La longevidad en el hombre comenzó hace 30.000 años

Un estudio revela que el número de ancianos se cuadruplicó y favoreció el éxito evolutivo de la especie

L. A GÁMEZ / EFE_ IDEAL / WASTE MAGAZINE

EL número de abuelos se cuadruplicó a principios del Paleolítico Superior, hace 30.000 años. Eran viejos en el sentido de que su edad duplicaba la de la madurez sexual, pero hoy la mayoría de ellos serían jóvenes. «Aunque la edad de la maduración sexual puede haber variado en los primeros grupos humanos, si suponemos que ésta se alcanzaba a los quince años, una mujer podía ser abuela a los treinta», explica Rachel Caspari, antropóloga de la Universidad de Michigan.
Caspari y su colega Sang-Hee Lee, de la Universidad de California, han examinado 768 dientes de homínidos -desde los australopitecos hasta nosotros, pasando por los neandertales- para determinar la edad de otros tantos individuos. Su conclusión es que, en la evolución humana, existe una tendencia a que cada vez más adultos alcancen la vejez y que hubo un 'boom' de abuelos en el Paleolítico Superior.
Para los australopitecos -que vivieron entre hace 4 y 1,8 millones de años- era muy raro llegar a abuelo, para los neandertales no lo era tanto y, para nuestros antepasados de hace 30.000 años, empezó a ser algo habitual. Los dientes han revelado a Caspari y Lee que, en el Paleolítico Superior, el número de viejos duplicaba en nuestra especie al de jóvenes, mientras que los jóvenes neandertales triplicaban a los viejos y en los australopitecos solían ser ocho veces más.
Los investigadores, que han publicado su estudio en la revista 'Proceedings' de la Academia Nacional de Ciencias de EE UU, afirman que el incremento del número de abuelos favoreció el éxito evolutivo de los humanos modernos. «Creemos que esta tendencia contribuyó decisivamente al crecimiento de la población y a las innovaciones culturales que se asocian con la modernidad».

Fertilidad
El aumento de la longevidad conlleva un incremento de los individuos en edad fértil y que los más viejos colaboren en el mantenimiento de las proles. Los autores recuerdan algo que saben muchas madres, que la presencia de la abuela es una ventaja porque pone su experiencia y recursos al servicio de sus hijas en edad reproductiva y de sus crías.
Un número creciente de personas mayores permitió a nuestros antepasados acumular más información y pasarla fácilmente de una generación a otra. La supervivencia hasta edades avanzadas posibilitó estrechar las relaciones sociales dentro del grupo, ya que los abuelos eran el nexo de unión de una familia más extensa que la de épocas anteriores.
«La longevidad llegó tarde en la evolución humana y sus ventajas debieron compensar de alguna manera las minusvalías y enfermedades de la vejez», dicen Caspari y Lee, para quienes no hay duda de que la ventaja evolutiva nos la dio que los «humanos modernos eran más viejos y más sabios».

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