de cada cuatro
familias tiene estas mascotas, mayoritariamente Loros
Habladores, pero también calancates o catitas...Jamás lo
enjaulan. El loro permanece suelto, con algunas plumas del ala
recortadas, sobre el árbol más cercano a la casa o en alguna
estructura metálica construida por ellos mismos para tal fin.
Los alimentan con las mismas cosas que comen en la familia. En
algunos casos, cuando alcanza la madurez, vuela y se reintegra a
la población silvestre... pero en otros casos, y seguramente por
la alimentación y la ausencia de control veterinario, mueren a
los pocos años...
Actualmente no los cazan para comer. Dicen del Loro Hablador que
su carne tiene muy mal sabor, ya que son los únicos que comen
del fruto del Quebracho, y éste tiene fama de tener un sabor muy
desagradable. Pero antiguamente han cazado para comer a los
calancates o a las catitas... y solo ahora si se ven muy
necesitados recurren a ello de nuevo. Si que los capturan para
su comercio, especialmente el Loro Hablador y ahora los
Calancates... dentro de planes de aprovechamiento del bosque
chaqueño, al igual que lo hacen las comunidades indígenas.
A modo de colación...
Espero que haya resultado interesante para los lectores, y
espero también que no hagamos juicios gratuitos sobre sus
costumbres para con los loros. Viven en otra realidad muy
diferente a la nuestra y por lo tanto difícil de juzgar
desde nuestros cómodos sillones. Sólo cuando se vive como ellos,
entre ellos, con sus mismos problemas y circunstancias puede uno
justificar esto que hacen (como si fuéramos nosotros los más
indicados para hacerlo...).
A las familias Rojas, Mercado, Pérez.... y a tantas otras
que me permitieron conocerles, convivir y quererles...´
"¡ Enkiara yaq ya elé !" (Te lo agradezco,
hermano loro)
Mostramos una serie de artículos elaborados por Ángel Nuevo
González, sobre su viaje a las selvas argentina a la
búsqueda de especies de loros, la mayoría en vías de
extinción,para estudiarlos in situ, conocer sus hábitats y
ayudar en la lucha por mantener los ecosistemas donde viven. Un
trabajo de conservación e investigación realizado junto a
voluntarios, agentes y fundaciones locales. (Waste magazine)
Tema 1: Ecología reproductiva
del loro hablador
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